El venerable diario creado por el General De Gaulle en 1944, Le Monde,
ha iniciado una campaña de propaganda en la cual intenta acusar
de pro Hussein y antisemita a quien se oponga al imperialismo. En
un artículo titulado " La izquierda, los arrabales y el
antisemitismo ", de Ariane Chemin, y un editorial llamado "
Los muertos de la guerra ", han iniciado un discurso, acorde
con la política exterior e interior de Chirac, en el cual lamentan
que se haya hecho la guerra, pero esperan que termine rápido
con la victoria de la coalición angloamericana, y temen como
a la peste que se produzcan desbordes o radicalización entre
los jovenes inmigrantes de las periferias.
Segun su apreciación " más la guerra dura y más
hace víctimas, más los sentimientos de los iraquíes
se endurecen contra los " invasores " (entre comillas en
Le Monde), y más el sobresalto patriótico empujará
a los civiles a unirse a las unidades iraquíes ". Al mismo
tiempo, a nivel interno, lamentan que mientras la consigna central
de los manifestantes frente a la guerra en Afganistán era "Ni
bombardeos ni talibanes", hoy sea " Ni Bush ni Sharon, que
olvida a Saddam Hussein ". Se resalta con preocupación
que " los jovenes de los arrabales (en su mayoría magrebies
o negros, L.P.), cuya militancia se disputan las organizaciones de
izquierda, bajan a las calles con un idealismo y un entusiasmo inigualados
". En las primeras manifestaciones de marzo hubo incidentes entre
jovenes islámicos y la organización judia de centroizquierda
Hashomer Hatzair, y Le Monde resalta que habia " una bandera
israelí con la cruz gamada, una estrella de David con la escrita
SS y más lejos una bandera de Hezbollah ". Chemin lamenta
que " El imaginario de los años 60 donde la juventud reprochaba
a sus padres el haber estado en el mal costado, aquel de la ocupación
y los " colaboracionistas " contra los judios, no es el
de los años 2000 ". Y tratando de dar el golpe final a
la llamada extrema izquierda : " Los desbordes (antisemitas,
LP) -agrega Chemin- se pueden multiplicar rápidamente y los
límites terminarán siendo porosos sin una extrema vigilancia,
que parece notoriamente faltar en los movimientos antimundialización
".
La maniobra que pretende hacer Le Monde, como eco de la burguesía
francesa, es que quien enfrenta al imperialismo en las calles, corre
el riesgo de caer en el antisemitismo. Entonces
dejemos a Chirac
ocuparse del asunto de la guerra. Pero, más allá de
los ardides de la propaganda, Francia y el mundo no son más
aquellos de los años 60. Hoy en las periferias de las grandes
ciudades francesas viven millones de magrebies y africanos de 1ra,
2da o 3ra generación en condiciones miserables. Sin trabajo
o con trabajo precario, muchas veces sin papeles, con dificultades
inauditas para conseguir alquiler (aunque tengan el dinero para pagarlo),
víctimas del racismo y la represión policial, se ven
obligados a refugiarse en ghettos con sus comunidades de origen, con
sus respectivos referentes sociales y religiosos. La " Republique
" aun esta lejos de llegar a la integración de los inmigrantes.
En este contexto, un ataque imperialista a una nación árabe
(en medio de las constantes masacres a los palestinos perpetradas
por el Estado de Israel) puede encender la mecha de esa bomba de tiempo
que se encuentra en el corazón del imperialismo francés.
La juventud de estas barriadas populares se siente agredida con justa
razón, y cuando ven que hay un canal para expresar su rabia
(las manifestaciones antiguerra), lo hacen. Dentro de estos sectores
la influencia del islamismo es clara. Aun así, salvo el incidente
con Hashomer Hatzair (si es que puede ser calificado de atentado),
no se puede decir que haya habido ataques antisemitas, sino expresiones
antisionistas. No hubo ningún slogan antijudio en ninguna manifestación,
mientras que en todos los medios de comunicación se trata en
términos claramente racistas (y clasistas) el problema "
islámico " en las periferias, y con discurso de patrón
colonial, la vida y la muerte de las poblaciones de las naciones árabes
(y en particular de los iraquíes).
