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La Carrera del Oro iraquí
Autor: Molly Ivins
Fuente: La Jornada (México)
Fecha: 25/06/2003

Título Original:

Vaya, vaya, la gran Carrera del Oro iraquí ha comenzado, y quién habría de estar en primera fila, al lado de Halliburton y Bechtel, sino nuestros viejos amigos de WorldCom, perpetradores del mayor fraude contable de la historia estadunidense.

A WorldCom, que en breve se convertirá en MCI, se le ha adjudicado un contrato por 45 millones de dólares a corto plazo para construir una red de telefonía inalámbrica en Irak. Me enteré, por medio de la agencia Associated Press (Ap), que Washington Technology, periódico especializado que da seguimiento a las ventas relacionadas con computación al gobierno estadunidense, "encontró que WorldCom saltó al octavo lugar entre los contratistas del gobierno federal en 2002, con ventas por 772 millones de dólares". Y eso contando sólo las operaciones en las que esa empresa es el contratista principal. En realidad gana mucho más como subcontratista.

La Comisión de Valores e Intercambio (SEC, por sus siglas en inglés) llegó a un arreglo con WorldCom, mediante el cual le impondrá una multa de 500 millones de dólares por defraudar a sus inversionistas con 11 mil millones. La empresa no se vio obligada a reconocer su culpa. "Los 500 millones serán en cierto sentido lavados por los contribuyentes", declaró a la Ap Tom Schatz, presidente de la organización Ciudadanos contra el Dispendio Gubernamental.

WorldCom obtuvo el contrato en Irak sin competir con otras ofertas, lo cual enfureció a compañías rivales como AT&T, Sprint, etcétera, que de veras tienen experiencia en construcción de redes inalámbricas, según la agencia. Un vocero de WorldCom "también puso énfasis en la profunda y amplia relación de la compañía con los mandos militares y el gobierno de Estados Unidos".

Entre quienes continúan derivando beneficios de la guerra en Irak figura Richard Perle, del Comité de Políticas de Defensa del Pentágono. Según el diario Los Angeles Times, en febrero pasado Perle y el consejo recibieron un informe clasificado sobre el potencial de conflicto en Irak y Corea del Norte, el cual contenía datos sobre nuevas redes de comunicación. "Tres semanas después, el entonces presidente del consejo, Richard N. Perle, ofreció un informe de su autoría en un seminario de inversión, que examinaba formas de sacar provecho de posibles conflictos en ambas naciones", escribieron los reporteros Ken Silverstein y Chuck Neubauer.

Es una materia para la cual Perle está plenamente capacitado. El pasado marzo se vio forzado a renunciar a la presidencia del consejo (aunque no al consejo como tal), después que se descubrió que había sido contratado como consultor por Global Crossing Ltd., empresa que a la sazón buscaba obtener el visto bueno del Pentágono para aspirar a una operación en Asia. Perle es también miembro del consejo de administración de varios contratistas de defensa y cofundador de Trireme Partners, empresa de capital de riesgo que invierte en las industrias de defensa y seguridad interna.

También de acuerdo con Silverstein y Neubauer, el socio de Perle en Trireme, Gerald Hillman, ha sido integrado al Consejo de Asesores de la Defensa, pese a no contar con experiencia en ese campo ni en el de seguridad nacional.

El que quiera mantenerse al paso de la Carrera del Oro y sus competidores tiene que entrarle a los empujones. Tim Shorrock escribió un excelente artículo en el número de The Nation del 23 de junio, en el que da cuenta del estado del juego: cientos de grandes empresas están interesadas en obtener una rebanada del pastel. Entre tanto, el invaluable Henry Waxman, representante por California, tiene la mira puesta en Halliburton y plantea preguntas sobre los vínculos de esa compañía con países acusados de patrocinar el terrorismo, específicamente Irak, Irán y Libia.

Ahora que el presidente Bush se embarque en su embestida de "conmoción y pavor" para recaudar 20 millones de dólares en fondos de campaña, naturalmente tendremos la mirada puesta en las conexiones entre los donativos y los contratos gubernamentales. Y si el lector piensa que es mucho cinismo de nuestra parte, es que no ha estado prestando atención.

Uno de los muchos horrores que encontró Shorrock fue una declaración de Martin Hoffman, ex secretario del ejército y consejero cercano de Donald Rumsfeld, relativa a la privatización de Irak. Explicó a Shorrock que su enfoque era como el del programa de aldeas estratégicas en Vietnam. "Es decir, básicamente un desarollo económico."

Cielos. El único problema es que el programa de aldeas estratégicas resultó un fracaso colosal, que produjo incontables daños, caos y odio. Fue una de las razones claves por las que perdimos esa guerra.

Otro jugador con intereses de negocios en este enredo es Paul Bremer, el virrey estadunidnse en Irak. La empresa de Bremer es Crisis Consulting Practice, formada después del 11 de septiembre de 2001 para asesorar a las trasnacionales en cómo lidiar con el terrorismo. Naomi Klein concluye en The Nation: "Muchos han señalado que Bremer no es experto en la política iraquí. Pero no se trata de eso: es experto en sacar provecho de la guerra al terrorismo y en ayudar a las trasnacionales estadunidenses a ganar dinero en lugares remotos, donde son impopulares e indeseables. En otras palabras, es el hombre ideal para ese trabajo".

Otros esfuerzos por implantar violentamente una economía capitalista en un sistema dirigido por el Estado han tenido resultados desastrosos. La "terapia de choque" aplicada a Rusia después del desmantelamiento de la Unión Soviética por poco destruye al país, que no se ha recuperado aún. Argentina sufrió un proceso similar.

"No quiero ver un solo millonario de guerra creado en Estados Unidos a consecuencia de este desastre mundial", declaró Franklin D. Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Dónde encontraremos un presidente como él ahora que lo necesitamos?

 

 

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