Estrategia Internacional N° 10
Noviembre/Diciembre  - 1998

Se prepara la "trampa democrática" mientras se profundiza la crisis económica
LAS MOVILIZACIONES JAQUEAN AL GOBIERNO DE HABIBIE

Claudia Cinatti

El gobierno de Habibie, sucesor del derrocado dictador Suharto, ya lleva cinco meses en el poder, lidiando con una crisis económica que parece no tener fondo y una profunda crisis política y social que se agrava día a día a medida que se deterioran hasta el límite las condiciones de vida de las masas.

Según el semanario The Economist, “Suharto dejó una herencia que es como una bomba de tiempo para Indonesia...todo el progreso económico de los últimos 53 años desde la independencia se reducen a la misma cuestión que animaba la política de la antigua Java: el arroz”.

Efectivamente, el crack económico que hundió a los países de la región, y en particular a Indonesia, y las exigencias a cambio de “paquetes de rescate” del FMI, están teniendo consecuencias terribles para las amplias masas. En lo que va del año el precio del arroz se ha triplicado, y según estimaciones del gobierno, casi 89 millones de personas (un poco menos de la mitad de la población) sólo puede obtener una comida al día, mientras que se espera que hacia fin de año 60 millones de personas caerán bajo la línea de pobreza.

Al aumento de precios se le suma un desempleo que crece exponencialmente. Desde julio del año pasado, cinco millones de trabajadores han sido despedidos, cifra que alcanzará los 20 millones a fin de 1998. El ingreso anual per cápita se desplomó de 1.300 dólares a sólo 300, y en Surabaya, la principal ciudad industrial del país, el salario mínimo diario colapsó a menos de 30 centavos de dólar. El producto bruto interno se contrajo el 17% este trimestre y sólo 22 firmas de las 282 que cotizaban en bolsa se mantienen. Este panorama de hudimiento económico no es privativo de Indonesia, se prevee que para fin de año, habrá tres millones de desocupados en Tailandia, casi dos millones en Corea del Sur, y un millón en Malasia, junto con un millón y medio de trabajadores inmigrantes que enfrentan la deportación, con la economía japonesa en una profunda recesión. Estas son sólo algunas cifras de la ruina a la que han llevado las burguesías locales, el imperialismo y el FMI a las masas de la región.

Esta miseria inaudita de las masas, junto al odio a la dictadura de Suharto, fueron los motores de las jornadas revolucionarias que sacudieron a Indonesia las primeras semanas de mayo. La rápida frustración de las aspiraciones democráticas por parte de un régimen, que a pesar de algunas pocas concesiones, intenta mantener lo esencial del suhartismo y el empobrecimiento extremo son los motores de las actuales luchas y movilizaciones que durante estos cinco meses vienen sacudiendo al gobierno de Habibie.

DEMOCRACIA, TIERRA Y ARROZ: LOS MOTORES REVOLUCIONARIOS

Los meses que siguieron a las jornadas revolucionarias, que sólo pudieron ser desviadas con la renuncia de Suharto y el establecimiento del nuevo gobierno, demuestran que, si bien esta salida burguesa evitó que la situación se radicalizara hacia una revolución abierta, no alcanzó para cerrar el proceso revolucionario abierto en mayo.

Con la renuncia de Suharto el régimen ganó algo de tiempo para intentar poner en marcha una salida burguesa viable. Esto fue posible porque la acción de las masas del pasado mayo aunque hirieron de muerte a la dictadura de Suharto, no consiguieron destruir los pilares del estado burgués, principalmente el ejército (ver EI Nº 8 y 9).

A pesar de los límites de las jornadas revolucionarias de mayo, la inmadurez de las masas, la falta de centralidad de la clase obrera en las mismas y la acción de las direcciones burguesas y pequeño burguesas para desactivar el proceso, la renuncia de Suharto fue vivida como un triunfo por el movimiento de masas. Habibie, al que con razón se lo ve como un títere de Suharto y continuidad del régimen del Nuevo Orden, fue recibido con movilizaciones y protestas crecientes ante el deterioro mayor de las condiciones de vida.

