México

Nuevas luchas en el movimiento obrero

 

Autor: Mario Caballero

Fecha: 10/6/2005

Fuente: Estrategia Obrera N° 44


Aunque el pacto Fox-AMLO frenó la perspectiva de una movilización generalizada contra el gobierno, el descontento con los planes se expresa en nuevas luchas del movimiento obrero.
Es importante seguir el contexto en que se desarrollaron las huelgas y movilizaciones en Chiapas durante mayo, que involucraron a los trabajadores de la salud (sección 50 del SNTSA) y de la educación (sec.7 del SNTE).
Estos sectores de trabajadores, aunque adolecieron de una coordinación nacional y fueron aislados por la política de sus direcciones, salieron a luchar en varios estados, como el paro de varias horas de ortopedistas y protesistas del Centro Nacional de Rehabilitación por retabulación salarial homologada a las enfermeras tituladas «A»; el paro de enfermeras y empleados en Tlaxcala por aumento salarial; las enfermeras del Hospital General demandando basificación; el personal de enfermería, médicos y administrativos del Instituto Nacional de Cancerología demandando basificación y prestaciones de ley; así como la lucha de los trabajadores del Hospital Juárez del Centro (en el DF) contra el desmantelamiento de su fuente de trabajo.
En los estados y el DF se expresaron las movilizaciones del magisterio democrático de las secciones 22 (Oaxaca), la sec. 18 (Michoacán), entre otras, y la CETEG. Ya antes los trabajadores del GDF se habían movilizado por basificación y seguridad social.
Esto no cae del cielo. Es la expresión más alta del descontento con los planes del gobierno y con el rol cómplice de la burocracia sindical. Estimulados por el sentimiento democrático mostrado por la movilización contra el desafuero, estas luchas se combinan con importantes movilizaciones democráticas, como en Ciudad Juárez, Chihuahua. Son la continuidad de las luchas iniciadas en el 2003, que tuvieron su expresión más alta en las movilizaciones de los trabajadores del IMSS y en el paro del 31/8/2004. Y, tomadas en su conjunto, expresan el debilitamiento y la deslegitimidad del gobierno y del régimen.


POR LA RECOMPOSICIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO

Estas movilizaciones, principalmente de los estatales, expresan una tendencia a la unidad en la lucha -como mostró la acción conjunta de salud y magisterio en Chiapas-, apelando en ocasiones a métodos radicales (paros, tomas de carreteras, retención de funcionarios y enfrentamientos con la policía). En la unidad de reclamos salariales con el reclamo de la liberación a los presos, se muestra la potencialidad de la combinación de las demandas obreras y las democráticas.
Al mismo tiempo, los cuestionamientos a sus direcciones, realizados por algunos sectores de los trabajadores de Chiapas, plantean tendencias antiburocráticas que retoman el camino de la lucha del IMSS y la posibilidad de una política alternativa para recuperar los sindicatos de las direcciones charras. Es que estas luchas se realizan contra las intenciones de las direcciones sindicales, como en el Hospital Juárez, donde los trabajadores, independientemente de la acción de los delegados, levantaron una asamblea y comisión de representantes.
Estas luchas plantearon la necesidad de una política de coordinación nacional, centralizando sus demandas, para preparar el camino para el Paro nacional contra la política del régimen de la alternancia.
Aunque en México no se expresa aún una recomposición del movimiento obrero y de masas como en Argentina, Bolivia, Ecuador o Brasil (ni el gobierno atraviesa una crisis como en esos países), el desgaste del foxismo posibilita que los trabajadores salgan a enfrentar masivamente a los explotadores.
¿Por qué vías el movimiento obrero se pondrá a tono? Depende de que la lucha sindical, que desempeñó el rol de vanguardia durante el 2004, supere la política concertadora y divisionista de sus direcciones, que buscan desviar sus demandas hacia la «democratización» del régimen y el apoyo a sectores burgueses «progresistas». La clase obrera debe romper con la política de la izquierda que llama a no chocar con la burocracia sindical opositora, en aras de la unidad a toda costa y de la «acumulación de fuerzas».


LOS RETOS DEL MOVIMIENTO OBRERO

Estas movilizaciones dejan enseñanzas (como que el descontento busca expresarse más allá del terreno electoral), y plantean desafíos para avanzar en la defensa de los derechos de los trabajadores.
Es necesario que las tendencias a la unidad y a la movilización, y los incipientes elementos antiburocráticos, den un salto para avanzar en la recomposición del movimiento obrero.
Para ello, es necesaria una política de independencia de clase que llame a desconfiar de los pactos y treguas con el gobierno, impuestos por direcciones como la UNT.
Es necesario recuperar los sindicatos, que en manos de la burocracia traidora le dan la espalda a los movimientos. Con organizaciones democratizadas, estas tendencias progresivas pueden fortalecerse, y avanzar a formas superiores de organización, basadas en la democracia obrera directa para coordinar los conflictos contra el capital. A la vez, la clase obrera debe luchar por el control obrero de la producción y los servicios. Ya los trabajadores del Hospital Juárez están demostrando que sí pueden organizarse sin las autoridades.
Los trabajadores debemos prepararnos para impulsar la resistencia a los planes imperialistas, con un programa que enfrente los despidos, los bajos salarios y la flexibilización laboral, levantando la necesidad de una verdadera huelga general.
Es necesario convocar a un Encuentro Nacional de organizaciones sindicales, sociales y políticas, que avance en la autoorganización de los trabajadores y acuerde cómo enfrentar conjuntamente los planes. La ofensiva que los trabajadores del IMSS enfrentarán por la defensa de su golpeado contrato colectivo de trabajo y la pelea por las demandas de los sectores en lucha (como el Hospital Juárez), debe marcar la pauta de ese Encuentro.
Así, los trabajadores evitarán que sus demandas sean desviadas por las direcciones (oficialistas y opositoras al gobierno), que muy probablemente llamarán a sus agremiados a votar por los partidos patronales en el 2006, a cambio de una diputación o un puesto en el gobierno.
Para ello hay que construir un gran partido de trabajadores que, con una perspectiva como la que planteamos arriba, luche por la transformación revolucionaria de este sistema de explotación capitalista y por imponer un gobierno de los trabajadores y los campesinos.


     
 

 

   
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