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Los saddamistas que mata Bush gozan de buena salud
Autor: Luis Prados
Fuente: El País (España)
Fecha: 13/06/2003

Título Original:

Las fuerzas militares norteamericanas han lanzado la mayor operación de castigo contra focos de resistencia baasista al noroeste de Bagdad desde el fin de la guerra. La operación, bautizada con el nombre de “Península Strike”, se inició el lunes y seguía el jueves en marcha. El teniente general David McKiernan, máxima autoridad militar de las fuerzas de la coalición en Irak, confirmó ayer que habían sido detenidos 397 iraquíes, de los cuales 59 fueron liberados posteriormente, y que se había destruido “un campo de entrenamiento terrorista” a unos 150 kilómetros al noroeste de Bagdad. Reconoció, sin dar más detalles, que en otro incidente ocurrido ayer fue derribado un helicóptero Apache, en una zona no especificada al oeste de la capital iraquí.

La operación se ha centrado en sus etapas iniciales en las cercanías de la localidad de Balad, a unos 60 kilómetros al norte de Bagdad, pero EE.UU. ha desplegado en los últimos días a más de 4.000 soldados en un triángulo cuyos vértices son Tikrit, la ciudad natal de Saddam Hussein, al norte; Ramadi al oeste y la capital iraquí al este. En esta zona, en puntos como Falujah, Samarra, Habaniya, y en otros lugares 40 soldados norteamericanos han muerto desde la caída del régimen de Saddam Hussein, el pasado 9 de abril, y otros tantos han resultado heridos en diferentes escaramuzas y emboscadas tendidas por milicianos leales a Saddam. Las unidades concretas que participan en la operación Península Strike, que recibe este nombre por un accidente geográfico del río Tigris en esa zona, son secretas pero en ella están implicadas fuerzas de infantería, artillería, aviación y compañías de ingenieros. El teniente general McKiernan recordó ayer que “Irak es aún zona de combate” desde el punto de vista militar para las fuerzas de la coalición y que la ofensiva “continuará todo el tiempo que sea necesario”. “Vamos a golpear duro y decisivamente”, añadió.

El jefe militar estadounidense afirmó que casi todos los detenidos son guardias republicanos, fedayines y miembros de la Mujabarat (la policía política de Saddam) y, en general, “gente que no tiene ningún lugar en el futuro de Irak”. Los detenidos que, subrayó, “no son prisioneros de guerra”, han sido trasladados a Bagdad. En la zona se ha implantado el toque de queda desde las 10 de la noche.
El goteo constante de ataques y bajas entre los soldados de EE.UU. no sólo está poniendo nerviosos a los norteamericanos. También a muchos iraquíes que, si bien rechazan la presencia militar extranjera en su país, detestan todo lo que representa Saddam y el baasismo y desean que la situación del país se normalice cuanto antes.

Ahmed Chalabi, el líder del Congreso Nacional Iraquí, el grupo de exilados apoyado durante la guerra por el Pentágono, dijo días atrás que Saddam se encuentra escondido en esa zona del noroeste de Irak y que estaría pagando dinero por cada soldado estadounidense muerto. Ayer, el teniente general McKiernan aseguró “no tener pruebas de que Saddam esté detrás de estos ataques”. Para él, se trata sólo de focos de resistencia muy localizados de leales al régimen anterior y de “otras influencias”. El militar pronunció esta última frase enigmáticamente, pero son muchos, sobre todo chíitas, los que sospechan en Bagdad que en los ataques contra los norteamericanos están implicados los jefes de las tribus favorecidas por el dictador, militantes wahabíes y algunos de los voluntarios árabes llegados a Irak antes del comienzo de la guerra.
Las autoridades militares norteamericanas reconocen que los ataques, llevados a cabo habitualmente con lanzagranadas, morteros y Kalashnikov, están cada vez más coordinados y que la táctica que emplean estosguerrilleros es muy sofisticada. EE.UU. tiene actualmente desplegados en Irak más 140.000 soldados.

Publicado por Pagina12 (Argentina).

 

 

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