Sin duda es
difícil imaginar cómo culminará la invasión
imperialista en Irak. A sólo unas semanas de la instalación
del "virreinato" norteamericano, ésta no ha producido
otra cosa más que muerte, hambre y una miseria aún mayor
para el pueblo iraquí. Quizás la imagen de Donald Rumsfeld
hablando de libertad, mientras sonaban las balas que acallan la movilización
iraquí contra la ocupación yanqui, sea una muestra de
la compleja situación que asoma en Medio Oriente.
Quienes han aportado su esfuerzo y convicción por frenar
esta guerra se encuentran hoy, sobre todo en el corazón del
imperialismo, en un momento de debate y reflexión, y principalmente
de grandes desafíos.
La guerra en casa...lejos de Irak
Es muy difícil saber qué pasó por las cabezas
y los corazones de los miles que se movilizaron desde el primer
día de bombardeos, en el momento en que las tropas norteamericanas
ingresaron a Bagdad. Contra los pronósticos de muchos guerreristas
(políticos, medios de comunicación, empresarios) las
movilizaciones que siguieron al triunfo militar de EEUU fueron multitudinarias
en muchas ciudades del mundo, y muy numerosas en el mismo Estados
Unidos.
Aunque no ilustre la totalidad del sentimiento del movimiento anti-guerra
fueron significativas las declaraciones de las principales coaliciones,
una vez finalizada la primera etapa de la guerra en Irak. Tomando
nota de la complicada situación que vive el movimiento en el
corazón mismo del imperialismo, es necesario rescatar los síntomas
de maduración de un joven movimiento que no tiene siquiera
un año de vida.
La recesión, las libertades civiles y el imperialismo:
tres cuestiones centrales
El inicio de esta guerra se dio en un momento especialmente sensible
de la economía norteamericana y de la ubicación de EEUU
como policía del mundo. En medio de una recesión que
viene avanzando hace tiempo, muchas de las personas que se opusieron
a esta guerra lo hicieron con la firme convicción que, lejos
de ser una vía de recuperación, sólo traería
más pauperización a los sectores obreros y populares
en EEUU. La clase obrera norteamericana viene siendo la gran perdedora,
especialmente desde la caída de las Torres en septiembre de
2001, llegando al límite del cinismo por parte del gobierno
que se niega a otorgar las pensiones a los trabajadores heridos durante
los rescates. Sin contar los despidos masivos y el deterioramiento
de las condiciones de trabajo de las aerolíneas, como United
Airlines (el magnate de los cielos), los miles de puestos de trabajo
perdidos y los miles de nuevos pobres. Este ataque a las condiciones
de vida fue acompañado por una fuerte embestida a las libertades
democráticas y civiles. El Acta Patriótica, la herramienta
"legal" que utiliza la administración Bush para limitar
el derecho de manifestación y libre expresión, ha hecho
mella. Muestra de ello han sido la brutal represión a los manifestantes
en el puerto de Oakland(1) (California), el
despido del periodista del San Francisco Chronicle(2)
y las repetidas amenazas a trabajadores y estudiantes que participan
de manifestaciones anti-guerra(3).
Quizás estas dos razones, sumadas al profundo rechazo a la
muerte y la destrucción provocadas por los bombardeos, delinearon
un movimiento que supera la simple causa por la paz y refleja las
contradicciones que crecen día a día dentro de las fronteras
del país más poderoso del mundo. La extensión
y diversidad del movimiento anti-guerra hacen difcultosa la reflexión
sobre sus posiciones, por eso este pequeño análisis
quizás sirva simplemente para intentar comprender algunas conclusiones
generales, sólo las primeras, de un proceso que ni Bush ni
nadie sabe en qué puede transformarse.
Ocupación no es liberación
Las movilizaciones de mediados de abril en EEUU dejaron sentada
una posición clara respecto de la ocupación yanqui en
Irak. La coalición ANSWER (una de las principales organizadoras
de las marchas) decía en su llamado de abril: "La administración
Bush avanza rápidamente para imponer el gobierno de la ocupación
al estilo colonial en Irak. Esto no es liberación. Esto es
el uso de su potencia militar para apoderarse del territorio y los
recursos de Irak, y eliminar su soberanía, mientras violan
los principios básicos de la autodeterminación. Esto
es una guerra por el Imperio"(4). ANSWER
ha sido una de las coaliciones, que junto con la inglesa STOP WAR,
han señalado más insistentemente el carácter
de la guerra, contrariamente a la imagen que dieron los medios masivos
(los que la dieron) de los disidentes de esta guerra como hippies
antipatrióticos y nada más. Algo similar expresó
United for Peace and Justice, la otra gran coalición norteamericana:
"United for Peace and Justice se opone a la ocupación
y colonización de Irak"(5).
