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Después de las movilizaciones masivas del 15 de febrero. ¿Cómo avanzar para derrotar la guerra imperialista?
Claudia Cinatti
La Verdad Obrera 116
27/02/03

 

El 15 de febrero fue una jornada histórica e inédita. Más de 10 millones de manifestantes en alrededor de 600 ciudades en todo el mundo, salieron a las calles para decirle no a la guerra imperialista contra Irak. La contundencia de la movilización impactó en los gobiernos, pero sobre todo en el estado de ánimo de millones en todo el mundo que quieren detener esta ofensiva. A medida que pasan los días se debilita la posición guerrerista frente a la opinión pública internacional y sobre todo en los países beligerantes. Los estudiantes en Gran Bretaña llaman a ocupar sus universidades si comienza la guerra, mientras crece en las encuestas el rechazo a la misma incluso si se hiciera con el aval de la ONU. En Italia, activistas anticapitalistas intentaron bloquear las vías del ferrocarril para impedir que circule el material militar para la zona del Golfo, mientras que los sindicatos están planteando la posibilidad de convocar a la huelga si comienzan las acciones bélicas. En Estados Unidos, las coaliciones antiguerra están preparando una nueva acción masiva para el 15 de marzo.

 

IMPERIALISMO: O GUERRA O PAZ DE LOS CEMENTERIOS

Las movilizaciones del 15 de febrero fueron un gran paso en la lucha contra la guerra pero no alcanzaron para hacer retroceder a Bush y sus aliados. Mientras siguen las disputas diplomáticas, los preparativos de guerra han avanzado enormemente. Los portaviones, los aviones caza y las tropas norteamericanas y británicas ya están desplegadas en la zona del Golfo Pérsico. Para muchos analistas militares la guerra comenzaría a mediados de marzo.
No hay tiempo que perder. Es necesario redoblar la movilización.
Una amplia vanguardia de centenares de miles comprende los objetivos imperialistas de la guerra, así lo demuestran sus consignas "¡No a la guerra por el petróleo!" "¡No a la guerra por el imperio!". Pero mayoritariamente el movimiento antiguerra abriga ilusiones pacifistas, por ejemplo de que las Naciones Unidas pueden detener el curso de la guerra o que esto puede lograrse sólo con la "desobediencia civil" y las protestas callejeras. Los revolucionarios distinguimos la acción conciente de las direcciones burguesas y reformistas que usan los argumentos de la "paz" para sus propios objetivos reaccionarios, de las lógicas ilusiones pacifistas del movimiento de masas. En este momento, en los países imperialistas el sentimiento pacifista tiene un elemento progresivo porque lleva a amplios sectores a enfrentar a sus propios gobiernos. Pero transformado en estrategia termina planteando que los pueblos oprimidos del mundo pueden convivir en paz con sus opresores, sin atacar las bases del sistema capitalista imperialista.
La experiencia histórica de la lucha por la liberación de la India bajo Gandhi es presentada por los pacifistas como la muestra más contundente de que los pueblos pueden liberarse sin ejercer la violencia contra sus opresores. La India consiguió su liberación formal como colonia inglesa gracias al heroísmo de su pueblo, que sin embargo tuvo que pagar un costo enorme en miles de vidas por la resistencia "no violenta" alentada por Gandhi frente a las asesinas tropas del imperio británico. Así, el pueblo indio no logró liberarse derrotando definitivamente a sus explotadores y opresores, sino que su dirección terminó aceptando un estatus de nación semicolonial para la India. La violencia del hambre hoy en las calles de Calcuta muestra la catástrofe de esa estrategia pacifista.
No hay ninguna "paz" posible mientras persistan la dominación imperialista, que condena a millones al hambre, la explotación y la miseria y que no duda en lanzar las peores masacres para defender las ganancias de sus monopolios. Por eso no sólo debemos pelear contra las bombas de Bush, Blair, Aznar y Berlusconi, sino también contra el plan imperialista de las "inspecciones de armas" de Chirac y Schroeder, así como por el levantamiento inmediato de todas las sanciones económicas impuestas por la ONU. Ante la eventualidad de una guerra no somos "pacifistas" ni neutrales sino que estamos por la derrota de Estados Unidos y sus aliados. A la vez que nos ubicamos incondicionalmente en el campo militar iraquí, no le damos el más mínimo apoyo político al reaccionario régimen de Hussein, opresor de su propio pueblo y de la minoría kurda.

 

UNA POLITICA REVOLUCIONARIA

En los países imperialistas europeos, donde el movimiento antiguerra es de masas, coincidimos con lo que plantean los compañeros marxistas revolucionarios británicos de la Liga por una Internacional Comunista Revolucionaria (LICR), con la que ya hemos sacado pronunciamientos comunes ante la lucha palestina, la guerra imperialista contra Afganistán y la ofensiva imperialista contra Irak. En un reciente artículo titulado "Después del 15 de febrero - Por una huelga general global contra la guerra" los compañeros plantean que en los países europeos "se deberían formar organismos nacionales, que unan a los delegados de los foros y asambleas locales y a los sindicatos que quieran emprender la acción directa contra la guerra. En Europa, si Bush desencadena la guerra, debemos pelear por una huelga general en las empresas, las escuelas y las universidades en cada país. Debemos obligar a los dirigentes de los sindicatos y las federaciones sindicales de todo el mundo a declarar una huelga general global. Tenemos que golpear a los guerreristas donde más les duele. Tenemos que bloquear y sabotear los esfuerzos de guerra en todo lugar donde podamos: llamamos a los trabajadores en los sindicatos y a los activistas antiguerra a bloquear el transporte militar en los puertos, los ferrocarriles y los aviones. Llamamos a la acción directa y a focalizar las campañas de boicot contra las corporaciones norteamericanas como la Esso y las embajadas de Estados Unidos" (Workers Power Global, Londres)1.
Esta perspectiva de acción directa del movimiento de masas contra la guerra y los gobiernos imperialistas que la llevan adelante, puede alentar la movilización en los países semicoloniales.
En América Latina, uno de los centros de la lucha contra el imperialismo yanqui, se han realizado importantes movilizaciones de vanguardia para repudiar el ataque militar a Irak, tenemos que reforzar la movilización y la solidaridad con el pueblo iraquí. El movimiento antiguerra ha adquirido un carácter internacional que plantea con más urgencia que nunca la tarea de unir la lucha en los países centrales con la de los países semicoloniales, que como en Argentina, Venezuela o Bolivia se levantan contra el imperialismo. Los revolucionarios tenemos planteada la oportunidad y el desafío de confluir con los sectores más avanzados de este movimiento bajo una estrategia común internacionalista y revolucionaria, uniendo la lucha contra la guerra a la lucha contra nuestros propios explotadores y sus gobiernos sirvientes para liquidar las bases mismas del sistema imperialista que condena a la mayoría de la humanidad a la miseria y recurre a la guerra para sostener su dominio.


1 http://www.workerspower.com/wpglobal/wardemo.html

 

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