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Paremos ya la guerra imperialista contra Irak
Organizaciones juveniles contra la guerra
Barricada Roja (Bolivia), Clase contra Clase (Chile), En Clave Roja (Argentina), Juventud de Izquierda Revolucionaria-Cuarta Internacional (Argentina), Juventud por la Revolución Socialista (Brasil), Juventud de Izquierda Revolucionaria (Venezuela), Contra Corriente (México)
14/2/03
 

Cada minuto nos acerca más a una nueva guerra. El imperialismo norteamericano patrocina un nuevo festival de bombardeos, sangre y muerte, esta vez contra el oprimido pueblo iraquí.

Atravesando una crisis económica como hace mucho no se veía, con el pretexto del "combate al terrorismo" y de que Saddam Hussein posee armas de "destrucción masiva", la burguesía norteamericana intenta utilizar su incomparable poderío militar, apelando a su doctrina de "guerra preventiva", para reafirmarse como la mayor potencia mundial y para avanzar en la recolonización de América Latina, África, Asia y Medio Oriente. Y es que el imperialismo quiere fortalecerse en la región y, junto con el Estado sionista de Israel, ampliar la masacre contra el pueblo palestino y todos los oprimidos de Medio Oriente.

Para esta burguesía imperialista, la guerra contra Irak es clave para apoderarse y mantener el mayor control sobre las principales reservas de petróleo del mundo, así como para establecer un mayor control en Medio Oriente, donde el odio contra los EE.UU. se vuelve cada día más amenazador.

Pero esta guerra no podrá ser llevada a cabo sin enfrentar grandes contradicciones. En todo el mundo un impresionante movimiento antiguerra se está levantando, denunciando la agresión imperialista y gritando: ¡Abajo la guerra de Bush e Blair!

Desde septiembre del año pasado comenzaron a organizarse manifestaciones de millares de jóvenes y trabajadores, principalmente en Europa y en el propio Estados Unidos. Estas manifestaciones que se dieron separadamente en diversos países y ya alcanzaron una repercusión importante, concentran ahora todas sus fuerzas en una gran jornada internacional de lucha contra la guerra, los días 14, 15 y 16 de febrero. Esta vez, las protestas no serán solamente en los países centrales: en Brasil, Venezuela, Argentina, México y en muchos otros países, los trabajadores y la juventud se unirán en una sola voz contra la guerra sangrienta de Bush, Blair y sus aliados.

Ni el presidente norteamericano ni el primer ministro ingles podrán llevar adelante sus planes de guerra sin enfrentarse con este fuerte movimiento de trabajadores y jóvenes en todo el mundo.

 

¿FRANCIA Y ALEMANIA: ESTÁN CONTRA LA GUERRA?

Las contradicciones de esta guerra reaccionaria no se limitan a la resistencia de la juventud y los trabajadores. Entre los propios lobos imperialistas hay quienes, como Francia y Alemania, y debido a sus propios intereses en la región, intentan negociar una "salida pacífica". Al igual que Rusia tienen poderosos intereses económicos en Irak y en Medio Oriente. Lo que ellos quieren no es la paz. Quieren defender sus intereses capitalistas, particularmente en relación al petróleo de la region. En ambos lados, sea en el hambre de guerra de Bush como en el hipócrita discurso de "paz" de algunos gobiernos "opositores", predomina un crudo interés económico, las disputas por los mercados y por el dominio de los países de Medio Oriente. La misma Rusia que se "opone" a esta guerra oprime a los chechenos, mientras China ocupa hasta hoy el Tibet. Francia y Alemania nunca levantaron la voz para hablar contra la muerte lenta del pueblo iraquí bajo el embargo económico que asfixia al país hace más de diez años.

Por eso no hacen nada contra la guerra; por el contrario, es muy probable que a la hora decisiva ellos también envíen sus tropas, para poder después participar de los "beneficios de la guerra". Ellos se limitan a oponerse a Bush en la ONU, que es una verdadera cueva de ladrones. No podemos tener ninguna ilusión en la ONU, la guerra sólo puede ser frenada por la movilización de los trabajadores y la juventud en todo el mundo.

La ONU es un foro donde los distintos imperialismos discuten sobre sus propios intereses, contra los intereses de la inmensa mayoría de los pueblos del mundo, tanto de los propios países imperialistas como, principalmente, de los países pobres, las semicolonias. En el foro de los diversos gobiernos burgueses reina solo la hipocresía.

