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Apuntes sobre el movimiento anti-guerra en Estados Unidos. Su situación actual y desafíos

Celeste Murillo

03/05/03

Sin duda es difícil imaginar cómo culminará la invasión imperialista en Irak. A sólo unas semanas de la instalación del "virreinato" norteamericano, ésta no ha producido otra cosa más que muerte, hambre y una miseria aún mayor para el pueblo iraquí. Quizás la imagen de Donald Rumsfeld hablando de libertad, mientras sonaban las balas que acallan la movilización iraquí contra la ocupación yanqui, sea una muestra de la compleja situación que asoma en Medio Oriente.

Quienes han aportado su esfuerzo y convicción por frenar esta guerra se encuentran hoy, sobre todo en el corazón del imperialismo, en un momento de debate y reflexión, y principalmente de grandes desafíos.

 

La guerra en casa...lejos de Irak

 

Es muy difícil saber qué pasó por las cabezas y los corazones de los miles que se movilizaron desde el primer día de bombardeos, en el momento en que las tropas norteamericanas ingresaron a Bagdad. Contra los pronósticos de muchos guerreristas (políticos, medios de comunicación, empresarios) las movilizaciones que siguieron al triunfo militar de EEUU fueron multitudinarias en muchas ciudades del mundo, y muy numerosas en el mismo Estados Unidos.

Aunque no ilustre la totalidad del sentimiento del movimiento anti-guerra fueron significativas las declaraciones de las principales coaliciones, una vez finalizada la primera etapa de la guerra en Irak. Tomando nota de la complicada situación que vive el movimiento en el corazón mismo del imperialismo, es necesario rescatar los síntomas de maduración de un joven movimiento que no tiene siquiera un año de vida.

 

La recesión, las libertades civiles y el imperialismo: tres cuestiones centrales

 

El inicio de esta guerra se dio en un momento especialmente sensible de la economía norteamericana y de la ubicación de EEUU como policía del mundo. En medio de una recesión que viene avanzando hace tiempo, muchas de las personas que se opusieron a esta guerra lo hicieron con la firme convicción que, lejos de ser una vía de recuperación, sólo traería más pauperización a los sectores obreros y populares en EEUU. La clase obrera norteamericana viene siendo la gran perdedora, especialmente desde la caída de las Torres en septiembre de 2001, llegando al límite del cinismo por parte del gobierno que se niega a otorgar las pensiones a los trabajadores heridos durante los rescates. Sin contar los despidos masivos y el deterioramiento de las condiciones de trabajo de las aerolíneas, como United Airlines (el magnate de los cielos), los miles de puestos de trabajo perdidos y los miles de nuevos pobres.

Este ataque a las condiciones de vida fue acompañado por una fuerte embestida a las libertades democráticas y civiles. El Acta Patriótica, la herramienta "legal" que utiliza la administración Bush para limitar el derecho de manifestación y libre expresión, ha hecho mella. Muestra de ello han sido la brutal represión a los manifestantes en el puerto de Oakland(1) (California), el despido del periodista del San Francisco Chronicle(2) y las repetidas amenazas a trabajadores y estudiantes que participan de manifestaciones anti-guerra(3).

Quizás estas dos razones, sumadas al profundo rechazo a la muerte y la destrucción provocadas por los bombardeos, delinearon un movimiento que supera la simple causa por la paz y refleja las contradicciones que crecen día a día dentro de las fronteras del país más poderoso del mundo.

La extensión y diversidad del movimiento anti-guerra hacen difcultosa la reflexión sobre sus posiciones, por eso este pequeño análisis quizás sirva simplemente para intentar comprender algunas conclusiones generales, sólo las primeras, de un proceso que ni Bush ni nadie sabe en qué puede transformarse.

 

Ocupación no es liberación

 

Las movilizaciones de mediados de abril en EEUU dejaron sentada una posición clara respecto de la ocupación yanqui en Irak. La coalición ANSWER (una de las principales organizadoras de las marchas) decía en su llamado de abril: "La administración Bush avanza rápidamente para imponer el gobierno de la ocupación al estilo colonial en Irak. Esto no es liberación. Esto es el uso de su potencia militar para apoderarse del territorio y los recursos de Irak, y eliminar su soberanía, mientras violan los principios básicos de la autodeterminación. Esto es una guerra por el Imperio"(4). ANSWER ha sido una de las coaliciones, que junto con la inglesa STOP WAR, han señalado más insistentemente el carácter de la guerra, contrariamente a la imagen que dieron los medios masivos (los que la dieron) de los disidentes de esta guerra como hippies antipatrióticos y nada más. Algo similar expresó United for Peace and Justice, la otra gran coalición norteamericana: "United for Peace and Justice se opone a la ocupación y colonización de Irak"(5).

