Los objetivos iniciales de las fuerzas de
ocupación de Estados Unidos y sus aliados, eran avanzar rápidamente
desde el Sur hacia Bagdad. Se basaron en una serie de supuestos
que el curso de la guerra está demostrando errados. Su nueva
doctrina de guerra, un combate secuencial y no simultáneo,
basado en la combinación de ataques aéreos, bombas
inteligentes y fuerzas especiales, abrumando con su incontrarrestable
superioridad militar, que buscaba concretamente en esta invasión
a Irak paralizar a su enemigo haciéndolo colapsar y aparecer
como liberadores de un pueblo que se alzaría contra su régimen,
se ha encontrado con una inesperada resistencia que ha llevado a
cierta confusión, los ha sorprendido, y los ha obligado a
un cambio de sus tácticas sobre la marcha, haciendo que Estados
Unidos haya perdido momentáneamente la iniciativa táctica.
¿Qué es lo que produjo esta situación? ¿un
simple error de cálculo, una falla de inteligencia, un poderío
militar desconocido de las tropas iraquíes? Intentaremos
en este artículo examinar algunos de los motivos que condujeron
a esta situación.
Los objetivos iniciales de la guerra y el cambio de su táctica
Las batallas de esta guerra de ocupación, como es sabido,
se están concentrando en el Sur de Irak, en las ciudades
de Umm Qasr, Nasiriyah, Najaf, Basora, Safwan. En el centro (Tikrit,
Bagdad) y en el Norte (Halabja, Mosul, Kirkuk) se limitan por el
momento al bombardeo.
La campaña de propaganda da una serie de informaciones constantes
confusas, en muchos casos directamente falsas, alrededor del número
de bajas, de la toma o no de las ciudades, de levantamientos populares
contra el régimen del Baath...
En estas batallas, los objetivos iniciales de las fuerzas imperialistas
de ocupación, eran cercar las ciudades, no ocuparlas, esperando
ser bien recibidos por sus habitantes, buscando aparecer como liberadores
y no como conquistadores, y seguir avanzando hacia Bagdad y sus
alrededores, que es donde se concentran el grueso de las fuerzas
irakíes, para la batalla final. En este objetivo, lo central
era evitar una guerra de guerrillas urbana (para eludir la mayor
cantidad posible de bajas civiles, que se podrían volver
en contra de EUA y sus aliados acosados por un movimiento de masas
mundial contra la guerra), buscar paralizar a su enemigo y hacerlo
colapsar, alentando que el pueblo irakí se sintiera liberado
de un régimen opresor.
La durísima resistencia irakí, especialmente en las
ciudades de Nasiriyah y Basora, obligó a cambiar de táctica.
Actualmente, las fuerzas imperialistas de ocupación, se ven
obligados a enfrentar las fuerzas que los resisten previamente a
su llegada a Bagdad, ocupar las ciudades, viéndose obligados
a tener que enfrentar una guerra de guerrillas urbana, para recién
después poder avanzar hacia Bagdad.
Este obligado cambio táctico, ha sumido en una cierta confusión
a las fuerzas de ocupación imperialistas, viéndose
sorprendidos por una resistencia que no esperaban encontrar, y haciéndoles
perder momentáneamente la iniciativa táctica.
Los objetivos iniciales, se basaron en, al menos, tres supuestos
que se demostraron falsos: 1) que los irakíes no los combatirían
(salvo las fuerzas leales a Saddam asentadas en Bagdad y sus alrededores);
2) que su superioridad en tecnología armamentista no podría
encontrar resistencia efectiva; 3) que serían recibidos como
liberadores por el pueblo irakí.
La resistencia irakí
Es un hecho que estos supuestos eran falsos. Veámoslos un
poco más detenidamente. Los irakíes están combatiendo
a las fuerzas de ocupación imperialistas. Según se
informa, la resistencia militar descansa esencialmente en las llamadas
fuerzas paramilitares, o milicias, identificando hasta el momento
5 grupos: fedayeen de Saddam (que significa "aquellos dispuestos
a morir por Saddam"), Al Quds, el ala militar del Baath, la
Organización del Servicio Especial de Seguridad de Saddam,
calculando que todos estos grupos suman unos 40 mil hombres, y la
Guardia Republicana (que estaría compuesta de 6 divisiones
(en Bagdad la Medina, la Hamurabi y la Al Nida), compuestas de 100
mil hombres). Se los describe, con preocupación, como motivados,
dispuestos a causar daño, y astutos (por ejemplo, cambiaron
la señalización de las ciudades atacadas para hacer
perder al enemigo imperialista). Sus tácticas son las de
la guerrilla urbana, con francotiradores, confundiéndose
entre la población civil, transportándose en vehículos
no militares, etc.