Rápidamente el nuevo gobierno se encargó de dejar en claro que las demandas que llevaron a los levantamientos de mayo quedarían sin respuesta, y que la situación sería cada vez peor. No sólo se han agravado las condiciones de vida, sino que además las aspiraciones de conquistar la democracia y enjuiciar a Suharto fueron completamente frustradas. El ex dictador sigue viviendo en su lujosa mansión en el centro de Yakarta, los militares como el yerno de Suharto, el destituido Gral. Prawobo responsables de las masacres, desapariciones y torturas de estudiantes y pobres durante las jornadas revolucionarias de mayo siguen libres, mientras que en las cárceles de este régimen continuador del Nuevo Orden hay cientos de presos políticos, algunos en prisión desde 1965.

Según informa el Sydney Morning Herald del 19/9 “Enfrentado con las revueltas por la comida y las protestas estudiantiles, el presidente de Indonesia está manchado por sus lazos con el odiado régimen anterior...Cuando el presidente Habibie se aventuró a salir de su palacio recientemente, para un viaje de un día a Surabaya, fue recibido por una movilización de miles de estudiantes, que llevaban pancartas con el irónico mensaje ‘Abajo el precio de las vidas’....Habibie apenas ha completado sus primeros 100 días como presidente de la cuarta nación más poblada del mundo. Pero la luna de miel, si es que hubo alguna, realmente ha terminado....Los indonesios están cada vez más hambrientos, cada vez más enojados y cada vez con más voluntad de tomar las cosas en sus propias manos...Algunos indonesios dicen temer que la nación está al borde de la revolución social: ‘pronostico un gran caos’ dijo Roshin Anwar, editor y comentarista indonesio, ‘el pueblo ya no va ir contra los chinos. Eso es el pasado, aquí en Mentang(suburbio rico en el corazón de Yakarta) quemarán las casas de los compatriotas ricos.”

Durante los meses transcurridos desde mayo hasta la fecha se han sucedido movilizaciones, huelgas, saqueos y tomas de tierra casi diariamente. Según la revista Asiaweek (18/9), “Para millones de personas que cayeron en la pobreza desde que comenzó la crisis, el grito de guerra de “Reformasi! “ tomó el significado de que se puede hacer cualquier cosa como saquear, burlarse de la ley y derrocar gobernantes”.

Como vemos, la dinámica del proceso indonesio muestra que, para dar salida a sus necesidades más mínimas, las masas se ven obligadas a tocar cada vez más la propiedad de los ricos, sobre todo la tierra, imprimiéndole a su movilización un carácter cada vez más objetivamente anticapitalista.

EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL, CAMPESINO Y DEMOCRATICO

La continuidad del impulso revolucionario está dividiendo al movimiento que llevó a la caída de Suharto. Por un lado un sector del movimiento estudiantil y la clase media acomodada, identificados con el líder musulmán Amien Rais, le dio su apoyo al nuevo gobierno y a sus negociaciones con el FMI “para que vuelvan los capitales extranjeros”, condena los levantamientos de los pobres urbanos y campesinos y constituye la base para que la patronal y el imperialismo intenten una salida reaccionaria a la crisis de Indonesia.

A su vez, otro sector del movimiento estudiantil mantiene su política de unidad con la clase obrera, los campesinos y los pobres urbanos y han incorporado a sus reclamos democráticos, la exigencia de que el gobierno baje los precios del arroz y otros bienes básicos, como el combustible para cocinar. Según los informes de estos meses de la prensa nacional, casi diariamente entre 1.000 y 1.5000 estudiantes, de los distintos campus universitarios, se movilizan hacia el edificio del parlamento y el palacio presidencial, exigiendo la renuncia de Habibie, el juicio a los militares responsables de las matanzas y desapariciones de activistas durante los eventos de mayo, el juicio al ex dictador Suharto y la liberación de los presos políticos. Algunos sectores más radicalizados del movimiento estudiantil, se movilizan junto a obreros y campesinos.

