Izquierda Marxista
La fundamentación del socialismo revolucionario III / Debate
Autor:
Michael Albert / Alex Callinicos
Fecha:
28/12/2003
Traductor:
Guillermo Crux, especial para PI
Fuente:
Z Net
Este intercambio entre Michael Albert y Alex Callinicos en Z Net fue suscitado por el artículo inicial de Alex Callinicos "La fundamentación del socialismo revolucionario" ( http://www.ft.org.ar/Notasft.asp?ID=1404 ). Continuó con la primera respuesta de Michael Albert y la contestación de Alex Callinicos a la misma, en "La fundamentación del socialismo revolucionario II / Debate" ( http://www.ft.org.ar/Notasft.asp?ID=1446 ), y ahora continúa con la segunda tanda de intercambios. La semana que viene publicaremos la última intervención de Michael Albert y la conclusión final de Alex Callinicos. Este debate se da en el marco del movimiento anticapitalista de Europa y EE.UU., y al cual ambos autores intentan darle una horizonte estratégico. Michael Albert es editor de la web Z Net y de la revista Z Mag en EE.UU., y ha publicado "Parecon. Life after Capitalism" (Verso Books, Londres, 2003) y Alex Callinicos es miembro de la dirección del Socialist Workers Party británico y de la Tendencia Socialista Internacional (IST) y publicó "An Anti-Capitalist Manifesto" (Polity Press, Londres, 2003).
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Albert responde a Callinicos 2
por Michael Albert; 11 de diciembre de 2003
Alex,
Sobre los valores, tu criterio de remuneración todavía me confunde. ¿Quién decide si mi estimación de lo que “tengo razón en valorar” es correcta? ¿Qué me impide decir que valoro una existencia rica y con mucho ocio para justificar trabajar muy por debajo del promedio y consumir muy por encima del promedio?
Tú dices, “todos debemos tener un acceso igual a los recursos pero depende de cada individuo lo que él o ella hagan con esta oportunidad.” Mozart y yo podemos tener el mismo acceso a un piano y a lecciones de piano, pero no al talento. De la misma forma, no todos podemos producir los bienes más valiosos. No todos podemos usar la mejor tecnología. No todos podemos cultivar la tierra más abundante. ¿El acceso igualitario significa que haremos lo mejor posible con inéditas posibilidades de éxito para todos por las mejores tierras y herramientas, y de allí en adelante tedremos lo que producimos? ¿Significa que Mozart ganará mucho más que yo, o alguien que use mejores herramientas, o cultive mejores tierras? ¿O estamos de acuerdo con que la remuneración debe ser sólo para el esfuerzo y el sacrificio?
Sobre el capitalismo, discrepamos. Sientes que el término “capitalismo,” debe aplicarse a toda economía en la que los medios de producción sean controlados por una minoría mientras la mayoría trabaja por un salario sujeto al control de esa minoría -y las empresas compiten entre sí. Yo utilizo el mismo término, capitalismo, sólo para las economías que tú llamas capitalistas que también tienen propiedad privada de los medios de producción.
Tu opción te lleva a considerar a los EE.UU. de hoy y a la antigua Yugoslavia como capitalistas, y por lo visto también a la antigua Unión Soviética. Para mí esto es combinar dos sistemas diferentes bajo una misma etiqueta.
Si existe una clase entre el trabajo y el capital que monopoliza la asignación del trabajo y que puede volverse clase dominante a través de la lucha anti-capitalista, llegando al coordinadorismo; si esto es así, entonces tu terminología conduce a errores porque desplaza de nuestra vista una realidad importante. Si tienes razón y todo eso es inexistente, entonces tu opción es viable.
Sobre cuestiones de perspectiva, dices ”acuerdo con buena parte de lo que dices cuando expones la parecon,” pero luego agregas que piensas que me resisto a llamar "socialismo" a la economía participativa “En base…simplemente a una estipulación de que el socialismo no puede consistir en el tipo de democracia consejista.” En realidad, me resisto a llamar socialismo a la economía participativa porque el socialismo en la práctica y también en los libros, siempre ha estado definido por instituciones que rechazo, y esas instituciones (y otras cosas peores) son lo que connota la palabra a casi todo el mundo cuando la oye.