Para que nuestro grito contra la guerra sea de hecho un arma a favor del pueblo oprimido iraquí, es preciso luchar por su autodeterminación, comenzando por el retiro de todos los inspectores de la ONU en Irak, verdaderos agentes disfrazados del imperialismo, que solamente sirven para legitimar la guerra y la masacre del pueblo iraquí. Debemos luchar por: ¡Fuera los inspectores de la ONU de Irak! ¡Fuera la ONU y los imperialistas del Golfo Pérsico y Medio Oriente!

La falsedad del discurso imperialista es tan evidente que una simple revisión de la historia del siglo que pasó lo muestra: desde el gas mostaza de la primera guerra mundial hasta las atrocidades en Vietnam, pasando por la destrucción de Hiroshima y Nagasaki, sin hablar de las innumerables dictaduras y golpes militares que el imperialismo financió. Son incontables las demostraciones que su "humanitarismo" es pura hipocresía que desaparece cuando está en juego la ganancia capitalista.

 

TENEMOS QUE FRENAR LA MAQUINARIA IMPERIALISTA

El movimiento de la juventud y los trabajadores del mundo es ahora la principal arma de defensa del pueblo iraquí. Todas las manifestaciones contra la guerra son importantísimas. El gigantesco movimiento antiguerra que se formó antes incluso de que comiencen los ataques, es una fuerza valiosa contra el imperialismo. Durante la guerra de Vietnam, los movimientos contra la guerra al interior de los Estados Unidos fueron la principal influencia para la derrota norteamericana. En aquella ocasión no existía ninguna articulación previa: sólo después de que los cuerpos de los muertos en la guerra comenzaron a ser regresados a los EE.UU., la campaña antiguerra ganó fuerza. Hoy, por el contrario, meses antes de la guerra hubo millares y millares de personas protestando, y cada día aumenta más el coro de voces contra la agresión imperialista.

Una vez más es el propio imperialismo quien se encarga de encender la llama anti-imperialista. Las manifestaciones contra la guerra, que vienen ocurriendo de manera dispersa alrededor del mundo, estarán concentradas ahora en una gran jornada mundial de acciones para frenar la guerra. De New York a Tokio, de Praga a Madrid, de Londres a Ciudad del Cabo, Sidney, Buenos Aires y Toronto, pasando por Budapest, Glasgow y Dublin, por Berlin, Roma y San Francisco, Génova, Bangkok, Atenas y San Pablo, son innumerables las ciudades en todo el mundo donde las fuerzas antiguerra están preparándose para denunciar e intentar frenar las maquinaciones militares del imperialismo yanqui y de su principal aliado, el imperialismo británico. La tarea del momento es, a partir de esa jornada de manifestaciones contra la guerra, establecer una gran red internacional anti-guerra, que organice acciones en común en todos los países. ¡Todos los jóvenes, estudiantes y trabajadores impulsemos ya, en cada fábrica y lugar de trabajo, en las colonias, en cada escuela y universidad, comités que organicen planes de acción para derrotar la guerra imperialista!

En ese movimiento amplio, que tiene en su primera línea a la juventud revolucionaria de diversos países, la clase trabajadora tiene reservado un rol destacado. En los periodos que preceden las guerras, los trabajadores son quienes producen y transportan las armas. Sin ellos, a ningún país le es posible emprender una guerra. La acción huelguística de los trabajadores es la que puede enfrentar mas frontalmente los planes de guerra del imperialismo, porque sin el control de las fabricas, las comunicaciones y los transportes, la maquinaria de guerra se frena.

El mayor ejemplo de esto fue la acción de los ferroviarios escoceses, que paralizaron sus actividades y se negaron a transportar armas para el ejército británico, lanzando un llamado para que otras organizaciones hiciesen lo mismo. De la misma forma, en EE.UU. y Gran Bretaña algunos sindicatos comienzan a cuestionar el destino de los fondos públicos; después de todo, el dinero utilizado para asesinar a los trabajadores iraquíes podría ser invertido para aumentar los salarios y mejorar las condiciones de vida de los obreros de los países agresores.

Es ése el espíritu y ése el ejemplo que los trabajadores de todo el mundo deben seguir: paralizar la producción para paralizar la guerra. Esa es la herramienta más fuerte con la que disponemos contra la guerra imperialista.

