El
proceso de lucha estudiantil en Chile, en Nicaragua, en Bolivia,
las movilizaciones en Argentina y la lucha de más de dos meses de
los estudiantes universitarios mexicanos señalan la emergencia de
un nuevo movimiento estudiantil en América latina. En este artículo
describimos el fenómeno de México, el más avanzado de este proceso,
así como sus perspectivas.
Introducción
Desde el 20 de abril, los 260.000 estudiantes de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) están en huelga general indefinida.
La protesta estudiantil comenzó a mediados de febrero, frente a
los anuncios del rector Barnés de Castro de reformar el Reglamento
General de Pagos (RGP) de la UNAM. Concretado el 15 de marzo con
la votación en el Consejo Universitario, su punto saliente fue el
incremento de cuotas para los nuevos ingresantes, que pasarían de
$0,20 a $680 por semestre.
El estallamiento de la huelga fue precedido de importantes movilizaciones,
y contó, como elemento destacado, con un proceso de organización
de las bases estudiantiles que cristalizó en el Consejo General
de Huelga, agrupando representantes de 38 facultades y colegios,
y expresando el resurgir de una tendencia a la coordinación y autorganización
estudiantil, truncada en 1968.
La huelga, que no sólo abarca al campus universitario de la UNAM,
sino también a cerca de 20 instituciones periféricas, es sostenida
por el activismo organizado en Consejos de Huelga por facultad o
colegio.
En este articulo desarrollaremos las principales características
de esta gran lucha estudiantil en el marco de la situación política
y económica de México y de los planes imperialistas para el país
y América Latina.
1-. El ataque imperialista
La ofensiva privatizadora sobre la UNAM es parte del ataque que
Zedillo y el régimen de transición pactada, del PRI-PAN-PRD están
imponiendo sobre el conjunto de la nación oprimida -trabajadores,
campesinos y sectores de la clase media-, siguiendo los dictados
del imperialismo y sus organismos financieros, como el Banco Mundial
y el FMI.
Este ataque, desde diciembre de 1998, ha incluido quite de subsidios
a los alimentos básicos como la tortilla-, recortes al presupuesto
para salud y educación, creación del IPAB la culminación del
robo millonario a favor de la banca privada-, privatización de amplios
sectores de la salud pública, entre otros. Paralelamente, el gobierno
de Zedillo pactó nuevos préstamos con el FMI y los bancos imperialistas(el
último por 23400 millones de dólares) y el pago religioso de los
intereses y servicios de la deuda externa. Como parte destacada
de este plan está el recorte presupuestario a la educación superior
y las reformas al RGP propugnadas por Barnés, y el anuncio de reforma
al 27 constitucional para abrir completamente la industria eléctrica
a los capitales imperialistas1.
Para imponer sus planes, el régimen del PRI-PAN-PRD debe garantizar
la transición pacifica a la democracia y fortalecer
las instituciones del régimen como el Congreso de la Unión-.
El Congreso plural, en el cual están representados los
opositores, ha sido el encargado central de aplicar
y sostener el ataque imperialista mandatado por Clinton y los organismos
financieros imperialistas.
Para el régimen de transición, lo central es evitar una irrupción
de las masas que pudiera empantanar los planes y la misma transición
pactada hacia las elecciones del 2000. Hasta ahora había tenido
éxito en ello, ya que desde la rebelión campesina de 1994
desviada con complicidad del EZLN- las masas se convirtieron en
el gran ausente.
Para ello, el régimen combina mayor bonapartismo y represión, con
la preparación de nuevos engaños como la posible alianza opositora
entre el PRD y el PAN. Como parte de esta política, la acción de
las direcciones del movimiento obrero- la CTM-CT, y los opositores
de la UNT y el SME- han impedido que este responda a los planes
imperialistas.
En ese marco, la lucha estudiantil contra los planes del PRI-gobierno,
junto a la incipiente salida a pesar de su dirección- del
magisterio y los electricistas, ha cambiado la situación política
mexicana y, en caso de desarrollarse enfrentando al régimen, podría
poner en peligro la transición hacia el 2000.
2-. Los planes de elitización
y privatización sobre la Universidad
La ofensiva sobre la educación pública se ha incrementado sustancialmente
desde la aprobación del TLC, en 1992. El mismo ha sido la punta
de lanza de la ofensiva recolonizadora sobre el país2. Como parte
de esta ofensiva, el priato se comprometió a obtener los recursos
para la educación superior a partir del financiamiento privado,
reduciendo el presupuesto estatal.
En su documento Prioridades y estrategias para la educación,
de 1996, el Banco Mundial planteaba: atender al ´rendimiento´
del gasto, concentrar la inversión pública en la educación básica,
lograr mayor autonomía de los planteles escolares para que combinen
flexiblemente los insumos educativos y recurrir al financiamiento
de las familias para cubrir el costo de la enseñanza postbásica
así como de las ONG y empresas.
La OCDE en un documento para México de 1994, plantea diversificar
las fuentes de origen de recursos, a través de la relación
con empresas e industrias; un alza sustantiva de las cuotas estudiantiles;
mayor selección de admisión a la universidad; la redefinición del
pase automático del bachillerato a la licenciatura y
la promoción de la educación vocacional y tecnológica para mayor
mano de obra de ocupación intermedia. Estos enunciados del BM y
la OCDE se han venido imponiendo.
En cuanto a la participación del sector educativo en el presupuesto,
según el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de
Economía, en los últimos 15 años, el gobierno federal dejo
de asignar casi 14500 millones de dólares a la UNAM(La Jornada
9/5/99). La participación actual es del 4.5% del PIB, mientras a
la educación superior y la investigación científica solo se destina
un 0.44% del mismo; cuando el rescate a los bancos representó alrededor
de un 15% del PIB.
En cuanto a la restricción al ingreso y egreso, en el conjunto de
las universidades públicas se puso en marcha el Examen Único de
Ingreso al Bachillerato y el Examen General de Calidad Profesional
para el egreso de la licenciatura. La preparación y supervisión
de este último corre por cuenta del Centro Nacional de Evaluación
(CENEVAL), una entidad privada. La imposición e incremento de las
cuotas viene dándose en el conjunto de las universidades, con cifras
similares o superiores a las que quieren implementarse en la UNAM.
En el caso de la UNAM se reglamentó el pase automático de los CCH´s
y Preparatorias (bachilleres dependientes de la UNAM), y se eliminaron
los 4 turnos, esenciales para los estudiantes que trabajan. Por
otra parte, los estudiantes están obligados a culminar la licenciatura
en lo que consiste el plan curricular mas un 50% del tiempo del
mismo; y si no lo hacen, engrosan las filas de los artículo
19 que pierden todos sus derechos como estudiantes y deben
concluirla mediante los exámenes extraordinarios. Solo el 30% de
los estudiantes logran esto, mientras la mayoría se transforman
en estudiantes de segunda categoría con menores derechos y obligados
a un mayor pago de servicios por exámenes.