Este es el caso de la ciudad de Medán, capital de la provincia de Sumatra del Norte, donde comenzaron las acciones obreras y estudiantiles que abrieron paso a las jornadas revolucionarias de mayo. Durante los meses de septiembre y octubre, Medán, la tercera ciudad en importancia del país, nuevamente vivió acciones revolucionarias del movimiento de masas. A la huelga y movilización de diez mil trabajadores del transporte a mediados de septiembre, se sumaron las tomas de tierras por parte de los campesinos expropiados por el régimen de Suharto. Al grito de “Devuelvan la tierra al pueblo!” y “Abajo los precios!” miles de campesinos y estudiantes confluyeron el 23 de septiembre en una violenta movilización exigiendo la renuncia del gobernador, a pesar de la presencia de las fuerzas de seguridad. Según informa el diario South China Morning Post del 24/9, “La oficina del gobernador había sido tomada la semana anterior por miles de estudiantes, campesinos y choferes que protestaban contra la corrupción y la suba de los precios de la comida”, ante esta situación, continúa la crónica “el gobernador de Sumatra del Norte, Rizal Nurdin, ordenó a 600 de sus 1124 empleados a armarse con palos para proteger a sus colegas y las oficinas”. La situación en esta provincia, en la que el salario diario promedio ha caído a 94 centavos de dólar, es realmente explosiva y la creciente miseria ha llevado a que las masas sigan saqueando y quemando tiendas y casas de ricos en busca de un poco de arroz. Los saqueos a tiendas de alimentos y depósitos del gobierno son ya escenas cotidianas, no sólo en las provincias sino en las calles mismas de Yakarta.

En Timor del Este*, donde las masas vienen protagonizando una dura lucha por su independencia, se vienen realizando movilizaciones masivas contra la propuesta del gobierno de Habibie de conceder una autonomía limitada a la región. El 12 de octubre alrededor de 15.000 manifestantes se movilizaron en la capital Dili ante la amenaza del gobernador Soares de despedir a los empleados públicos que apoyen la causa de la independencia y contra la fuerte presencia del ABRI (ejército indonesio), que aún mantiene 5.000 efectivos en la zona. La independencia de Timor del Este es una de las demandas democráticas que también es tomada como bandera en las movilizaciones estudiantiles en Yakarta.

El temor a que este movimiento se radicalice ha llevado a la intervención directa de la ONU, que por ahora logra contenerlo con un plan de aceptar la autonomía que está dispuesto a ceder el gobierno de Yakarta a cambio de la promesa de un referendum en los próximos años para resolver la cuestión de la independencia.

RESISTENCIA OBRERA

El movimiento obrero, muy golpeado por las cifras escalofriantes de la desocupación, ha protagonizado centenares de huelgas parciales en Yakarta y sus suburbios, así como en las principales ciudades industriales. En una entrevista realizada a principios de agosto por la revista International Socialist a distintos representantes de fábricas del COBAR (Comité Obrero por la Reforma Total), organización surgida después de las jornadas de mayo, ante la pregunta de si se han incrementado las huelgas desde la caída de Suharto, un activista de Sumatra responde: “Sí, obviamente. En mi lugar de trabajo hubo un montón de luchas obreras contra los empleadores. En junio hubo alrededor de 20 fábricas en huelga en mi ciudad. En Sumatra la crisis económica se profundizó y la respuesta obrera ha sido la huelga. Esta semana hubo siete huelgas y habrá más la próxima semana”.

La acción obrera más importante en los últimos meses fue la huelga general de los trabajadores del transporte en la ciudad de Medán, que como explicamos más arriba, confluyó luego con la protesta de campesinos, estudiantes y pobres urbanos en la toma de las oficinas del gobernador.

