Teoría, Cultura y Género
Clase obrera o la multitud
Autor:
Debate Chris Harman - Michael Hardt
Fecha:
5/1/2004
Traductor:
Victoria Rouge, especial para P.I.
Fuente:
AUTSOC
Este debate fue organizado por Globalise Resistance el 25 de enero de 2003 en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, Brasil frente a alrededor de 300 personas. Los dos oradores principales hablaron 21 minutos cada uno, luego hubo unas 22 contribuciones desde el piso – uno de los grados más altos de participación en las reuniones del foro.
Al transcribir el debate, no pude descifrar de la grabación la mayoría de los nombres de los contribuyentes del piso, y nada de cuatro de las contribuciones. Las transcripciones de algunos de los otros contribuyentes están basadas en traducciones verbales durante la reunión.
CH
Intervención de Chis Harman:
Lo que quería empezar diciendo es cuán absolutamente importante es este debate. Ya han pasado más de tres años desde que el nuevo movimiento alrededor de la globalización irrumpió en escena en Seattle. Desde entonces hemos tenido la gran batalla en Génova, hemos tenido el 11 de septiembre, hemos pasado por la guerra contra Afganistán y estamos esperando que la potencia más grande del mundo dirija su poder armado contra un país pobre del tercer mundo en las próximas cuatro o cinco semanas. Para todos nosotros, la centralidad de agitar contra la guerra está allí.
El mismo desarrollo del movimiento está acrecentando el sentimiento entre nosotros de que otro mundo no sólo es posible, sino que otro mundo es necesario. Esto plantea la pregunta de cómo lo hacemos. ¿Cómo juntamos las fuerzas que son necesarias para transformar la situación?
Históricamente en este estadío muchos movimientos en el pasado han considerado importante tomar las ideas de Carlos Marx. La razón es lo suficientemente simple. Escribiendo cuando el capitalismo como sistema estaba comenzando a tomar cuerpo en pequeñas partes de Europa occidental y la costa este de Norte América en los 1840, 1850 y 1860s, Marx comenzó a analizar qué era este sistema y, sobre todo, cómo cambiarlo.
Sólo quiero remarcar un elemento – cómo Marx puso en el centro del debate la noción de que el capitalismo mismo crea una fuerza que puede potencialmente crecer en oposición a él y derrocarlo. Esta fuerza es la clase obrera.
Detrás de este concepto de la clase obrera hay cuatro elementos.
El primero es que la fuerza motriz básica del capitalismo es la apropiación del trabajo – lo que Marx llamó la plusvalía – que luego los capitales individuales acumulan en competencia con otros, de manera que toda la realidad del sistema es que está basado en el trabajo alienado, el trabajo robado de los que trabajan.
El segundo elemento es que la dinámica del sistema lleva a la concentación de las fuerzas que están basadas en el trabajo acumulado, trabajo robado, y a la creación masiva de puestos de trabajo en masivos conglomerados urbanos industriales, enormes ciudades, que se convierten en los centros del sistema.
El tercer elemento es precisamente porque los trabajadores están concentrados así, cuando luchan contra el sistema están obligados a luchar de una manera colectiva, no de una manera individualista. Pueden ser individualistas y no luchar contra el sistema. Pasa todo el tiempo. Pero cuando quieren luchar para mejorar sus propias condiciones tiene que luchar colectivamente.
Aquí difieren de las clases oprimidas de las sociedades de clases anteriores. Los campesinos medievales podían imaginar que la familia campesina podía obtener individualmente más tierra y mejorar sus condiciones. En el mundo de hoy todavía hay muchos miles de millones de campesinos y de pequeños propietarios, cada uno de los cuales se imagina que su familia podría obtener más tierra y más mercado, que podrían mejorar sus posiciones individualmente.
La noción central de Marx es que los trabajadores están forzados a luchar colectivamente, ya sea que luchen en la fábrica o al nivel de toda la sociedad. No luchan colectivamente todo el tiempo. Marx describió cómo son conducidos a luchar colectivamente, sufren derrotas, se fragmentan y luego se ven forzados nuevamente a luchar colectivamente.
El último elemento en la concepción de Marx es que porque el capitalismo está basado en la competencia entre capitales rivales, porque cada uno de ellos tiene que tratar todo el tiempo de aumentar la productividad del trabajo, esto significa que la clase capitalista necesita una clase explotada que tiene mucha más cultura que cualquier clase oprimida anterior en la historia. Necesita ser capaz de leer y escribir, de tener algún conocimiento básico del mundo, en el mundo moderno necesitan una clase trabajadora cada vez más que tenga algunas nociones limitadas de IT, de computación, y demás.
Estas son las cuatro características a las que apunta Marx. Dice que crean en el corazón del capitalismo una fuerza que tiene el potencial de luchar contra el sistema.
