Latinoamérica

Uruguay: Una transición con reloj adelantado

 

Autor: Guillermo Waksman

Fecha: 19/12/2003

Fuente: Brecha


El término transición se aplica generalmente al período que transcurre desde la proclamación del resultado electoral hasta la asunción del nuevo gobierno. Uruguay parece haber comenzado a vivir una pre-transición. El resultado de la consulta popular del domingo 7 y la actitud observada por los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Néstor Kirchner el martes 16, durante su visita a Montevideo, no hacen más que confirmarlo. No sólo los sondeos de opinión pública dan por hecho el triunfo del Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA) en las próximas elecciones. En realidad todos los pronósticos coinciden, entre ellos los muy recientes de Danilo Arbilla, director de Búsqueda, en su editorial de la edición de ayer, jueves, y el del general Liber Seregni, en la entrevista publicada en la misma edición de ese semanario.
Por supuesto que no es aconsejable vender la piel del oso antes de cazarlo. Pero nadie cree que el animal esté gozando de buena salud, y en consecuencia sería casi irresponsable no empezar a conversar acerca de cómo se realizará la probable transacción de esa piel. No es común que las apuestas sobre el resultado electoral se vuelquen con tanta anticipación hacia el mismo contendiente, ni que ello suceda en medio de una crisis económica y social como la que vive Uruguay y, por si fuera poco, justo la primera vez que la renovación del gobierno implicará -se supone- un cambio de rumbo en la orientación política y en el modelo económico.

En esas circunstancias el país deberá afrontar, además de los tres o cuatro meses que siempre dura la transición, más de diez de pre-transición. Lo que ocurra en este período dependerá de la actitud que asuman las tres principales fuerzas políticas. Entre otras posibilidades está la de sentarse a esperar, la de adoptar las medidas más urgentes para hacer frente a la crisis, la de tratar de que la herencia no sea aún más pesada de la que hoy se conoce, la de poner el pie en el acelerador para tratar de imponer nuevas medidas del actual modelo, o la de tejer una negociación entre gobierno y oposición que abone el camino de una relación más o menos fluida durante el próximo gobierno y que incluya además una retirada ordenada del actual y no "de tierra arrasada".

El miércoles 17, en su discurso en el acto por el 93o. aniversario del Partido Socialista (PS), Tabaré Vázquez trazó algunas orientaciones que, dijo, no están destinadas a avanzar hacia "el dogma de la sociedad perfecta", sino "a la construcción de una sociedad mejor". Después de señalar la aspiración de que "al país le vaya mejor en estos 14 meses y medio que restan para que asuma el nuevo gobierno", sostuvo que no había que ser "blandos" pero sí "responsables". Y afirmó: "No se es más revolucionario, ni progresista, ni radical, por hablar a los gritos y a los pechazos. Los gritos y los pechazos no significan convicción, coherencia ni firmeza. Los gritos y los pechazos siempre son demostración de inseguridad e impotencia (...). El EP-FA es una fuerza política seria, responsable, coherente y segura del camino que tiene que seguir para mejorar la calidad de vida de todos los uruguayos".

En vísperas del Congreso del Frente Amplio, que se inaugurará en la noche de hoy, viernes, y en el cual se discutirán los grandes lineamientos programáticos para un gobierno progresista, BRECHA consultó a los senadores Reinaldo Gargano (PS) y Eleuterio Fernández Huidobro (MPP) y al historiador e investigador José Rilla, sobre la forma en que el EP-FA debería situarse en el nuevo escenario instalado a partir del domingo 7.

EL BANCO MUNDIAL MARCA EL RUMBO.

En opinión del presidente del PS, la situación económica -sobre todo la financiera- es muy grave y lo peor es que el actual gobierno, como anunció el presidente al otro día del referendo, va a "seguir adelante con la agenda". Jorge Batlle se refería al documento firmado con el Banco Mundial (BM) a mediados de 2002. El gobierno se propone seguir adelante con lo de ose, resolver en beneficio del sector privado lo del gas, desmontar algo más de lo de Antel, sostiene Gargano, quien recuerda que en el mismo documento del BM donde se estimaba en 58 millones de dólares el precio que pagaría el socio de ANCAP había referencias a otros negocios ruinosos para el país a costa de las empresas públicas. La agenda incluye desregular todo lo que se pueda y abrir más la economía. El presidente del PS está convencido de que van a seguir con el plan de "realizar activos", como dijo acá el chileno Eduardo Aninat, director gerente del FMI. El interés de los organismos internacionales es recuperar lo que prestaron. Si esa política no cambia, si no existe el menor atisbo de que el Estado intervenga en la economía para promover la reactivación, si no se inyectan recursos para generar empleo en la construcción, en los servicios, en el comercio y en la industria de exportación -asegura-, la situación será cada vez peor.

