Venezuela: Fortalecido y estable el proyecto reformista-bonapartista
Autor:
Juventud de Izquierda Revolucionaria
Fecha:
20/4/2005
Fuente:
JIR - Venezuela
Editorial
Fortalecido y estable el proyecto reformista-bonapartista
Es indudable que luego de la victoria de Chávez en el revocatorio acudimos a un fortalecimiento del proyecto de reformas capitalistas del gobierno, así como al mejor desarrollo de los rasgos bonapartistas del mismo. Es esta nueva situación la que abordaremos en este corto artículo.
El gran revolucionario ruso León Trotsky, durante su exilio en México (obligado por la persecución de la burocracia stalinista), refiriéndose al gobierno nacionalista burgués de Lázaro Cárdenas, decía:
“En los países industrialmente atrasados el capital extranjero juega un rol decisivo. De ahí la relativa debilidad de la burguesía nacional en relación al proletariado nacional. Esto crea condiciones especiales de poder estatal. El gobierno gira entre el capital extranjero y el nacional, entre la relativamente débil burguesía nacional y el relativamente poderoso proletariado. Esto le da al gobierno un carácter bonapartista de índole particular. Se eleva, por así decirlo, por encima de las clases. En realidad, puede gobernar o bien convirtiéndose en instrumento del capitalismo extranjero y sometiendo al proletariado con las cadenas de una dictadura policial, o maniobrando con el proletariado, llegando incluso a hacerle concesiones, ganando de este modo la posibilidad de disponer de cierta libertad en relación a los capitalistas extranjeros”1.
Con las particularidades que habría que agregar en el caso de Venezuela, es evidente que esta caracterización contiene los rasgos fundamentales del actual gobierno. El caso de Chávez, es el segundo, un bonapartismo sui géneris de izquierda, haciéndole concesiones a los trabajadores y el pueblo pobre (muy pocas por cierto) y contando con la movilización de las masas, aunque siempre conteniéndola en los límites de la democracia burguesa, se plantea negociar con la burguesía nacional y el imperialismo. Esa ha sido toda la dinámica de estos años de gobierno, pues, como hemos dicho más de una vez, “Chávez se presenta… no como el líder de una clase social revolucionaria que se levanta contra la clase dominante, sino como el sujeto… que busca mediar para que no se desarrolle esa lucha, el personaje llamado a lograr la unidad nacional, es decir, la unidad entre explotados y explotadores”2.
Chávez mismo lo ha repetido muchas veces. En uno de los discursos en la avenida Bolívar de Caracas, durante el paro patronal, dijo, refiriéndose a la oposición, que “deberían agradecer que estoy yo aquí, porque sino esa rabia acumulada, ese resentimiento de los pobres ya hubiese estallado contra ustedes sin ningún control”. Consecuente con esto, en los volantes del gobierno para el referéndum se leía: “la revolución política que vive Venezuela está pensada para evitar una guerra social entre los pocos que tenían todo y la mayoría que no tenía nada”. Y por si no quedara clara la idea, el domingo 29 de agosto del año pasado, luego de ser ratificado, Chávez dijo: “El mundo sabe que el único gobierno que le garantiza estabilidad en el país, se llama el gobierno de Hugo Chávez, ningún otro le garantiza un centavo de estabilidad”.
Todo el proyecto del gobierno se centra en intentar desarrollar una burguesía nacional fuerte, “nacionalista”, para poder sentarse a regatear en mejores condiciones con los capitales imperialistas, negociando condiciones un poco más equitativas y no expoliación abierta, combinado con la implementación de planes de asistencia social a los más pobres (Misiones) y créditos a cooperativas y microempresas (a trabajadores desempleados o pequeños empresarios arruinados). Esa es toda la política del gobierno. Pero es tanto la atadura de la burguesía nacional al imperialismo, como la fuerte presencia de este en el país, aunado al hecho de que en el proyecto de Chávez no entrara el viejo personal político puntofijista, que sus planes entraron en oposición con la mayoría de los capitalistas nacionales y el imperialismo gringo. En esas condiciones, era inviable el proyecto de reformas: ¿cómo estimular la producción nacional cuándo los capitalistas nacionales se oponen al gobierno e intentan tumbarlo?
Sin embargo, hoy la situación es otra. Por eso, cuando llamamos a votar por el “no” de forma crítica en el referendo, decíamos”Chávez intentará usar el NO, como un sí para pactar con la burguesía opositora”, pues, es la única manera de hacer viable su proyecto de reformas capitalistas –el gobierno sabe que un país no se mantiene con cooperativas y microempresas.
Ahora bien, veamos cuáles son los elementos que marcan ese fortalecimiento y la estabilidad del gobierno, además de la victoria contra la oposición de derecha el 15 de agosto.
- Lo más resaltante es la victoria de los candidatos chavistas en las regionales: 21 de 23 gobernaciones y 239 de 332 alcaldías (incluyendo la Mayor).
- Altos y estables precios del petróleo, que le permiten manejar discrecionalmente el gasto público para los planes asistenciales.
- Cohesión de las FFAA, luego de depurada de la mayoría de los elementos golpistas y un acuerdo entre el sector chavista y el “institucional” (además de haber satisfecho demandas como entrenamientos y cursos en el exterior, presupuesto, etc.).
- Control tanto del TSJ, como del BCV, que no lo tenía durante el período anterior de confrontaciones, así como ampliación del control en el CNE.
- Un contexto latinoamericano marcado por las fuertes luchas obreras y populares, lo que hace que asciendan gobiernos reformistas o de centroizquierda.
- El enredo de EEUU en Iraq, que hace que deba poner más atención al Medio Oriente que a su “patio trasero”.
