El camino hacia la guerra ha estado signado por una rápida
erosión de las instituciones que durante las décadas
pasadas estabilizaron la situación internacional. Intento de
recomponer una alicaída hegemonía que fue puesta en
cuestión el 11-S, el inicio de los bombardeos fue el punto
culminante de una ruptura del consenso entre las grandes potencias.
Si las operaciones militares iniciadas el 20 de marzo no siguen el
curso esperado en Washington y a pesar de las vidas iraquíes
que se están cobrando las bombas y misiles imperialistas, se
desarrolla la resistencia, las contradicciones estructurales en la
dominación imperialista se profundizarán, dando pie
a la emergencia de nuevos procesos de la lucha de clases, como en
el polvorín que es hoy Medio Oriente.
La guerra de Irak y las contradicciones que surcan la situación
mundial muestran dramáticamente que el bienio 2001- 2003 probablemente
esté siendo un parteaguas e inicio de una nueva etapa o período
histórico. Esto, después de una última década
del siglo pasado signada por la caída de los regimenes burocráticos
de la ex URSS y Europa del Este, el fin del orden de Yalta y Postdam,
y por los intentos norteamericanos de recomponer su hegemonía,
por la ofensiva ideológica imperialista que, con distintos
argumentos, pretendió neutralizar el desarrollo de todo cuestionamiento
al orden imperial y alejar del horizonte toda perspectiva de transformación
revolucionaria. Hoy presenciamos una creciente agudización
de las tendencias a la revolución y a la contrarrevolución
en la escena mundial, que pueden acelerarse como consecuencia del
resultado de la guerra.
1-. La crisis sin precedentes de las instituciones en las cuales
se apoyó el dominio yanqui durante el medio siglo pasado abre
la discusión sobre las perspectivas, cuestión que el
analista Guillermo Almeyra formula en estos términos: "Se
entra en un periodo de guerra y de conflictos económicos. Reaparecen
los fatídicos años 30, los del rearme y de las alianzas
que prepararon la guerra mundial."
¿El aceleramiento de la pelea interimperialista desembocará,
con cierta rapidez, en una lucha abierta por la hegemonía mundial?
La abrumadora superioridad militar y el mayor peso político
de los EE.UU. han actuado en contra de ello, e incluso luego de los
atentados del 11-S le permitieron al imperialismo yanqui contar con
un importante apoyo en la guerra de Afganistán. Esto incluso
y a pesar de los roces y discusiones previos, como por ejemplo con
China -recordemos la importante crisis de abril del 2001-. Sin duda
esa superioridad yanqui está en la base de los analistas que
se preguntan si Francia no ha ido demasiado lejos, alertando sobre
las represalias posibles que despertará la actitud de Chirac
en la administración republicana.
Lo que vemos hoy es que el intento de frenar la decadencia de su poderío
mediante una política unilateral acelera la aparición
de un vacío estratégico en lo que respecta a la hegemonía
imperialista, en el sentido que, mientras EE.UU. no puede legitimar
sus acciones y se ve relativamente aislado, no hay una potencia cuyo
curso ascendente pueda compararse al imperialismo norteamericano de
los 20´s y 30´s. Francia, Alemania, China y Rusia despliegan
intereses estratégicamente distintos, pero sin poder transformar
su acción "negativa" en un liderazgo "positivo".
Estas disputas pueden ser fuente de un aceleramiento de mayores tensiones
políticas. Aunque Francia en estos últimos días
ha actuado con "prudencia" -absteniéndose de presentar
una resolución condenatoria en la ONU- aguardando que el retraso
de la ofensiva norteamericana fortalezca su propia posición
en una Europa dividida, las declaraciones de Ivanov muestran una mayor
reacción de Rusia (la afirmación de que con armas rusas
la coalición no entraría a Bagdad, la posibilidad de
que no se ratifique el tratado de reducción de armas nucleares
con EEUU o el anuncio del envío de tropas a la frontera suroeste).
Por detrás de estás disputas esta el posicionamiento
de las potencias imperialistas, de Rusia y de China en la arena mundial.
Por cierto, ¿esta última aceptará ser sólo
un campo de disputa de las potencias imperialistas, o redoblará
sus actuales esfuerzos por consolidarse como potencia regional? Posiblemente
veremos en el futuro el desarrollo o la cimentación de nuevos
bloques políticos y militares.
2-. Estas disputas son fuente ya de mayores tensiones económicas.
Por una parte, el retraso en derribar al régimen de Hussein
y las posibilidades de una guerra larga, alientan ya una perspectiva
sombría plagada de tendencias recesivas. Por otro lado, como
apunta en un reciente artículo de The Guardian el analista
Larry Elliot (ver en Partes de guerra), la crisis en las relaciones
interimperialistas afectará los remedios multilaterales a la
crisis económica y orillara a los EEUU a buscar una solución
unilateral al actual debilitamiento de su economía, acelerando
las tendencias aislacionistas, proteccionistas y el desarrollo de
enfrentamientos comerciales.