¿Cómo debe manejarse la izquierda si se va a seguir insistiendo con el mismo modelo? Para Gargano hay algunos criterios centrales: el primero, es que el EP-FA se mantenga muy firme en la oposición a la continuidad y la profundización del modelo de desarticulación del Estado, porque eso no permite recuperar el empleo ni resolver el problema de la miseria. Porque además, si siguen adelante, la "herencia que dejarán será de terror". Hay otra razón, dice, para mantenerse muy firmes en la oposición: es que no están dispuestos a conversar.
En segundo lugar, a juicio del senador socialista, el EP-FA tiene que hacer algunas propuestas. No muchas, pero muy claras, que definan ante la opinión pública los elementos centrales de esta pre-transición. Por ejemplo, insistir en la necesidad de integrar los organismos de contralor para asegurar que el proceso electoral se dé con todas las garantías. "Tenemos que evitar incurrir en errores que pueden hacernos caer en alguna provocación de tipo político. Hay que cuidar mucho eso, porque en una situación como ésta es muy fácil que traten de enredarnos en lo lateral." En ese sentido, continúa, no sería bueno para el EP-FA que la nulidad o la vigencia de la ley de caducidad se convirtiera en lo medular de la campaña, porque el problema central que hoy tiene el país es el cambio del modelo económico y social. "No podemos permitir que nos lleven a una falsa oposición entre caos y orden. No es que el tema de la impunidad no sea importante; lo es y mucho. Y más lo va a ser para la memoria histórica."
"Estamos trabajando una propuesta, para llevar al Congreso, sobre reactivación económica y empleo ahora, porque no podemos decirle a la gente que espere hasta octubre o hasta marzo de 2005. La idea es buscar la reactivación del empleo utilizando los recursos existentes, no gravar más a la gente, sino administrar lo que hay con mayor inteligencia y agudeza para encontrar recursos para crear empleos en la construcción, propiciar que las empresas exportadoras e industriales tomen empleo, subsidiando."

La suerte que corran estas propuestas, asegura el legisladoor, permitirá apreciar la voluntad que existe del otro lado. Gargano no es muy optimista en ese sentido. Los colorados y los blancos están más preocupados por lo que pueden perder ellos que por arreglar las cosas del país; lo que a muchos de ellos les inquieta es que pueda quedar sin empleo la prima hermana que acomodaron en el Correo, en ose o en cualquier otro organismo, sostiene.
"Voy a decir también algo que quizás espante a los proletarios -anuncia el presidente del PS- soy partidario de pedir el consejo de determinados empresarios que son honrados y que trabajan con eficacia. Es gente que está buscando sacar su negocio adelante, que es innovadora, que también pone creatividad y que no espera que el Estado les dé todo. A esa gente le voy a pedir ayuda, entre otras cosas para que nos apoyen en la selección de los cuadros del gobierno."

En cuanto a la política de alianzas, una regla de oro es conseguir acuerdos puntuales para asuntos puntuales. "Creo en eso más que en las alianzas permanentes con sectores ajenos al FA. Puede ocurrir que dentro del bloque triunfador no haya voluntades suficientes, sobre todo cuando se requieren mayorías especiales. Pero es preferible buscar esos respaldos cada vez que sea necesario."
En un año electoral, es muy importante no cometer errores. Por eso hay que tener muy en cuenta lo que decía Marx: "es preferible mantener la boca cerrada y pasar por tonto que abrirla y despejar toda duda". Lo decía Groucho, no Karl, aclara Gargano.

EL CONGRESO TIENE LA PALABRA.

El senador del MPP considera que recién después del Congreso se podrá hacer una reflexión más profunda, porque será sobre la base de lo que allí se apruebe que el EP-FA va a caminar. A modo de adelanto, señaló la necesidad de tomar más en cuenta la realidad internacional y la regional. Dijo que la coalición de izquierda siempre tuvo la tendencia, a su juicio equivocada, a no mirar hacia fuera del país, al extremo de que ni siquiera cuenta con una comisión de asuntos internacionales y que sigue sin estar representada como tal en el Foro de San Pablo. En la era de la globalización, y mientras los industriales uruguayos viajan todas las semanas a China en busca de nuevos mercados, el EP-FA no puede seguir en esa misma actitud parroquial. No hay ámbito de la vida nacional donde no incida, para bien o para mal, la realidad del mundo y la de la región. Cuando el empresario argentino Eduardo Eurnekián se queda con el aeropuerto de Carrasco, gracias a la famosa subasta, no lo hace pensando precisamente en las ventajas que tendrán los usuarios uruguayos. Y cuando finalmente se discuta una política de pesca en serio, como la que se requiere, no habrá que coordinarla sólo con los países de la región sino también con todos los del Atlántico sur, incluidos Sudáfrica, Angola y Namibia, entiende.

