Movimiento Obrero

Million Worker March: El movimiento obrero norteamericano en víspera electoral

 

Autor: Yosef M, desde Estados Unidos

Fecha: 28/10/2004

Traductor: Celeste Murillo, especial para PI

Fuente: Especial para PI


El domingo 17 de octubre, un día soleado y brillante, varios miles de trabajadores se reunieron frente al Lincoln Memorial (monumento, N de T) en Washington, DC, para la Million Worker March (MWM, Marcha del Millón de Trabajadores, N de T). Los carteles y banderas que llevaban dejaban claro que estaban contra la ocupación norteamericana en Irak. La mayoría de los manifestantes eran militantes sindicales, muchos eran negros y latinos. La “Marcha” fue en realidad una concentración, ya que la idea de una marcha había sido abandonada. Las reivindicaciones y declaraciones de prensa de la MWM, que fue organizada por una serie de líderes sindicales disidentes, no mencionaban la guerra de Irak, ya que John Kerry, el candidato presidencial demócrata, está comprometido con una victoria estadounidense en ese país.

La MWM tuvo una impresionante lista de adherentes, incluyendo el Consejo Sindical de San Francisco, el sindicato de carteros del estado de California (50,000 trabajadores), el Santa Barbara-San Luis Obispo Building Trades Council, el Comité Nacional Negro de los Teamsters, los consejos sindicales de Troy y Albany de New York, la sección de portuarios del ILWU de la Costa Oeste, 11 locales y dos consejos de distrito (representando más de 125,000 trabajadores) de AFSCME (sindicato de empleados estatales), el NALC (sindicato de carteros) sección 214, el local 535 del SEIU (empleados de servicios), el local 808 de los Teamsters, el TWU (sindicato de trabajadores de tránsito) Local 100, el UTU (trabajadores del transporte) Local 1741, el Local 1145 del IAM (sindicato de maquinistas), el Comité Organizador de trabajadores rurales, la Red Nacional de Solidaridad con los Inmigrantes, y CWA (trabajadores de comunicaciones) Local 9410, y otra docena de grupos.

Los organizadores de la marcha esperaban 100,000 personas, pero el verdadero número de participantes fue mucho más pequeño, entre 7,000 y 10,000. Estuve en el lugar de concentración desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde, y, si había 10,000 personas allí no las vi, ni aparecen en las fotos que tomé. Earl Silbar, un militante de izquierda con quien hablé, dijo que había unas 7,000 personas; pero viendo el acto desde otro lugar, creo que quizás había 2,000.

La falta de participación en la MWM es desconcertante. Los organizadores anunciaron que la policía de Washington DC no permitió la llegada de varios autobuses hasta el lugar de reunión, frente al monumento a Linclon, lo que impidió que varios miles de personas estuvieran en la marcha. Como señaló un compañero, la iniciativa de la MWM surgió de California, y varios que podrían haber marchado, no podían llegar hasta la Costa Este. Earl Silbar, que dio uno de los mejores discursos, escribió que, “Los líderes de la AFL-CIO no permitieron que los trabajadores sepan siquiera de la marcha, mucho menos que participen” .

Las dos organizaciones más grandes de la izquierda norteamericana, la DSA (Democratic Socialist) y la ISO (International Socialist Organization) ignoraron la marcha. La DSA adhirió al demócrata multimillonario y pro-guerra John Kerry para presidente, mientras la ISO está haciendo todo lo posible para reforzar la campaña del pacifista burgués Ralph Nader. Cuando le preguntaron si apoyaba el derecho de los inmigrantes indocumentados a permanecer en Estados Unidos (la “legalización”), Nader respondió, “No me gusta la idea de la legalización porque la cuestión es cómo frenar la próxima ola y la que vendrá” .

Los discursos reflejaron una variedad de visiones. Los oradores no podían hacer campaña por ninguno de los candidatos demócratas directamente, entonces Jesse Jackson, el demócrata que planeaba ser el “cómplice” de Kerry, canceló su presencia en la marcha. Algunos oradores pregonaron indirectamente por el voto a los demócratas, mientras otros llamaron a los trabajadores a repudiar a los dos grandes partidos burgueses, y un orador incluso llamó a pelear por el socialismo.

Lo que estuvo ausente en el podio fue una explicación de cómo concretamente ir más allá de los partidos burgueses. Nadie explicó que el primer paso hacia la emancipación de los trabajadores es una ruptura permanente con los demócratas, precisamente el paso que la izquierda norteamericana nunca pudo dar. Ningún orador llamó a la organización de un partido de trabajadores revolucionario para derrotar a los demócratas y terminar con la explotación capitalista. Nadie hizo énfasis en que nuestra liberación está en nuestras manos, y que, para ganar algo, los trabajadores deben ir por todo.

