El levantamiento palestino contra la ocupación israelí
ya lleva seis semanas. La cumbre de Egipto, la cumbre de los países
árabes, el principio de acuerdo entre Arafat y Shimon Peres
a principios de noviembre para lograr un "cese de las hostilidades"
y la permanente represión israelí que ya dejó
más de 200 muertos y decenas de miles de heridos, no han
sido suficientes hasta el momento para desactivar la "nueva
intifada". El asesinato del dirigente de Fatah, Hussein Abayat,
en Belén a manos del ejército israelí, enardeció
más a las masas palestinas y puede tener consecuencias imprevisibles.
Como parte de la implementación de los acuerdos de Sham el
Sheik, Estados Unidos anunció la formación de la comisión
que "investigará" los crímenes de las tropas
israelíes, encabezada nada menos que por el ex senador Mitchel
que será secundado por otros "amigos" de Israel
como Turquía. Esta "comisión investigadora"
es una verdadera burla a las masas palestinas.
Ahora el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat
está pidiendo una fuerza internacional de la ONU para que
se instale en los territorios ocupados. El gobierno de Barak que
logró sobrevivir momentáneamente a su profunda crisis
gracias al apoyo circunstancial del partido de la derecha religosa
Shas, se opone encarnizadamente a cualquier otra instancia de negociación
que no sea Estados Unidos e intentará que esta potencia imperialista
eleve el estatus de sus relaciones a la categoría de "aliado
estratégico".
El presidente norteamericano Bill Clinton hará un último
intento para lograr una tregua en los enfrentamientos y sentar las
bases para que prosigan las negociaciones. Sin embargo en el marco
de la crisis abierta tras las elecciones presidenciales norteamericanas
y el fin del gobierno de Clinton hacen pensar que difícilmente
avance la política imperialista en las reuniones con Arafat
y Barak.
Lo que el imperialismo, el estado de Israel y hasta incluso la llamada
"izquierda" sionista llaman un "salida negociada"
es la forma de lograr el sometimiento del pueblo palestino. Los
revolucionarios denunciamos los "acuerdos" y "cumbres"
de "paz" que condenan a las masas palestinas a la opresión
nacional.
En el número anterior de LVO presentamos a nuestros lectores
un extenso artículo sobre la situación abierta en
Medio Oriente con el levantamiento palestino. En este número
vamos a intentar responder a los principales interrogantes sobre
este conflicto y sobre la política de los revolucionarios.
¿Es posible una solución de "dos
estados" que sea justa para las masas palestinas?
Para responder a esta pregunta es necesario revisar brevemente
qué es y cómo se fundó el estado de Israel.
En 1947, las Naciones Unidas consagraban la partición del
territorio palestino y la fundación del estado de Israel,
en medio de la encarnizada oposición de las masas árabes,
que eran mayoría en la región. Este estado fue creado
artificialmente sobre la base de la expulsión de la población
nativa, la expropiación de sus tierras y una verdadera limpieza
étnica, sostenido y armado con equipamiento nuclear por Estados
Unidos. Desde el comienzo ha actuado como un genderme de los intereses
imperialistas contra las masas árabes, cumpliendo un rol
crucial en el control de las llamadas "rutas del petróleo",
valga como ejemplo la participación israelí junto
a Francia y Gran Bretaña en la guerra contra Egipto en 1956,
cuando el gobierno de Nasser había nacionalizado el Canal
de Suez.
La izquierda sionista y los movimientos pacifistas israelíes
que defienden al estado sionista, sin cuestionar sus orígenes
coloniales y su alianza con el imperialismo contra las masas árabes,
plantean la "solución de dos estados" como una
salida "pacífica y justa" para el conflicto entre
palestinos e israelíes, pero sostienen, contra la derecha
israelí, que las fronteras del estado hebreo no deberían
incluir porciones de los territorios ocupados en 1967, entre ellos
el Este de Jerusalén, y los asentamientos de colonos judíos
en territorio palestino que no han cesado de crecer en los últimos
años.
Publicaciones "progresistas" como Le Monde Diplomatique
ponen un signo igual entre las aspiraciones nacionales del pueblo
palestino a tener su propio estado y la expansión colonialista
del estado de Israel, planteando que "Las quimeras de un 'Gran
Israel' o de una Palestina árabe reunificada pertenecen al
pasado perimido" y continúa calificando de "realismo"
la traición de la OLP en su renuncia a "luchar por desmantelar
la entidad sionista" (Edición argentina - noviembre
2000).
La existencia del estado sionista también fue legitimada
por la Autoridad Nacional Palestina, aceptando en los "acuerdos
de Oslo" la "solución de los dos estados".