En estos días los uruguayos hemos apreciado la importancia que pueden tener, no sólo en el futuro sino desde ya, las buenas relaciones con los gobiernos vecinos. No se trata de que haya que seguir una "moda progresista", sino de reconocer que los logros que acaba de obtener Uruguay en la Cumbre del Mercosur, a pesar de que el ministro Isaac Alfie ahora pretenda atribuírselos, han ocurrido porque Brasil y Argentina cambiaron sus gobiernos, sus economías empezaron a apuntar a lo productivo y sus políticas comenzaron a producir resultados concretos.
En esta transición tan prolongada tiene enorme importancia la actitud que ya han asumido algunos sectores que, como el empresarial, tradicionalmente han sido muy resistentes a la izquierda y que están advirtiendo que no hay motivos para temer. Fernández Huidobro señala que todavía no está clara la posición que tendrán los dirigentes políticos colorados y blancos, entre los cuales hay quienes mantienen una actitud más reflexiva y son partidarios de una retirada ordenada, y otros que se inclinan por todo lo contrario. El peso de algunos sectores, como los industriales, puede ser decisivo para zanjar esa discusión, concluye.

ESTE GOBIERNO ESTÁ AGOTADO.

La contundencia del resultado del referendo no estaba prevista. Eso se refleja después en la actitud prudente del bando vencedor. Tabaré Vázquez esperó al día siguiente para hacer comentarios. No hizo alardes de ganador y se limitó a leer una declaración. Si ese gesto y su convocatoria a construir un espacio de gobierno fueran una señal de la actitud que predominará, la transición podría ser un poco diferente a una guerra de posiciones, como indican las perspectivas, asegura Rilla.
Para el historiador es preocupante que nunca haya habido debate acerca del asunto para el cual se había convocado a la ciudadanía. En definitiva a Uruguay le está faltando una plaza pública donde discutir los asuntos. Quienes votaron en una dirección lo hicieron por una serie de razones esencialmente diferentes a los que votaron por la otra. Unos hablaban de pianos y otros de dulce de leche.

Los dirigentes políticos han fracasado en la comunicación con la gente, en la elaboración de argumentos y en la ordenación de las prioridades. Hay un vacío fenomenal en la manera de hacer política, que hace que -llegados a una instancia de dilucidación radical- terminen todos con la convicción de que no se ha avanzado un milímetro con relación al tema de la convocatoria. Ningún argumento valía por sí mismo, sino en función del lugar de donde provenía.
"Lo primero que surge del balance del domingo 7 -afirma Rilla- es que el gobierno de Batlle está liquidado. Me consta que es una afirmación grave, pero la hago con responsabilidad. Ya no tiene programa, ni agenda, ni socios... Fracasó en todos los frentes que se había trazado. No tiene méritos en su haber, ni siquiera juzgándolo a la luz de sus propios propósitos iniciales, más allá de la opinión que cada uno de ellos merezca. Puso en riesgo la propia institución presidencial, incluso en riesgo internacional. Se nos dijo que con el balotaje íbamos a tener un presidente con superlegitimidad, hijo de una mayoría absoluta, con una coalición de gobierno firme, que había permitido que llegara al gobierno. Pero ninguna de las coaliciones que tuvimos desde el 85 fue tan efímera y tan improductiva como ésta."
"Por otro lado, hubo un fracaso estrepitoso de los liderazgos actuales de los partidos históricos. Pero en Uruguay nadie se retira; ni Bengoechea. Nadie admite que perdió o que le llegó la hora de irse, el tiempo de dar otras chances y activar otros mecanismos. Los partidos han perdido mucha vitalidad; sus asambleas prácticamente no se reúnen."

Para Rilla es claro que el resultado del referendo acerca más al EP-FA al gobierno. Pero lo acerca de una manera peligrosa, por la excesiva autoconfianza que suelen generar los procesos electorales exitosos. Puede caer en la convicción -o en la pasión medio loca- de decir: "queremos alcanzar una mayoría que nos permita hacer un gobierno sin necesidad de los otros". Eso no existe: está en contradicción con la historia uruguaya. Siempre ha habido cogobierno. La democracia es acción y reacción, negociar, estar, imponer las condiciones a veces y aceptar las del adversario en otras. Esa es una práctica republicana que la izquierda todavía no ha incorporado. Tal vez lo haga ahora.

