El miércoles 5 de marzo al grito de ¡No a la Guerra!
miles de estudiantes secundarios portando pancartas con los slogan
¡No sangre por petróleo! ¡No en mi nombre!, ¡No
al ataque a Irak! entre otros salieron a protestar en varias ciudades
de Inglaterra en una movida que sorprendió a muchos. Sus
edades oscilan entre los 11 y 16 años y por su propia cuenta
se organizaron a través de Internet, e-mail y text messages
y decidieron 'hacerse la rabona' para darse cita en puntos clave
de Londres, Birminghan, Cambridge, Sheffield, Leeds y Liverpool.
En todas las ciudades lograron paralizar el tránsito y por
cierto dejar claro su mensaje.
Entrevistados por los medios, una estudiante dijo: "nunca
se es muy joven para participar en política. Tony Blair obviamente
no considera que los jóvenes iraquíes son muy jóvenes
para que los bombardeen, entonces cómo podemos nosotros ser
muy jóvenes para protestar?, otro estudiante secundario declaró:
"la gente joven tiene reputación de ser apática
políticamente, pero aquí estamos para demostrar que
eso no es cierto." Una de las estudiantes expresó que
los jóvenes no tienen una voz para hacerse escuchar y que
"como menores el único camino que tenemos para expresar
nuestras opiniones es manifestándonos".
La mayoría de los estudiantes fueron apoyados por los docentes
que 'miraron para otro lado' cuando los estudiantes decidieron dejar
los centros educativos, aunque sólo hubo un caso aislado
en el que un total de seis estudiantes catalogados de 'organizadores'
fueron suspendidos por un par de días, y no recibirán
ningún tipo de penalidad más allá de esto,
debemos luchar para que esas sanciones aunque mínimas sean
levantadas. Los estudiantes fueron en su mayoría defendidos
por los docentes y sus padres, muchos de ellos participantes en
la multitudinaria marcha del 15 de febrero.
Los estudiantes son una muestra más de la amplitud y masividad
que el movimiento contra la guerra está adquiriendo en este
país, es una señal también de que las nuevas
generaciones no se creen las mentiras del Nuevo Labour y la política
belicista de Bush, Blair y compañía. Además
de esta oleada de estudiantes contra la guerra, Blair recibió
otro 'regalito', un grupo de comediantes depositó en las
puertas de la oficina central del Labour Party una bolsa llena de
'bosta' (abono) con una leyenda que decía "Esto es lo
que la gente en Gran Bretaña piensa de la propuesta de una
segunda resolución de las Naciones Unidas". Para un
gobierno tan embretado como el de Blair, que corre el peligro de
que su partido se le divida en dos y de ser destituido como primer
ministro, acciones como éstas no hacen más que aumentar
su crisis.
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