Militarmente, el mando irakí, logró identificar el
talón de Aquiles de las fuerzas imperialistas de ocupación:
su retaguardia, encargada del esencial abastecimiento para asegurar
el avance de sus tropas hacia Bagdad. Así es que autonomizó
sus unidades, dividió al país en 4 zonas militares,
y alentó el hostigamiento de las tropas de Estados Unidos
(EUA) y sus aliados.
¿Pero es suficiente motivo esta habilidad táctica
del mando militar irakí, para haber producido esta cierta
confusión, esta sorpresa, esta pérdida momentánea
de la iniciativa, ante una fuerza militar tan abrumadoramente superior?
Creemos que sobre esta brecha que supieron identificar en el terreno
militar, se introducen otros elementos más decisivos aún.
Uno de ellos, en relación al segundo supuesto que señalamos,
es que la superioridad en tecnología militar se ha visto
enfrentada a una fuerza inesperada: una tecnología militar
inferior con capacidad de producirle bajas que, si bien no afectan
la superioridad militar de conjunto, sí afecta las decisiones
tácticas al servicio de lo que están esas tecnologías
superiores, tornándola relativamente ineficaces. Es así,
que helicópteros ultramodernos han sido derribados, según
algunos por campesinos, según otros esto es imposible, pero
aunque así no fuera, fue definitivamente con armas convencionales,
cortas y hasta quizá obsoletas. Y esto se vería aún
más agravado, para las fuerzas imperialistas de ocupación,
en una lucha urbana.
Pero hay un tercer factor aún más importante todavía.
El odio popular contra la invasión
El tercer supuesto falso, es que serían recibidos como liberadores.
Lo cierto es que, según informa el diario imperialista New
York Times (NYT), los soldados se cuestionan que "uno trata
de limitar los daños colaterales (eufemismo para decir las
bajas civiles) , pero ellos quieren luchar". O como describe
otro militar, según El Mercurio, una de las tantas batallas
de estos días, "en ningún momento fue una batalla
equilibrada, no sé por qué ellos no se rindieron".
El supuesto central, que no se combatiría al invasor, no
sólo ha sido desmentido, sino que incluso algunas unidades
irakíes se lanzan a la ofensiva, como se informa en las horas
en que se escribe este artículo. Y hasta el momento, ninguna
ciudad ha sido totalmente ocupada (resultando al menos paradójico
que la ocupación de un país se realizara sin ocupar
ni una sola ciudad, salvo Bagdad, aún bajo los supuestos
señalados). El punto es que, creemos, el elemento decisivo
reside en que hay una mayoría de irakíes dispuestos
a resistir al invasor. Ninguna fuerza militar puede mostrar la decisión
y voluntad de combatir mostrada hasta el momento (inclusive en forma
ofensiva, no tan sólo defensiva), si no se sostiene en el
pueblo invadido. Es probablemente cierto que la mayoría chiíta,
oprimida por la minoría sunnita a la que pertenece Saddam
Hussein, no quiera lanzarse apresuradamente a una aventura que pueda
costarle miles de muertos como en la Guerra del Golfo de 1991 (en
la que se levantaron contra el régimen opresor del Baath
confiados en su derrota por EUA y que al no sucederse fueron masacrados).
Pero esto a lo sumo es indicador de una latente guerra civil que
podría terminar estallando, entre una guerra de invasión
que se extienda en el tiempo debilitando en el curso a las tropas
de EUA, y un régimen debilitado en su resistencia. Es cierto
que el pueblo irakí está oprimido por el régimen
de la burguesía estatal, comercial y petrolera del régimen
del Baath, atemorizado ante un posible castigo de sus fuerzas de
represión. Pero no es menos cierto que se trata de un pueblo
doblemente oprimido, duramente por el imperialismo de Estados Unidos
y sus aliados, que los pueblos árabes identifican como su
peor enemigo, y que en el curso de una lucha de liberación
nacional antiimperialista se podrá avanzar en arrasar con
sus propios regímenes burgueses, déspotas, opresores
y explotadores.
De hecho, la gran pregunta del imperialismo es por qué, si
se trataba de una guerra de liberación (¡imperialista!)
de un régimen opresor como el del Baath, que traería
la democracia, se encuentran con tanta resistencia. En palabras
del NYT, "la dificultad, siendo una guerra de liberación,
es determinar quién y por qué resiste". De hecho,
una de las grandes batallas en el terreno de la propaganda, es identificar
si los que están resistiendo son las fuerzas regulares o
el pueblo irakí.
Lo cierto es que el obligado cambio de táctica de las fuerzas
imperialistas de ocupación, están empujando a aumentar
el odio del pueblo irakí contra el invasor imperialista.