Con respecto a la estrategia, cuando hablamos de que nuestros movimientos no congenian y menos aún le dan poder de decisión a los trabajadores, me contestas que se debe a que nuestros movimientos son más coodinadoristas que obreros en su cultura interna y estructura, que “Si por coordinadores quieres decir gerentes, entonces yo no veo muchos de ellos en el movimiento.” Sí, quiero decir gerentes, pero también quiero decir abogados, doctores, ingenieros, y el conjunto de personas que monopolizan la asignación de tareas, así como los jóvenes que aspiran a ese tipo de posiciones e incluso trabajadores que, en virtud de su posición en el movimiento (o en los sindicatos) llegan a identificarse como coordinadores. Pero, por lo general, digo que los movimientos corporizan actitudes y estructuras coordinadoristas culpablemente, no porque tengan en sus filas miembros de la clase coordinadora.
Con respecto a la estrategia, dices, “la idea básica que subyace al leninismo es que todos aquellos en la izquierda que comparten una perspectiva socialista revolucionaria deberían formar una organización común con el objetivo de ganar a la mayoría para la idea del derrocamiento del capitalismo.” Dado tu significado de la palabra socialista, esto transformaría en leninistas a la mayoría de los anarquistas. A mí me haría leninista. Haría leninistas a los coordinadores que buscan elevarse a un status dominante. En otras palabras, el rasgo que indicas es por cierto algo común a los leninistas, pero no es lo que los distingue.
Decir que el objetivo es el derrocamiento del capitalismo, en lugar de derrocar al capitalismo, al racismo, al patriarcado, y al autoritarismo; me retrotrae a mis temores de sobredimensionamiento de la economía y subdimensionamiento de todo lo demás.
Dices que el partido debe ayudar a los movimientos a “desarrollar el enfoque estratégico necesario para reemplazar la estructura existente de la sociedad por otra mejor.” Esto suena bien --un venida grupo que se une para intentar ofrecer visiones útiles y otro tipo de ayuda-- pero nuevamente, parece olvidar lo que distingue al leninismo de otros enfoques. Si un católico dice que rezan, ciertamente está describiendo un aspecto de ser católico, pero no los aspectos que los distinguen.
Dices que necesitamos organizarnos contra [las élites], “sin reproducir las estructuras jerárquicas y autoritarias del capitalismo.” Estoy de acuerdo contigo en esto, y así se organizan los anarquistas, las feministas, etc. Pero no son leninistas, ni yo tampoco. Y no pienso que los leninistas, en la práctica, compartan tu opinión.
Entonces dices “la organización revolucionaria necesita ser ideológicamente coherente.” Estoy de acuerdo con que necesitamos movimientos que compartan una visión y una estrategia, pero al mismo tiempo pienso que nuestros movimientos necesitan un debate interno saludable, o de lo contrario se estancarán realmente. ¿Existirá una coherencia deseable y con una continua renovación de contenidos si tenemos un partido fuertemente anudado que les imponga posiciones a sus miembros y luego a los movimientos? Espero que acordarás en que no, por supuesto que no. Pero opino que el leninismo funciona exactamente de esa manera, a expensas de la diversidad y la autogestión.
“Los leninistas opinamos que la tradición marxista es la mejor base sobre la cual lograr esta coherencia.” Conoces mis problemas aquí. Pienso que la tradición marxista no nos ofrece los conceptos que necesitamos por entender los asuntos raciales, religiosos, de género, sexuales, ecológicos, y los problemas del poder por su propia cuenta (todo lo cual apunta a una necesidad de completar al marxismo). Y pienso que la tradición marxista nos brinda conceptos que niegan la existencia de la clase coordinadora al mismo tiempo que genera el coordinadorismo (lo cual apunta a una necesidad de trascender el marxismo).
Dices: “el centralismo democrático se reduce a una aplicación rigurosa del principio de la mayoría.” ¿Realmente es así? ¿Piensas que esto es lo que hizo Lenin? ¿Y Trotsky? ¿Y los partidos comunistas a través de la historia? Aun cuando fuera así, ¿que ocurrió con la lógica más flexible de la autogestión?