En cuanto a la cuestión salarial una investigadora plantea que El
Banco Mundial viene insistiendo en que el incremento del salario
docente no tiene incidencia sobre el rendimiento escolar; la no-revisión
de los salarios (es) condición en la negociación de los préstamos
del BM a los países (J.L. Coraggio y R.M.Torres, la educación
según el BM, pagina 128). En México, el salario docente universitario
ha caído un 52% y se encuentra, en ocasiones, por debajo de un maestro
de educación primaria3. Se ha buscado debilitar y dividir a los
trabajadores administrativos sindicalizados, y se ha avanzado en
cuanto a las retribuciones a destajo mediante criterios de productividad.
En el plano académico, en la UNAM el incremento salarial está sujeto
a un sistema de pilones o incentivos, mediante actividades
extraclase. Se da un proceso de proletarización del
trabajo intelectual, y de mayor explotación para los no académicos,
al tiempo que se fortalece la burocracia universitaria, los trabajadores
no académicos de confianza, y una élite académica que
goza de enormes privilegios.
Desde 1997 cuando Barnés presentó su Plan de desarrollo
para la UNAM- se ha avanzado en subordinar la investigación
y formación universitaria a las necesidades estratégicas y técnicas
del gran capital. Allí están las reformas a los programas de estudio
de las Prepas y CCH´s; los planes de transformar las licenciaturas
en carreras técnicas, y de fusionar las humanísticas. Se incrementó
la injerencia directa de las multinacionales y la gran patronal:
en los once institutos de posgrado de la UNAM la investigación está
cada vez más en función de sus intereses4. Se proyecta la descentralización
y apertura a la iniciativa privada del patrimonio histórico
y antropológico, y la desaparición del Instituto y de la Escuela
Nacional de Antropología e Historia (INAH y ENAH).
Las reformas propuestas por Barnés este año no se pueden entender
si no es como parte de ese plan integral que venimos describiendo.
Significan un salto en la elitización de la UNAM, reglamentando
cobros que ya se daban de hecho; los exámenes extraordinarios son
fijados en un día de salario mínimo y los exámenes profesionales
en 40 días de salario mínimo, mientras que las cuotas semestrales
para los nuevos ingresantes son 20 días de salario para licenciatura
y 15 para bachillerato.
Como decíamos antes, estos planes están motorizados por la crisis
económica internacional y la necesidad de recargarla incluso sobre
las clases medias. Es un ataque sobre una conquista histórica la
educación superior pública y gratuita y la autonomía universitaria-
que no es mas que un subproducto del periodo revolucionario de 1910-1920.
Para la burguesía y el imperialismo se les ha tornado inviable
el mecanismo central de cooptación al régimen de los sectores medios:
la universidad de masas, a la cual no podían acceder
mas que una ínfima minoría de hijos de la clase obrera y el campesinado5.
Entra en crisis así lo que ha sido el mecanismo fundamental de ascenso
social de las clases medias: la universidad y la formación profesional.
Esta crisis no se debe sólo a las reformas implementadas sino también
a la crisis general de la sociedad capitalista semicolonial, donde
la pauperización de las capas medias y la caída del empleo representan
un horizonte nada alentador para quienes acceden a la universidad.
Ante las reformas restrictivas y las condiciones sociales generales,
se da una diferenciación en el seno de la población estudiantil.
Mientras existe una pequeña élite acomodada, que puede acceder a
los posgrados y maestrías para ponerse al servicio de las empresas
e instituciones dependientes del gran capital; la inmensa mayoría
está condenada, si logra solventar sus estudios, a engrosar las
filas del desempleo al terminar su carrera6.
Esta es la verdadera crisis de la universidad (como
mecanismo de cooptación social), que está en la base del actual
movimiento de lucha en la UNAM y del descontento que recorre a otras
universidades.
La huelga, iniciada en defensa de la educación pública
-para los actuales estudiantes y para las futuras generaciones7-
ataca parcialmente estos planes imperialistas; por ello, el estado
semicolonial esta imposibilitado de resolver el conjunto de las
demandas del pliego-petitorio8 sin retroceder en el ataque sobre
la Educación Superior.
3-. El movimiento estudiantil,
actor de la lucha de clases mexicana
La acción del movimiento estudiantil, significa su incorporación
a la lucha de clases poniéndose al frente de la lucha contra los
planes imperialistas. En una acción que quiebra la apatía que arrastraba
e indica una recomposición política, los estudiantes se han adelantado
a la clase obrera. La huelga estudiantil es un fuerte síntoma del
descontento social que inunda el patio trasero de los
EE.UU, y puede ser un anticipo de la futura entrada del movimiento
obrero en la escena política.
Por otra parte, si los planes imperialistas en México contra la
educación pública, son parte de la ofensiva neocolonizadora lanzada
sobre la región para recargar allí los efectos de la crisis económica
internacional, la lucha de los estudiantes mexicanos es parte de
la acción estudiantil latinoamericana que hemos visto en las calles
de Santiago de Chile, Managua, Buenos Aires, Bolivia y que muestra
un rol profundamente progresivo en la lucha de clases, enfrentando
los planes y mostrando el camino a seguir al resto del movimiento
de masas.
La unidad obrero estudiantil contra los planes
La masividad de la lucha estudiantil es un hecho: movilizaciones
de decenas de miles de estudiantes se han sucedido en las calles
del Distrito Federal durante casi tres meses. El apoyo activo de
los padres de familia organizados en Asambleas permanentes-,
de los trabajadores de base universitarios y de sectores de los
académicos se ha hecho patente. Se realizaron tres encuentros nacionales
estudiantiles y se conformado una Coordinadora Nacional de Estudiantes,
mostrando una tendencia a la coordinación nacional. Se han realizado
paros en solidaridad en la Esc. Nacional de Antropología e Historia,
el Inst. Politécnico Nacional, la Univ. Autónoma Metropolitana,
la Univ. de Chapingo, entre otras. Se muestra así una tendencia
al frente único estudiantil y de la comunidad universitaria.
Al mismo tiempo, las movilizaciones conjuntas con el SME, con los
maestros de la CNTE, y el apoyo y solidaridad de sectores de los
trabajadores muestran una tendencia abierta a la unidad obrero estudiantil,
que en ocasiones se materializó en las calles.
Ante la ofensiva burguesa imperialista que golpea a las clases explotadas
y las clases medias, se desarrollan las condiciones para una respuesta
unificada de las mismas a los planes del PRI-PAN-PRD.
El Consejo General de Huelga.
Una organización democrática de las bases en lucha.
Desde febrero, los estudiantes comenzaron a nuclearse en Asambleas
por facultad, escuela o colegio, y en Asambleas generales de todo
el movimiento estudiantil. Así surgió, del seno de la Asamblea General,
el Consejo General de Representantes, conformado por cinco delegados
por escuela y facultad, que votaban sobre la base del mandato de
asamblea y tenían un carácter revocable. Finalmente, al estallamiento
de la huelga se conformó el Consejo General de Huelga, organizado
de la misma forma que su antecesor, el CGR.