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“Somos un imperio ahora, y cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad.”
Asesor de Bush citado por Ron Suskind.
En la The New York Times Magazine

Existen muchas razones para que el movimiento obrero norteamericano asistiera a la marcha; la realidad que el capitalismo ha creado para los trabajadores de Estados Unidos es una pesadilla. Millones de puestos de trabajo se han perdido, hay trabajadores desempleados mientras otros enfrentan el aceleramiento de los ritmos de producción. Incluso los trabajadores de más alta calificación ven que sus trabajos se van del país. Una vida de trabajo en la misma empresa no garantiza ningún seguro de retiro: cuando las grandes corporaciones van a la bancarrota, sus empelados simplemente pierden todo el dinero que han ahorrado durante el curso de sus carreras. (1)

Las mujeres y los negros se encuentran sin ninguna protección contra la discriminación en los lugares de trabajo, mientras la discriminación positiva es desmantelada con la bendición del gobierno federal. La asistencia a familias con un solo padre fue abolida, las familias pobres quedan librados a su suerte, en una situación imposible donde deben trabajar y cuidar a sus hijos al mismo tiempo. Millones de inmigrantes que carecen de documentación reciben salarios inadecuados por un trabajo muy duro, que garantiza el confort y la conveniencia del resto de nosotros; los trabajadores inmigrantes corren un riesgo constante de deportación. Veinte mil trabajadores por año son despedidos y puestos en listas negras por intentar organizar sindicatos.

Millones de mujeres trabajadoras sólo reciben dos tercios del salario de los trabajadores varones por el mismo trabajo. Además de ser sexualmente acosadas, las mujeres enfrentan la discriminación si tienen hijos o quedan embarazadas, y su salud se ve comprometida cuando sus derechos reproductivos son eliminados, una vez más con la bendición del gobierno federal.

Cuando los trabajadores deciden luchar, sus oportunidades de ganar se ven gravemente comprometidas por los líderes sindicales, las únicas organizaciones de clase que tiene el movimiento obrero norteamericano. La huelga de los hoteles de San Francisco, que fue organizada de forma incompetente desde el comienzo, demuestra esto. El 29 de septiembre, los líderes del local 2 de UNITE-HERE (trabajadores de hoteles y restaurantes, N de T) llamaron a un sector de los trabajadores hoteleros de Bay Area a hacer piquetes frente a cuatro hoteles. Como si la lucha con fuerzas inmensamente reducidas no fuera suficientemente desfavorable, los líderes sindicales permitieron que los rompehuelgas y los clientes pudieran usar el hotel, al abrir caminos alternativos a los piquetes, ¡como si no hubiera huelga! Un trabajador que hacía el piquete comentó que la dirigencia del sindicato parecía determinada a que enseñar que el movimiento obrero no puede ganar.

Los propietarios de los hoteles, viendo que el sindicato no tenía intención de dar una batalla seria, suspendió a 2,600 trabajadores sindicalizados, lo que hace que 4,000 trabajadores corran el riesgo ahora de perder sus empleos, gracias a la dirigencia de UNITE-HERE, que llamó sólo a presionar a los demócratas locales para lograr un acuerdo. Como lo muestra la experiencia, la confianza en los demócratas lleva sólo a la derrota. La única esperanza para los trabajadores hoteleros es ahora una huelga general de los 80,000 afiliados representados en el Consejo Sindical de San Francisco. (2)

Dada la habilidad de los dirigentes sindicales para organizar derrotas, aún cuando los trabajadores está dispuestos a pelear contra los patrones, no es sorprendente que el movimiento sindical de Estados Unidos esté en una caída continúa durante veinte años. En 1983, los sindicatos representaban el 20% de los trabajadores norteamericanos. En el año 2003, los sindicatos representaban sólo el 12%, o sea 15,800,000 de personas, desde el 2002 hubo una pérdida de 369,000 miembros, sólo en 12 meses, y menos que en 1995 cuando John Sweeny, que encabeza la AFL-CIO, prometió que a los sindicatos “millones de nuevos afiliados”. Los sindicatos representan un 8% de los trabajadores del sector privado, una caída del 50% en sólo 20 años. El porcentaje de organización sindical en Estados Unidos es más bajo que en cualquier otros país capitalista avanzado, excepto Francia. (3)

Las constantes derrotas que los trabajadores enfrentan tienen consecuencias reales: el salario promedio por hora está creciendo sólo un 2% por año, la tasa más baja en cuatro décadas; mientras el costo de vivienda, seguro médico, transporte y educación aumenta drásticamente, los salarios están estancados. Ocho millones de trabajadores están desempleados, y, si contamos a los subempleados y a aquellos que ya no buscan trabajo, el total asciende a 13 millones, cerca del 10% de la fuerza de trabajo. (4)

La caída del poder de los sindicatos está acompañada por el crecimiento de la pobreza, la transformación de la clase obrera en clase baja. En este país 45 millones de personas no tienen seguro médico, un aumento de 1,400,000 en sólo dos años. En los últimos cuatro años, 4,300,000 personas en Estados Unidos cayeron bajo la línea de pobreza, más de un millón en promedio; sólo en 2003, 1,300,000 de personas se encontraron entre las 35,900,000 que viven en la pobreza, el 12.5% de nuestra población. La pobreza entre los niños está en el punto más alto de la década, 12,900,000, el 17% de todos los niños. El 24.4% de los niños negros enfrentan la pobreza, casi dos veces el nivel nacional. (5)

