Izquierda Marxista
La extrema izquierda en Francia: no esquivar la política
Autor:
Alex Callinicos
Fecha:
4/4/2004
Traductor:
Guillermo Crux, especial para PI
Fuente:
Socialist Worker, Gran Bretaña
Las lecciones de la performance de la extrema izquierda en las elecciones regionales de Francia
Los titulares de los diarios por las elecciones regionales de Francia dijeron que hubo un gran giro desde la derecha gobernante a los partidos de la "izquierda plural" -los socialistas, los comunistas, y los verdes. Pero, para la izquierda revolucionaria, la historia fue muy diferente.
La coalición de Lutte Ouvriere (LO) y la Ligue Communiste Révolutionnaire (LCR) obtuvo el 4,95 por ciento de los votos en la primera vuelta de las elecciones de hace dos fines de semana. Este porcentaje no le alcanzó como para entrar en la segunda vuelta del domingo pasado. Es importante ver esto en sus proporciones. Como cuota del voto nacional, un 5 por ciento no está mal para una coalición de revolucionarios declarados.
Pero hace dos años, en la primera vuelta de las últimas elecciones presidenciales, los candidatos de la extrema izquierda consiguieron un 10 por ciento. Arlette Laguiller de LO y Olivier Besancenot de la LCR cada uno ganó por su lado obtuvo más votos que el candidato del Partido Comunista (PCF).
Éste fue un resultado histórico si consideramos cómo el PCF dominó la clase obrera organizada en Francia desde los años treinta. Sin embargo, esta vez, el PCF obtuvo el 7,6 por ciento de los votos. Y, sin embargo, Francia durante mayo y junio del año pasado estuvo cruzada por una ola masiva de huelgas contra los ataques del gobierno a las jubilaciones. Los militantes de la LCR y de LOjugaron un rol dirigente en las huelgas.
La izquierda reformista parece estar sacando rédito de la amargura popular contra la derecha. Desde ya que las elecciones parlamentarias no son el terreno natural de los revolucionarios. Los activistas pueden llegar a dirigir los movimientos de masas pero pueden verse reducidos en proporciones a la hora de votar.
Además, en abril de 2002 la izquierda oficial estaba en gobierno y llevaba a cabo políticas neo-liberales. La extrema izquierda -y los nazis del Frente Nacional- podían darle voz a la desilusión resultante. Pero, una vez fuera del gobierno, el Partido Socialista y el PCF lograron reconstruir cierto grado de credibilidad. Aquí tenemos una lección importante.
LO y, en menor grado, la LCR tienden a mostrar a la izquierda oficial como si no tuviera nada de diferente con la derecha. Ninguno de los dos partidos llamó a sus votantes a que voten a socialistas y comunistas en la segunda vuelta de las elecciones. Esta posición refleja una dificultad para reconocer el peso resistente del reformismo dentro del movimiento obrero.
Incluso un partido tan corrupto y desacreditado como el de los socialistas franceses puede llegar a actuar como un vehículo para el descontento de la clase obrera, ubicándose a la izquierda en lo retórico. Al poner a los partidos de la izquierda plural en la misma bolsa que la derecha gobernante, LO y la LCR pueden haberse aislado de los votantes tradicionalmente fieles a los comunistas o los socialistas. Además, la campaña de la extrema izquierda se concentró casi exclusivamente en asuntos económicos y muy particularmente en el alto nivel de desempleo. Por supuesto que el desempleo es enormemente importante, pero los candidatos revolucionarios también tienen que dirigirse a las cuestiones políticas.
La oposición a la globalización corporativa, al imperialismo y a la guerra atrajo a una gran cantidad de jóvenes al festival anti-capitalista de Larzac en agosto del año pasado y al Foro Social Europeo de París en noviembre. También hay eventos menos positivos.
El presidente Jacques Chirac y su primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, impulsaron, con el apoyo de la izquierda plural, la famosa ley que les prohibe a las mujeres jóvenes musulmanas el uso del velo en las escuelas estatales. Escandalosamente, LO ha apoyado la expulsión de las estudiantes musulmanas que usen velo. La LCR está dividida por este asunto.
Chirac utilizó este asunto para dividir a la extrema izquierda y ponerla a la defensiva. Como resultado, se han automarginado de la población musulmana más grande de Europa, que hierve de bronca por el racismo oficial y la "guerra contra el terrorismo."
No hago estas críticas con ningún entusiasmo, por dos razones. Primero, porque algunas de estas críticas también las hace una minoría derechista dentro de la LCR. Ellos se oponen a la construcción de una alternativa revolucionaria a la izquierda oficial. En vez de una lista común con LO, esta minoría quería juntarse con fragmentos de los partidos reformistas.
Incluso antes de la primera vuelta de las elecciones, ya habían empezado una campaña en los medios de comunicación para que la LCR apoyara a la izquierda plural en la segunda vuelta. También existe un peligro real de que la Liga haga implosión en una lucha de fracciones. Segundo, no puedo evitar un sentimiento de "Estuvimos allí, pero por la gracia de dios que no nos ocurra aquí". En junio, Respect tendrá que enfrentar su propia gran prueba en las elecciones para el parlamento europeo y para la Asamblea del Gran Londres.
Pero para tener éxito necesitamos aprender de los triunfos y los fracasos de los demás. La principal moraleja que saco de las elecciones regionales francesas es que no hay que subestimar al reformismo y que no hay que esquivar los grandes asuntos políticos del momento.
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