Por otra parte, el 11 de octubre, trabajadores de 100 empresas que operan en Yakarta y sus alrededores fundaron un nuevo sindicato llamado Organización Obrera del Gran Yakarta. Según su presidente recientemente electo, esta organización incluiría alrededor de 10.000 trabajadores en actividad y desocupados que denuncian haber sido excluidos de las organizacione formales existentes, incluso el opositor SBSI (Sindicato para el Bienestar Obrero de Indonesia).

La intervención del movimiento obrero, bajo las duras condiciones de la crisis económica, todavía constituye respuestas parciales y locales de resistencia a los ataques más violentos de la patronal y a la pérdida permanente de puestos de trabajo.

SE PREPARA LA “TRAMPA DEMOCRATICA” Y LA CONCILIACION DE CLASES

Habibie y la mayoría de los miembros del régimen dictatorial aún en funciones, constituyó un gobierno de transición para evitar que la acción de las masas destruyera las bases mismas del régimen y el estado burgués, es decir, sus fuerzas armadas, y avanzaran hacia un proceso revolucionario abierto.

Este régimen de “suhartismo sin Suharto”, es débil e inestable y está sufriendo un profundo desgaste a medida que empeoran las condiciones económicas y que no hay perspectivas de una salida “poco dolorosa” para las masas a la crisis. Las enormes fortunas de Suharto, su familia y los grandes pulpos capitalistas siguen intactas. El gobierno de Habibie no ha tocado ni una propiedad de Suharto en Indonesia ni la fortuna que ha fugado a bancos extranjeros. Esta continuidad está exacerbando el odio entre las masas y la agitación social.

En medio del desgaste del nuevo gobierno, crece un clima de efervescencia política. Según informa The Economist del 19/9, “Desde que el ex presidente Suharto dejó el gobierno en mayo se han registrado 180 nuevas publicaciones....Muchas de ellas son a penas algo más que pequeños boletines, que apoyan a uno u otro de los 87 nuevos partidos políticos que han aparecido.” Un estudiante de POSKO -organización estudiantil de base de la Universidad de Yakarta declaró en un reportaje: “Discutimos todo -discutimos las cuestiones nacionales y las condiciones y tenemos discusiones ideológicas para educar estudiantes en las ideas marxistas sobre política y economía. Estamos a favor de los concejos estudiantiles y usamos esta posición para organizar. En mayo estuvimos a favor de que los estudiantes se liguen a los trabajadores y los pobres urbanos.” (International Socialist Nº 80)

Según declaraciones de un columnista a la agencia France Press el 20/9 “La euforia inicial que siguió a la caída del veterano líder Suharto (...) se ha transformado en desilusión e ira mientras que el país se hunde más profundamente en la crisis económica....A pesar de las firmes advertencias de las fuerzas armadas, Indonesia ha visto en los meses pasados, un resurgir de protestas callejeras casi diarias contra el gobierno y sus políticas, el rol de las fuerzas armadas en la política y la suba de los precios”.

Las instituciones en las que se apoya Habibie para gobernar están muy desprestigiadas ante los ojos de amplios sectores de vanguardia, y probablemente ante las masas. La Asamblea Popular Consultiva siempre fue considerada como un títere de la dictadura de Suharto, con sus miembros elegidos a dedo y un porcentaje de bancas asignadas a las fuerzas armadas. El Golkar, partido del gobierno fundado por Suharto, sufrió una serie de rupturas después de los eventos de mayo, y se opone cada vez más al liderzgo de Habibie y a su posible candidatura para la presidencia el año próximo. Algunos de sus miembros se han pasado a la fracción del PDI dirigida por Megawati Sukarnoputri, la hija del ex presidente Sukarno.