Frases como estas recorren todas y cada una de las declaraciones,
volantes y afiches de las más variadas coaliciones y grupos
de activistas, incluso sindicatos. Una de las grandes ganancias del
movimiento, al menos de sus sectores más avanzados, será
el reconocimiento de la política imperialista del estado norteamericano,
uno de los grandes problemas que no habían podido ver los anti-global
que nacieron en Seattle en 1999. Esta referencia al movimiento anti-capitalista
se vuelve recurrente al momento intentar pensar los límites
y avances del movimiento anti-guerra, sería un trabajo mucho
más extenso analizar la relación entre ambos. Sin embargo
no parece azaroso encontrar en la generación que tomó
las calles para parar la guerra, la experiencia del movimiento que
empantanó cumbres internacionales varias y empezó a
cuestionar el triunfalismo capitalista, vigente desde la caída
del Muro. Es indudable que la fuerte represión en Génova,
en la que resultó muerto el activista Carlo Giuliani, y sobre
todo, la caída de las Torres en septiembre de 2001 fueron duros
golpes al movimiento que se vio en franco retroceso. Quizás
muchos de los jóvenes activistas que se mezclan en las movilizaciones
con los "viejos" jóvenes de los '60, hayan sido protagonistas
de las novedosas protestas que inundaron el último año
del siglo XX.
No pagaremos su guerra
Aún más claro que las razones de la guerra
y sus objetivos es el temor (con razones de sobra) de que será
el pueblo norteamericano quien pague por esta guerra. Este problema
es por lejos el gran unificador de los diferentes sectores. La oposición
a los recortes de presupuesto, inaugurados con el despido de 1000
profesores en el estado California(6) un día
después de la entrada a Bagdad, ha unido a estudiantes, sindicatos,
negros, latinos y las organizaciones más diversas. El llamado
al May Day (1º de Mayo)(7) en Berkeley
da cuenta de esto: Trabajadores, estudiantes y [otros] pobres soportarán
los costos de esta guerra, cuando los programas educativos y sociales
pierdan la financiación y la economía continúe
cayendo con suspensiones, pérdidas de puestos de trabajo, y
menos oportunidades para crear empleo (...)Están tratando de
que no nos demos cuenta que la economía se hunde, pero sabemos
muy bien por nuestras propias vidas cotidianas cuán mal está
la situación..."(8).
Muchos analistas han señalado el error que ha cometido la
administración Bush al unir a sectores históricamente
divididos, ya sea por cuestiones políticas, generacionales
o raciales. El ataque a las condiciones de vida y a las libertades
democráticas ha derivado en toda clase de coaliciones y grupos,
combinando sectores que no marchaban unidos hace décadas, como
latinos y negros, trabajadores y estudiantes, etc.
Las corporaciones y los medios: un enemigo por definición
El enfrentamiento a las corporaciones, las principales beneficiarias
de los contratos de "reconstrucción", ha sido uno
de los ejes del movimiento anti-guerra. Nunca fue tan nítida
la ligazón y las facilidades que han obtenido de mano del estado
norteamericano empresas como la Lockheed Martin (fabricantes de armas,
principal proveedora del Pentágono), Bechtel (transporte de
armas), Halliburton (seguridad industrial), entre otras. Tomando la
herencia del movimiento anti-capitalista, que señaló
a las corporaciones como las responsables de la pobreza de millones
en el mundo, los activistas norteamericanos se plantaron valientemente,
bloqueando empresas, plantas y hasta el distrito comercial de San
Francisco(9). Pero lo novedoso (a diferencia
de los anti-global) fue el señalamiento de la política
del gobierno de favorecer el accionar de las corporaciones, en contra
de los trabajadores y la población pobre, que sufren las consecuencias.
Un blanco similar fueron los medios masivos, que desataron muchas
veces la furia de los activistas, escrachando las oficinas de la CNN
en todo el país, y bloquearon las puertas de la Fox News en
Los Angeles, San Francisco y Filadelfia, luego de que el periodista
O'Riley (una suerte de Mariano Grondona yanqui, aún peor) agitara
la necesidad de arrestar a los activistas anti-guerra y condenarlos
por terroristas y anti-patriotas.
Un párrafo aparte: los trabajadores y los sindicatos
La participación de sectores de trabajadores y las declaraciones
de dirigentes de la AFL-CIO hacen necesaria una reflexión acerca
de su actual situación y las posibilidades que podrían
surgir del rechazo a la guerra. Aunque no han sido los principales
sectores de la enorme clase obrera norteamericana los que se han movilizado
o realizado huelgas, hubo sectores que se manifestaron, incluso activamente.