En cada escuela y facultad, los activistas se han organizado en
Asambleas y, en muchos casos, en Consejos de Huelga; a la vez que
todas las actividades (Prensa y propaganda, boteos, seguridad, cocina,
etc.) son garantizadas por comisiones de activistas.
Al calor de la lucha han cristalizado formas de autorganizacion
democrática del movimiento estudiantil, centralizadas en los CH
y en el CGH, que expresan el mayor avance político del movimiento.
Se ha comenzado a desarrollar un doble poder de hecho,
que cuestiona quien gobierna la universidad, así como a las instituciones
que implementan los planes reaccionarios (la rectoría, el Consejo
Universitario y los Consejos Técnicos), y a su legislación garante,
la Ley Orgánica.
El que la huelga haya desarrollado tan rápidamente esta potencialidad,
se explica en la inexistencia previa de una organización burocrática
del movimiento estudiantil. Y es que en la UNAM no existen los centros
de estudiantes organizados burocráticamente ni federaciones universitarias
al estilo de las de Argentina y Chile9. Que el movimiento no cuente
con ese lastre, y sí con una tradición de formas democráticas de
representación (ver recuadro) le ha permitido brincarse esa etapa
burocrática y darse una organización acorde a la lucha planteada,
organización que ha sido el factor central en que la huelga se mantenga
frente a la ofensiva en contra.
De esta forma, en la UNAM se muestra el punto mas alto de las tendencias
a la coordinación y la autorganizacion en Latinoamérica (como muestra
también la Interfacultades en la Universidad de Buenos Aires). Y
marca la necesidad de la autorganizacion en la lucha para que estos
movimientos puedan alcanzar una perspectiva revolucionaria y generar
las condiciones para expulsar de su seno a las corrientes proburguesas
y reformistas.
En México, estas corrientes buscan, y en cierta medida lo han logrado,
burocratizar esta gran conquista que es el CGH. Lo hacen transformando
las Comisiones de Prensa y de Enlace en cotos cerrados desde donde
lanzan su política sin discutirla con la vanguardia estudiantil,
manejando las tarjetas de representación de no pocas escuelas y
desconociendo los mandatos de las asambleas que le son hostiles.
Esto dio un salto cuando, quebrando lo que venía siendo una tradición,
la respuesta al llamado de la rectoría fue discutido y resuelto,
no por el CGH, sino por los 120 representantes votados para el diálogo,
sin consultar previamente a las asambleas de base. Al mismo tiempo,
los perredistas y neozapatistas se han negado a que el CGH llame
al conjunto del movimiento estudiantil que en su gran mayoría
se ha retirado a una posición de apoyo pasivo - y a los trabajadores
a reforzar la huelga. De esta forma, burocratizando progresivamente
el CGH ha sido más sencillo que se fuera imponiendo la política
del PRD -el diálogo con las instituciones- y, en cuanto puedan,
el levantamiento de la huelga.
A pesar de la suerte misma de la huelga y del CGH, la emergencia
de éste y la desconfianza que un sector del activismo muestra hacia
las corrientes burocráticas universitarias es un síntoma profundo,
en la vanguardia estudiantil, del desgaste de las instituciones
del régimen y de los partidos burgueses. Muestra los costos que
para los partidos opositores como el PRD tiene ser la
muleta esencial del régimen de transición pacífica
a la democracia y el garante de los planes imperialistas.
Surge una vanguardia de lucha en la universidad
Aunque la huelga cuenta con la simpatía y apoyo de la mayoría del
movimiento estudiantil, es una vanguardia, formada por varios miles
de estudiantes, la que sostiene la huelga, discute y vota en el
CGH y en asambleas los pasos a seguir. Es esta vanguardia la que
se ha encargado de impedir las clases extramuros, y que sufre la
represión, los secuestros y la tortura que el régimen esta lanzando.
La existencia de esta nueva vanguardia activistas que han
despertado a la vida política- y sus formas de organización son
un gran avance de un movimiento estudiantil que ha sufrido derrotas
físicas (como en 1968 y en 1971) y frustraciones políticas (como
en 1986-7, 1992, y 1995).
El carácter progresivo del movimiento estudiantil y su politización
se ve en las demandas discutidas en muchas asambleasla restitución
de los cuatro turnos, del pase automático y la desaparición del
Ceneval- y en que sectores comiencen a ver que el ataque responde
a las directivas imperialistas. También se muestra en el sentimiento
de simpatía con los trabajadores y con el antimperialismo que la
recorre, como se vió en las manifestaciones conjuntas con los trabajadores
y en las movilizaciones a distintas embajadas latinoamericanas en
apoyo a los estudiantes de esos países.
Pero es también esta vanguardia la que muestra la mayor contradicción
que recorre al movimiento estudiantil: las acciones radicalizadas
y las formas de organización democrática conviven con la confianza
en el diálogo con las instituciones, que fomentan tanto los perredistas
como las corrientes de izquierda reformistas y populistas,
como el EZLN y el maoísmo. Se muestra así la carga de haber crecido
durante los años de la transición a la democracia, de
los discursos con D de dialogo del sub Marcos,
carga de la que podrá despojarse superando el control político e
ideológico de las direcciones burguesas y reformistas.
El pliego petitorio de la huelga muestra esto concretamente. Contradictoriamente,
mientras cuestiona el ataque sobre la UNAM, los agrupamientos perredistas
universitarios han impuesto en éste el diálogo con las
reaccionarias instituciones priistas de la UNAM.
El surgimiento de este nuevo movimiento estudiantil tiene significados
probablemente históricos en México. Desde hace años que no emerge
un fenómeno de vanguardia por fuera del control directo de las corrientes
burguesas. Históricamente, cuando el régimen no ha logrado cooptarlos
absolutamente, los ha cortado de cuajo, como fue la represión de
Tlatelolco, la del 10 de junio de 1971, o la de sectores obreros
y campesinos en los ´50-. Este nuevo fenómeno le plantea un problema
estratégico: frenar su emergencia e incidencia en la lucha de clases.
4-. La Santa Alianzacontra la huelga
El gobierno, el régimen y sus partidos, la rectoría, la comunidad
académica y los intelectuales del régimen han lanzado una verdadera
cruzada contra la huelga. Barnés organizó una Comisión de
Encuentro con académicos y estudiantes y el Consejo Universitario,
el 7 de junio, aprobó una nueva modificación al RGP, donde las cuotas
son ahora aportaciones voluntarias, mientras se mantienen
el resto de las medidas restrictivas. Las bancadas parlamentarias
del PRI, del PAN y del PRD han llamado al diálogo, y la Comisión
de Ciencia y Tecnología del Congreso ha invitado a las partes
a dialogar en el recinto. La política del régimen, entonces, pasa
hoy por llevar la huelga a la trampa de una negociación supervisada
por el mismo Congreso de la Unión que es garante de todas las medidas
proimperialistas del priato. El objetivo es desactivar la huelga
a cambio de la modificación o suspensión de aspectos
parciales del ataque sobre la educación superior.
