Chile

Un año que empieza difícil

 

Autor: Nicolás Miranda

Fecha: 28/2/2004

Fuente: Clase contra Clase (Chile)



El fin del 2003 y el comienzo del 2004 marcaron una serie de derrotas parciales para el pueblo trabajador. Los militantes de izquierda y los luchadores no podemos tapar el sol con un dedo, y tenemos que constatar crudamente esta realidad. Veamos: Aprobación del recolonizador TLC con Estados Unidos. Aceptación por la dirección oficial de la FSD del Colegio Nacional de Profesores de la política flexibilizadora del Gobierno para el magisterio. La votación en el Parlamento del proyecto de ley de Reforma a la Salud que introduce la posibilidad de privatizar los hospitales, transformándolos en autogestionados, administrarlos como empresas privadas de hecho, flexibilizar el trabajo, modificar las condiciones de trabajo de los trabajadores de la Salud (ver nota). El despido de cientos de trabajadores contratistas de El Teniente, más tarde reincorporados pero con el compromiso de recurrir al diálogo y no a la lucha en defensa de sus derechos e intereses, y ya sabemos, por años de malas experiencias, lo que significa el diálogo para el Gobierno y los empresarios. La injusta condena contra lonkos mapuche, que recuerda a los tiempos de la dictadura. Las declaraciones del nuevo Presidente de la Corte Suprema planteando que la figura del desaparecido es una ficción jurídica, un tema que esta dependencia de la patronal que es su Justicia con su Corte Suprema aún no termina de dirimir, corriendo aún encausamientos y procesamientos a los genocidas de la dictadura (ver nota). La chauvinista posición de la Concertación y la derecha ante el reclamo de Bolivia de una salida al mar soberana para su país. El proyecto de ley con nuevas atribuciones a Carabineros, entre las que se cuentan que podrían ingresar a recintos cerrados sin previa orden judicial. La clerical y reaccionaria ley de divorcio, que reconoce validez legal a los matrimonios religiosos, y que impone injustificables restricciones para el divorcio.
Junto con estas derrotas parciales, el Gobierno, la Concertación y la derecha, y sus jefes los patrones, se sienten tranquilos porque predicen un nuevo veranito económico de crecimiento. Aunque se sostiene en una economía mundial que sigue trastabillando. La realidad es que, probablemente de mediados a fines de este año, la economía mundial sufrirá un nuevo traspié, que impactará directamente en nuestras naciones dependientes, en Chile, entre otras cosas, en el precio del cobre. Es por eso que algunos dicen, respecto a estas predicciones de un nuevo crecimiento económico de nuestro país, que estos analistas económicos son los que mañana se arrepienten de lo que dijeron ayer que pasaría hoy... y no pasó.

Estas derrotas parciales no están paralizando al pueblo trabajador. Por un lado, después del paro del 13 de agosto, se mantiene el impulso de los trabajadores de base de resistir los continuados ataques patronales sostenidos en el Gobierno, la Concertación y la derecha. Las luchas de los trabajadores de base de la industria y los servicios privados, aunque dispersas y aisladas, se mantienen. Y nuevas luchas de los trabajadores de base del sector público, se preparán.
Por otro lado, se están redefiniendo las políticas y los programas de las distintas organizaciones sindicales y políticas de los trabajadores. Los recientes Congresos de la CUT son una muestra de esto. Lo primero importante es que se derrotó políticamente la política del Colectivo siglo XXI que abogaba por mantener los diálogos y la colaboración abierta y directa con los patrones y el Gobierno que tantas derrotas han significado para los trabajadores, y que asumían el modelo neoliberal impuesto desde la dictadura y conservado por la Concertación. Lo segundo importante es que se definió una nueva política, un sindicalismo socio político, antineoliberal, que busca cambio políticos e institucionales, basado en la unidad y la movilización. Lo tercero importante, es que busca ciertas formas de democratización, impulsando, por ejemplo, la afiliación directa de sindicatos de bases, y aumentar su influencia, buscando sindicalizar a los trabajadores del sector privado, mayoritariamente desorganizados, o con organizaciones extremadamente débiles.

Pero las luchas de los trabajadores de base y las nuevas definiciones políticas de las organizaciones de los trabajadores, no son los únicos obstáculos que enfrentan los patrones y sus políticos patronales (aún a pesar de sus triunfos parciales). Tienen sus propias crisis aún no cerradas, como las de los casos de corrupción (MPO- GATE, CIADE, IDECON) de la Concertación, y el caso Spiniak de la derecha, con sus parlamentarios involucrados. Casos judiciales que se transformaron en crisis nacionales por darse en el curso del agotamiento- lento y controlado- del neoliberalismo en nuestro país, y que dejan en disponibilidad a las capas medias empobrecidas, en un proceso de desplazamiento de las bases sociales de los partidos que explica en lo profundo sus crónicas crisis. Crisis que intentarán ser disimuladas, previo "pacto de caballeros", con el reaccionario ciclo de elecciones que se abre con las municipales y concluirá recién con las presidenciales del próximo año. Para este reaccionario ciclo de elecciones se prepara la izquierda del régimen. El PC, junto con otros partidos y grupos (el PH, el MIR, los centristas que se autoproclaman trotskystas del MPS y la IS, etc), acaban de formar su movimiento PODEMOS (Poder Democrático y Social), con discurso anti- neoliberal, pero que al mismo tiempo la máxima dirigenta del PC, Gladys Marín, abre las puertas- una vez más- a un acuerdo con la Concertación (ver nota).

Los triunfos parciales de los patrones y sus políticos de la Concertación y la derecha, no alcanzan para cerrar el agotamiento- lento y controlado- del neoliberalismo en Chile. No alcanza a resolver la crisis crónica de sus partidos de la Concertación y la derecha, siempre contenidas y siempre prestas a estallar nuevamente. No son plataforma suficiente para su principal política de aumentar la explotación del trabajador, como con la flexibilización, a la que el pueblo trabajador tendrá que oponerse con todas sus fuerzas. Ante la política central de los patrones y sus políticos de mayor sumisión al imperialismo con sus TLC y de mayor explotación del trabajador con su flexibilización y represión (con algunos condimentos de cooptación mínimos), los trabajadores debemos comenzar a discutir y prepararnos para luchar por una nueva política a favor de los derechos e intereses de todos los explotados y oprimidos de Chile. La nueva política de la CUT declara querer enfrentar el modelo neoliberal. ¿Podrá hacerlo? Los trabajadores, mientras luchamos unitariamente por nuestros derechos e intereses, mientras construimos unitariamente nuestros sindicatos y nuevas organizaciones para la lucha, mientras luchamos unitariamente por el derecho a la negociación colectiva, por aumentos de salarios ahora que los patrones hablan de un nuevo crecimiento económico mientras sólo ellos ven sus beneficios, debemos discutir qué política y qué tipo de organización necesitamos para prepararnos para derrotar a los patrones y a sus políticos patronales, para aliarnos con el resto del pueblo pobre y las capas medias empobrecidas de nuestro país (ver artículo). Construir un partido de trabajadores revolucionario que se prepare para la lucha por una República de Trabajadores basada en organismos de democracia directa para que sea el mismo pueblo trabajador de Chile el que decida su propio destino, contra la política de la patronal y sus políticos, y esta democracia para ricos, y como alternativa a la política de profundizar esta democracia de la izquierda del régimen, es la tarea por la que lucha Clase contra Clase.


     
 

 

   
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