Unas 5,000 personas, en su mayoría jóvenes, se dieron
cita luego de las seis de la tarde en Parlament Square, plaza frente
al Big Ben y al Parlamento para expresar su oposición a esta
guerra, en respuesta al llamado hecho por el colectivo Stop the
War de Inglaterra.
La convocatoria de la tarde fue sólo la continuación
de las protestas protagonizadas por los secundarios durante el día,
donde se dio lo que podríamos llamar 'la rebelión
de los secundarios contra la guerra'. Miles de secundarios en todo
el país se escaparon de las escuelas, saltaron las rejas
de las puerta de los colegios o directamente se hicieron la rabona
para congregarse en el parlamento y otros puntos del país,
desafiando a las autoridades que les advirtieron que no dejaran
los establecimiento. Son la vanguardia de este movimiento pacifista
y se los ve muy decididos. El gobierno y la policía ya dejó
de ver las protestas de los secundarios como 'cosas de chicos' o
como simple travesuras y endurecieron sus posiciones con ellos,
amenazándolos y sacándolos por la fuerza de las sentadas.
Es que se han dado cuenta del potencial y de su nivel de politización
y por lo tanto son un elemento que dinamiza el movimiento contra
la guerra. Pero los secundarios no se amedrentaron. La decisión
y la convicción de los argumentos utilizados por estas jóvenes
de 12, 13 y 14 años - en su mayoría de talla más
pequeña que los policías - las convertía en
gigantes, irradiando una fuerza contagiosa. Los secundarios se han
ganado el respeto de toda la población y del movimiento antiguerra,
estos 'pibes contra la guerra', que dicen que "es más
importante salir a protestar contra la marcha que lo que vayan a
aprender en las clases de ciencias o de inglés" son
un fenómeno que se ha empezado a desarrollar en esta última
semana.
A partir de las seis de la tarde se sumaron nuevos miles de activistas,
algunos jóvenes, otros no tan jóvenes pero todos unidos
en un solo grito: ¡No a la guerra! Un grupo de batucada y
redoblantes se convirtió en un centro de atracción
en Parliament Square, acompañando las consignas ¡Blair
te tenés que ir! ¡Queremos paz, no la guerra! ¡Uno,
dos, tres, cuatro: no queremos tu guerra de mierda. Cinco, seis,
siete, ocho, queremos vivir en paz! El ambiente reinante era fantástico,
la gente hablaba la una con la otra como si se conocieron de años,
e inventaban canciones contra la guerra. Luego se organizó
una "muerte simulada" - acostarse en la calle y guardar
silencio por un minuto - para simbolizar la matanza y el sufrimiento
de la población iraquí a causa de las bombas. En una
de las paredes de un edificio lindante el grupo Greenpeace proyectaba
diapositiva gigante con las leyendas "La guerra no es la solución",
"No a la guerra" y otra diapositiva mostraba imágenes
de las víctimas y los destrozos de las bombas.
En Manchester se vivió otra jornada de intensa actividad
contra la guerra, 10.000 manifestantes salieron a la calle a protestar
en las puertas de los edificios gubernamentales. La ciudad escocesa
de Edinburgh vio 2.500 personas marchando contra la guerra. Y aquí
no termina la lista, hay incontables manifestaciones de distintos
tamaños organizándose permantemente en todo el país,
como lo titulara el periódico del Socialist Workers Power,
hay una 'Revuelta contra la guerra'. Y a medida que las protestas
crecen, los signos de cansancio y las canas de Blair también
aumentan en la misma proporción a pesar de haber ganado el
voto en el parlamento.
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