Mientras el PRI-gobierno se declara abiertamente contra la huelga,
el PRD con sus corrientes estudiantiles, juega un rol central en
que la misma termine en el diálogo. Como sostén esencial del régimen
de transición pactada, este partido burgués opositor
es quien impide su radicalización política y que la huelga enfrente
conciente y frontalmente al régimen proimperialista.
Esto es acompañado de un ataque represivo y selectivo sobre sectores
de la vanguardia estudiantil. A las previas consignaciones al tribunal
universitario, los ataques de los porros, y el espionaje interno10
se ha sumado la acción del aparato represivo estatal y sus bandas
parapoliciales. Varios activistas han sido secuestrados, amenazados
de muerte y torturados y tres estudiantes han perdido la vida durante
la huelga. El 14 de junio, una activista del CCH Oriente fue secuestrada
y violada.
El PRD que gobierna el DF a través del terrateniente Cárdenas, es
responsable de la represión policial sobre los activistas, deteniéndolos
e impidiendo los bloqueos de calle votados por el CGH. De esta forma
el principal partido de las clases medias opositoras
comienza a aparecer ante la vanguardia estudiantil como el garante
de la aplicación de los planes.
La causa de esta ofensiva del régimen es la potencialidad que la
huelga tiene. En una situación de descontento social de las clases
explotadas y los sectores medios, la huelga puede ser el detonante
de una entrada generalizada de sectores del proletariado y las masas
en la lucha. El temor del gobierno y el establishment es que los
estudiantes logren traspasar la bandera de lucha de sus frágiles
manos a las de la clase obrera, que con su acción decidida
podría abrir un nuevo periodo en la lucha de clases mexicana.
Contra esta posibilidad, como cuestión de estado, el
régimen busca conducirla al diálogo -negociación-, e
impedir el desarrollo de esa nueva vanguardia estudiantil. Al servicio
de esta política, las direcciones sindicales charras están frenando
la concreción de la unidad obrero-estudiantil, como se ve en que
ni siquiera convoquen a una huelga en solidaridad - ¡ni en los sindicatos
de la UNAM!. Buscan repetir, en otra situación histórica, el drama
de 1968, cuando los estudiantes no alcanzaron a unificarse con los
trabajadores por el rol canallesco de la CTM.
La centroizquierda estudiantil:
al servicio del PRI-gobierno y de Barnés
La pregunta obligada es: ¿cómo esta potente huelga estudiantil con
el CGH a su frente, no ha logrado siquiera la caída del rector Barnés?
La respuesta debe buscarse en la política de los grupos pertenecientes
al PRD CEU, RED y Coordinadora Estudiantil- y aquellos que
se reivindican zapatistas como el CEM-.
Levantando una política de diálogo con las instituciones
reaccionarias de la UNAM desvían la huelga de una perspectiva que
garantice el triunfo de todas sus reivindicaciones. Han evitado
que la movilización se desarrolle hacia la unidad obrero-estudiantil,
y que tome un programa que ataque, frontal y conscientemente, el
plan burgués imperialista sobre las masas y sobre la educación.
Para ello, los perredistas - con importante militancia en las escuelas
y facultades, cuadros rentados y un gran aparato propagandístico
y financiero que incluye el periódico La Jornada, han buscado como
planteamos antes- burocratizar al CGH y subordinarlo a su política
proburguesa. Han lanzado una campaña policíaca sobre los activistas
de izquierda e independientes, calificándolos de ultras
y de esta forma propiciando la represión del estado burgués; así
Carlos Imaz, quien dirige de hecho el CEU desde la presidencia del
PRD capitalino, ha acusado a la ultra de querer
tomar las armas (Proceso 1178).
Estos métodos burocráticos y policíacos, propios de los charros
de la CTM, son parte de una política para derrotar la huelga y al
activismo que la sostiene. El CEU y la Red han luchado para que
la huelga no tome un programa superior, apostando al desgaste que
les permita imponer su solución al conflicto. Esta no
es otra que negociar con Barnés la modificación del RGP manteniendo
lo esencial del ataque a la universidad. En la citada reunión del
Consejo Universitario, al cual concurrieron los consejeros perredistas
Consejo que fue desconocido como tal por los estudiantes-
plantearon que aun cuando el nuevo reglamento significaba
un esfuerzo para destrabar el conflicto, pidieron prudencia cuando
todavía faltaba la discusión del alargamiento del semestre y de
las actas levantadas (La Jornada, 8-6-99). Hoy pretenden aceptar
la propuesta de Barnés y llevar el resto del pliego petitorio a
un nuevo y antidemocrático Congreso Universitario con el que se
realizó en 1990.
Son ellos los defensores de las instituciones priistas en la UNAM,
como son la figura del rector, la ley orgánica, el consejo universitario
y los consejos técnicos por facultad. Luego de que el CGH desconociera
a Barnés como interlocutor, plantearon que el mismo debía ser...
el Consejo Universitario, ya que con alguien debemos dialogar.
De esta forma buscan frenar la lucha por la caída de este reaccionario
sistema institucional y desviar al movimiento hacia una pseudodemocratización
de la UNAM manteniendo las instituciones reaccionarias de las que
forman parte en pie.
Su discurso ideológico y programático muestra el carácter profundamente
proburgués y proimperialista del CEU y la Red. Hablando de la crisis
de la universidad y la necesidad de una universidad
distinta plantean que la solución se lograría con una mejor
asignación de los recursos federales, para lo cual no hay
otra opción mas que esperar ... al triunfo del Ingeniero Cárdenas
en las futuras elecciones, quien es aceptado por el imperialismo
como la posible cabeza de un nuevo gobierno sirviente a partir del
2000. Los perredistas universitarios buscan evitar que el movimiento
estudiantil enfrente los pactos que atan al país al imperialismo
y luche por hacer efectiva una universidad al servicio de los trabajadores
y el pueblo. Quieren perpetuar una universidad elitizada y al servicio
de las trasnacionales imperialistas, la que integran o integrarán
cuando egresen- a través de la burocracia académica.
En cuanto a los zapatistas, su política es una repetición del CEU
y la RED. Propugnando el dialogo con las autoridades
público y directo-, en pos de ello han incluso
traído a los indígenas del EZLN a hablar a favor del diálogo
en los CGH´s. Los huelguistas deben mirarse en el espejo de los
indígenas del sur mexicano: el diálogo del EZLN con el priato sólo
ha servido para empantanar la lucha campesina y que sus reivindicaciones
no se cumplieran.
Si perredistas y neozapatistas debieron aceptar el estallamiento
de una huelga que no querían, hoy buscan desgastarla y hundirla
desde dentro. Y aunque el principal obstáculo para que se impongan
completamente es la emergencia del CGH -donde se expresa el activismo
que sostiene la huelga- la carencia de una alternativa programática
superior ha posibilitado que la política de estas organizaciones
vaya progresivamente imponiéndose, junto a un control mayor del
CGH por parte de las mismas. Para enfrentar esta política es necesario
un programa que dé respuesta a las demandas estudiantiles en una
perspectiva revolucionaria y que sea tomado por la vanguardia estudiantil.