Así como los líderes sindicales le impiden a los trabajadores defenderse y luchar, el sistema político norteamericano no ofrece una forma de cambiar las cosas. Desde febrero de 2004, el rechazo a la ocupación de Irak ha sido mayor al 50% en nuestro país, como mostró la encuesta de ABC News/Washington Post. La misma fuente informa que en los últimos ocho meses, entre el 54% y el 65% sostiene que Estados Unidos está empantanado en Irak.

De acuerdo con la encuesta Harris, el 55% de los encuestados el mes pasado, estaban de acuerdo en que lo que dijo el gobierno de Estados Unidos antes de la guerra, sobre las armas de destrucción masiva y las relaciones de Irak con al-Qaeda eran mentiras; en uno de los hallazgos más importantes Harris anunció que cuando se dio la opción de mantener las tropas estadounidenses en Irak “hasta que haya un gobierno estable” (en otras palabras, indefinidamente), o traer la mayoría de las tropas a casa el año que viene, entre el 51% y el 56% de los encuestados en los últimos seis meses favoreció la opción de traer las tropas a casa durante el próximo año. (6)

El sentimiento anti-guerra de millones de personas en este país no encuentra expresión en las campañas de los grandes partidos burgueses. Para apoyar al demócrata Kerry, los defensores de la paz deben pasar por alto el llamado post-debate de Kerry a la “victoria en Irak”, así como su voto en el Senado para autorizar a Bush a ir a la guerra en primer lugar. Después está el tema de la personalidad misma de Kerry: el investigador Edward Luttwak señaló recientemente, “en los debates televisados, cuando el presidente Bush hablaba de “derrotar al terrorismo”, Kerry invariablemente hablaba de “matar a los terroristas”. Esto no fue simplemente una pose electoral: las palabras reflejan adecuadamente el carácter de este hombre... es un combatiente, y es uno feroz... Quizás el diario The Guardian y sus lectores deban ver más de cerca las fotos de Kerry con su escopeta luego de la caza de gansos: ahí está un genuino halcón norteamericano.” (7)

El propio partido de Kerry, los demócratas, actuando legal e ilegalmente, usando incluso la intimidación física, logró mantener al burgués pacifista Nader fuera de la elección, en al menos 15 estados, para asegurar que el sentimiento pacifista, se silencie durante la campaña, y no encuentre expresión en los resultados electorales. Los dos grandes partidos burgueses y sus candidatos son intercambiables; la prensa burguesa es tan dócil que se niega a usar la evidencia fotográfica de que Bush hizo trampa durante los debates presidenciales, usando un aparato que apuntaba lo que debía decir a través de un audífono. (8) Mientras la situación en Irak trae cada mes, si no cada semana, nuevos horrores, la competencia entre los dos halcones de la guerra, Bush y Kerry, cobra un aire de irrealidad. Cualquiera que recuerde Vietnam sabe que el ejército norteamericano se retirará eventualmente, cuando el peso de los muertos y los heridos sea demasiado grande, incluso para los políticos, pero hasta que se llegue a ese punto, todo lo que pueden ofrecer demócratas y republicanos es más agresión, carnicería y sufrimiento.

La única forma de avanzar para los trabajadores norteamericanos es la construcción de un partido de trabajadores revolucionario; este partido transformará los sindicatos, desafiando a los líderes tradicionales (que son sirvientes de los explotadores y enemigos de los trabajadores) y emprender la gigante tarea de organizar a la gran mayoría de los obreros del sector privado que no tienen ahora ninguna representación sindical. Nuestro partido de trabajadores revolucionario desafiará también a los explotadores políticamente; romperá el monopolio burgués de la política norteamericana y unirá a toda la clase obrera en la lucha contra la represión dentro del país y las intervenciones militares en el exterior, y cuando al fin marchemos a Washington DC, será con el propósito de transferir el poder a aquellos que trabajan duramente, “sin cuyo cerebro y trabajo no giraría una sola rueda”.

[1] Este párrafo y el siguiente están basados en la descripción de Greg Butler de la situación de la clase obrera en Estados Unidos.
[2] Quiero agradecer a Richard Mellor por la incansable cobertura minuto a minuto y sus comentarios sobre la huelga de los hoteles de San Francisco.
[3] Las estadísticas de sindicalización pertenecen a John Peterson.
[4] Las cifras de salarios y empleo pertencen a John Malden.
[5] Las estadísticas de pobreza fueron publicadas por Harold Meyerson en The Washington Post y CNN Money online.
[6] Pollingreport.com.
[7] http://www.counterpunch.org/cockburn10282004.html
[8] http://isbushwired.com


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