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Claves sobre la cuestión palestina
Claudia Cinatti
13/11/00
La Verdad Obrera N° 74

El levantamiento palestino contra la ocupación israelí ya lleva seis semanas. La cumbre de Egipto, la cumbre de los países árabes, el principio de acuerdo entre Arafat y Shimon Peres a principios de noviembre para lograr un "cese de las hostilidades" y la permanente represión israelí que ya dejó más de 200 muertos y decenas de miles de heridos, no han sido suficientes hasta el momento para desactivar la "nueva intifada". El asesinato del dirigente de Fatah, Hussein Abayat, en Belén a manos del ejército israelí, enardeció más a las masas palestinas y puede tener consecuencias imprevisibles.
Como parte de la implementación de los acuerdos de Sham el Sheik, Estados Unidos anunció la formación de la comisión que "investigará" los crímenes de las tropas israelíes, encabezada nada menos que por el ex senador Mitchel que será secundado por otros "amigos" de Israel como Turquía. Esta "comisión investigadora" es una verdadera burla a las masas palestinas.
Ahora el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat está pidiendo una fuerza internacional de la ONU para que se instale en los territorios ocupados. El gobierno de Barak que logró sobrevivir momentáneamente a su profunda crisis gracias al apoyo circunstancial del partido de la derecha religosa Shas, se opone encarnizadamente a cualquier otra instancia de negociación que no sea Estados Unidos e intentará que esta potencia imperialista eleve el estatus de sus relaciones a la categoría de "aliado estratégico".
El presidente norteamericano Bill Clinton hará un último intento para lograr una tregua en los enfrentamientos y sentar las bases para que prosigan las negociaciones. Sin embargo en el marco de la crisis abierta tras las elecciones presidenciales norteamericanas y el fin del gobierno de Clinton hacen pensar que difícilmente avance la política imperialista en las reuniones con Arafat y Barak.
Lo que el imperialismo, el estado de Israel y hasta incluso la llamada "izquierda" sionista llaman un "salida negociada" es la forma de lograr el sometimiento del pueblo palestino. Los revolucionarios denunciamos los "acuerdos" y "cumbres" de "paz" que condenan a las masas palestinas a la opresión nacional.
En el número anterior de LVO presentamos a nuestros lectores un extenso artículo sobre la situación abierta en Medio Oriente con el levantamiento palestino. En este número vamos a intentar responder a los principales interrogantes sobre este conflicto y sobre la política de los revolucionarios.

 

¿Es posible una solución de "dos estados" que sea justa para las masas palestinas?

Para responder a esta pregunta es necesario revisar brevemente qué es y cómo se fundó el estado de Israel. En 1947, las Naciones Unidas consagraban la partición del territorio palestino y la fundación del estado de Israel, en medio de la encarnizada oposición de las masas árabes, que eran mayoría en la región. Este estado fue creado artificialmente sobre la base de la expulsión de la población nativa, la expropiación de sus tierras y una verdadera limpieza étnica, sostenido y armado con equipamiento nuclear por Estados Unidos. Desde el comienzo ha actuado como un genderme de los intereses imperialistas contra las masas árabes, cumpliendo un rol crucial en el control de las llamadas "rutas del petróleo", valga como ejemplo la participación israelí junto a Francia y Gran Bretaña en la guerra contra Egipto en 1956, cuando el gobierno de Nasser había nacionalizado el Canal de Suez.
La izquierda sionista y los movimientos pacifistas israelíes que defienden al estado sionista, sin cuestionar sus orígenes coloniales y su alianza con el imperialismo contra las masas árabes, plantean la "solución de dos estados" como una salida "pacífica y justa" para el conflicto entre palestinos e israelíes, pero sostienen, contra la derecha israelí, que las fronteras del estado hebreo no deberían incluir porciones de los territorios ocupados en 1967, entre ellos el Este de Jerusalén, y los asentamientos de colonos judíos en territorio palestino que no han cesado de crecer en los últimos años.
Publicaciones "progresistas" como Le Monde Diplomatique ponen un signo igual entre las aspiraciones nacionales del pueblo palestino a tener su propio estado y la expansión colonialista del estado de Israel, planteando que "Las quimeras de un 'Gran Israel' o de una Palestina árabe reunificada pertenecen al pasado perimido" y continúa calificando de "realismo" la traición de la OLP en su renuncia a "luchar por desmantelar la entidad sionista" (Edición argentina - noviembre 2000).
La existencia del estado sionista también fue legitimada por la Autoridad Nacional Palestina, aceptando en los "acuerdos de Oslo" la "solución de los dos estados".
La separación tajante en dos "estados", uno judío y uno árabe, ya sea por la coerción "diplomática" o por el uso descarnado de la fuerza, es un viejo plan tanto de la derecha del Likud como de los laboristas. El único "estado" palestino que están dispuestos a aceptar es en realidad una ficción de estado, un conjunto de guetos palestinos aislados, sin unidad territorial ni recursos económicos, sin armamento, rodeados por asentamientos de colonos y custodiados por miles de soldados. Es decir lo más parecido a los batustanes del régimen del apartheid sudafricano, proveedor de mano de obra barata para las empresas israelíes. La aceptación de este "estado"además, implicaría que los cuatro millones de refugiados palestinos que sobreviven miserablemente en los campamentos de refugiados de El Líbano, Jordania y otros países vecinos, perderían para siempre el derecho a retornar a lo que una vez fueron sus tierras.
El gobierno laborista de Ehud Barak volvió a plantear la separación "unilateral" del estado sionista, que definiría según sus intereses sus propias fronteras, absorbería los asentamientos de colonos judíos en territorio palestino y la ciudad de Jerusalén, como su capital. Esto iría acompañado de una política de "judeización" de ciudades de mayoría árabe como Galilea, como forma de "neutralizar" los eventuales levantamientos de los árabes que viven como ciudadanos de segunda dentro del estado de Israel.
Lejos de constituir una salida "realista" o incluso "justa" como prentenden presentarla algunos, la solución de los "dos estados" implica el reconocimiento expreso de la situación colonial establecida por la existencia del Estado de Israel y el imperialismo contra las masas palestinas.