La separación tajante en dos "estados", uno judío
y uno árabe, ya sea por la coerción "diplomática"
o por el uso descarnado de la fuerza, es un viejo plan tanto de
la derecha del Likud como de los laboristas. El único "estado"
palestino que están dispuestos a aceptar es en realidad una
ficción de estado, un conjunto de guetos palestinos aislados,
sin unidad territorial ni recursos económicos, sin armamento,
rodeados por asentamientos de colonos y custodiados por miles de
soldados. Es decir lo más parecido a los batustanes del régimen
del apartheid sudafricano, proveedor de mano de obra barata para
las empresas israelíes. La aceptación de este "estado"además,
implicaría que los cuatro millones de refugiados palestinos
que sobreviven miserablemente en los campamentos de refugiados de
El Líbano, Jordania y otros países vecinos, perderían
para siempre el derecho a retornar a lo que una vez fueron sus tierras.
El gobierno laborista de Ehud Barak volvió a plantear la
separación "unilateral" del estado sionista, que
definiría según sus intereses sus propias fronteras,
absorbería los asentamientos de colonos judíos en
territorio palestino y la ciudad de Jerusalén, como su capital.
Esto iría acompañado de una política de "judeización"
de ciudades de mayoría árabe como Galilea, como forma
de "neutralizar" los eventuales levantamientos de los
árabes que viven como ciudadanos de segunda dentro del estado
de Israel.
Lejos de constituir una salida "realista" o incluso "justa"
como prentenden presentarla algunos, la solución de los "dos
estados" implica el reconocimiento expreso de la situación
colonial establecida por la existencia del Estado de Israel y el
imperialismo contra las masas palestinas.
¿Qué reflejan las direcciones
islámicas?
El creciente desprestigio de Arafat por sus reiteradas capitulaciones
ante el imperialismo y el estado de Israel y las condiciones de
opresión insoportables para las masas palestinas ha fortalecido
en los últimos años variantes islámicas radicalizadas,
que se ubican a la "izquierda" de Arafat, como el Hamas,
la Jihad Islámica y el Hezbollah, este último con
base en Líbano. Estas organizaciones inspiradas en la revolución
iraní, denuncian la trampa del "proceso de paz"
y llaman a continuar la lucha contra el estado de Israel y contra
el imperialismo, expresando distorsionadamente a los sectores más
radicalizados de las masas de la región y reclutando a los
activistas más combativos de la lucha nacional palestina.
La colaboración de Arafat y la policía palestina con
los servicios secretos sionistas e incluso con la CIA para "combatir
al terrorismo" ha permitido que muchos integrantes de Hamas
y Jihad fueran ejecutados y miles encarcelados. Los revolucionarios
defendemos incondicionalmente a estas organizaciones de la represión
del estado sionista y de la Autoridad Nacional Palestina. Pero estas
direcciones no representan una alternativa progresiva para las masas
palestinas. Su estrategia de establecer un estado confesional es
enemiga de que la clase obrera a la cabeza de las masas oprimidas
de la región enfrente al imperialismo y sus gobiernos locales
sirvientes con una política independiente. La revolución
iraní de 1979 es un ejemplo muy claro de los resultados de
esta estrategia de colaboración de clases. El régimen
de los Ayatollas fue lo que evitó que la clase obrera iraní,
que se había dotado de organismos independientes, los "shora",
y con sus métodos había hecho posible la caída
del odiado régimen proimperialista del Sha de Persia, tomara
el poder. En lugar de emerger de esa revolución un estado
obrero que fuera la palanca para la revolución obrera y socialista
en Medio Oriente, surgió un estado que si bien se mantuvo
con una relativa independencia del imperialismo, consolidó
en el poder a un reaccionario régimen teocrático,
que negó toda expresión independiente del movimiento
de masas, mantuvo las formas burguesas de la propiedad y ahogó
la revolución.
Los métodos de acciones militares individuales de las organizaciones
islámicas impiden que las amplias masas se doten de sus propias
organismos democráticos y sean ellas las que encabecen la
lucha por su liberación nacional. A la vez permite que el
bloque sionista israelí, profundamente dividido por la crisis
desatada por el levantamiento palestino, logre mantener una reaccionaria
unidad nacional interna, apelando a razones de "seguridad"
e intente justificar las masacres de su ejército como acciones
"defensivas" frente a la amenaza "terrorista".