- Próximos revocatorios a los diputados de la oposición, así como las venideras elecciones municipales y de la misma Asamblea Nacional, lo que hará fortalecer la mayoría chavista que hoy se mantiene por unos pocos diputados.
Ante todo esto, es contundente la derrota y dispersión de la oposición burguesa, lo que le ha permitido al gobierno aprobar la Ley Resorte y lanzar la “guerra contra el latifundio”, así como una campaña ideológica en la FFAA, sin que haya habido mayor resistencia seria.
Pero hay que sumarle otro elemento de suma importancia, como es el control sobre el movimiento obrero y popular, tanto por las esperanzas en el gobierno, como por la implementación de las Misiones, que funcionan no sólo como planes asistenciales, sino como una manera de la gente paliar la difícil situación económica.
Tal como decíamos:
“Esta situación que se abre ahora, una vez dejados atrás los enfrentamientos abiertos y las movilizaciones de calle, es la que necesita el gobierno para llevar a cabo su proyecto: Chávez necesita, tanto la fortaleza de haber sido legitimado en el poder, como que cesen las movilizaciones, para avanzar sin tener que lidiar con un movimiento de masas efervescente”3.
Hay pues tanto un fortalecimiento político e institucional, así como un control del movimiento de masas, que le permite a Chávez avanzar como no había podido antes, en sus negociaciones con la burguesía nacional y el capital extranjero, en su rol de “árbitro” de la nación. En estos últimos meses han sido constantes los encuentros y acuerdos con empresarios nacionales así como con las burguesías de la región (Brasil, Argentina, Uruguay, etc.) y las que están fuera de la órbita del imperialismo yanqui, como Qatar, Irán, China, Rusia, así como con el capital imperialista europeo como el francés.
Como vemos, las diferencias entre la oposición de derecha y el gobierno, tienen que ver con el cómo integrarse a la dinámica capitalista mundial, y cómo llevar el capitalismo en el país, pero no en que el gobierno quiera romper con el capitalismo y su dinámica mundial. En esta pugna de dos visiones capitalistas distintas, ha triunfado de momento la visión “nacionalista”, que propugna un fortalecimiento de “la industria nacional”, es decir, los capitalistas nacionales, frente al capital extranjero, aunque no deja de hacer negocios con el mismo, como las concesiones a las transnacionales para explotar gas y carbón, por ejemplo.
Desde la rebelión popular del ’89, lo que se demostró fue una inmensa rabia acumulada, una incontenible fuerza que venía de abajo, de los sectores más explotados de la sociedad, contra el sistema de explotación capitalista. El proyecto bonaprtista del gobierno, es una alternativa para estabilizar la situación, que mediante algunas concesiones a los sectores pobres y contando con su movilización, se plantea repautar las relaciones con el imperialismo y fortalecer a una clase capitalista “nacionalista”.
Funciona este proyecto, bajo la lógica burguesa también en el discurso, al levantar banderas y frases abstractas, sin descubrir lo que hay realmente detrás de ellas. Así se habla de “la patria”, de “la nación”, de “revolución”, de que “con Chávez manda el pueblo”, que “la revolución avanza a paso de vencedores”, de que “PDVSA es del pueblo” o se dice que “Ahora Venezuela es de todos”. Todo esto esconde una realidad en la que el país y sus riquezas siguen siendo de los ricos, los poderosos, y los burócratas; que “la nación” esconde que hay “venezolanos” ricos y explotadores y “venezolanos” obreros, pobres y explotados, ambos muy distintos y contrapuestos; la “revolución” no dice que las estructuras económicas siguen igual y que los grandes negocios los siguen haciendo los mismos de siempre; y si “con Chávez manda el pueblo” ¿por qué el pueblo sigue en situación de miseria y pobreza?
Así las cosas, hoy la banca privada y los capitalistas en general tienen ganancias extraordinarias (del 42% los bancos el año pasado, las ventas de autos aumentaron 127% en febrero de este año en comparación con febrero de 2004, etc.), además se eliminó el Impuesto a los Activos Empresariales, se exonera de Impuesto sobre la Renta a los empresarios agrícolas, a la banca, y de todo tipo de impuestos de los últimos 3 años las tierras ociosas, además de la devaluación del bolívar que en la práctica reduce un 12% del ISLR a los empresarios . Mientras, esa misma devaluación es un 12% menos en el presupuesto de las familias obreras y pobres del país, que seguimos pagando 14,5% de IVA y con un salario mínimo en 321 mil (posible aumento a 40 mil) mientras la Cesta Básica ronda el millón quinientos mil. Esto en medio de un crecimiento económico de 17,3% el año pasado y con proyecciones de que la economía seguirá creciendo. Mientras, se sigue pagando religiosa y puntualmente la Deuda Externa.
Esta es la consecuencia lógica del proyecto reformista, de querer estar bien con dios y con el diablo, de querer “justicia social” pero garantizando los intereses de los capitalistas. En este periodo que se abre, donde el gobierno tiene todas las posibilidades para llevar adelante su proyecto, se demostrará la incapacidad del reformismo burgués de dar solución estructural a los grandes problemas que aquejan a las mayorías trabajadoras venezolanas. Se demostrará que el camino de la conciliación de clases sólo lleva a perpetuar el poder de los explotadores sobre la clase obrera y el conjunto del pueblo pobre.
1 León Trotsky, “La industria nacionalizada y la administración obrera”, en Escritos Latinoamericanos, Compilación del CEIP León Trotsky, Argentina, 2000, (resaltado nuestro).
2 “No, crítico: un no al imperialismo y a la reacción que no es un sí a Chávez”, Declaración de la JIR ante el referendo revocatorio.
3 “No, crítico…”, Extractos, 18-10-04, encartado en Prensa Luchadora 4.
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