 

¿Qué reflejan las direcciones islámicas?

El creciente desprestigio de Arafat por sus reiteradas capitulaciones ante el imperialismo y el estado de Israel y las condiciones de opresión insoportables para las masas palestinas ha fortalecido en los últimos años variantes islámicas radicalizadas, que se ubican a la "izquierda" de Arafat, como el Hamas, la Jihad Islámica y el Hezbollah, este último con base en Líbano. Estas organizaciones inspiradas en la revolución iraní, denuncian la trampa del "proceso de paz" y llaman a continuar la lucha contra el estado de Israel y contra el imperialismo, expresando distorsionadamente a los sectores más radicalizados de las masas de la región y reclutando a los activistas más combativos de la lucha nacional palestina. La colaboración de Arafat y la policía palestina con los servicios secretos sionistas e incluso con la CIA para "combatir al terrorismo" ha permitido que muchos integrantes de Hamas y Jihad fueran ejecutados y miles encarcelados. Los revolucionarios defendemos incondicionalmente a estas organizaciones de la represión del estado sionista y de la Autoridad Nacional Palestina. Pero estas direcciones no representan una alternativa progresiva para las masas palestinas. Su estrategia de establecer un estado confesional es enemiga de que la clase obrera a la cabeza de las masas oprimidas de la región enfrente al imperialismo y sus gobiernos locales sirvientes con una política independiente. La revolución iraní de 1979 es un ejemplo muy claro de los resultados de esta estrategia de colaboración de clases. El régimen de los Ayatollas fue lo que evitó que la clase obrera iraní, que se había dotado de organismos independientes, los "shora", y con sus métodos había hecho posible la caída del odiado régimen proimperialista del Sha de Persia, tomara el poder. En lugar de emerger de esa revolución un estado obrero que fuera la palanca para la revolución obrera y socialista en Medio Oriente, surgió un estado que si bien se mantuvo con una relativa independencia del imperialismo, consolidó en el poder a un reaccionario régimen teocrático, que negó toda expresión independiente del movimiento de masas, mantuvo las formas burguesas de la propiedad y ahogó la revolución.
Los métodos de acciones militares individuales de las organizaciones islámicas impiden que las amplias masas se doten de sus propias organismos democráticos y sean ellas las que encabecen la lucha por su liberación nacional. A la vez permite que el bloque sionista israelí, profundamente dividido por la crisis desatada por el levantamiento palestino, logre mantener una reaccionaria unidad nacional interna, apelando a razones de "seguridad" e intente justificar las masacres de su ejército como acciones "defensivas" frente a la amenaza "terrorista".
Las fracciones "oficiales" como "opositoras" de la dirección palestina de Al Fatah y la OLP, como las distintas direcciones islámicas son enemigas de la movilización independiente de las masas, de la autoorganización y el armamento del pueblo palestino y el conjunto de las masas de Medio Oriente, la única forma de derrotar al estado sionista. Su política mantiene al levantamiento palestino en la impotencia, como una revuelta callejera de jóvenes que enfrentan con piedras a los tanques y misiles a las tropas israelíes.


