El gobierno de Fox se encuentra en una disyuntiva que lo enfrentará
ante la opinión pública internacional y nacional:
arrodillarse ante la política de Bush o tratar de ganar cierto
margen de "independencia" dentro de su acuerdo más
estratégico con la potencia del norte.
Las últimas semanas, ha sido notorio cómo la injerencia
histórica de EU en México se profundiza en el contexto
de la guerra. Por ejemplo, el embajador de México "Tony"
Garza advierte y amedrenta al gobierno con "los costos políticos"
que causaría un no alineamiento sobre el tema. El mismo secretario
de Gobernación Santiago Creel ha caído en contradicción
sobre la incisiva presión de la Embajada. También,
la reciente visita de Aznar fue vista como otro intento de presión
norteamericana por medio del gobierno de España, que intenta
protagonizar un cambio en la relación de fuerzas dentro de
la Unión Europea como parte de la intensa pelea por el voto
dentro del Consejo de Seguridad de la ONU. El gobierno mexicano
tiene un voto como miembro no permanente de este consejo y tendrá
que enfrentar los costos políticos de acordar con las grandes
potencias las cuestiones relevantes de la situación mundial.
El Secretario de Relaciones Exteriores y representante ante el organismo
internacional, Ernesto Derbéz, dijo que mantendría
la posición "multilateralista", siguiendo la línea
anterior de Fox, que en un hecho sin precedentes, se pronunció
por una salida de consenso, alejándose de la postura norteamericana
con su "¡No a la guerra, si al multilateralismo!".
Este hecho que le valió una llamada telefónica inmediata
desde la Casa Blanca, influyó en el reciente cambio de postura
con el argumento bushiano de que "lo importante es que el tirano
Hussein debe ser desarmado". Pero más allá incluso
de qué posición adopte finalmente en el Consejo de
Seguridad en caso de votación, ya es un hecho de extrema
importancia que el gobierno, que asumió prometiendo una mayor
subordinación a los EE.UU. plantee esta posición que
tensa la relación entre ambos países. ¿Cuales
son las razones de ello? A continuación trataremos de dar
una explicación, de los elementos internos y externos que
están en el fondo del asunto.
El contexto internacional: una tendencia a la ruptura del equilibrio
capitalista mundial
Es imposible entender la postura del gobierno mexicano ante los
planes de guerra de Bush sin tomar en cuenta el estado de las relaciones
entre las principales potencias. "Hoy la decisión de
Washington de emprender una guerra unilateral contra Irak y la brecha
que ha abierto con algunos de sus principales aliados europeos,
amenaza con derribar una a una las alianzas y los pilares del orden
establecido en la posguerra, lo que puede tener consecuencias ominosas
para el equilibrio capitalista en su conjunto" (LVO 116). Alrededor
de esta situación, se evidencia la pérdida de consenso
entre las grandes potencias y en el conjunto de las naciones, lo
que de desarrollarse profundizaría las brechas y los roces
interimperialistas (como los que se abrieron dentro de la Unión
Europea o entre ésta y los EE.UU.) En este marco y como respuesta
a los intensos cabildeos de presión por parte de EE.UU. para
conseguir el apoyo necesario para una nueva resolución en
el Consejo de Seguridad que abra el camino para la invasión
inmediata sobre Irak, han surgido importantes resistencias y reticencias.
En Chile el presidente Lagos, ante la visita del representante norteamericano
Otto Reich, se inclina porque los cinco miembros permanentes del
Consejo de Seguridad se pongan de acuerdo para no tener que definir
con su voto; la Liga Árabe intenta "evitar" la
guerra proponiendo el exilio del actual gobierno irakí; y
el parlamento turco acaba de rechazar la discusión sobre
la entrada y establecimiento de las tropas norteamericanas a su
territorio. Por otra parte Francia, Alemania y Rusia que ven alrededor
de la guerra contra Irak un reposicionamiento del imperialismo norteamericano,
sienten amenazados sus propios intereses en la región. Por
tanto la determinación de los EEUU para atacar Irak podría
no ser avalada en la ONU, bien por no reunir los nueve votos necesarios
para respaldar su propuesta, o bien porque algunos de los miembros
permanentes ejerzan su derecho al veto, como ya amenazó Rusia.
Las disputas políticas, tácticas y estratégicas,
entre las grandes potencias no son una cosa menor. Señalan
un fuerte elemento tiende hacia la ruptura del equilibrio capitalista,
que se profundizaría sí se rebasa a la ONU como instancia
de acuerdo entre los imperialistas. Por lo menos los efectos de
estos elementos de la situación están creando mayor
inestabilidad a nivel mundial.
Las diferencias estratégicas no se disiparán fácilmente
si, como ahora parece probable, Estados Unidos, Gran Bretaña
y otras naciones siguen adelante con la acción militar en
Irak, frente a la amplia oposición de otros aliados tradicionales
y por fuera de la ONU. Además la política guerrerista
de Bush ha encontrado también una fuerte reacción
mundial contra la guerra con más de 30 millones movilizados
en todo el mundo.
Es ante esta falta de consenso internacional que el gobierno de
México busca cierto equilibrio entre las distintas posturas
sobre la guerra, primero apareció más "multilateralista"
y después más inclinado hacia la postura de Bush.
Estos cambios se deben en gran parte a que a partir del 11 de septiembre
el imperialimo yanky redefinió una política hacia
México mucho más agresiva (como se mostró con
la negativa hacia un acuerdo migratorio).
