Hace menos de una semana, en la cumbre de Aqaba, el presidente George Bush, el primer Ministro israelí Ariel Sharon y el primer Ministro palestino Mahmoud Abbas acordaron un renovado y conjunto esfuerzo para volver a un proceso político, de acuerdo al mapa de ruta que los americanos presentaron a ambos lados.
La primera fase del proceso suponía el control de la Autoridad Palestina sobre los de los elementos terroristas que operan en Cisjordania y Gaza. El Primer Ministro Abbas se comprometió a terminar con el terror y lograr así que las fuerzas de seguridad de Palestina sean la única fuerza armada de esos territorios.
La calma se rompió un pocos días después por los palestinos que mataron a cinco soldados en un día, cuatro en un ataque en una posición cercana al empalme de Erez y otro en el corazón de Hebron.
Los portavoces de Hamas, dirigidos por Abdel Aziz Rantisi, rechazaron despectivamente los esfuerzos de Abbas de alcanzar alguna clase de alto el fuego y prometieron pública y abiertamente que continuarían su resistencia armada, que significaba sólo una cosa -más actos terroristas.
Sin embargo, el intento de asesinato de Rantisi, ayer en el centro de la Ciudad de Gaza, que mató una mujer y un bebé, e hirió a otras 25 personas, crea muchas preguntas desconcertantes.
Desde un comienzo se entendió que Abbas contaría con algún tiempo para lograr sus compromisos. La infraestructura humana y física de las fuerzas de seguridad palestinas fue dañada durante 32 meses de Intifada y necesitaban ser reforzadas.
Sharon podría haber aclarado que la campaña de Israel contra el terror no se detendría. Pero hubo informes de que Israel habría insinuado que limitaría sus operaciones de asesinatos en Gaza, sólo a casos inequívocos de "bombas de tiempo”. Rantisi, enemigo acérrimo de Israel, cuya retórica extremista es conocida alrededor del mundo, forma parte de una organización terrorista que rechaza el diálogo. Podría ser imposible diferenciar claramente entre un líder "político" y un líder de "operaciones" en organizaciones como Hamas, pero existen muchas dudas de que el intento de asesinato de Rantisi entre en la categoría de desmantelar una "bomba de tiempo".
Las fuerzas israelíes recibieron permiso del nivel político para tomar medidas contra Rantisi, después de que hayan sido asesinados otros dos líderes de Hamas en el pasado, Salah Shehadeh y Ibrahim Makadme, y tenían información de que ahora Rantisi los había reemplazado.
Sin embargo, el espectacular intento de asesinato, que inspiró una onda de reacción vehemente del lado palestino, podría dañar el frágil proceso político que comenzó la semana pasada. Ahora el gobierno israelí tiene que rebatir los reclamos de que el asesinato fue supuestamente un intento de callar a los oponentes del primer ministro de la derecha israelí. Hay también reclamos transcendentales, en su mayor parte del exterior, de que el asesinato es la prueba de la falsedad de Sharon cuando junto a Abbas en Aqaba y declaró su intención de tomar el sendero de la paz.
Aún cuando esas percepciones sean falsas, la credibilidad de Israel se ha dañado gravemente, junto con la del primer ministro. El mensaje de Aqaba fue que ambos lados aplicarían las demandas del mapa de ruta. El deber de Israel es evitar las acciones que renueven un ciclo de violencia y permitir al nuevo liderazgo palestino hacer su misión una realidad.
12/06/2003
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