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Tony Blair cada vez más aislado
Autor: Editorial
Fuente: Le Monde
Fecha: 09/03/2003

Título Original:

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El gobierno de Blair debe atenerse a una oleada de dimisiones si va a comprometerse en una ofensiva sobre Irak sin el consentimiento de la ONU, predecía el domingo a la mañana la prensa británica. Poco después, el secretario privado parlamentario de la Ministra británica de Medio Ambiente anunciaba que dejaba su puesto.
Un diputado laborista británico, Andrew Reed, en desacuerdo con la política llevada adelante por el Primer Ministro Tony Blair sobre Irak, anunció el domingo 9 de marzo, en un comunicado, que dejaba su puesto en el gabinete de la Ministra de Medio Ambiente, Margaret Beckett.
Reed, quien no ha renunciado a su mandato como diputado, ocupaba el puesto de secretario privado parlamentario (Parliamentary Private Secretary, PPS), un puesto de asistente de ministro, no remunerado, que es el primer escalón de las responsabilidades ministeriales. Simbólica, esta dimisión ilustra el malestar que suscita en las filas laboristas la política hacia Irak de Tony Blair, que se ha mostrado como el aliado más fiel de Estados Unidos en esta crisis.
“Sin mandato claro (de la ONU), temo que las consecuencias (de una acción militar) sean demasiado desastrosas para ser consideradas”, explica Andrew Reed en su sitio de Internet. “No soy un pacifista con ideas confusas sobre la amenaza que representan las armas de destrucción masiva, pero no me he convencido que ‘hacer algo’ debe ser hacer la guerra”, prosigue el diputado.
El anuncio hecho por Reed se produce especialmente el día en que varios diarios británicos sostienen que el Primer Ministro británico Tony Blair estaría amenazado por una oleada de dimisiones en el seno de su gobierno, en caso de participación de Gran Bretaña en una guerra contra Irak sin el aval de las Naciones Unidas. Citaciones de los interesados en el apoyo, el Sunday Telegraph, la edición dominical del diario conservador The Daily Telegraph, afirmaba esta mañana que cinco diputados encargados de funciones gubernamentales, todos secretarios privados parlamentarios, estarían listos para renunciar a sus puestos en caso de guerra sin una nueva resolución autorizando expresamente esta intervención. Andrew Reed era uno de los citados por el periódico londinense.
Otra renunciante potencial, Anne Campbell, miembro del gabinete de la secretaria de Comercio Patricia Hewitt, estima que le sería “muy difícil apoyar al gobierno sin una resolución adecuada de la ONU”. “En un cierto punto, hay que decidir lo que es bueno y lo que es malo. Se trata de hacer respetar la autoridad de las Naciones Unidas”, declara por su parte Michael Jabez Foster, quien trabaja con el attorney general (Ministro de Justicia) Lord Goldsmith. Por otra parte, el semanario no descarta que estas dimisiones sean solo un paso previo a otras defecciones más graves para Tony Blair, y adelanta el nombre de Robin Cook, el dirigente de los laboristas en la Cámara de los Comunes.
Otro diario dominical, el Sunday Times, adelanta el nombre de 10 dimisiones en caso de guerra sin el apoyo de Naciones Unidas. El diario agrega que, 200 diputados sobre los 412 que cuenta el Partido Laborista de Blair, votarían una moción condenando la política iraquí del Primer Ministro en caso de conflicto no avalado por una nueva resolución del Consejo de Seguridad. El 26 de febrero, una moción de la Cámara de los Comunes que estimaba actualmente infundada una guerra contra Irak, rechazada por 393 votos contra 199, había recogido los sufragios de 121 diputados laboristas.
La situación parece muy delicada para el Primer Ministro británico que no se beneficia más con el apoyo popular en su política hacia Irak. En la tapa de su edición dominical, The Indépendant, un diario con una tirada de 230.000 ejemplares, lanzaba este domingo la campaña: “No en nuestro nombre, señor Blair”, del que transcribimos el preámbulo: “No tiene pruebas. No tiene la aprobación de la ONU. No cuenta con la adhesión en su país. No cuenta con la adhesión de su partido. No tiene derecho legal, ni derecho moral. Usted no debe arrastrar a Gran Bretaña contra su voluntad en la guerra injusta e inútil de George Bush”.

 

 

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