El ABRI (fuerzas armadas), que fue el pilar de la dictadura de Suharto y que ha jugado un rol muy importante en la política nacional, también está muy desprestigiado. Según el diario Jakarta Post del 18/10, la reputación del ABRI es la más baja en 30 años. Su histórica “función dual” establecida por la dictadura de Suharto, que implica su intervención como fuerza de defensa y como organización socio política en la vida nacional está profundamente cuestionada. Esto se debe, según informa ese medio, en primer lugar a su accionar en la represión de las movilizaciones de mayo y a que es visto cada vez más como un instrumento de opresión política.

A pesar de este desprestigio, el ejército no fue derrotado en las jornadas de mayo y eso le permite seguir actuando como uno de los pilares del régimen de Habibie, reprimiendo duramente las protestas obreras y populares, a la vez que se rediscute su rol en el futuro régimen.

Ante esta perspectiva de gran inestabilidad, nuevas figuras de la “oposición burguesa” están tratando de montar un escenario para desactivar el proceso revolucionario, mientras sostienen al gobierno de Habibie hasta las próximas elecciones programadas para mayo del año próximo.

Uno de los principales líderes de la oposición, Amien Rais, de la organización musulmana moderada más grande de Indonesia, viene jugando un rol clave en que la situación no se radicalice, llamando a las masas a que le den “una tregua” al gobierno. Tiene una fuerte influencia en el “ala moderada” del movimiento estudiantil que ahora apoya al gobierno de Habibie.

La figura de la oposición burguesa que está tomando más peso, sobre todo en los sectores más pobres de la sociedad es Megawati Sukarnoputri, dirigente del PDI (Partido Democrático de Indonesia), que prácticamente no intervino durante las jornadas de mayo. A pesar de las ilusiones de las masas de que está “junto a los pobres”, y de la referencia al gobierno nacionalista burgués de su padre, derrocado por Suharto, Mega, como la apodan sus seguidores, no ha ahorrado palabras para demostrar su compromiso con el imperialismo y sus planes de reestructuración económica.

En una entrevista concedida a Reuters a fines de septiembre, Megawati declaró que “algunos están tratando de crear ira y violencia, por lo que puede ocurrir algo violento y esto destruirá todo los que hemos construido por muchos años”.

El último congreso de su partido, realizado durante los primeros días de octubre, reunió alrededor de 100.000 adherentes, ante los cuales Mega vivó al “libre mercado” y la “globalización”.

En un acto en la isla de Bali el 10 de octubre a pesar de decir “sentirse identificada con los pobres” no hizo más que asegurarle a los diplomáticos extranjeros, antiguos generales y miembros del gabinete que asistieron, que está dispuesta a llevar adelante las exigencias del FMI, los mercados financieros y las potencias imperialistas de reestructurar completamente la economía de Indonesia, instó a la multitud a “no oponerse a la economía de mercado”, agregando que “En la era de la globalización que exige la implementación de un sistema de mercado abierto, así como una nación con auto confianza, no deberíamos sentirnos preocupados o asustados” (Jakarta Post 10/11). La mayoría de sus seguidores que pertenecen a los sectores más empobrecidos por la crisis, tienen ilusiones en que Megawati gobernará a su favor. Por eso asistieron por miles a sus actos vestidos de rojo (el color que distingue a su partido) y con retratos de su padre, Sukarno, evocando épocas mejores.

El “moderado” Amien Rais y Megawati Sukarnoputri son las dos principales variantes de “oposición burguesa” que intentan sostener al régimen hasta las próximas elecciones. Estas dos variantes del régimen se preparan para tratar de sepultar el proceso revolucionario abierto en mayo, establecer un nuevo régimen con estabilidad que permita aplicar los planes del FMI, hacerle pagar las consecuencias de la crisis a las masas y lograr que Indonesia vuelva a ser un país de grandes beneficios para la patronal local e imperialista.