En contra de esto, cuando pasamos por periodos de derrotas de las luchas, surgieron los teóricos que dijeron que no es la clase obrera la que está en el centro, sino alguna otra fuerza. A fines de los ‘70 y en los ’80 en todo el mundo sufrimos la derrota de las luchas de la clase obrera – la derrota en Chile, la formación en Europa de varios gobiernos social demócratas que trajeron de vuelta al mercado, que comenzaron a romper los sistemas de bienestar, la sangrienta dictadura en Argentina, todo un periodo de derrotas para el movimiento de la clase obrera. En cualquier período de derrotas las organizaciones obreras se fragmentan, los trabajadores se enfrentan entre ellos, la gente ve soluciones individuales, en esa situación emergen teorías que dicen que la clase obrera ya no es central y de que hay alguna otra fuerza a las que podemos acudir.
Entonces un hombre llamado André Gorz escribió un libro hace unos 20 años llamado ‘Adiós a la clase obrera’ que difundió estas ideas.
Hasta donde sé, no estamos en un nuevo período de lucha internacionalmente. En algunos países está más avanzada que en otros. En algunos la crisis del sistema es mucho más grande que en otros. Pero estamos hablando de una nueva oleada de luchas de las cuales el movimiento anticapitalista y el movimiento antiguerra forman parte. En esta nueva oleada de luchas la gente está empezando a buscar nuevas respuestas.
Una serie de ideas son presentadas en el libro producido por Michael Hardt y Toni Negri llamado Imperio. Una de las ideas centrales es que ya no podemos ver a la clase obrera como agente del cambio, tenemos que hablar de algo más.
Lo que quiero hacer ahora brevemente es probar esa hipótesis frente a cierta información fáctica, y luego llegar a algunas conclusiones. He escrito un artículo de 15000 palabras sobre la cuestión y no es mi intención leérselos.
Pero el argumento central en el libro de Hardt y Negri es que la clase obrera está comenzando a desaparecer, que la vieja noción de Marx de gente que se concentra en grandes lugares de trabajo, donde su tiempo es medido contra reloj, donde sus vidas están fragmentadas entre el tiempo en el que trabajan, cuando son efectivamente prisioneros dentro de la fábrica de oficio, y el tiempo libre para recuperarse de su trabajo, Hardt y Negri quieren argumentar que este ya no es el caso.
Su argumento central está expresado en un largo pasaje que quiero citar ahora –y espero que me tengan paciencia mientras lo leo.
‘En una era anterior la categoría del proletariado se centraba en, y a veces era efectivamente subsumida a, la clase obrera industrial. Hoy esa clase obrera ha desaparecido de escena. No ha cesado de existir pero ha sido desplazada de su posición central en la economía capitalista’
Prosiguen afirmando que todos bajo el capitalismo son parte del sistema y que por lo tanto todos bajo el capitalismo son igualmente centrales en la lucha contra él.
Yo argumentaría empíricamente que no hay evidencia empírica o lo que fuera para esta noción de la desaparición clase obrera. Aquí hay algunos hechos.
Hemos sido testigos, en todo el mundo, de cambios en el capitalismo en el último cuarto de siglo. Esto no debe sorprendernos. Toda la historia del capitalismo ha sido la del cambio, con avances en nuevas áreas de producción y la desaparición de otras. El proceso siempre toma la forma del avance del capitalismo llevando a la gente a nuevos lugares de trabajo, a un nivel más alto que en el nivel anterior. Esto es exactamente cierto en el periodo presente.
Si hablamos de la desaparición de la clase obrera tradicional ocupada en manufacturas, minería y demás. La realidad es que esta no es una clase que está desapareciendo. Sólo quiero dar unas cifras de lo que sigue siendo la economía más grande del mundo, los Estado Unidos. A fines de los ’70 había pánico en los Estados Unidos cuando la gente hablaba de “desindustrialización”. Pero en 1998 el número de personas trabajando en la industria en los Estado Unidos era 20 por ciento más alta que en 1974, a grandes rasgos; 50 por ciento más alta que en 1950 y cuatro veces el nivel de 1900. Hubo un continuo crecimiento en el número de trabajadores en industrias tradicionales – minería, manufacturas y demás. Es cierto que el número total de empleados en la economía de conjunto creció más rápidamente que eso.
Pero el tamaño absoluto de la clase obrera tradicional – los obreros como opuestos a los trabajadores – continuó creciendo hasta el comienzo de la recesión que empezó hace dos años.
Si hablamos de la clase obrera industrial japonesa, estamos hablando de la clase obrera que creció masivamente en el último medio siglo. No sé las cifras de los últimos tres o cuatro años, pero en 1998 era mayor que en 1970 y en 1970 era mucho, mucho más grande que en 1950.