Dices que tu tradición “no ve al centralismo democrático como el modelo de organización para el movimiento actual o para la sociedad futura.” En ese caso, pienso que eres parte de una pequeña tradición cuyos deseos son pisoteados ni bien los movimientos leninistas tiene que actuar de forma consistente con sus inclinaciones.
Odio hacer esto -porque no es el punto sobre el cual deseo concentrarme- pero, ¿cómo cuadra lo que tú reivindicas con las citas siguientes?
León Trotsky decía que el dominio social de los trabajadores sobre la sociedad "no se expresa... en absoluto en la forma en la que son administradas las empresas económicas individuales". Es decir, Trotsky sentía que estaba bien dejar en su lugar la jerarquía usual de la fábrica en tanto los administradores centrales como él mismo gobernaran "según los intereses de los obreros."
Si queremos entender por qué Trotsky fue el campeón de la "dirección unipersonal" en la fábrica no tenemos mas que examinar su cínica visión de la naturaleza humana: "Es una regla general que el hombre intentará deshacerse del trabajo. El hombre es un animal perezoso". Naturalmente, los camaradas en el ápice de la sociedad a veces deben coercionar a los "animales perezosos" para su propio bien.
Finalmente, Trotsky agregó: "Considero que si la Guerra Civil no hubiera apartado de nuestros órganos económicos a todos los más fuertes, los más independientes, los más dotados de iniciativa, deberíamos haber entrado indudablemente mucho más pronto y menos dolorosamente en el camino de la dirección unipersonal."
En otras palabras, Trotsky no accedió renuentemente a las estructuras coordinadoras debido a las necesidades forzadas por la Guerra Civil, como dicen sus admiradores, sino porque él realmente las prefería. Estos sentimientos definieron la agenda coordinadora de Trotsky en la que los administradores centrales nombrarían a los "gerentes unipersonales" que gobernarían a los "obreros perezosos" en función de los propios intereses de los trabajadores, por supuesto.
Lenin evidenció su propia orientación coordinadora cuando planteó: "Es completamente esencial que toda la autoridad en las fábricas deba concentrarse en las manos de la dirección". Llevó esta lógica hasta su conclusión, advirtiendo que "cualquier intervención directa por parte de los sindicatos en la dirección de las empresas debe considerarse como positivamente dañina e impermisible."
Mientras que Trotsky recurrió a una visión cínica de la naturaleza humana para justificar el coordinadorismo, Lenin apeló a una necesidad tecnológica. "La industria de maquinarias de gran escala, que es la fuente productiva central y la base del socialismo necesita una unidad absoluta y estricta de voluntad... ¿Cómo puede asegurarse la unidad estricta de voluntad? Mediante miles que subordinen su voluntad a la voluntad de uno sólo."
Según parece, para Lenin, como para Trotsky, era suficiente que la "voluntad de uno sólo" tuviera buenos motivos, un análisis que Stalin sin ninguna duda apreciaba, y que según mi opinión le allanó el camino.
En respuesta a los trabajadores que no aceptaban su análisis egoísta y exigían más poder de decisión sobre la política económica, Lenin estalló en cólera: "¡Un congreso de productores! ¿Qué significa esto precisamente? Es difícil encontrar palabras para describir esta tontería. Sigo preguntándome ¿estarán bromeando? ¿Se puede tomar realmente a esta gente en serio? Mientras que la producción siempre es una necesidad, la democracia no lo es. La democracia de la producción engendra una serie de ideas sumamente falsas."
¿Por qué, me pregunto, querría identificarse con esta tradición una persona que defiende la autogestión?
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Respuesta a Albert 2
por Alex Callinicos; 16 de diciembre de 2003
Estimado Michael,
Yo he respondido en mi último comentario s tu declaración de apertura (y tus respuestas) a tus preguntas sobre mi principio propuesto de justicia igualitaria: Espero que esto te deje menos confundido. Quiero concentrarme aquí en las cuestiones del leninismo, la estrategia, y el capitalismo de estado.