 

¿Quiénes son los aliados de las masas palestinas?

El destino del actual levantamiento de las masas palestinas no se juega sólo en las calles de Gaza, Cisjordania y las ciudades árabes del estado de Israel, sino también en las principales ciudades del mundo árabe y musulmán en el que desde Africa e Indonesia hasta el Golfo Pérsico, las masas han salido por millones a manifestar su solidaridad activa con la lucha de liberación nacional palestina. El proletariado de los principales países de la región, como el proletariado egipcio, el proletariado iraní son los únicos que pueden encabezar junto a las masas palestinas y las masas oprimidas una lucha verdedaremanete de liberación de la región, contra sus propios gobiernos sirvientes y el imperialismo.
Los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo, las masas latinoamericanas que en distintos países de la región han salido a enfrentar los planes de "ajuste" del imperialismo y el FMI deben tomar la lucha palestina como propia, ya que enfrenta al mismo enemigo.
En los países imperialistas se viene desarrollando desde hace más de un año un nuevo movimiento juvenil anticapitalista, que se manifestó en Seattle, Washington, Millau, Melbourne, Londres y Praga y que está planteando nuevamente la perspectiva internacionalista de la lucha contra el capitalismo y la opresión. Este movimiento, que llama a combatir la pobreza, la desigualdad social y la opresión a la que lleva el capitalismo a los pueblos del mundo debe apoyar decididamente el levantamiento palestino que es actualmente la expresión más avanzada de lucha contra la opresión imperialista. Los jóvenes norteamericanos que protagonizaron las heroicas movilizaciones contra la guerra de Vietnam fueron un factor importantísimo, un aliado poderoso que permitió la primer derrota militar del imperialismo yanky a manos de una pequeña nación oprimida, mostrando la potencialidad de la unidad entre los jóvenes de los países centrales con los trabajadores y los pueblos oprimidos por el imperialismo. Es necesario que la nueva juventud anticapitalista retome hoy ese camino. Los revolucionarios hacemos un llamado urgente a todas las organizaciones que se reclaman de izquierda y antimperialistas, a las organizaciones obreras, a la juventud anticapitalista, a los sectores de la comunidad judía que se indignan ante los crímenes del estado sionista , a desarrollar una gran campaña internacional de apoyo al levantamiento del pueblo palestino.

 

¿Cuál es la estrategia de los marxistas?
Los trotskistas apoyamos incondicionalmente el actual levantamiento palestino. Defendemos su derecho a la autodeterminación nacional, que sólo será posible con la destrucción del estado racista de Israel y la expulsión del imperialismo. Denunciamos la trampa de los "acuerdos de paz" que busca imponer el imperialismo y que ha aceptado Arafat, que sólo garantizan la existencia del estado sionista y condenan a las masas palestinas a un destino de opresión nacional y miseria.
Defendemos y apoyamos las demandas democráticas de las masas, como motores de la movilización revolucionaria. Seguimos el método de Trotsky cuando apoyaba en Sudáfrica el derecho a una "República Negra", reivindicación que levantaban organizaciones del movimiento de masas. En el mismo sentido defendemos el derecho a un estado palestino laico y no racista sobre todo el territorio histórico palestino, en base a la destrucción del estado sionista, donde puedan convivir en paz árabes y judíos. Pero planteamos claramente que la conquista de este estado sólo será posible con un gobierno obrero y campesino en una Palestina Obrera y Socialista, porque en un mundo dominado por el imperialismo, que se basa en la opresión de la mayoría de los pueblos del mundo, sólo el poder de las masas obreras y explotadas podrá realizar íntegramente las reivindicaciones democráticas del movimiento de masas. La política de la dirección nacionalista burguesa de la OLP ha facilitado el surgimiento de una elite palestina , en la que se encuentra Arafat y su círculo íntimo, que se beneficia de las "ayudas" económicas de las potencias imperialistas mientras que las masas sufren condiciones insoportables de miseria. Su estrategia capituladora es en el mejor de los casos establecer un "miniestado" burgués donde seguirá existiendo la explotación y la opresión.
Las masas palestinas están resistiendo heroicamente, enfrentándose con piedras a las tropas sionistas. Pero para triunfar es necesario que el levantamiento palestino supere sus límites actuales. Es necesaria la movilización general y el armamento de las masas de la región, en particular la intervención independiente de los proletariados más concentrados de Medio Oriente, porque esta es la única forma de derrotar al ejército israelí, el cuarto ejército del mundo y al imperialismo. También es imprescindible la solidaridad activa de las masas oprimidas del mundo y de los jóvenes y trabajadores, que en el corazón del imperio, de Seattle a Praga, desafían el poder de las corporaciones y el FMI.
Las direcciones actuales del movimiento de masas, en primer lugar Arafat, son enémigos acérrimos de esta perspectiva. Sólo una dirección obrera revolucionaria verdaderamente anticapitalista, antimperialista e internacionalista, podrá llevar hasta el final la lucha por la liberación nacional del pueblo palestino y será capaz de levantar un programa que una los intereses de la clase obrera de los países de Medio Oriente contra sus gobiernos locales y el imperialismo y haga de la Palestina Obrera y Socialista la palanca por la lucha por una Federación Socialista de Medio Oriente.