La izquierda democrática no debe pensarse como el único sector capaz de desplegar ciertos procesos de reforma, el único con legitimidad y poder para hacerlo. Generalmente ese mayoritarismo de las decisiones baja la calidad de las decisiones.
"Hay preguntas que la izquierda todavía no se hace - dice Rilla-. Por ejemplo, con quién va a gobernar. Creo que este año es el indicado para contestar esa pregunta." Los aliados no se eligen entre la primera y la segunda vuelta, como ocurrió en 1999. Eso sirve para ganar la elección, pero el camino para gobernar es otro. En principio no será fácil encontrar a alguien dispuesto a cogobernar con el FA. En todo caso, por tradición, por sentido de la oportunidad, por pragmatismo, por ocupar posiciones, el candidato para hacerlo es el pn, incluso con Lacalle. Y definir con quién se va a gobernar, también lleva a definir con qué ideas se va a gobernar.

Los colorados y blancos todavía no decidieron qué actitud van a tener si gana la izquierda. "En realidad, al Partido Colorado no lo veo siquiera dispuesto a aceptar tranquilamente la posibilidad de que finalmente alguien que no sea blanco ni colorado ocupe la titularidad del Ejecutivo." Nadie tiene derecho a negarse a aceptar a la izquierda como un actor legítimo del gobierno y a seguir considerándola como un intruso. El FA, a su vez, debe aceptar que tiene que cogobernar, que tiene que pactar, que no hay posibilidades de reformas si no es desde ese talante. Como no está instalado un debate sobre las cosas sustantivas, sino más bien una carrera loca por llegar al gobierno, no se percibe que se esté preparando el camino para eso.

El FA debe asumir, también, que la historia no empieza con cada cambio de gobierno. La idea de que el 1 de marzo de 2005 empieza de nuevo la historia de Uruguay está bastante identificada con el imaginario de la izquierda. No hay horas cero. Esa posición refuerza la idea de la retirada de los partidos tradicionales. ¿Qué se hace en una retirada? Puede haber tierra arrasada, incluso una política de saqueo. No se pueden minimizar esos costos de la transición, resume el historiador.

Una cuestión de "real politik"
Uruguay no puede rifarse el 2004
El razonamiento del historiador José Rilla parte de la base de que el EP-FA tendría hoy algo más del 50 por ciento de los votos, con lo que ganaría en la primera vuelta. ¿Cómo convivir con un gobierno que ya está agotado, que no tiene agenda, con un programa que ha fracasado en casi todos los campos, y con la situación social del país? ¿Habrá que esperar 15 meses? ¿O es posible consagrar ahora, de una manera razonable, a esa mayoría que hoy es la que tiene Uruguay? Rilla lo dice más directamente: Batlle debería resignar su posición de jefe de gobierno, manteniendo, por supuesto, la de jefe de Estado. Pero debería respaldarse hoy en las mayorías que el país tiene, que las tiene desde hace rato, para orientar el gobierno de transición. Se lograría bajar los decibeles de la competencia electoral. Admite Rilla que esto parece absurdo y que muy pocos lo suscribirían. Pero no hay mucho tiempo. Considera que nadie perdería chances electorales, que mejoraría la calidad de los debates y que se despejarían unas cuantas incógnitas. Y el FA, que sería la mayoría que tiene que hacer el relevo en muchas de estas cosas, tendría además una ocasión para ejercitar sus talentos y capacidades.

De hecho, en los momentos más duros de la crisis, fue el Parlamento que sacó las castañas del fuego. Hace un año y medio hubo que cambiar a un ministro de Economía que perdió el apoyo parlamentario, Alberto Bensión, y nombrar en su lugar a un senador: un político articulando, un día sí y otro también, con otros cinco senadores de todos los partidos. El Parlamento fue el eje del gobierno. Fue allí, a través de esa comisión ad hoc, que se respaldó a Alejandro Atchugarry. Hoy la situación es igualmente crítica y se podría recurrir al mismo mecanismo. El gobierno está agotado y a lo sumo podrá recurrir a bajar un impuesto o subir otro. No está en condiciones de hacer nada de mayor envergadura.
Si no se transita un camino como ése, el año 2004 transcurrirá con los problemas del país sin resolver, pero además en medio de un empantanamiento político y una campaña electoral que va a ser muy polarizada, en la cual no va a ser fácil argumentar y se va a cortar muy grueso. Si el país se desliza solo, sin políticas, sin decisiones, lo que se va a encontrar en marzo de 2005 va a ser mucho peor que lo que hay ahora. Esto lo saben todos los actores políticos. Rilla aclara que no plantea que el Ejecutivo otorgue ministerios al FA, sino armar ahora una modalidad de gobierno de transición que responda mejor a la ecuación de la opinión pública y a la situación de un gobierno que está agotado bastante antes de tiempo. No cree que esta fórmula sea aceptada, pero le gustaría que se estuviera discutiendo este tipo de salidas y que, aunque sea para descartarlas, hubiera razones fundadas. El país no puede rifarse el año 2004, sostiene.


     

 

   
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