Europa

Izquierda y Derecha inquietas por sus « extremas »

Autor: Paul QUINIO

Fecha: 13/10/2003

Traductor: Alejandra G., especial para PI

Fuente: Libération

Como un perfume del 21 de abril. El sábado, durante un Consejo Nacional reunido en París, el Partido Socialista eligió quienes van a encabezar sus listas en las elecciones regionales del 21 y 28 de marzo 2004. El mensaje esencial transmitido por los socialistas es sobre la necesaria unión de la izquierda, en nombre del « deber de la memoria », según palabras del primer secretario, François Hollande. Hace dieciocho meses, la triple ecuación de una abstención record, el importante voto al Frente Nacional y el fuerte crecimiento de la extrema izquierda eliminó a Lionel Jospin desde la noche misma del primer turno a las elecciones presidenciales. « Y en mi región, ninguna de las razones que están en el origen de esta situación ha desaparecido », informa un diputado del norte evocando « la inseguridad social » que continúa reinando allí.
Alerta roja. La prespectiva de un voto importante a la extrema derecha en marzo es compartida por todos los socialistas. Vincent Peillon, ex-diputado de la Somme y animador del Nuevo Partido Socialista (NPS), evoca un « voto estructural ». Jean-Christophe Cambadélis, diputado de París, juzga que « la derecha comete con la inseguridad el mismo error que nosotros con el desempleo : pensar que su baja va a minimizar el voto al FN ». Los socialistas agitarán la señal de alarma de la extrema derecha para removilizar sus tropas ? Habiendo sido el PS la principal víctima del « relámpago » del 21 de abril, el argumento parece un poco débil.
La paradoja hace que el PS se apoye sobre los deberes actuales del gobierno para alimentar esta inquietud. « En un contexto donde la derecha falla y donde la izquierda se divide, el FN puede sacar provecho », analiza Cambadélis. « El FN puede prosperar sobre el desasosiego que crea el Gobierno », estima François Hollande. Es allí donde empiezan los problemas para los socialistas. No pueden obviamente compadecerse de las dificultades de Jacques Chirac y Jean-Pierre Raffarin. Pretenden por cierto transformar el escrutinio regional en voto « sanción ». Pero los dirigentes del PS son concientes de « la limitada atracción » que suscitan hoy. Dominique Strauss-Kahn résume : « Los franceces se alejan del gobierno, pero no hemos creado las condiciones aún para que se retornen hacia nosotros. Pueden caer en el extremismo, o en el rechazo a la política. »
Esperanza. Es la extrema izquierda quien encarna ese rechazo a la política, según Cambadélis, via José Bové o vía la alianza electoral Lutte Ouvrière-Ligue Communiste Révolutionnaire que « rechaza izquerda y derecha al mismo tiempo ». Con todo, la mayoría de los socialistas trivializan el riesgo de un importante crecimiento de la extrema izquierda en las regionales.
El suelo del 10% de los votos emitidos para mantenerse en la segunda vuelta deberá impedirles influír más sobre el escrutinio, a la excepción quizá de las regiones Nord-Pas-de-Calais, Ile-de-France, Midi-Pirineos, o incluso Picardía. "La extrema izquierda puede ser un receptáculo, reconoce Holande.Pero cómo sancionar la derecha será la contradicción principal para la extrema izquierda ", quiere creer. La apuesta del PS es simple : que el reflejo post 21 de abril del voto « útil », manisfestado durante las elecciones legislativas de junio 2002, perdure el año próximo. Funcionará sobre todo teniendo en cuenta que los socialistas "suscitarán la esperanza". De aquí a marzo, nada es seguro. Ya que si el PS se rehace poco a poco una salud sobre la espalda de los sinsabores gubernamentales, su verdadero adversario permanece siendo él mismo. De su capacidad de atracción dependerá en parte el nivel de abstención. Y el del voto protestatario.