 


 

 

¿Luchar contra el sionismo es ser ser antisemita?
Durante años, el sionismo se presentó como la ideología "natural" de las comunidades judías. Este movimiento político reaccionario y, particularmente sus alas de "izquierda", consideran que todo oposición a su estrategia colonial y proimperialista es una expresión del "antisemitismo".
Esto es una falsedad absoluta. El sionismo, el movimiento que promovía un estado para los judíos, se empezó a desarrollar a fines del siglo XIX, en un momento en que recrudecía el antisemitismo y la persecución a los judíos en Europa. Sólo una minoría de los judíos adhería al sionismo. Gran parte de los trabajadores judíos en los países europeos formaban parte de movimientos y partidos socialistas. Importantes dirigentes revolucionarios de origen judío como León Trotsky y Rosa Luxemburgo, combatieron duramente tanto al racismo como al sionismo, que desde sus inicios buscaba desesperadamente alguna potencia imperialista que apoyara su proyecto de establecer un estado en Palestina, llegando incluso a negociar con famosos antisemitas como el zar ruso. El sionismo era visto con aprobación por los gobiernos imperialistas porque ofrecía alejar a los trabajadores judíos de los partidos revolucionarios, aislándolos del resto de sus hermanos de clase.
Posteriormente en el curso de la Segunda Guerra Mundial, los horrores del holocausto y el racismo en los países imperialistas "democráticos" que negaban derecho a inmigración de los judíos perseguidos, hicieron que el proyecto del sionismo se hiciera mayoritario.
Cínicamente, el estado sionista ha usado el martirio del pueblo judío a manos de Hitler para justificar sus propios métodos, que difieren muy poco de los usados por los perpetradores del Holocausto. La conquista del territorio donde se basa el estado de Israel fue llevada adelante con los métodos de las limpiezas étnicas de las masas árabes que vivían en la región. Así se creó la famosa "tierra sin pueblo " que buscaban los sionistas, expulsando a casi un millón de palestinos. Luego a través de distintas guerras contra los países árabes vecinos, el estado sionista siguió extendiendo sus territorios.
La tradición racista y colonialista del sionismo y su alianza con distintas potencias imperialistas -primero Gran Bretaña, luego Estados Unidos- son los fundamentos del estado de Israel.
Las matanzas de palestinos perpetradas en los campos de Sabra y Chatila, la tortura considerada un método "legal" contra los prisioneros palestinos y los más de 200 muertos palestinos en las últimas seis semanas, en gran parte niños, son sólo algunos ejemplos del carácter profundamente opresor y racista del sionismo y los servicios que le presta al imperialismo contra las masas oprimidas que luchan por su liberación. Paradójicamente, los que acusan de "antisemitas" a todos aquellos que denuncian estos hechos aberrantes y están por la destrucción del enclave racista israelí, son los que alientan las expresiones abiertas de antisemitismo y de grupos de extrema derecha que han empezado a resurgir, sobre todo en los países europeos, y que usan los crímenes del estado sionista para justificar su racismo.
Los marxistas revolucionarios somos internacionalistas y luchamos por la unidad de la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo por sobre las barreras de raza, religión y nacionalidad, para derrotar al sistema capitalista, que genera excrecencias como el racismo y el antisemitismo, y establecer el socialismo. Este es el único combate efectivo contra el racismo antisemita como contra el sionismo, ambos expresiones de la opresión capitalista.

 

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