 

COMO DERROTAR AL IMPERIALISMO EN CASO DE GUERRA

La voracidad sin límites del imperialismo puede hacer estallar la guerra en cualquier momento, pasando por encima de todas esas contradicciones. En ese caso, no podemos dudar. Tenemos que ponernos del lado de la nación oprimida contra el imperialismo, desde el primer momento. Cada paso al frente que el imperialismo consiga dar, cada posición conquistada por sus tropas, significan más y más trabajadores y jóvenes iraquíes muertos por el petróleo y un mayor impulso para la tentativa imperialista de imponer su dominio sobre el mundo. Por otro lado, cada victoria parcial de los trabajadores iraquíes es un tremendo golpe para el imperialismo, como fue la victoria del pueblo vietnamita en los años setenta.

Una victoria de este tipo fortalecería las luchas contra el imperialismo en todos los países. Sería una gran trinchera para los trabajadores y la juventud de América Latina en lucha contra el ALCA, para los palestinos en lucha contra el Estado sionista de Israel, para las masas árabes contra sus gobiernos reaccionarios. Las burguesías imperialistas derrotadas estarían desmoralizadas y vulnerables ante sus propias clases trabajadoras. Y, sobretodo, para los trabajadores iraquíes que, fortalecidos por la victoria y con las armas en sus manos, estarían en mejores condiciones para derrotar al reaccionario Saddam Hussein y construir una sociedad basada en los organismos de autodeterminación de las masas. El imperialismo dice querer "llevar la democracia" a Irak derribando a Saddam del poder. Pero en verdad lo que quiere es instaurar un gobierno de sus generales. Los intereses de los trabajadores de Irak no son liberarse de un opresor local como Saddam para caer en las garras de un opresor nombrado por el imperialismo. Sólo el propio pueblo iraquí puede tomar en sus manos la liberación del régimen reaccionario de Saddam Hussein.

 

CON O SIN LA APROBACION DE LA ONU, ESTAMOS CONTRA LA GUERRA IMPERIALISTA

El reformismo, los populistas y "demócratas" de todas partes del mundo, defienden que la guerra sería "legítima" si fuera aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Gobiernos como el de Chávez y Lula, que en sus momentos de furor llegan a hablar contra las decisiones "unilaterales" de Bush, son los primeros en decir que "solamente" apoyarían la guerra si esta fuese aprobada por la ONU. Como si eso pudiera disminuir el sufrimiento de millones de iraquíes que tendrían sus vidas destruidas por la guerra. Así como hoy los desacuerdos se reflejan en la competencia comercial imperialista, un eventual consenso sobre la guerra mostrará solo un acuerdo de intereses económicos, y no haría que las bombas de Bush y Blair sean mas suaves. Se muestra así que estos "demócratas" no están dispuestos a enfrentar al imperialismo.

No importa cuantos foros e instituciones burguesas la "legitimen", la guerra de rapiña imperialista será siempre monstruosa. Es preciso estar contra esa guerra, con o sin la aprobación de la ONU. Luchar contra la guerra es luchar contra el imperialismo. Por más consenso que haya entre los líderes imperialistas respecto a la guerra, no aceptaremos que se mate a miles de iraquíes, ni que se arrase un país por petróleo.


PARA ACABAR CON LAS GUERRAS: DERROTAR AL CAPITALISMO

El capitalismo actual, en paz, es sólo un periodo preparatorio entre guerras; así fue desde el inicio del siglo y así será en tanto se mantenga este sistema de explotación. Esto es así porque está en la propia naturaleza del capitalismo la disputa sangrienta por la división de las riquezas del mundo entre los diferentes imperialismos. Después de haber atacado Afganistán, el imperialismo norteamericano ya apunta sus armas hacia Irak y tiene una lista para los próximos años: Irán, Corea del Norte y cualquier otro que se ponga como obstáculo a sus planes.

Mientras que las armas, las fábricas de armas y las fuerzas productivas de la humanidad estén en las manos de la burguesía que tiene la necesidad de guerrear por las ganancias, no habrá paz. Por eso, la lucha consecuente por la paz solo puede ser dada a partir de una lucha sin treguas contra el propio sistema capitalista, que es la lucha internacionalista del proletariado contra las burguesías de todos los países.

Solamente derrocando a la burguesía y al imperialismo, tomando en sus manos las fuerzas productivas y las armas, es que podrán finalmente los trabajadores de todo el mundo reconocerse como hermanos y poner fin a toda agresión. Una oleada revolucionaria internacional, encabezada por los trabajadores y la juventud de todos los países, barrería de una vez por todas las fronteras nacionales que la burguesía creo, socializando los medios de producción y dando inicio a la construcción del socialismo internacional. Un mundo sin fronteras, sin clases, sin Estado, donde la humanidad tenga como única ley: de cada quien de acuerdo con su capacidad, a cada quien de acuerdo a su necesidad.

 

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