Un programa probrero, antimperialista
y revolucionario para que la huelga triunfe
Desde la LTS, integrante de la Fracción Trotskysta, participamos
e impulsamos ContraCorriente, una agrupación revolucionaria pro-obrera
y antimperialista de jóvenes estudiantes y trabajadores. Desde allí
es que, frente a la huelga, hemos levantado una política y un programa
que a continuación planteamos.
El priato y la burguesía pretenden que las clases medias y el pequeño
sector de hijos de la clase obrera que acceden a la UNAM financien
la reducción presupuestal que persigue el imperialismo para aumentar
los pagos de la deuda externa.
El reglamento general de pagos -aunque hoy sólo significa el 5%
del presupuesto- abre las puertas al aumento legal de
cuotas. No debe salir un peso más de los bolsillos de los trabajadores
y de las clases medias: que la crisis de la universidad
la paguen los capitalistas y el imperialismo. El aumento al presupuesto
educativo, al 8%, debe provenir del cese del pago de la deuda externa
y sus intereses.
¡Abajo el RGP!
¡Por la gratuidad de los servicios y trámites!
¡Por aumento salarial de emergencia para maestros, administrativos
y trabajadores!
¡No al pago de la deuda externa! ¡Por el 8% del PIB a la educación
y 2.5% a la superior!
Si hoy cerramos las puertas de la universidad es para que
permanezcan abiertas para todos: es la frase con la que se
inició la huelga. Para hacerla realidad hay que luchar por una universidad
al servicio de los trabajadores, los campesinos y el pueblo, donde
los hijos de los mismos puedan acceder. Si el RGP pretende hacerla
aún mas elitista y restrictiva de lo que ya es actualmentela
máxima expresión son los vínculos con el Ceneval-, debe romperse
toda atadura con las trasnacionales y comenzar a abrirla a los hijos
del pueblo; medidas elementales para ello es otorgar becas, material
y servicios gratuitos, así como oferta de horarios nocturnos para
los que trabajan.
La universidad debe ponerse al servicio de los trabajadores y de
sus luchas. Poniendo la investigación y la formación en función
de sus intereses; ayudando a esclarecer las condiciones de explotación
y miseria que el sistema capitalista impone. Solidarizándose en
las calles con las luchas que cada uno de estos sectores emprenda,
como la lucha de los maestros de la CNTE y las movilizaciones electricistas.
La perspectiva de poner la universidad al servicio de los trabajadores
y el pueblo implica que los estudiantes deben incorporar y pelear
como suyas las demandas de los trabajadores para que éstos se sumen
a la lucha.
¡Fuera la injerencia patronal de la universidad! ¡Abajo el Ceneval,
por el ingreso y egreso automático e irrestricto!
¡Por una universidad al servicio de los trabajadores, los campesinos
y el pueblo!
La huelga debe luchar por tirar los privilegiados funcionarios de
la rectoría y todos sus organismos antidemocráticos de gobierno,
para que bajo sus escombros se imponga una estructura de gobierno
realmente democrática con carácter tripartita, donde maestros, trabajadores
y con mayoría estudiantil estén representados con delegados revocables
y mandatados por cada 500 de sus representados. Los CH´s y el CGH
pueden ser la base de esta organización independiente, para lo que
hay que extenderlos y reforzarlos hacia los tres sectores. Este
gobierno no puede contener ningún representante de las autoridades,
ni siquiera como minoría, ya que son estas quienes aplican los planes
del priato y del FMI en la UNAM. Bajo este gobierno se podría discutir
cuales serían las leyes que regirían la universidad, ya que las
actuales favorecen y legalizan la ofensiva; sólo así se avanzará
en una autonomía del estado y las trasnacionales.
La crisis de la universidad no puede ser resuelta por
el Congreso de la Unión, que aprueba una tras otra las medidas del
FMI ni por una repetición del antidemocrático congreso universitario
de 1990. Es necesario luchar por un Congreso universitario verdaderamente
democrático, donde estén estudiantes, trabajadores universitarios
y académicos. Un Congreso en el que, junto a éstos, participen y
decidan las organizaciones obreras y campesinas; para definir conjuntamente
que tipo de educación y de universidad es necesario poner en pie
al servicio de los trabajadores y campesinos de México, que son
los que hoy sostienen la universidad sin poder acceder a la misma.
¡Abajo Barnés, el Consejo Universitario y los consejos técnicos
que impulsan los planes imperialistas en la UNAM!
¡Abajo el reaccionario régimen de gobierno universitario y su archireaccionaria
ley orgánica!
¡Por una verdadera autonomía del estado y las trasnacionales!
¡Por un gobierno tripartito de maestros, trabajadores, con mayoría
estudiantil!
El plan Barnés es parte de los planes imperialsitas que las masas
y el pueblo de México soportan. Planes agudizados con el TLC, la
actual crisis económica y el plan privatizador contra la industria
eléctrica y la educación pública. Parte destacada del mismo es el
nuevo impulso a la descentralización magisterial, que ataca al sindicato
educativo más grande de América Latina: el SNTE y la CNTE, y busca
destinar menos recursos para los estados, centralizando cada vez
más el control político. Imponiendo, además, la carrera magisterial
o la calidad y excelencia que hace maestros y estudiantes de primera
y de segunda.
Este ataque imperialista sobre los trabajadores y la educación pública,
es impulsado por el régimen de transición pactada del PRI con los
opositores del PRD y el PAN. La institución central
para este ataque es, junto a las fuerzas de represión, el Congreso
de la Unión, que ha sancionado cada una de las leyes mandatadas
por el imperialismo.
Por ello es esencial que el movimiento estudiantil tome el camino
de romper con los partidos patronales y enfrentar estos planes y
al régimen esclavista que los aplica.
¡Abajo el plan económico de Zedillo, Clinton y el FMI! ¡Alto a las
privatizaciones ordenadas por el imperialismo!
¡Abajo este régimen de transición pactada del PRI-PAN-PRD, que sostiene
el TLC!
Para tomar ese camino y comenzar por derrotar los planes elitizadores
y restrictivos contra la educación superior del FMI y el BM, y la
represión y amedrentamiento contra el activismo, es necesario desarrollar
la unidad obrero-estudiantil con la movilización en las calles.
El primer paso para ello es que la resistencia en la UNAM se extienda
y sea apoyada con una medida igual en el resto de la comunidad educativa,
y en particular por la CNTE y el STUNAM, para estallar la huelga
educativa nacional. Si el reciente paro del SITUAM se extendiera
a otras universidades, sería un avance en este sentido.
Bajo esta perspectiva, la tarea del movimiento estudiantil es llamar
al conjunto del movimiento obrero a una lucha unificada para enfrentar
y derrotar el plan económico. Para ello es esencial convocar a un
encuentro de todas las organizaciones obreras y estudiantiles para
discutir un plan de lucha que enfrente la ofensiva del régimen,
sus instituciones como el Congreso de la Unión- y sus maniobras
contra el movimiento estudiantil. Sólo si toman este camino, es
que las actuales organizaciones de coordinación, como el Frente
contra las privatizaciones o la Coordinadora Nacional Estudiantil
podrán ser pasos en ese sentido.