1. ¿Qué es el leninismo? Tu respuesta a mi descripción del leninismo es similar a tus comentarios sobre el socialismo: es decir, simplemente estipulas un significado del leninismo incoherente con mi descripción. Así, cuando digo que el centralismo democrático es 'una aplicación rigurosa del principio de la mayoría' tú comentas burlonamente: '¿Realmente es así? ¿Piensas que esto es lo que hacía Lenin? ¿Y Trotsky? ¿Y los partidos comunistas a lo largo de la historia?'
Volveré a Lenin y Trotsky luego, pero ciertamente tengo derecho a ser reconocido como parte de una variante de leninismo que ha disputado la teoría y la práctica de los partidos comunistas desde mediados de la década de 1920 en adelante. Gente de mi tradición - la del movimiento trotskista - fue masacrada de a miles cuando se declararon en huelga de hambre en el Gulag en 1936-7. En un sentido muy real, un río de sangre divide a mi tradición de todas las versiones del comunismo ortodoxo. Sé que puedes contestarme citando la violencia de masas practicada por los bolcheviques durante la Guerra Civil, un asunto al que me referiré dentro de un momento. No obstante, simplemente no es justo presentar al leninismo como un conjunto monolítico de doctrinas y prácticas, en lugar de presentarlo como una tradición disputada - al igual que el marxismo y el socialismo más en general (¿y el anarquismo?).
Para reafirmar mi posición: Lucho por una versión del leninismo que no sólo es absolutamente consistente con las formas democráticas de autoorganización de masas sino que es necesaria para que esa autoemancipación triunfe. Afirmas que es una posición imposible de sostener; Yo discrepo. La historia mostrará quién de nosotros tiene la razón.
2. La estrategia hoy: Tú descartas mi afirmación de que 'la idea básica que subyace al leninismo es que todos aquellos en la izquierda que comparten una perspectiva socialista revolucionaria deberían formar una organización común con el objetivo de ganar a la mayoría para la idea del derrocamiento del capitalismo' con el comentario: 'Dado tu significado de la palabra socialista, esto volvería leninistas a la mayoría de los anarquistas. A mí me haría leninista.' Esto es demasiado apresurado, ya que tú mismo en estos intercambios generalmente has dejado pasar los problemas estratégicos que enfrenta el movimiento actualmente.
Sé que compartes mi preocupación de cómo ganar a la mayoría para un proyecto de emancipación radical. Para nada creo que esto sea cierto para todos los anarquistas. Por cierto no es verdad para muchos anti-leninistas en el movimiento anti-capitalista europeo contemporáneo (debido a la influencia de Toni Negri y los disobbedienti italianos, por estos tiempos tienden a llamarse autonomistas en lugar de anarquistas o socialistas libertarios).
Según mi experiencia (y escribo desde una experiencia muy reciente de tratar de lograr una coalición amplia para organizar el próximo Foro Social Europeo en Londres), muchos autonomistas son completamente indiferentes al intento de ganar a la mayoría. Tienen una hostilidad de principios hacia los sindicatos que puede unirse directamente en un desprecio por los trabajadores (aquí lo que dices sobre las actitudes 'coordinadoristas' dentro del movimiento golpea la puerta). Esta posición se racionaliza a través de una concepción del movimiento como la autoafirmación de la subjetividad de los activistas actuales, que a su vez legitima una obsesión que da lugar a la exclusión de toda consideración de principios o de resultados. En la práctica, esto puede llevar a una manipulación del proceso de toma de decisiones por consenso en la que grupos muy pequeños de personas con muy poco interés en hacer avanzar el movimiento poniendo a todos los demás entre la espada y la pared.
Una razón por la que Hardt y Negri son tan influyentes es que "Imperio" ofrece un lenguaje filosófico abstracto aparentemente profundo que, particularmente de la forma en la que estira conceptos como 'trabajo' y 'explotación' hasta el punto de vaciarlos de significado, puede utilizarse para representar los tipos de prácticas que describí no sólo como revolucionarias sino incluso como si realmente crearan una sociedad emancipada en el presente. Pero lo más llamativo es cuán a menudo, en la realidad, este tipo de posiciones pueden estar muy cerca de las que toma la derecha del movimiento, como Bernard Cassen en Francia.