Frases como estas recorren todas y cada una de las declaraciones, volantes y afiches de las más variadas coaliciones y grupos de activistas, incluso sindicatos. Una de las grandes ganancias del movimiento, al menos de sus sectores más avanzados, será el reconocimiento de la política imperialista del estado norteamericano, uno de los grandes problemas que no habían podido ver los anti-global que nacieron en Seattle en 1999. Esta referencia al movimiento anti-capitalista se vuelve recurrente al momento intentar pensar los límites y avances del movimiento anti-guerra, sería un trabajo mucho más extenso analizar la relación entre ambos. Sin embargo no parece azaroso encontrar en la generación que tomó las calles para parar la guerra, la experiencia del movimiento que empantanó cumbres internacionales varias y empezó a cuestionar el triunfalismo capitalista, vigente desde la caída del Muro. Es indudable que la fuerte represión en Génova, en la que resultó muerto el activista Carlo Giuliani, y sobre todo, la caída de las Torres en septiembre de 2001 fueron duros golpes al movimiento que se vio en franco retroceso. Quizás muchos de los jóvenes activistas que se mezclan en las movilizaciones con los "viejos" jóvenes de los '60, hayan sido protagonistas de las novedosas protestas que inundaron el último año del siglo XX.

 

No pagaremos su guerra

 

Aún más claro que las razones de la guerra y sus objetivos es el temor (con razones de sobra) de que será el pueblo norteamericano quien pague por esta guerra. Este problema es por lejos el gran unificador de los diferentes sectores. La oposición a los recortes de presupuesto, inaugurados con el despido de 1000 profesores en el estado California(6) un día después de la entrada a Bagdad, ha unido a estudiantes, sindicatos, negros, latinos y las organizaciones más diversas. El llamado al May Day (1º de Mayo)(7) en Berkeley da cuenta de esto: Trabajadores, estudiantes y [otros] pobres soportarán los costos de esta guerra, cuando los programas educativos y sociales pierdan la financiación y la economía continúe cayendo con suspensiones, pérdidas de puestos de trabajo, y menos oportunidades para crear empleo (...)Están tratando de que no nos demos cuenta que la economía se hunde, pero sabemos muy bien por nuestras propias vidas cotidianas cuán mal está la situación..."(8).

Muchos analistas han señalado el error que ha cometido la administración Bush al unir a sectores históricamente divididos, ya sea por cuestiones políticas, generacionales o raciales. El ataque a las condiciones de vida y a las libertades democráticas ha derivado en toda clase de coaliciones y grupos, combinando sectores que no marchaban unidos hace décadas, como latinos y negros, trabajadores y estudiantes, etc.

 

Las corporaciones y los medios: un enemigo por definición

 

El enfrentamiento a las corporaciones, las principales beneficiarias de los contratos de "reconstrucción", ha sido uno de los ejes del movimiento anti-guerra. Nunca fue tan nítida la ligazón y las facilidades que han obtenido de mano del estado norteamericano empresas como la Lockheed Martin (fabricantes de armas, principal proveedora del Pentágono), Bechtel (transporte de armas), Halliburton (seguridad industrial), entre otras. Tomando la herencia del movimiento anti-capitalista, que señaló a las corporaciones como las responsables de la pobreza de millones en el mundo, los activistas norteamericanos se plantaron valientemente, bloqueando empresas, plantas y hasta el distrito comercial de San Francisco(9). Pero lo novedoso (a diferencia de los anti-global) fue el señalamiento de la política del gobierno de favorecer el accionar de las corporaciones, en contra de los trabajadores y la población pobre, que sufren las consecuencias. Un blanco similar fueron los medios masivos, que desataron muchas veces la furia de los activistas, escrachando las oficinas de la CNN en todo el país, y bloquearon las puertas de la Fox News en Los Angeles, San Francisco y Filadelfia, luego de que el periodista O'Riley (una suerte de Mariano Grondona yanqui, aún peor) agitara la necesidad de arrestar a los activistas anti-guerra y condenarlos por terroristas y anti-patriotas.

 

Un párrafo aparte: los trabajadores y los sindicatos

 

La participación de sectores de trabajadores y las declaraciones de dirigentes de la AFL-CIO hacen necesaria una reflexión acerca de su actual situación y las posibilidades que podrían surgir del rechazo a la guerra. Aunque no han sido los principales sectores de la enorme clase obrera norteamericana los que se han movilizado o realizado huelgas, hubo sectores que se manifestaron, incluso activamente. Además de sectores con más tradición opositora, como los portuarios, han surgido nuevos como la USLAW (Trabajadores Norteamericanos contra la guerra), que agrupa 13 sindicatos y participó junto a los activistas de las manifestaciones e impulsó en varias ciudades como Nueva York, Chicago y San Francisco acciones y debates en los lugares de trabajo.