¡Por una huelga nacional del sector educativo!
¡Por la unidad obrero estudiantil y popular en las calles contra
el régimen pro-imperialista y represivo del PRI-PAN-PRD!
¡Por un plan de lucha de todo el movimiento obrero y estudiantil
que culmine en una huelga general política para derrotar el plan
de Zedillo y el FMI!
Para ello es indispensable enfrentar la política divisionista impuesta
por la burocracia estudiantil y obrera, que ha logrado que la unidad
obrero-estudiantil sólo se viera como pequeños jalones en algunas
movilizaciones, y que ha impedido que se desarrolle un programa
de enfrentamiento al régimen y al imperialismo. Es necesario expulsar
a los burócratas y representantes de los partidos patronales como
el PRI y el PRD tanto en el movimiento obrero como en el estudiantil.
Estos tienen la tarea de ayudar a sostener la transición pactada
hacia el 2000, y llevar hacia la confianza en el Congreso y en la
oposición burguesa a las luchas actuales para impedir
su radicalización política.
Si la huelga avanzara en buscar una verdadera unidad con los trabajadores,
sería un aliento que ayudaría a marcar el camino para echar a los
charros enquistados en la CTM, la CT y a los nuevos
charros de la UNT, que quieren montarse en el movimiento, mediante
los Frentes contra la privatización de la Educación Pública.
La burocracia estudiantil (CEU, CEM, RED CE, CUI) ha buscado conciliar
con el rector, tratando de llevar la fuerza del movimiento a la
salida muerta de diálogo y negociación, apelando a consultas y plebiscitos
consultivos, mientras se reprime, persigue, viola a estudiantes,
encarcela y mata. Ahora busca sembrar confianza en la buena
voluntad del Congreso de la Unión para que medie
tramposamente entre la rectoría y el movimiento estudiantil. Como
si la honorable cámara del PRI-PAN-PRD, impulsora el
ataque sobre el conjunto de las masas pudiera ser imparcial.
Son defensores y parte del partido responsable de la represión en
el D.F.
¡Fuera la burocracia perredista, agente en el movimiento estudiantil
del represor y proimperialista PRD!
¡Fuera los charros de los sindicatos, al servicio de impedir la
unidad obrero-estudiantil contra el priato!
Al mismo tiempo que levanta este programa pro-obrero y antimperialista,
el movimiento estudiantil mexicano -que hoy es la vanguardia de
los estudiantes latinoamericanos- debe tomar una perspectiva internacionalista.
Para ello tiene que convocar a aquellos a acciones unificadas, como
las que ya se dieron (los mítines en 8 embajadas en la ciudad de
México) en la perspectiva de avanzar en la coordinación continental
de estudiantes y trabajadores contra el imperialismo y sus gobiernos
sirvientes.
¡Por la unidad latinoamericana de los estudiantes contra los planes
que atacan a los trabajadores y las masas del continente!
Lamentablemente, las organizaciones nucleadas en el Bloque Universitario
de Izquierda se niegan a impulsar una política que enfrente al régimen
y su plan (ver recuadro). Es imperativo que el conjunto de las organizaciones
de izquierda, junto a los activistas independientes antiburocráticos,
enfrentemos las trampas de la democracia para ricos
impulsadas por aquellas corrientes. Ese es el camino para llevar
la lucha estudiantil al triunfo y marcar el camino de un nuevo movimiento
estudiantil pro-obrero, antimperialista y que enfrente a este régimen
antiobrero y antipopular. El movimiento estudiantil se encuentra
en una encrucijada: seguir bajo la sombra de la transición
pactada o abrir el camino al movimiento obrero y poner su
lucha al servicio de los trabajadores, los campesinos y el pueblo
pobre de México.
Notas:
1. Decimos completamente porque los capitales privados ya tienen
importante presencia en la misma.
2. El TLC ha significado un salto cualitativo en la subordinación
política y económica de la nación oprimida al imperialismo norteamericano.
Esto ha significado una apertura comercial a las importaciones de
las multinacionales norteamericanas con la eliminación de
barreras y aranceles-, así como elevados beneficios a la instalación
de filiales de las mismas en el territorio nacional. Las consecuencias
desastrosas del TLC se verifican, por ejemplo, en el campo mexicano
donde la situación de los pequeños productores y asalariados ha
retrocedido a niveles insospechados hace una década. Como parte
de las necesidades de la ofensiva neocolonizadora, el régimen mexicano
ha modificado los artículos 27 y 3ro. de la Constitución. Para ver
las consecuencias del TLC sobre la economía semicolonial mexicana,
y en particular alrededor del caso de las maquiladoras, ver Colonización
imperialista y esclavitud obrera en las maquiladoras, EI Nro.11-12.
3. La Jornada, 13 de mayo de 1999.
4. Por ejemplo, una de las tantas investigaciones que se llevan
a cabo en los Institutos de Posgrado es para desarrollar el producto
Resistol, según denunció un docente en el CGH.
5. Este proceso de elitización ha hecho descender la cantidad de
estudiantes provenientes de familias de bajos ingresos y ha acrecentado
la desigualdad entre los distintos establecimientos. Aunque los
datos publicados por la revista Proceso pueden muy bien estar distorsionados
para justificar el cobro de aportaciones voluntarias,
por lo menos muestran una tendencia. Según esta publicación, solo
un 7% de los estudiantes de C.U. provienen de familias que reciben
menos de 4 salarios mínimos (alrededor de U$s 400), mientras que
en las escuelas periféricas ENEP´s, CCH´s y Prepas-, este
porcentaje se eleva y desciende el de hijos de padres con ingresos
muy altos. Particularmente el CCH Oriente de tradición combativa,
y donde se ha desatado el punto mas alto de la represión, con la
violación a una compañera- hay un 18.1% de estudiantes pobres,
o en Trabajo Social de C.U., un 13.6% de ellos.
6. Según un estudio de largo plazo, en los próximos 20 años, un
60% de los profesionistas mexicanos se encontrarán desempleados.
7. No olvidemos que el punto detonante el aumento de cuotas-
afectaría, por ahora, a los nuevos ingresantes. Esta maniobra del
régimen, para dividir al movimiento estudiantil, no ha tenido éxito.
8. El pliego petitorio es el siguiente: 1-.Abrogación del
RGP y eliminación de todos los cobros ilegales. 2-.Derogación de
las reformas impuestas por el Consejo Universitario el 9 de junio
de 1997. Esto significa recuperar el pase automático, eliminar los
nuevos límites de permanencia a los estudiantes de la UNAM y respetar
la elección de carrera dando prioridad al bachillerato de la UNAM.
3-. Creación de un espacio de diálogo y resolución sobre los problemas
que enfrenta nuestra Universidad. 4-.Retiro de cualquier tipo de
sanción en contra de los estudiantes, maestros o trabajadores que
participamos en este movimiento, desmantelamiento del aparato de
represión implementado por el rector Barnés de Castro. 5-. Recuperación
de los días de clase invertidos en el movimiento y extensión de
las fechas de trámites administrativos. El punto 6, agregado
después del 20 del abril, exige la desaparición de los vínculos
de la UNAM con el CENEVAL.