Fox y el régimen de la alternancia ante la guerra
La posición de México en el Consejo de seguridad
de la ONU, junto con el voto de Chile, puede definir acerca de la
nueva resolución propuesta por EEUU y Gran Bretaña.
Esto plantea nuevos elementos en la relación entre el gobierno
mexicano y el imperialismo.
Fox, como Lagos, no quisiera tener que externar su voto en el Consejo
de Seguridad, por lo que mantiene una posición que, aunque
ambigua, busca mantener un alineamiento. Cualquier decisión,
cualquiera que esta sea (sin descartar incluso la posibilidad de
una abstención), le acarrearía costos políticos
altos, tanto externa como internamente. En parte porque el 83% de
la población mexicana se opone a la guerra y también
porque el descontento mostrado en el campo y el desgaste del gobierno
le traerían una situación compleja donde estas luchas
aunque incipientes, pueden tomar tintes más antiimperialistas
y antibelicistas.
Por otra parte pesa el hecho de que EE.UU. expresó una negativa
rotunda hacia el acuerdo migratorio y que la embajada de ese país
anunció que ve difícil renegociar el apartado agrícola
del TLCAN. Ante esto el gobierno mexicano intentaría reposicionarse
para negociar en "mejores" condiciones la entrega del
país, siguiendo así el consejo de intelectuales del
régimen como Enrique Krauze de "cobrar lo justo por
el voto afirmativo pero a cambio de resolver los problemas básicos
de la relación bilateral: un acuerdo migratorio completo
y un trato justo en el ámbito agropecuario" (Proceso
23/02/03).
Esto podría ser un intento de fortalecerse frente a los demás
partidos del régimen en una situación marcada por
los escándalos de lavado de dinero y financiamiento del extranjero
a la campaña panista por medio de "Amigos de Fox".
Aunque también puede tener la intención de no quemar
demasiado al régimen de la alternancia como abiertamente
entreguista.
El PRI y el PRD, ya le exigen "firmeza" para mantener
su posición inicial llamando a la abstención o al
voto en contra (como recientemente hizo Cárdenas) en el Consejo
de seguridad de la ONU. Las próximas elecciones parlamentarias
seguro que están en el horizonte del gobierno, quien se cuida
de cualquier acción que le reste votos. Sin embargo, la campaña
de proselitismo en favor de los candidatos panistas echada a andar
por Fox y Marta Sahún, tiene menos marco de acción
para seguir descalificando a los opositores (PRI y PRD) de "frenos
para el gobierno del cambio". Si las diferencias son solo parte
de un reposicionamiento de cara a las elecciones federales de julio,
serían entonces diferencias tácticas frente a la relación
de subordinación con el imperialismo en el marco de la batalla
electoral.
¡Derrotemos la guerra imperialista!
Desde luego que por dictados norteamericanos se ha elevado la producción
petrolera en el país para hacer frente a la reducción
de las reservas. A pesar de los cantos de sirena del régimen
se produce más para la guerra imperialista. Los partidos
patronales mexicanos (proimperialistas irremediables) no dicen nada
al respecto: PRI y PRD exigen cínicamente el voto contra
la guerra pero a la vez exigen también, vía el Congreso
Nacional de Gobernadores, se les participe de la derrama de la venta
extra del petróleo, que servirá para invadir una nación
y asesinar a su pueblo.
Así avalan la guerra de "sangre por petróleo"
y se quieren beneficiar de ella. Y claro que una importante parte
de lo obtenido por la derrama extra se utilizará para el
pago puntual de la deuda externa (más de 15 mil millones
de dólares en esta ocasión), vía por la que
se mantiene económicamente atado al país a los intereses
del imperialismo, y con lo que tienen perfecto acuerdo los tres
principales partidos. Por esto debemos pelear en México para
que ni una gota de petróleo y ni un peso de la deuda externa
se entreguen como parte de la lucha internacional para derrotar
a esta guerra imperialista de rapiña.
En el último mes vimos la impresionante movilización
campesina que se realizó contra el apartado agrícola
del TLCAN y en la que casi 100 mil campesinos confluyeron con sectores
de trabajadores (como el SME o la UNT) y con diversos sectores populares.
Estas muestras de descontento contra la penetración imperialista
y sus efectos devastadores para el campo mexicano pueden ser un
primer paso para que se desarrolle la lucha antimperialista en México.
En el marco de la amenaza belicista contra Irak, debemos señalar
que la lucha contra los tratados de subordinación al imperialismo
que atan a los países latinoamericanos como el nuestro (TLCAN,
ALCA, PPP, Plan Colombia) debe ser también la lucha por derrotar
a la guerra, junto a los millones en el mundo que han salido a luchar
contra ella.
Debemos impulsar la unidad de todos los sectores que salen a protestar
como los campesinos o los trabajadores y sectores populares que
luchan contra las privatizaciones de la Industria Eléctrica
o la contrarreforma de monseñor Abascal, para movilizarnos
y pelear en la perspectiva de una Huelga Nacional contra la guerra
y los planes del imperialismo para recolonizar el mundo. Los trabajadores
como los de Pemex deben iniciar el boicot activo a la producción
petrolera subordinada hoy a los intereses de EEUU. En este camino
proponemos discutir un plan nacional de lucha en un primer encuentro
de organizaciones obreras, campesinas y populares para hacer frente
a los planes de Fox y el imperialismo, en apoyo a Irak y por la
derrota imperialista, ya que esto favorecería la guerra antimperialista
por todo el mundo y sobre todo la de países semicoloniales
y oprimidos como el nuestro y los de América latina.
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