Las fracciones "oficiales" como "opositoras"
de la dirección palestina de Al Fatah y la OLP, como las
distintas direcciones islámicas son enemigas de la movilización
independiente de las masas, de la autoorganización y el armamento
del pueblo palestino y el conjunto de las masas de Medio Oriente,
la única forma de derrotar al estado sionista. Su política
mantiene al levantamiento palestino en la impotencia, como una revuelta
callejera de jóvenes que enfrentan con piedras a los tanques
y misiles a las tropas israelíes.
¿Quiénes son los aliados
de las masas palestinas?
El destino del actual levantamiento de las masas palestinas no
se juega sólo en las calles de Gaza, Cisjordania y las ciudades
árabes del estado de Israel, sino también en las principales
ciudades del mundo árabe y musulmán en el que desde
Africa e Indonesia hasta el Golfo Pérsico, las masas han
salido por millones a manifestar su solidaridad activa con la lucha
de liberación nacional palestina. El proletariado de los
principales países de la región, como el proletariado
egipcio, el proletariado iraní son los únicos que
pueden encabezar junto a las masas palestinas y las masas oprimidas
una lucha verdedaremanete de liberación de la región,
contra sus propios gobiernos sirvientes y el imperialismo.
Los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo, las masas latinoamericanas
que en distintos países de la región han salido a
enfrentar los planes de "ajuste" del imperialismo y el
FMI deben tomar la lucha palestina como propia, ya que enfrenta
al mismo enemigo.
En los países imperialistas se viene desarrollando desde
hace más de un año un nuevo movimiento juvenil anticapitalista,
que se manifestó en Seattle, Washington, Millau, Melbourne,
Londres y Praga y que está planteando nuevamente la perspectiva
internacionalista de la lucha contra el capitalismo y la opresión.
Este movimiento, que llama a combatir la pobreza, la desigualdad
social y la opresión a la que lleva el capitalismo a los
pueblos del mundo debe apoyar decididamente el levantamiento palestino
que es actualmente la expresión más avanzada de lucha
contra la opresión imperialista. Los jóvenes norteamericanos
que protagonizaron las heroicas movilizaciones contra la guerra
de Vietnam fueron un factor importantísimo, un aliado poderoso
que permitió la primer derrota militar del imperialismo yanky
a manos de una pequeña nación oprimida, mostrando
la potencialidad de la unidad entre los jóvenes de los países
centrales con los trabajadores y los pueblos oprimidos por el imperialismo.
Es necesario que la nueva juventud anticapitalista retome hoy ese
camino. Los revolucionarios hacemos un llamado urgente a todas las
organizaciones que se reclaman de izquierda y antimperialistas,
a las organizaciones obreras, a la juventud anticapitalista, a los
sectores de la comunidad judía que se indignan ante los crímenes
del estado sionista , a desarrollar una gran campaña internacional
de apoyo al levantamiento del pueblo palestino.
¿Cuál es la estrategia
de los marxistas?
Los trotskistas apoyamos incondicionalmente el actual levantamiento
palestino. Defendemos su derecho a la autodeterminación nacional,
que sólo será posible con la destrucción del
estado racista de Israel y la expulsión del imperialismo.
Denunciamos la trampa de los "acuerdos de paz" que busca
imponer el imperialismo y que ha aceptado Arafat, que sólo
garantizan la existencia del estado sionista y condenan a las masas
palestinas a un destino de opresión nacional y miseria.
Defendemos y apoyamos las demandas democráticas de las masas,
como motores de la movilización revolucionaria. Seguimos
el método de Trotsky cuando apoyaba en Sudáfrica el
derecho a una "República Negra", reivindicación
que levantaban organizaciones del movimiento de masas. En el mismo
sentido defendemos el derecho a un estado palestino laico y no racista
sobre todo el territorio histórico palestino, en base a la
destrucción del estado sionista, donde puedan convivir en
paz árabes y judíos. Pero planteamos claramente que
la conquista de este estado sólo será posible con
un gobierno obrero y campesino en una Palestina Obrera y Socialista,
porque en un mundo dominado por el imperialismo, que se basa en
la opresión de la mayoría de los pueblos del mundo,
sólo el poder de las masas obreras y explotadas podrá
realizar íntegramente las reivindicaciones democráticas
del movimiento de masas. La política de la dirección
nacionalista burguesa de la OLP ha facilitado el surgimiento de
una elite palestina , en la que se encuentra Arafat y su círculo
íntimo, que se beneficia de las "ayudas" económicas
de las potencias imperialistas mientras que las masas sufren condiciones
insoportables de miseria. Su estrategia capituladora es en el mejor
de los casos establecer un "miniestado" burgués
donde seguirá existiendo la explotación y la opresión.
Las masas palestinas están resistiendo heroicamente, enfrentándose
con piedras a las tropas sionistas. Pero para triunfar es necesario
que el levantamiento palestino supere sus límites actuales.