Por ejemplo, en Europa esta derecha está absolutamente conforme con la adopción del lenguaje del 'contra-poder', porque ven al movimiento como un grupo de presión para conseguir políticas de los gobiernos socialdemócratas reales o potenciales como la Tasa Tobin. Como muchos autonomistas, ellos también quieren mantener los Foros Sociales como puros 'espacios para la discusión' y no, además de esto, como medios de movilización al estilo en que el FSE en Florencia y el Foro Social Mundial en Porto Alegre lo hicieron brindando la plataforma de lanzamiento para el día de protesta global contra la guerra del 15 febrero de 2003.
Así que no me parece que mi definición del leninismo sea una simple perogrullada. La idea de que debemos construir el movimiento a través de un proceso dinámico de movilización que busque atraer capas cada vez más amplias de los explotados y oprimidos por el capitalismo es combatida fuertemente tanto por la derecha como por lo que se pretende la extrema izquierda del movimiento. Por supuesto, no tienes que ser un leninista para aceptar esta idea. Como ya planteé, hay una izquierda relativamente amplia y heterogénea que incluye tu tipo de anarquismo que la acepta. Pero yo podría decir que los leninistas de mi tradición llevan adelante este enfoque de forma central y orientada estratégicamente. Y diría que esto es un crédito de la tradición marxista revolucionaria y la organización centralista democrática.
3. Bolchevismo y capitalismo de estado: Tú protestas y te preguntas cómo alguien puede llamarse leninista dadas las cosas terribles que gente como yo aceptan que son la esencia de lo que esta tradición hizo y dijo. Para machacar con este punto citas sobre todo algunas cosas terribles que escribió Trotsky. No he tenido tiempo para buscarlas, pero me suenan muy familiares: diría que provienen de "Terrorismo y Comunismo" (1920) o de las contribuciones de Trotsky al debate en el Partido Bolchevique en 1920-1, cuando planteó que los sindicatos debían subordinarse estrictamente al estado (un debate en el que, a propósito, Lenin se opuso fuertemente a él, argumentando que los obreros necesitaban sus propias organizaciones para defenderse bajo un estado que, aunque se originaba en los soviets, había desarrollado 'deformaciones burocráticas').
No tengo ninguna intención de defender lo que dice Trotsky en estos pasajes. "Terrorismo y Comunismo" es un libro espantoso. ¿Entonces, cómo puedo considerarme no sólo leninista, sino además trotskista? Porque lo que escribió allí no agota los logros de Trotsky como socialista revolucionario durante más de 40 años. Más específicamente, porque Trotsky murió a manos del estado que él ayudó a crear - y fue simplemente, como millones de otras personas, una víctima descarriada, sino un opositor preclaro sobre una base de principios que incluyeron un esfuerzo serio por descubrir las raíces sociales del stalinismo. Hay mucho en "Lecciones de Octubre", "La Revolución Traicionada", y en los voluminosos escritos políticos de Trotsky - por ejemplo, sobre el ascenso del nacionalsocialismo en Alemania - de lo cual con todo gusto y orgullosamente defendería.
Lo que esto resalta es que lo central para cualquier valoración seria de Trotsky - y de Lenin - tiene que tratarlos como los protagonistas de una tragedia histórica enorme, como líderes políticos cuya lucha por lo que concibieron como un proyecto radicalmente emancipatorio llevó a un resultado profundamente diferente de lo que habían pensado, un resultado que destruyó a Trotsky y que dejó a Lenin en sus meses finales de existencia semi-consciente luchando desesperadamente contra el monstruo que él había ayudado a crear. Esto entonces nos plantea tres preguntas:
(i) ¿Este resultado estaba inscripto en su proyecto político desde el comienzo?
(ii) ¿Fueron las medidas que tomaron las que ayudaron a producir este desenlace - el Terror Rojo, la centralización más general del poder económico y político, la militarización de las relaciones sociales, etc., etc. - dictadas en gran medida, al menos, por las necesidades de resistir a las fuerzas de la contra-revolución en una sociedad en desintegración, predominantemente agraria?