Aumentó claramente tras la sangrienta batalla de Nasiriyah,
que continúa. Y aumentó más aún tras
el reciente bombardeo de un mercado en Bagdad, oyéndose gritos
de "¡abajo Bush, larga vida a Saddam!". Junto con
esto, miles de exiliados irakíes en Jordania, están
traspasando las fronteras de vuelta a su país para combatir
al invasor, aún siendo opositores del régimen del
Baath. Más aún, según ciertas informaciones
recientes y de meses previos a la guerra, Saddam Hussein habría
distribuido armas entre la población. Este elemento, que
atraviesa como una línea roja esta guerra de invasión
imperialista, ayuda a indicar las potencialidades latentes planteadas
en las guerras imperialistas en este período actual del orden
imperialista mundial.
El carácter de la guerra
La actual guerra de EUA y sus aliados es una guerra imperialista
de ocupación, cuya primera batalla es Bagdad, y su objetivo
estratégico el Oriente Medio de conjunto, que esperaría
dominar políticamente sobre las ruinas de Irak.
Pero las potencialidades latentes objetivas de la guerra en curso,
según intentamos mostrar, es la posibilidad de una contraofensiva
que la transformara en una guerra de liberación nacional
antiimperialista.
Como podemos ver, la sola superioridad militar del imperialismo
no es condición suficiente, aunque sea de una trágica
y sangrienta importancia, para asegurar la conquista imperialista
de un país. Y la habilidad táctica para dañar
la superioridad militar imperialista reside en última instancia
en la lucha de una nación oprimida y su pueblo, aún
estando dividido con la latente posibilidad del estallido de una
guerra civil en su desarrollo. Por esto mismo, estas potencialidades
latentes objetivas precisan de una decisión política
de transformar la guerra imperialista de ocupación, en una
guerra de liberación nacional antiimperialista. Precisaría,
por ejemplo, del efectivo armamento del pueblo irakí, organizado
en milicias armadas controladas por ellos mismos, independientes
políticamente de un régimen opresor, de proclamar
la independencia de las nacionalidades oprimidas como los kurdos,
del desarrollo del movimiento contra la guerra en el mundo, especialmente
de la entrada decisiva en escena que comienza a plantearse en algunos
países de la clase trabajadora, debilitando a los países
imperialistas, de la lucha por una República Socialista de
Irak que liquide a un régimen burgués como el del
Baath, siempre dispuesto a aliarse con algún sector del imperialismo
(como con EUA en su guerra contra Irán) y proclame la necesidad
de expulsar al imperialismo de Irak y Medio Oriente. Nada de esto
se plantea un régimen como el del Baath, ni seguramente vaya
a hacerlo, la pregunta es si de desarrollarse estos elementos que
emergen en esta guerra de ocupación imperialista, podrían
comenzar a planteárselo sectores del pueblo trabajador irakí
al calor de sus acciones, aún iniciales e incluso más
bien pasivas salvo en algunos sectores. Así es que el tiempo
no es sólo importante para las fuerzas imperialistas de ocupación,
sino también para el pueblo oprimido de Irak. ¿Pero
a favor de quién está corriendo el tiempo?
Los efectos del cambio de táctica de EUA y sus aliados
y de la resistencia irakí
Los elementos que indicamos son al menos una vacuna contra las visiones
escépticas, obnubiladas por el poderío militar estadounidense,
que lo plantearía como por siempre invencible. Es el caso de
periodistas del diario argentino Página 12, que afirma que
las bajas de EUA no prefiguran una derrota porque la superioridad
de EUA es irreversible, y lo único que queda es calcular el
costo (en vidas, y por lo tanto político) y ver hasta dónde
lo quieren asumir.
Para el diario estadounidense NYT, el resultado está aún
abierto, dependiendo de cómo el pueblo irakí los vea,
si como liberadores o como conquistadores.
Sin embargo, para el curso actual de la guerra, y su resultado final,
la superioridad militar de las fuerzas imperialistas de ocupación
es decisiva. Para los militares yankys, la "resistencia focalizada"
es problemática pero no altera el cuadro total, "donde
los irakíes tendrán que elegir entre Saddam y EUA".
Lo que se señala, es que las tropas actuales son fuerzas de
avanzada para debilitar las tropas irakíes. Por otro lado,
se espera abrir un segundo frente al Norte, que se está abonando
previamente el terreno con bombardeos, pero que puede tener desarrollos
perjudiciales para la ofensiva de EUA y sus aliados en caso de que
Turquía avance como viene amenazando. También se está
previendo el despliegue de tropas más poderosas estacionadas
en sus buques de guerra.
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