Es necesaria la movilización general y el armamento de las
masas de la región, en particular la intervención
independiente de los proletariados más concentrados de Medio
Oriente, porque esta es la única forma de derrotar al ejército
israelí, el cuarto ejército del mundo y al imperialismo.
También es imprescindible la solidaridad activa de las masas
oprimidas del mundo y de los jóvenes y trabajadores, que
en el corazón del imperio, de Seattle a Praga, desafían
el poder de las corporaciones y el FMI.
Las direcciones actuales del movimiento de masas, en primer lugar
Arafat, son enémigos acérrimos de esta perspectiva.
Sólo una dirección obrera revolucionaria verdaderamente
anticapitalista, antimperialista e internacionalista, podrá
llevar hasta el final la lucha por la liberación nacional
del pueblo palestino y será capaz de levantar un programa
que una los intereses de la clase obrera de los países de
Medio Oriente contra sus gobiernos locales y el imperialismo y haga
de la Palestina Obrera y Socialista la palanca por la lucha por
una Federación Socialista de Medio Oriente.
¿Luchar contra el sionismo es
ser ser antisemita?
Durante años, el sionismo se presentó como la ideología
"natural" de las comunidades judías. Este movimiento
político reaccionario y, particularmente sus alas de "izquierda",
consideran que todo oposición a su estrategia colonial y
proimperialista es una expresión del "antisemitismo".
Esto es una falsedad absoluta. El sionismo, el movimiento que promovía
un estado para los judíos, se empezó a desarrollar
a fines del siglo XIX, en un momento en que recrudecía el
antisemitismo y la persecución a los judíos en Europa.
Sólo una minoría de los judíos adhería
al sionismo. Gran parte de los trabajadores judíos en los
países europeos formaban parte de movimientos y partidos
socialistas. Importantes dirigentes revolucionarios de origen judío
como León Trotsky y Rosa Luxemburgo, combatieron duramente
tanto al racismo como al sionismo, que desde sus inicios buscaba
desesperadamente alguna potencia imperialista que apoyara su proyecto
de establecer un estado en Palestina, llegando incluso a negociar
con famosos antisemitas como el zar ruso. El sionismo era visto
con aprobación por los gobiernos imperialistas porque ofrecía
alejar a los trabajadores judíos de los partidos revolucionarios,
aislándolos del resto de sus hermanos de clase.
Posteriormente en el curso de la Segunda Guerra Mundial, los horrores
del holocausto y el racismo en los países imperialistas "democráticos"
que negaban derecho a inmigración de los judíos perseguidos,
hicieron que el proyecto del sionismo se hiciera mayoritario.
Cínicamente, el estado sionista ha usado el martirio del
pueblo judío a manos de Hitler para justificar sus propios
métodos, que difieren muy poco de los usados por los perpetradores
del Holocausto. La conquista del territorio donde se basa el estado
de Israel fue llevada adelante con los métodos de las limpiezas
étnicas de las masas árabes que vivían en la
región. Así se creó la famosa "tierra
sin pueblo " que buscaban los sionistas, expulsando a casi
un millón de palestinos. Luego a través de distintas
guerras contra los países árabes vecinos, el estado
sionista siguió extendiendo sus territorios.
La tradición racista y colonialista del sionismo y su alianza
con distintas potencias imperialistas -primero Gran Bretaña,
luego Estados Unidos- son los fundamentos del estado de Israel.
Las matanzas de palestinos perpetradas en los campos de Sabra y
Chatila, la tortura considerada un método "legal"
contra los prisioneros palestinos y los más de 200 muertos
palestinos en las últimas seis semanas, en gran parte niños,
son sólo algunos ejemplos del carácter profundamente
opresor y racista del sionismo y los servicios que le presta al
imperialismo contra las masas oprimidas que luchan por su liberación.
Paradójicamente, los que acusan de "antisemitas"
a todos aquellos que denuncian estos hechos aberrantes y están
por la destrucción del enclave racista israelí, son
los que alientan las expresiones abiertas de antisemitismo y de
grupos de extrema derecha que han empezado a resurgir, sobre todo
en los países europeos, y que usan los crímenes del
estado sionista para justificar su racismo.
Los marxistas revolucionarios somos internacionalistas y luchamos
por la unidad de la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo
por sobre las barreras de raza, religión y nacionalidad,
para derrotar al sistema capitalista, que genera excrecencias como
el racismo y el antisemitismo, y establecer el socialismo. Este
es el único combate efectivo contra el racismo antisemita
como contra el sionismo, ambos expresiones de la opresión
capitalista.
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