(iii) Aun cuando la respuesta a (ii) fuera 'Sí', ¿Lenin, Trotsky, y otros líderes bolcheviques hicieron de (lo que ellos percibían como) necesidad una virtud, produciendo, como podrían sugerir los pasajes que citas, racionalizaciones teóricas de prácticas que de hecho evolucionaron pragmáticamente en el curso de la consolidación de un régimen revolucionario?
Ahora sé perfectamente bien que no vamos a ponernos de acuerdo en nuestras respuestas a estas preguntas. (Las mías son No para la (i), y Sí para la (ii) y la (iii).) No obstante, está implícito en estas preguntas el problema más general de los papeles respectivos del contexto objetivo y los proyectos subjetivos en la producción de los resultados históricos. Una manera de resumir nuestro desacuerdo sobre el leninismo es que diferimos en el peso relativo que le damos a estos dos elementos en el surgimiento del stalinismo. Tú les concedes más importancia a las intenciones políticas de los bolcheviques, yo a sus circunstancias históricas. Pero también diferimos sobre cómo caracterizar el contexto objetivo.
Para tí el stalinismo representa el triunfo de la clase coordinadora cuya 'agenda' articuló Trotsky en los pasajes que citas. Sociológicamente éste es enormemente implausible. Los bolcheviques eran un partido abrumadoramente obrero en el momento de las revoluciones de 1917; cualquier cosa que digamos sobre la 'revolución stalinista' de los años treinta (yo preferiría llamarla contra-revolución), fue un motor de enorme movilidad social, en tanto que la industrialización y el Gran Terror llevó a centenares de miles de jóvenes obreros y campesinos a posiciones directivas. Por supuesto, una vez que las estructuras burocráticas de poder habían surgido a comienzos de los años '20, poderosos intereses sociales trabajaron para mantenerlos y fortalecerlos. Pero no creo que esto sea suficiente para explicar los enormes trastornos económicos y sociales que sufrió la URSS en los años treinta.
La explicación correcta nos vuelve a llevar a la pregunta de cómo caracterizar al capitalismo. Tú alegas que mi insistencia en describir a las sociedades stalinistas como capitalistas de estado refleja la pobreza teórica del marxismo: sólo tenemos conceptos para el capitalismo y el socialismo. Esto no es verdad, realmente: hay suficiente trabajo teórica e históricamente sofisticado sobre los modos de producción pre-capitalistas. Pero en todo caso el capitalismo, como planteé, tiene dos rasgos definitorios: la separación de la fuerza de trabajo de los medios de producción y la acumulación de capital impulsada por la lucha competitiva entre capitales rivales.
En la URSS de los años treinta tenemos la separación de los productores directos de los medios de producción en una inmensa escala, mientras los campesinos eran expropiados brutalmente y transformados de a millones en trabajadores asalariados en las nuevas industrias. ¿Y qué fue lo que llevó adelante este proceso? Tenemos la respuesta del propio Stalin en un famoso discurso de 1930: la necesidad de alcanzar económicamente a Occidente en diez años construyendo la base industrial para producir las tecnologías militares requeridas para enfrentar a las otras grandes potencias en términos iguales. La competencia - militar, en este caso - impuso la dinámica de la acumulación de capital en la URSS y continuó haciéndolo durante los siguientes 50 años.
Rechazas esta explicación porque, entre otras razones, haces de la propiedad privada y de los mercados competitivos condiciones necesarias de las relaciones económicas capitalistas. Pero entonces tienes el problema de explicar el papel enorme jugado por la competencia geopolítica y el complejo militar-industrial altamente estatizado en el capitalismo occidental - no menor, por supuesto, en los Estados Unidos contemporáneos.
Independientemente de estas discordancias importantes, ambos queremos asegurarnos que no vuelva a surgir nada parecido al stalinismo. Creo que las idas y vueltas de la historia del siglo XX indican que no puede haber ninguna garantía absoluta. Todos lo que podemos hacer es trabajar juntos para construir un movimiento anti-capitalista con bases tan amplias, tan democráticamente autoorganizado, tan poderoso socialmente, tan teóricamente consciente, tan unido globalmente, como sea posible. Esa es la razón por la que los problemas de estrategia que intenté resaltar importan tanto.
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