Es claro que los esfuerzos de algunas organizaciones de trabajadores, e incluso de estudiantes, no han logrado despertar a las grandes fábricas, pero son signos más que favorables. Aunque ambiguamente, la AFL-CIO ha tenido que señalar "reservas" sobre la guerra de Bush, las declaraciones de Sweeny se enfrenaron con las de Hoffa Jr. (el burócrata de los teamsters, pro-Bush hasta la médula) a la hora de las definiciones. Esto no quiere decir que existan esperanzas en la actual dirección de la central sindical, sino que muestra que existe un sentimiento de malestar entre los trabajadores norteamericanas con la política exterior. Hecho que si observamos un poco la historia muestra que ha sido siempre una cuestión delicada, que llevó por ejemplo a la primer ruptura de la AFL-CIO durante la guerra de Vietnam.

 

Algunos apuntes

 

Seguramente sea demasiado pronto para concluir una reflexión acabada del movimiento anti-guerra, lo apuntado en este artículo son apenas algunos elementos para pensar el futuro desarrollo y los desafíos que enfrentan los opositores a la guerra en EEUU.

A pesar de que se han movilizado cientos de miles de personas, el sector de la población norteamericana que se opone activamente a la guerra sigue siendo minoritario, tomando en cuenta que viven más de 250 millones de personas en ese país. Sin embargo, la movilización ha sabido expresarse de diversas formas y pelea por mantenerse en pie en una situación difícil, en un lugar difícil.

Su existencia y fortaleza dependerán en gran medida de la respuesta que de a los ataques a las condiciones de vida de los sectores populares y las libertades democráticas, que crecerán al ritmo de la recesión económica. Y una tarea de primer orden en este puno es fortalecer la unidad con la clase trabajadora. Junto a esto se suma el desafío de desarrollar la solidaridad con la lucha anti-imperialista de los países del llamado Tercer Mundo, empezando por Medio Oriente. Esta solidaridad y simpatía hasta hoy se ha reflejado en sectores pequeños del activismo o a través de organizaciones minoritarias, como la conferencia convocada en abril en solidaridad con América Latina (contra el pago de la deuda y en apoyo a las luchas de nuestro continente).

Sin duda, una alianza entre el movimiento anti-guerra y las luchas anti-imperialistas es un temor fundado del gobierno de Bush y Cía. Fundado porque el primer recuerdo que viene a la mente es la unidad y la simpatía del movimiento anti-guerra de fines de los '60 con la lucha y la resistencia del pueblo de Vietnam. Alianza que le costó a EEUU su primer derrota militar, y un síndrome que marcó la política de guerra durante años.

Aunque la situación actual es radicalmente distinta, siguen en pie los desafíos planteados para el movimiento que, lejos de resignarse ante a la ocupación yanqui, se ha puesto de pie para rechazarla. Las perspectivas que se abren con la no-resolución de la crisis económica, los recortes en los programas sociales (de los que dependen millones de pobres) son enormes. La administración Bush tiene una batalla pendiente en un frente difícil: los trabajadores y el pueblo norteamericano.

 

Notas

1 - La represión a lo manifestantes de Oakland contó con perdigones de madera, balas de goma y gases. Quizás suene exagerado, si uno lo mide con la acostumbrada represión que enfrentan la mayoría de las movilizaciones en nuestro continente, pero es significativo el ataque a los manifestante en EEUU, donde hace años no se reprime de esta manera ninguna manifestación.
2 - El periodista Norr fue despedido por haber sido arrestado en una marcha anti-guerra en San Francisco junto a su mujer y su hija, la excusa del diario fue que el periodista mintió sobre la razón por la cual se ausentó del trabajo.
3 - En varias universidades activistas anti-guerra han sufrido ataques por expresar su oposición anti-guerra, en los lugares de trabajo han sido amenazados organizadores de movilizaciones y activistas sindicales.
4 - Declaración. Ocupación no es liberación. ¿Por qué marchamos el 12 de abril? ANSWER. La versión en español está disponible en Partes de Guerra.
5 - La versión en español de esta declaración está disponible en Partes de Guerra.
6 - Es significativo el ataque a la educación pública en California, ya que es uno de los estados cuyos sistemas de educación y salud están en estado crítico aun antes de la guerra. California es uno de los lugares que recibe gran cantidad de inmigrantes cada año, por ende su población escolar crece año tras año, al igual que las necesidades del sistema de salud.
7 - A pesar de que el 1º de mayo nació en Chicago (EEUU) en 1886, en honor a los mártires de la movilización obrera, este día no es reconocido como día del trabajador, como en la mayoría de los países, sino que ha sido reemplazado por un Día de la Industria.
8 - Esta declaración fue publicada por la coalición de Berkeley que impulsa el acto del 1º de mayo. La versión en español está disponible en Partes de Guerra.
9 - Esta acción culminó en el record histórico de arrestos en la ciudad, 1500 personas fueron detenidas, aún así el área comercial estuvo bloqueada durante todo el 20 de marzo, primer día de bombardeos

 

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