Intelectuales y Académicos

Robo y democracia

 

Autor: Naomi Klein

Fecha: 10/2/2004

Fuente: The Guardian


Washington quiere dirigir la soberanía iraquí, pero su control sobre el país se debilita


Si creemos lo que dice la Casa Blanca, el futuro estado iraquí está siendo diseñado en Irak; pero si escuchamos lo que dicen los iraquíes, el diseño se hace en la Casa Blanca. Lo cierto es que técnicamente ninguna de estas dos afirmaciones es correcta. El futuro estado Iraquí está siendo ingeniado en un anónimo centro de investigación en las afueras de North Carolina.

El 14 de Marzo del último año, a solo quince días de la campaña militar, la agencia internacional de desarrollo de EE.UU. pidió a tres firmas nacionales que presupuesten para una única empresa; la puesta en pie, sobre las posibles ruinas, de 180 casas de gobernación locales y provinciales en todo el territorio iraquí, luego de la invasión y posterior ocupación.

Este era un nuevo terreno imperial para firmas acostumbradas a un amistoso discurso de “gestiones publico-privadas” al estilo de las ONG. El contrato, que costará 167.9 millones el primer año y hasta 466 millones en su totalidad, fue adjudicado Research Triangle Institute (RTI), un grupo privado sin fines de lucro más conocido por sus investigaciones en fármacos, dentro del cual, ninguno de sus empleados había ido a Irak en años.

Al principio, la misión de RTI en Irak atrajo la atención pública. Luego de la inhabilidad de Bechtel y el salvaje presupuesto ofrecido por Halliburton, la “sociedad civil” RTI parecía la más benigna de todas. Ahora, las casas de gobernación construidas silenciosamente por RTI, se constituyen como pieza central para el plan Washington de traspasar el poder a seleccionados líderes regionales –un plan que ha sido ampliamente rechazado desde Irak por hacer peligrar la ocupación y enmarcar una posible derrota.

La semana pasada visité a Ronald W Jonson, vicepresidente de RTI y director del proyecto en Irak, en las oficinas de la compañía cerca de la ciudad de Dirham en North Carolina (a metros de IBM y a la vuelta de GlaxoSmithKline). Johnson insiste en que su equipo esta enfocado en “tuercas y tornillos” y no tiene nada que ver con las batallas épicas de quien va a gobernar Irak. “No hay una manera Sunita versus una Chiíta para levantar la basura”, me dice. Tal vez, pero hay una forma pública y otra privada –y según el último reporte de Julio de la Autoridad Provisional de Coalición, RTI está presionando a ésta para que establezca “un nuevo sistema barrial de recolección de residuos” que “sería organizado por empresas privadas”.

A pesar de la construcción sin controversias de estas casas de gobierno por RTI, en el mismo día en que Jonson y yo estábamos tranquilamente discutiendo los puntos más finos de la democracia local, el gobernador puesto por Estados Unidos en Nasiriya (a 200 millas al sur de Bagdad) estaba siendo rodeado por enfurecidos manifestantes y hombres armados. El 28 de Enero, unos 10 mil residentes marcharon a las oficinas del gobernador local demandando elecciones libres y la inmediata dimisión de todos los demás, acusados de ser peones de las fuerzas de ocupación. El gobernador provisional protegido entre guardaespaldas armados con misiles y cubiertos por lanza-granadas evacuaron el edificio.

Pobre RTI; el apetito de democracia entre los iraquíes está pasando por arriba de los lentos planes de “habilidad de construcción” preparados antes de la invasión. En Noviembre, el Washington Post reportó que cuando la gente de RTI llegó a la provincia de Taji, equipados con planos y listos para levantar las casas de gobierno, descubrieron que “los iraquíes habían formado sus propios representantes de gobierno en la región varios meses atrás, y muchos de ellos fueron elegidos, no seleccionados, como propone la ocupación”. El Post citó lo que un residente dijo al contratista encargado de RTI: “Sentimos que estamos yendo para atrás”.

Johnson niega que el previo gobierno local haya sido elegido como dicen, además, el RTI solo “asiste a los iraquíes” y cita a otro consultor de RTI, quien observó que los desafíos en Irak son “los mismos que enfrentan en Houston”. ¿Es esta soberanía iraquí –concebida en Washington, provista por North Carolina, impuesta en Basra y Bagdad modelo de Massachussets y Houston?

Las Naciones Unidas, ahora que han regresado a Irak, deben escarbar en el asunto y jugar un rol en este embrollo. Será un buen comienzo, si el punto de partida (30 de junio) planteado por la Casa banca para realizar elecciones directas, sea desechado. De algún modo, las Naciones Unidas tendrán algo más que hacer que monitorear las elecciones, y será parar el robo en progreso, el intento americano de robar el futuro de la democracia iraquí del poder de hacer importantes decisiones. Y todo ello depende completamente de la fuerza de un gobierno transicional.

Washington quiere un cuerpo transicional con plenos poderes de soberanía sobre Irak, capaz de bloquear las decisiones que el gobierno electo realice. En esa dirección, Paul Bremer de la Autoridad Provisional de Coalición está empujando una serie de reformas ilegales de libre mercado, contando con que estos cambios sean ratificados por un gobierno iraquí que ellos controlen. Por ejemplo, el 31 de enero Bremer anunció la entrega de tres licencias a bancos extranjeros para operar en Irak. Una semana antes, había enviado a miembros del gobierno provisional a la Organización Mundial de Comercio (OMC) para pedir status de observador, el primer paso para convertirse en miembro de la organización. Y la ocupación acaba de negociar un préstamo de $850 millones con FMI, dándole a éste su usual herramienta para extraer futuros “ajustes económicos”.

En otros países que recientemente han hecho su transición a la democracia –desde Sudáfrica pasando por Filipinas y Argentina- la transición entre los regímenes fue precisamente donde tomaron lugar las traiciones más devastadoras: acuerdos a espaldas para transferir ilegítimamente las deudas, promesas hechas de mantener la “continuidad macroeconómica”. Una y otra vez, recientemente liberada, la gente espera las encuestas solo para descubrir que hay una preciada izquierda a la cual se puede votar.

Pero en Irak, aún no es tarde para bloquear este proceso. La llave es confinar el mandato a un gobierno provisional directamente ligado a realizar elecciones: censos, seguridad, protección a la mujer y las minorías.

Y aquí hay algo verdaderamente sorprendente: esto realmente podría pasar. ¿Por qué? Porque las razones de Washington para ir a la guerra se evaporaron; la única excusa que le queda al presidente Bush es el deseo de llevar democracia a Irak. Por supuesto que su deseo es una real mentira así como tantas otras, pero es una mentira que podemos usar. Podemos colgarnos un arnés de la debilidad de Bush en Irak para demandar que la mentira de democracia se convierta en realidad, que Irak sea verdaderamente soberano: sin sujeción a deudas, sin mediación de contratos de injerencia, sin amedrentamientos de bases militares norteamericanas, y con completo control de sus recursos, desde el petróleo hasta las reparaciones.

El control de Washington sobre Irak se debilita día a día, mientras que las fuerzas pro-democracia dentro de Irak se fortalecen. Una genuina democracia podría llegar a Irak, no porque la guerra de Bush haya estado bien, sino porque ha sido comprobando su verdadero y gran error.


Publicado el 09/02/04


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