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Brasil: deriva social-liberal
Autor: Daniel Bensaid y Francois Sabado
Fuente: Rouge 29-05-2003
Fecha: 08/06/2003

Título Original:

Artículo de balance de los primeros cien días de gobierno de Lula, de Rouge, el periódico de la LCR de Francia

Brasil: deriva social-liberal

A la salida de los cien primeros días de su gobierno, Lula da la espalda a sus compromisos lanzando un primer paquete de reformas liberales.


Cuatro meses después de la toma de posesión de Lula como presidente de la República, algunos se preguntan si, contrariamente al eslogan de la campaña electoral que prometía una victoria de la esperanza sobre el miedo, el miedo no ha vencido ya a la esperanza.

La mayor parte de los comentaristas están de acuerdo: la continuidad de la política de Lula en relación a la, tan criticada ayer, de Fernando Henrique Cardoso, gana con toda evidencia a cualquier veleidad de ruptura. Si la hostilidad encontrada entre los parlamentarios del Partido de los Trabajadores ha obligado al gobierno a diferir la autonomización oficial del Banco Central, el capital financiero ha obtenido lo esencial con la nominación a su cabeza de Meireles, hombre de toda confianza, y con la ortodoxia financiera del ministerio de Economía Palocci, obnubilado por el objetivo de una inflación al 8%, cualquiera que sea el coste social de esta política. El gobierno ha merecido así los elogios que le conceden las autoridades del Banco Mundial y del FMI, llegando el director de este último, Horst Kohler hasta hacer de Lula “el hombre de Estado del siglo XXI”!. De hecho, el gobierno está hoy sostenido por una especie de unidad nacional que se extiende por la derecha a alianzas más amplias aún que las contraídas durante la campaña presidencial.

Desigualdades.

En el plano social, las reformas son muy tímidas. El programa “Hambre cero” que fue el estandarte del PT durante la campaña presidencial está puesto en sordina por falta de financiación. Lo mismo ocurre con los asuntos salariales o la reforma agraria. Es imposible comprometerse por un lado en dedicar los excedentes financieros y comerciales para pagar el servicio de la deuda, y satisfacer por el otro las esperanzas sociales de un país que está entre los más desigualitarios del mundo. Esta contradicción explosiva es ilustrada por un proyecto de reforma de las jubilaciones, cuya lógica general, al lado de medidas técnicas o fiscales presentadas como en Francia en nombre de una mejor equidad entre lo público y lo privado, se parece mucho a la de la reforma Raffarin-Fillon. Esta reforma, que –hecho excepcional- ha recibido la aprobación de todos los gobernadores de estado, tanto de derechas como de izquierdas, es del tipo de las que en ocho años de mandato, Cardoso se había esforzado en vano en realizar. Guión clásico: el centro izquierda es encargado de aplicar las medidas de regresión social que provocarían una explosión si fueran tomadas por la derecha.

Bien evidentemente, el curso por lo menos abiertamente social-liberal del gobierno en materia económica y social alimenta decepciones y suscita resistencias en los movimientos sociales así como en las filas del Partido de los Trabajadores. La Central única de los trabajadores es claramente hostil a la reforma de las jubilaciones. El Movimiento de los Sin tierra se moviliza y ha habido enfrentamientos en algunos estados con los esbirros armados de los grandes propietarios. Se elevan criticas en los medios intelectuales, entre los economistas de izquierda, y entre los parlamentarios del partido. Para imponer un giro así y las medidas antipopulares que implica, hay que hacer reinar el orden en las filas del partido y transformarlo en correa de transmisión de la política gubernamental. Es el sentido de las medidas disciplinarias anunciadas por la dirección del PT, que decidió a fines de mayo, por 13 votos contra 7, llevar a tres parlamentarias (la senadora Heloisa Helena, de la corriente Democracia Socialista y las diputadas Luciana Genro y Baba) ante una comisión de disciplina (bautizada conforme a los aires que corren como comisión de ética), luego suspender inmediatamente del grupo parlamentario a Luciana Genro y a otro diputado, por haber difundido una grabación de 1987 en la que Lula combatía punto por punto las medidas que aplica hoy.


Proceso de opinión.

Heloisa Helena había rechazado ya avalar con su voto la elección de Meirelles a la cabeza del Banco Central y la del oligarca Sarney, ligado a la mafia del Noreste, a la presidencia del Senado. Las tres diputadas incriminadas han declarado hoy el proyecto de reforma de las jubilaciones contrario a las orientaciones del último congreso del PT (en diciembre de 2001), contrario a la política seguida contra los proyectos Cardoso, e invotable tal como está. La amenaza de exclusión que pesa sobre ellas es en la etapa actual un puro proceso de opinión y de intención. Su significación es clara. Se trata de saber si el Partido de los Trabajadores puede guardar su libertad de palabra y de acción como partido, distinto del gobierno, o si se convertirá en la simple correa de transmisión de las decisiones gubernamentales a la sociedad civil, al precio de su credibilidad social.

Ya se han levantado numerosas voces importantes contra el proceso incoado contra las “tres radicales”, entre ellas la del senador Eduardo Supplicy, de Plinio Sampaio (representativo de los sectores ligados a la Iglesia), del periodista Emir Sader, del sociólogo Chico de Oliveira o del filósofo Paolo Arantes. Según un sondeo realizado por el gran periódico Folha de Sao Paolo (el 21 de mayo), el 57% de las personas preguntadas estima la posición de las “radicales” como legítima y fiel a la defendida por Lula en 1987; solo el 8% estima que han rebasado los límites. Paralelamente, economistas de renombre, como Maria da ConceiÇao Tavares, protestan contra la política económica del gobierno y numerosas personalidades le interpelan sobre sus intenciones en relación al proyecto de tratado de libre comercio de las Américas (ALCA, ver Rouge del pasado 22 de mayo).

Indignación.

En este contexto, el procedimiento de exclusión emprendido contra las tres adopta valor de test. Nuestra compañera Heloisa ha declarado recientemente que no iba a abjurar de su posición sobre la reforma de las jubilaciones, siendo, dice, “de la tendencia Juana de Arco más que de la Galileo” (ver Le Monde del 25 de mayo).

Todos quienes han visto nacer en Brasil un partido de clase y lo han apoyado estarán chocados por la rapidez con la que su dirección da la espalda a sus principios y a sus compromisos. Están muy indignados moral y políticamente por las amenazas de purgas contra militantes radicales a quienes no dejarán de manifestar su entera solidaridad.

 

 

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