El PRD (Partido Democrático Revolucionario) es el sostén “por izquierda” de estas mediaciones burguesas. Fundado en 1996 e inmediatamente proscripto por la dictadura de Suharto, en su organización confluyeron los sobrevivientes del PKI (Partido Comunista Indonesio prácticamente exterminado en 1965, después del golpe de Suharto) y otros grupos democráticos radicales. Este grupo proscripto y perseguido por el régimen creció luego de los acontecimientos de mayo y logró aumentar su influencia en sectores de vanguardia del movimiento estudiantil y el movimiento obrero, a través de organizaciones sindicales solidarias con este partido, como el sindicato independiente PPBI, dirigido por Dita Sari, encarcelada hace más de dos años. Esto hace más nefasto su rol de sostén de variantes del régimen burgués, como Megawati.

Su política de organizar “comités populares” en ciudades de las provincias, como Lampung, que de hecho constituyen “multisectoriales”, que organizan las luchas por las demandas locales como renuncia de gobernadores y funcionarios corruptos y la redistribución de la tierra, atenta contra el surgimiento de organismos independientes de las masas de tipo soviético.

La política que levanta el PRD es ir detrás de las variantes burguesas opositoras al gobierno. El programa que plantea es un programa mínimo democrático que se limita a exigir el fin de la intervención del ejército en la vida política nacional, la liberación de todos los presos políticos, el retiro de las leyes electorales del régimen (que entre otras cosas mantiene las bancas intocables del ejército en la cámara de representantes), elecciones libres multipartidarias y la expropiación de los capitalistas mafiosos. Siguiendo las tradiciones de su antecesor maoísta, el PKI, el PRD levanta una estrategia stalinista clásica frentepopulista, es decir de colaboración de clases, cuyo objetivo es luchar por la renuncia de Habibie y por establecer un “gobierno transicional de todos los que participaron en la liberación del pueblo”. Este gobierno por el que pelea el PRD, surgido de las próximas elecciones generales, no es más que la “trampa democrática” y de conciliación de clases, con la que la burguesía intentará derrotar a las masas indonesias y no, como pretende el PRD el camino a la revolución.

LA ESTRATEGIA SOVIETICA ES LA CLAVE DE LA SITUACION INDONESIA

En un entrevista realizada por el periódico Socialist Apeal durante el mes de julio al editor de Pembebasan, periódico del PRD, éste responde sobre la relación entre la lucha por la democracia y la lucha por el socialismo: “Estamos a favor de un movimiento ininterrumpido, una revolución ininterrumpida. La lucha por la democracia implica una vía libre al socialismo. Una demanda estratégica para la situación actual es la organización de concejos populares a todo nivel. La nacionalización del capitalismo mafioso tendrá que desarrollarse en la nacionalización de toda la economía. Por supuesto las condiciones objetivas para el socialismo son difíciles. El movimiento obrero no está organizado y la conciencia obrera todavía es baja....”

Para el PRD la “revolución ininterrumpida” y los “concejos del pueblo” están al servicio de la exigencia de elecciones generales multipartidarias, y por lo tanto implica llevar a los obreros, campesinos y pobres urbanos a una alianza con la burguesía liberal “democrática” contra el gobierno de Habibie. Hasta tanto se realicen esas elecciones “democráticas”, la política del PRD es establecer un gobierno provisional con Amien Rais, Megawati Sukarnoputri y representantes obreros, populares y estudiantiles.

Contra esta estrategia frentepopulista extraída del arsenal del stalinismo, y que históricamente fue la antesala de las peores derrotas para la clase obrera, los trotskystas luchamos por la independencia política de la clase obrera de todo sector burgués y por su alianza revolucionaria con los campesinos y los pobres urbanos para derrotar a la burguesía e instaurar su propio poder.