Además de sectores con más tradición opositora,
como los portuarios, han surgido nuevos como la USLAW (Trabajadores
Norteamericanos contra la guerra), que agrupa 13 sindicatos y participó
junto a los activistas de las manifestaciones e impulsó en
varias ciudades como Nueva York, Chicago y San Francisco acciones
y debates en los lugares de trabajo. Es claro que los esfuerzos
de algunas organizaciones de trabajadores, e incluso de estudiantes,
no han logrado despertar a las grandes fábricas, pero son signos
más que favorables. Aunque ambiguamente, la AFL-CIO ha tenido
que señalar "reservas" sobre la guerra de Bush, las
declaraciones de Sweeny se enfrenaron con las de Hoffa Jr. (el burócrata
de los teamsters, pro-Bush hasta la médula) a la hora de las
definiciones. Esto no quiere decir que existan esperanzas en la actual
dirección de la central sindical, sino que muestra que existe
un sentimiento de malestar entre los trabajadores norteamericanas
con la política exterior. Hecho que si observamos un poco la
historia muestra que ha sido siempre una cuestión delicada,
que llevó por ejemplo a la primer ruptura de la AFL-CIO durante
la guerra de Vietnam.
Algunos apuntes
Seguramente sea demasiado pronto para concluir una reflexión
acabada del movimiento anti-guerra, lo apuntado en este artículo
son apenas algunos elementos para pensar el futuro desarrollo y los
desafíos que enfrentan los opositores a la guerra en EEUU.
A pesar de que se han movilizado cientos de miles de personas, el
sector de la población norteamericana que se opone activamente
a la guerra sigue siendo minoritario, tomando en cuenta que viven
más de 250 millones de personas en ese país. Sin embargo,
la movilización ha sabido expresarse de diversas formas y pelea
por mantenerse en pie en una situación difícil, en un
lugar difícil.
Su existencia y fortaleza dependerán en gran medida de la
respuesta que de a los ataques a las condiciones de vida de los sectores
populares y las libertades democráticas, que crecerán
al ritmo de la recesión económica. Y una tarea de primer
orden en este puno es fortalecer la unidad con la clase trabajadora.
Junto a esto se suma el desafío de desarrollar la solidaridad
con la lucha anti-imperialista de los países del llamado Tercer
Mundo, empezando por Medio Oriente. Esta solidaridad y simpatía
hasta hoy se ha reflejado en sectores pequeños del activismo
o a través de organizaciones minoritarias, como la conferencia
convocada en abril en solidaridad con América Latina (contra
el pago de la deuda y en apoyo a las luchas de nuestro continente).
Sin duda, una alianza entre el movimiento anti-guerra y las luchas
anti-imperialistas es un temor fundado del gobierno de Bush y Cía.
Fundado porque el primer recuerdo que viene a la mente es la unidad
y la simpatía del movimiento anti-guerra de fines de los '60
con la lucha y la resistencia del pueblo de Vietnam. Alianza que le
costó a EEUU su primer derrota militar, y un síndrome
que marcó la política de guerra durante años.
Aunque la situación actual es radicalmente distinta,
siguen en pie los desafíos planteados para el movimiento que,
lejos de resignarse ante a la ocupación yanqui, se ha puesto
de pie para rechazarla. Las perspectivas que se abren con la no-resolución
de la crisis económica, los recortes en los programas sociales
(de los que dependen millones de pobres) son enormes. La administración
Bush tiene una batalla pendiente en un frente difícil: los
trabajadores y el pueblo norteamericano.
Notas
1 - La represión a lo manifestantes de Oakland
contó con perdigones de madera, balas de goma y gases. Quizás
suene exagerado, si uno lo mide con la acostumbrada represión
que enfrentan la mayoría de las movilizaciones en nuestro continente,
pero es significativo el ataque a los manifestante en EEUU, donde
hace años no se reprime de esta manera ninguna manifestación.
2 - El periodista Norr fue despedido por haber sido arrestado en una
marcha anti-guerra en San Francisco junto a su mujer y su hija, la
excusa del diario fue que el periodista mintió sobre la razón
por la cual se ausentó del trabajo.
3 - En varias universidades activistas anti-guerra han sufrido ataques
por expresar su oposición anti-guerra, en los lugares de trabajo
han sido amenazados organizadores de movilizaciones y activistas sindicales.
4 - Declaración. Ocupación no es liberación.
¿Por qué marchamos el 12 de abril? ANSWER. La versión
en español está disponible en Partes de Guerra.
5 - La versión en español de esta declaración
está disponible en Partes de Guerra.
6 - Es significativo el ataque a la educación pública
en California, ya que es uno de los estados cuyos sistemas de educación
y salud están en estado crítico aun antes de la guerra.
California es uno de los lugares que recibe gran cantidad de inmigrantes
cada año, por ende su población escolar crece año
tras año, al igual que las necesidades del sistema de salud.
7 - A pesar de que el 1º de mayo nació en Chicago (EEUU)
en 1886, en honor a los mártires de la movilización
obrera, este día no es reconocido como día del trabajador,
como en la mayoría de los países, sino que ha sido reemplazado
por un Día de la Industria.
8 - Esta declaración fue publicada por la coalición
de Berkeley que impulsa el acto del 1º de mayo. La versión
en español está disponible en Partes de Guerra.
9 - Esta acción culminó en el record histórico
de arrestos en la ciudad, 1500 personas fueron detenidas, aún
así el área comercial estuvo bloqueada durante todo
el 20 de marzo, primer día de bombardeos |