9. Sí en otras universidades del país, donde, como en Guadalajara,
existen federaciones institucionales influenciadas por
el PRI.
10. En la UNAM la autonomía universitaria no significa
que los activistas estén libres de un fuerte aparato policíaco,
con Auxilio UNAM que trabaja en estrecha colaboración
con los servicios de inteligencia del estado. Recientemente, la
revista Proceso publicó las fotos de los orejas que
vigilan, durante la huelga misma, el movimiento de los activistas
desde la azotea de la Rectoría. Hace pocas semanas, un grupo de
estudiantes, en una acción condenada por la fracción estudiantil
del PRD, tomó las instalaciones de la Dirección de Protección a
la Comunidad, donde se secuestraron frondosos archivos que consignan
los movimientos de los activistas y videos filmados desde las dos
decenas de cámaras con zoom ubicadas estratégicamente en CU.
La
izquierda mexicana en la UNAM:
subordinada a la política del PRD y del régimen
El CEU y la REU, junto a intelectuales como Jaime Avilés
o el ex trotskysta Rodriguez Araujo atacan a la izquierda,
acusándola de ultra, de porros y de estar
al servicio de la Secretaria de Gobernación. Esto se ha intensificado
desde la toma de institutos redil de los perredistas- y el
cierre de arterias en el D.F. (que planteaba el enfrentamiento directo
con Cárdenas y su policía). Los perredistas se han unido a la rectoría
para sugerir que los secuestros serían obra de los provocadores
de izquierda. Ante esta campaña intimidatoria, las organizaciones
de izquierda debemos responder unificada y claramente. Sin embargo,
esto no debe impedir establecer una critica política y programática;
ya que la política de la mayoría de las agrupaciones nucleadas en
el BUI Bloque Universitario de Izquierda- ha permitido el
fortalecimiento de los perredistas y neozapatistas, y es responsable
que no surja una dirección alternativa; en particular En Luchacastro-guevaristas-
y la J.S. del Partido Obrero Socialista, que se reclama trotskysta
e integra la LIT.
Su política se reduce a exigir que el diálogo sea público
y directo y condicionar el levantamiento de la huelga a que
se resuelvan los 6 puntos. Como planteamos, su influencia
(en el caso de En Lucha dirigen, en gran medida, la Facultad de
Ciencias, uno de los epicentros de la huelga) ha mantenido al activismo
dentro de la política dialoguista perredista.
El BUI se niega a levantar una política en la perspectiva de tirar
abajo las instituciones priistas de la UNAM, como única vía para
garantizar la resolución íntegra de las demandas estudiantiles.
Así, es preso de la institucionalidad universitaria y sus leyes
reaccionarias, como los consejos universitarios, que ha integrado
acríticamente en el pasado.
En la base de ello, está una política de capitulación a las instituciones
democráticas como el Congreso de la Unión. Lejos de
denunciar el rol que la burguesía quiere darle para derrotar la
huelga, el POS y En Lucha han aceptado sin más la intermediación
del Congreso, dejando el camino libre para la trampa del régimen....
Como corolario, y en el colmo de la subordinación a la institucionalidad
burguesa, lejos de plantear la lucha contra el gobierno proimperialista,
el POS ha planteado que como Barnés ya no es interlocutor
válido, hay que exigirle una solución a Zedillo...
Bajo esta perspectiva, la lucha por un Congreso Constituyente universitario
(que para el POS debe repetir el triunfo de 1987...)
y el conjunto de la política del BUI muestra la capitulación a las
instituciones priistas universitarias y nacionales.
Aunque desde la LTS afirmamos el carácter progresivo del movimiento
y de muchas reivindicaciones contenidas en los 6 puntos,
decimos que es insuficiente para enfrentar el ataque sobre la educación.
Una política revolucionaria debe levantar un programa que busque
encauzar la huelga contra los planes imperialistas sobre el país,
a través de la unidad con la clase trabajadora, y en la perspectiva
de una lucha nacional en las calles contra el régimen de transición
del PRI-PRD-PAN y sus instituciones. Lejos de ello, estas corrientes
han privilegiado el consenso con el CEU, la REU y el
CEM.
Los militantes del POS que se consideran trotskystas, y cuyo dirigente
se encuentra injustamente consignado al tribunal universitario,
deberían reflexionar en las implicancias de alejarse de una política
mínimamente antiburocrática y pro-obrera (incluyendo la negativa
a una campaña unitaria contra la represión!). Ha sido esto lo que
le ha valido al POS ser calificado como ala ultra moderada
(Proceso 20/06/99), al tiempo que activistas surgidos del mismo
BUI lo acusan públicamente de querer repetir la historia del
87 (es decir la traición del 87 -ver recuadro).
Otra vez a la cola de reformistas (el POS integró en 1992 lo que
hoy es la Coordinadora Estudiantil) y de stalinistas (como el PCML
y En Lucha), el POS en la universidad deja de lado la lucha por
un movimiento estudiantil pro-obrero, antiimperialista y revolucionario
que enfrente -dentro y fuera de la UNAM- a las instituciones del
régimen y sus partidos.
Treinta
años después,
el movimiento estudiantil en la escena política
1968-1999
A
más de 30 años de la matanza de la Plaza de Tlatelolco la sombra
de aquella lucha estudiantil sigue en pie.
Aquel momento no fue caído del cielo. A nivel internacional, el
68 fue la respuesta del movimiento de masas a la ofensiva
imperialista (cuando la economía capitalista iniciaba el fin del
boom de posguerra), donde los protagonistas fueron, centralmente,
el movimiento estudiantil y el proletariado. Ejemplo de ello fueron
el mayo francés, la primavera de Praga, el otoño caliente
italiano, la revolución de los claveles en Portugal,
el ascenso proletario en el Cono Sur y la gloriosa revolución vietnamita.
La movilización estudiantil en México, conocida como sesentaochera,
sería la antesala en Latinoamérica de ese ascenso. En aquel momento
lamentablemente esta oleada revolucionaria mundial sufrió la traición
de los Partidos Comunistas, Socialdemócratas y -en las semicolonias-,
de los partidos burgueses nacionalistas; y terminó en su derrota
por la vía de concesiones (como en el caso de Francia) o masacres
como en México y el Cono Sur.
La antesala del ´68 mexicano se encuentra en la década previa. El
régimen, desde finales de los ´50 venía maniobrando entre los mandatos
del imperialismo y las luchas de la clase obrera. Allí estuvo la
represión a las huelgas y movilizaciones de los trabajadores: en
el caso de los ferrocarrileros, que se levantaron contra sus dirigentes
charros en 1958-59, fueron aplastados por el gobierno de López Mateos;
en 1956, el ejército rompió la huelga de los estudiantes del IPN
y los clausuró en sus internados; así también la ocupación policial
de los nosocomios cuando los médicos luchaban por aumento salarial.