Sin embargo, los revolucionarios, nos planteamos el problema de otra
manera. Cómo puede ser que jóvenes rebeldes y hastiados
de la opresión se vuelquen hacia la religión y no hacia
las ideas revolucionarias? En primer lugar, existe el hecho de que
si son segregados de la sociedad francesa se vean forzados a juntarse
con gente de su origen casi exclusivamente. Los oscurantistas islámicos,
montándose en el hecho cierto de la agresión a Irak
y al pueblo palestino y el racismo hacia los árabes en general,
intentarán llevar a la juventud y a los trabajadores árabes
por el camino de la " guerra de religiones ", para alejarlos
de la perspectiva de una lucha contra el imperialismo o contra los
patrones y sus estados. Intentaran llevarlos a pensar que los enemigos
son los judios y los " cruzados ", y no la patronal y sus
estados. En segundo lugar, los sindicatos y la " izquierda "
del régimen, no defienden a los inmigrantes, ni luchan contra
las leyes racistas anti inmigración, ni hacen nada para frenar
la campania anti árabe propagada por los medios.
Por eso el problema es exactamente el contrario : no es que la extrema
izquierda local haga mucho antiimperialismo, sino que no es antiimperialista.
Ni la LCR ni LO son favorables a un triunfo de Irak, se limitan a
denunciar al imperialismo de forma " humanitaria " y "
moral " sin llamar a una sola acción del movimiento obrero
para parar la guerra. Lo mismo en el caso de Palestina, donde ambos
son partidarios de " dos estados ", sosteniendo la existencia
del estado confesional opresor de Israel, en vez de luchar por una
Palestina única laica, obrera y socialista. En Europa se discute
desde hace tiempo de una huelga general contra la guerra; LO y la
LCR, que tienen entre los dos el 10% de los votos, podrían
impulsar en todas las fábricas, oficinas, escuelas, etc, asambleas
para hacer votar la moción de la huelga general contra la agresión
imperialista. Sin hacer una gran campaña política y
en las unidades de trabajo y estudio por el triunfo de Irak y de la
intifada palestina, los jóvenes magrebies de las periferias
no romperan con sus tradiciones más antiguas. Solamente con
un programa revolucionario llevado adelante audazmente se les puede
disputar a los religiosos islámicos la simpatía de los
jóvenes árabes. Hay que explicarles pacientemente y
firmemente que los " defensores del Islam " sólo
les han dado hambre y derrotas, que no supieron ni quisieron defender
al pueblo palestino ni al iraquí, y que donde gobiernan reina
la miseria mientras un puñado de jeques vive en medio de lujos.
Y que sólo una revolución obrera y proletaria que expulse
a los imperialistas y a sus complices locales, estableciendo una Federación
de Estados Socialistas de Medio Oriente puede garantizarles una vida
sin explotación ni opresión. Asimismo, los trabajadores
de origen judio no tienen nada que temer de la revolución proletaria,
y mucho por ganar. El antisemitismo (como todo racismo) es promovido
para dividir a los oprimidos. No nos olvidemos que los progrom de
los zares de Rusia o el Holocausto nazi fueron llevados adelante en
nombre del " Occidente cristiano " y del gran capital. No
olvidemos que durante la II guerra mundial, el gobierno demócrata
norteamericano rechazaba los barcos de judios que querian escaparse
de los nazis. Tambien el stalinismo, como degeneración burguesa
del estado obrero, era antisemita. En una Palestina laica, obrera
y socialista, no existirán privilegios de raza ni de clase,
por lo tanto las bases materiales para el racismo no existirán.
Le Monde, como el gobierno francés (y todos los gobiernos burgueses),
teme que un ascenso de las masas iraquíes contra un enemigo
tan potente como los ejercitos americano e inglés, estimule
los levantamientos de los oprimidos dentro y fuera de sus fronteras,
y las masas oprimidas y explotadas de las periferias se unan con la
más concentrada clase obrera europea para golpear al imperialismo
en su casa. No nos hacemos eco de la propaganda del imperialismo "
pacifista " o " democratico " frances y sus organos
de prensa. Luchamos por la unidad entr los explotados de toda raza
o religion para acabar con el cancer del imperialismo, la explotacion,
la opresion y el racismo: por medio de la revolucion socialista.
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