El pasado primero de mayo el presidente estadunidense, George W. Bush, dio por concluidas las operaciones de la guerra lanzada por su gobierno y por el de Gran Bretaña contra Irak. De entonces a la fecha, medio centenar de ocupantes han caído en diversas acciones en el territorio iraquí, y la guerra sigue su curso lógico, entre la creciente represión por parte de los invasores y la resistencia cada vez más clara por parte de los invadidos. Una y otra se manifiestan en acciones bélicas, así como en comunicados que permiten definir con claridad a los bandos en pugna.
El proconsulado estadunidense en Bagdad, que preside Paul Bremer, anunció hace unos días la operación Escorpión del desierto contra "los leales al partido Baaz, las organizaciones terroristas y los criminales". Los saldos de tal operación son, hasta ahora, unos 400 detenidos, decenas de iraquíes -combatientes y civiles- muertos y una persecución política e ideológica cada vez más clara contra quienes se oponen a la presencia de los invasores. Según un funcionario británico citado por el londinense The Telegraph en su edición del lunes, el equipo de Bremer "es la organización más caótica para la que yo haya trabajado nunca" y "está obstaculizando seriamente la satisfacción de necesidades básicas del pueblo iraquí como el pago de salarios, el suministro de electricidad o la seguridad". La única preocupación de Bremer parece ser, en cambio, el establecimiento de mecanismos represivos como cortes especiales y la penalización de cualquier actividad que, en criterio de los ocupantes, constituya una "incitación a la violencia" contra los invasores.
Esa violencia, claramente legítima y justificada, se expresó en un primer comunicado de las Brigadas de Resistencia Iraquíes que difundió ayer la cadena Al Jazeera y en el cual esa organización, hasta entonces desconocida, se acredita "todas las operaciones de combate" contra la soldadesca estadunidense y se deslinda en términos inequívocos del régimen de Saddam Hussein y sus partidarios, quienes "contribuyeron a la pérdida de la patria y a agravar sus heridas".
La opinión pública internacional asiste, así, a la conformación del clásico escenario de ocupación militar colonial a la cual se enfrentan expresiones orgánicas de liberación y resistencia que, en el vocabulario también clásico de los invasores, son definidas como "terroristas" y "enemigas de la paz". Tarde o temprano saldrán a la luz las historias negras de los "benefactores" estadunidenses e ingleses, los cuales previsiblemente hacen actualmente en Irak lo mismo que han hecho en otras naciones ocupadas: perseguir, torturar, asesinar, corromper, crear "aldeas estratégicas" -como en Vietnam-, desinformar, saquear y robar. Tarde o temprano, los invasores tendrán que irse del sojuzgado país árabe, y será entonces que éste pueda celebrar su auténtica liberación.
|