Respondiendo con encarcelamiento, desaparición y muerte, el régimen
pudo detenerlas, con la inestimable colaboración de los charros
enquistados en los sindicatos.
El carácter reaccionario, represivo y antidemocrático del priato
se confirmaría con la matanza al movimiento estudiantil del 68,
que se levantó al grito de ¡68 año de la represión!,
¡Líder honesto: preso político! ¡Yo no tengo padre
porque mi padre es granadero!, ¿Si tu padre es policía?
¡mátalo!. Esta respuesta del régimen fue posible por la fortaleza
de la que gozaba y por el apoyo directo del imperialismo norteamericano.
El movimiento obrero-estudiantil en Francia, y los acontecimientos
revolucionarios de Vietnam, fueron la inspiración de miles de jóvenes
mexicanos que desarrollaron una lucha nacional de enfrentamiento
directo con el Estado, contra la represión y por la disolución de
los cuerpos policíacos. Sus limitaciones y debilidades las encontraremos
en la incipiente unidad con los obreros, mientras que sus métodos,
formas de organización democrática y el pliego petitorio radical-democrático,
apuntaban hacia ello.
Durante aquellas jornadas los estudiantes desarrollaron un organismo
de lucha nacional llamado Consejo Nacional de Huelga, donde los
comités de huelga de las diferentes escuelas, representadas por
delegados, como el Politécnico, la UNAM, Chapingo, etc., discutían
como llevar adelante la lucha. No dejaron de ser significativas
e impresionantes las movilizaciones estudiantiles como la jornada
internacionalista antiyanqui del 26 de julio para conmemorar la
revolución cubana y contra la intervención de los granaderos en
los planteles, o la marcha silenciosa, donde millones de jóvenes,
padres de familia, y trabajadores continuaban saliendo del monumento
al Angel de la Independencia a las 21 horas. La simpatía que despertó
el movimiento en la población fue motivada por las brigadas impulsadas
en las colonias para mantenerla al tanto del conflicto universitario,
frente los medios de comunicación que buscaban desprestigiarlo.
La solidaridad de la población, y la incipiente unidad que el movimiento
estudiantil comenzaba a tener con los obreros mexicanos atenazados
por los charros del PRI, comenzó a inquietar al gobierno de Díaz
Ordaz. Cabe destacar que esta tendencia a la unidad se dio por que
el pliego petitorio, mínimo y democrático, de los estudiantes, recogía
el sentimiento antirrepresivo que existía en las filas de los obreros,
maestros, médicos. El régimen temió que los vientos de la revolución
amenazaran su caída y que la unidad obrero-estudiantil ganara las
calles siguiendo el ejemplo de Francia. Por ello aplastó a los estudiantes
del ´68.
El rol nefasto del stalinismo que citábamos antes, se vería también
en México. Aquí, bajo la política de respetar los organismos e instituciones
de la burguesía, el PCM traicionó los intereses del movimiento estudiantil
y del proletariado. Refiriéndose a esto el priísta Martínez Domínguez
dijo: El PRI no necesitó durante mucho tiempo escuela de cuadros.
Ya la tenía: El Partido Comunista. Su política fue clara:
si al inicio fue superado por el desarrollo del Consejo Nacional
de Huelga, luego del 2 de octubre y del encarcelamiento de activistas
y dirigentes, se puso a la cabeza del movimiento y logró el levantamiento
de la huelga, abandonando en las manos del estado a los que llenaban
las cárceles. Los oradores incendiarios del stalinismo reaparecerían
para el ´87 como jilgueros de las campañas presidenciales
(Carlos Monsivaís).
En los ´80, la situación económica internacional se expresó al interior
del movimiento universitario; particularmente la crisis de
la deuda llevó al reforzamiento de los planes de ajuste y,
como parte de ello, el rector Carpizo, con su documento debilidades
y fortaleza de la universidad buscaría adecuar la educación
universitaria a los planes imperialistas y a las necesidades de
las trasnacionales. Frente a ello, en 1987, hizo su aparición el
movimiento estudiantil, en una gran huelga de más de un mes, donde
se desarrolló una vanguardia y surgió el Consejo Estudiantil Universitario
(CEU) organismo democrático surgido espontáneamente al calor
de la lucha-. Pero, la dirección estudiantil la llevó a confiar
en la buena fe de las autoridades universitarias y el
régimen, y en que mediante el diálogo se mantendría la limitada
autonomía y democracia universitaria y se lograría el
retroceso del plan. El conflicto terminó atrasando sólo momentáneamente
la aplicación de fortaleza y debilidades, mientras que
el Congreso Universitario (demanda del movimiento) se retrasó 3
años; con la participación de la burocracia administrativa (directores
e intelectuales al servicio del rector) se avalaron y legalizaron
bajo la ley orgánica de la UNAM, las medidas propugnadas.
Los entonces dirigentes del CEU fueron los responsables de que hoy
el movimiento estudiantil salga a luchar bajo circunstancias más
difíciles contra los planes económicos del régimen. Estos dirigentes
fueron una triste sombra del movimiento del ´68. Como muestra de
su descomposición y su pase completo a la burguesía, Carlos Imaz
uno de la conocida triada- es hoy el dirigente
del PRD en el DF; mientras que el CEU es el nombre de
los perredistas en la UNAM.
Aunque en el artículo desarrollamos las características de la huelga
actual, podemos notar algunas diferencias y similitudes.
En la actualidad, la situación internacional está signada por la
crisis de acumulación capitalista, situación en la que con
una mayor profundidad que la que enmarcó el período en el cual se
dio el ´68 mexicano- lleva al imperialismo y a su régimen sirviente
a atacar conquistas como la educación pública y gratuita.
En ese marco, el régimen no tiene la fortaleza de aquellos años.
Después de 1994, debió apelar a la transición pactada
con el PAN y el PRD, y la tolerancia del EZLN, para capear su crisis
y legitimarse a los ojos de las masas. Han sido las direcciones
burguesas y reformistas las que lo han sostenido desde entonces;
frente a ello, la emergencia del movimiento estudiantil supone un
peligro potencial para el mismo, necesitado de avanzar en los planes
imperialistas.
Si el movimiento estudiantil actual ha retomado la tradición de
auto-organización de 1968, el mismo cuenta a favor con la inexistencia
del Partido Comunista en sus filas, como dirección de izquierda.
Hoy ese rol lo deben cumplir las corrientes estudiantiles perredistas
y neozapatistas. Las primeras, particularmente, lo deben hacer como
parte de una organización burguesa que esta aplicando abiertamente
los planes imperialistas; cuestión que supone un desprestigio a
los ojos de la actual vanguardia estudiantil.
Como planteamos en el artículo, el movimiento estudiantil debe tomar
un programa para triunfar y deshacerse de estas direcciones y el
control político e ideológico de las mismas. Retomando así las mejores
tradiciones de su historia de lucha, y superando los errores y limitaciones
de sus antecesores, muchos de los cuales dejaron su vida bajo las
balas de este régimen proimperialista y asesino que recientemente
ha cumplido 70 años.