3-. ¿Cual podrá ser la combinación entre estas
disputas con la evolución de la lucha de clases?
Si las guerras pueden engendrar revoluciones -y una excursión
mas larga de lo previsto en Irak puede transformarse en un nuevo "jarabe
vietnamita", como corean los manifestantes en las calles de México
DF.-, las divisiones entre las potencias están abriendo caminos
para la irrupción del movimiento de masas. En los ´30,
el declive inglés y el ascenso norteamericano se combinaron
con un periodo de revoluciones y contrarrevoluciones; en el ´68-74,
el ascenso proletario se conjugó con una nueva competencia
interimperialista y el inicio de una declinación norteamericana
en cámara lenta. Hoy, la falta de legitimidad de EEUU se combina
con el desarrollo de un fuerte movimiento antiguerra en ascenso, que
no ha sido fácilmente encarrerado tras las direcciones burguesas
o los gobiernos "opositores" al "unilateralismo"
de EEUU, y que ya marcó varios hitos, como la multitudinaria
manifestación en Nueva York, y los millones que se manifiestan
en los centros del poder imperial en América y Europa. Este
nuevo actor de la lucha de clases, combinado con los fuertes temblores
de las disputas interpotencias es la base de la crisis del gobierno
laborista en Inglaterra y en la medida que la guerra se extienda puede
abrir una crisis política en EEUU. Las movilizaciones que sacuden
Italia, y la actividad desarrollada por sectores del proletariado,
obligaron a Berlusconi a ser más cauto en su exposición
como soporte de la ofensiva angloyanqui. El desarrollo del sentimiento
antinorteamericano en la región del conflicto, puede no sólo
complicar y fortalecer la resistencia actual o posterior a un triunfo
aliado, sino provocar la crisis y/o caída de los gobiernos
reaccionarios de la región, por no decir la revitalización
de la Intifada palestina. Lo que inició como un intento yanqui
por imponer un nuevo estatus quo regional puede derivar en una desestabilización
del conjunto de la región y el inicio de un proceso revolucionario
en la misma.
Aunque el elemento mas retrasado sigue siendo la irrupción
de los grandes batallones del proletariado y la crisis de su subjetividad,
las vías para avanzar en su recomposición pueden ser
novedosas y variables, y puede adoptar formas explosivas y abruptas.
¿Presenciaremos una entrada en escena alrededor de la lucha
antiguerra, es decir una manifestación evidentemente política
del proletariado? Habrá que seguir muy de cerca al proletariado
español (donde la dirección de las CCOO resolvió,
en votación dividida, no convocar a huelga general) e italiano,
así como las manifestaciones de boicot que se han dado en el
Reino Unido.
4-. Aunque sin duda ocupa un lugar subordinado en la situación
internacional, las dificultades que EEUU tuvo para disciplinar a dos
de sus mas fieles súbditos en su patio trasero latinoamericano
(México y Chile) no debe ser desestimado. Si el gobierno de
Fox asumió buscando una redefinición en clave reaccionaria
de su relación con EEUU, lo que fue estandarte de su (ahora
ex) canciller Castañeda, el discurso con el que el gobernante
mexicano marcó distancia de la acción unilateral, es
sin duda significativo. Aunque hay causas internas que deben ser contempladas
(como una condena mayoritaria a la guerra y una caída en las
previsiones para las próximas elecciones), las causas mas profundas
están en la influencia que las disputas interimperialistas
tienen en los países semicoloniales. Esto de ninguna forma
niega la existencia de una subordinación económica y
financiera de México a los EEUU (como en el caso de Chile y
su TLC con EEUU). Pero si que, al calor de la guerra contra Irak y
-no olvidar- de una situación regional que ya era convulsiva,
estamos presenciando realineamientos que supondrán un mayor
margen de maniobra frente a las intenciones imperialistas. Los "fatídicos
años 30" estuvieron caracterizados por la aparición,
en América Latina, de procesos revolucionarios y de ascenso
de la lucha de clases, la aparición de gobiernos populistas
y frentepopulistas, y una disputa ínter imperialista por el
dominio en la región. Si los acontecimientos del ultimo año
y medio agitaba este fantasma (proceso revolucionario en Argentina,
y ascenso de la lucha de clases en Bolivia, surgimiento de populismos
y frentepopulismos como en Brasil y Venezuela, etc.), pueden profundizarse
en el actual contexto internacional.
El ritmo de estas tendencias no está escrito; su evolución
dependerá directamente por el desarrollo de la guerra contra
Irak y sin duda puede ser retrasado por un aplastante triunfo imperialista.
Tendremos que seguir atentamente el curso de los acontecimientos,
a la vez que ponemos nuestras fuerzas por la derrota militar del imperialismo
yanqui y la victoria militar de Irak. Un empantanamiento de los piratas
imperialistas y las divisiones en curso en el seno de los gobiernos
hostiles por igual a la causa de la clase obrera, podrá dar
como fruto novedosas condiciones para un nuevo ciclo histórico
de revoluciones proletarias.
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