La etapa actual de la lucha de clases en Indonesia, motorizada por el hambre creciente de millones, está desplegando una enorme espontaneidad de las masas, que por ahora logra imponerse sobre las distintas trampas que le tienden sus direcciones burguesas o reformistas. Incluso en algunos casos se han logrado organizar las tomas de los depósitos de arroz y el reparto de la comida. Pero esta situación no puede durar indefinidamente. Trotsky planteaba a propósito de la espontaneidad de las masas españolas: “Sin embargo, lo que en la etapa actual constituye la fuerza del movimiento -su carácter espontáneo- puede convertirse mañana en su debilidad. Admitir que el movimiento siga en lo sucesivo librado a sí mismo, sin una dirección propia, significaría admitir una perspectiva sin esperanzas. No hay que olvidar que se trata nada menos que de la conquista del poder. Aún las huelgas más turbulentas, y con tanto mayor motivo esporádicas, no pueden resolver este problema. Si en el proceso de la lucha el proletariado no tuviera la sensación en los meses próximos de la claridad de los objetivos y los métodos, de que sus filas se cohesionan y robustecen, se iniciaría inevitablemente en él la desmoralización” (1) . Ante esta situación planteaba: “El proletariado, si quiere entrar en la senda de las grandes acciones, tiene necesidad, ya en el momento presente, de una organización que se levante por encima de las separaciones políticas, nacionales, provinciales y sindicales existentes en las filas del proletariado....Una organización tal elegida democráticamente (...) por los proletarios de las ciudades y del campo no puede ser más que el soviet”. (2) “El soviet obrero significa hoy el reagrupamiento de las fuerzas dispersas del proletariado, la lucha por la unidad de la clase obrera, por su autonomía (...) se ocupa de la ligazón entre la ciudad y el campo a fin de asegurar la alianza de los obreros con los campesinos pobres. El soviet obrero incorpora a representantes de los regimientos. Es así como el soviet se convertirá en el órgano de la insurrección proletaria y más tarde en el órgano del poder.” (3)

Los trotskystas revolucionarios, tomando estas enseñanzas, planteamos que en su lucha revolucionaria, la clase obrera y las masas explotadas tiene que dotarse de estas organizaciones y abrir el camino a la revolución proletaria. Sólo una revolución obrera y socialista, basada en las organizaciones de democracia directa de las masas y en el armamento del pueblo, podrá sacar al pais de la catástrofe económica, terminar con los restos del suhartismo, resolver el problema del hambre, organizando el abastecimiento para las masas, derrotar al ejército, destruir al estado burgués e instaurar un gobierno obrero,campesino y popular que expropie a los capitalistas y rompa con el imperialismo. Sólo un gobierno obrero, campesino y popular será la garantía de la más amplia democracia, porque será el poder de la inmensa mayoría explotada sobre la minoría explotadora, le dará las tierras a los campesinos expropiados por el gran capital, reconocerá el derecho a la autodeterminación de Timor del Este y hará que la crisis la paguen los mismos que la provocaron, la burguesía y el imperialismo.
Para pelear por esta política es necesario construir un partido obrero revolucionario, un partido trotskysta internacionalista que enfrente a las direcciones burguesas, reformistas y frentepopulistas y lleve a las masas a la victoria.

 

*Timor del Este: ex colonia portuguesa que se liberó de Portugal en 1975, como parte del proceso revolucionario que sacudió a ese país europeo. El surgimiento de una vanguardia radicalizada durante el proceso de independencia llevó a que las tropas del dictador Suharto invadieran Timor del Este, causando una terrible masacre para aplastar el movimiento. Durante la ocupación se calcula que murieron 200.000 personas, un tercio de la población, ya sea por la acción del ejército o por hambre. Un año después fue anexado al territorio indonesio. Los dirigentes de este movimiento que sobrivivieron la invasión como Xanana Gusmao siguen en prisión. Desde entonces el pueblo de Timor del Este lucha por su autederminación. Actualmente tiene una población de 800.000 personas, y además de la lucha democrática de masas actúa un pequeño grupo guerrilero llamado Fretilin que se enfrenta a las tropas indonesias. Las luchas por la autodeterminación en las islas de Aceh e Irian Jaya también son duramente reprimidas.
1 La revolución española y la táctica de los comunistas (enero de 1931)
2 Idem anterior
3 El decálogo del comunista español (abril de 1931)