Es cierto que si hablamos de algunos países europeos el panorama es algo distinto.
El número de obreros en la industria manufacturera en Gran Bretaña, por ejemplo, se redujo a la mitad durante las últimas tres recesiones. El número de personas empleada en trabajos de manufactura en Francia cayó alrededor de un tercio, en Italia cerca de un 20 por ciento. Pero una caída del 20 por ciento no es una desaparición de esta categoría. Hay un crecimiento continuo en el número de personas en industrias ‘tradicionales’ en todo el mundo.
Pero junto a esto está la vasta expansión de personas en empleos remunerados. Nuevamente quiero dar cifras de los países industriales avanzados, porque indican cuál es la tendencia general.
Aquí Hardt y Negri vieron un gran crecimiento de lo que ellos llaman empleo en servicios y dan la impresión de que el empleo en servicios es todo lo que ellos llaman empleo ‘informacional’ – empleo relacionado con el procesamiento de información.
La realidad del empleo en servicios es muy diferente. La gente confunde las categorías de industria y servicios con las categorías de trabajo manual y trabajo de cuello blanco.
Pero los servicios siempre han incluido un gran número de trabajadores manuales. Los estibadores son trabajadores de servicios. Si miramos hoy en los Estados Unidos hay 103 millones de personas incluidas en el empleo en servicios. No es cierto que todos ellos sean trabajadores informacionales, alguna suerte de categoría nueva. Hay 18 millones en ocupaciones con un carácter decididamente manual – celadores, ‘personal de seguridad’, ‘servicios de comidas’, limpiadores, los que reponen las estanterías en los negocios, y demás. Hay otros 18 millones en trabajos de rutina clerical, trabajos terribles en muchas formas indistinguibles de los trabajos manuales, gente ocupada en tipeo, archivos, y así. Hay otros seis y tres cuartos millones de asistentes de ventas, gente que trabaja en mercados. Vastos grupos de trabajadores cuyos empleos son tan rutinarios como aburridos, tan cansadores, como devastadores para sus vidas como cualquier trabajado manual.
Un conjunto de cerca de 42 millones de personas en esos empleos en los Estados Unidos.
Lejos de la desaparición de la clase obrera, juntamos los 42 millones de estos empleos y los 30 millones en empleos al viejo estilo de manufacturas y demás, llegamos a cifras que indican que la mayoría de la población de los Estados Unidos sigue siendo trabajadora.
Si sumamos a eso otros cambios que están teniendo lugar, de manera que trabajos como la docencia están crecientemente siendo sujetos a los sistemas de pagos que sólo existían para las manufacturas o la minería, paga por resultados, supervisión gerencial, intimidación gerencial, procedimientos tributarios, que se están extendiendo hoy en Gran Bretaña hasta los niveles universitarios, estamos hablando de la transformación que involucra a más y más personas que están siendo empujadas hacia trabajos del viejo tipo. Cuando hablan de empleos informacionales, a mi me tienta más hablar de Mac-empleos, cuando hasta la docencia se está transformando en casi un Mac-empleo, parte de una línea de producción.
Es extremadamente problemático hablar de ‘Fordismo’, una fase de la producción en masa, que le da lugar al ‘post-Fordismo’ donde la producción en masa está acabada. Para mí, lo que está sucediendo es la globalización del Fordismo. Alguien que trabaja para MacDonalds está trabajando para una empresa Fordista en la cual todo está medido, todo está temporizado, todo está dominado por los métodos y procedimientos que solían caracterizar a la industria.
Hay otra cosa más para decir. Usualmente se dice que estos empleos son empleos inestables. Se dice en Hardt y Negri que todos estos empleos podrían desaparecer de la noche a la mañana. Aquí debemos ser cuidadosos. En todos lados los que emplean trabajadores quieren crear la sensación de inseguridad entre los trabajadores para romper su capacidad de luchar. Y en los últimos 20 o 30 años allí ha habido un aumento en el empleo inestable. Pero también es cierto que donde sea que el capitalismo explote el trabajo, quiere algún grado de compromiso de la fuerza de trabajo, algún grado de estabilidad de la fuerza de trabajo. Y por consiguiente encontramos en Europa que el 18 por ciento de los empleos son inestables, el 82 por ciento de los empleos son más o menos empleos permanentes. El tiempo promedio en el que las personas mantienen un empleo en Gran Bretaña es el mismo ahora que hace diez años. Esto es importante porque la noción de empleos inestables es usada en Gran Bretaña por el gobierno del New Labour para decir que todo el mundo tiene empleos inestables y por lo tanto no se puede pelear para defender el empleo. Para nosotros es importante entender que hay inestabilidad y que hay intentos de crear inseguridad entre los trabajadores. Pero al mismo tiempo hay una fuerza de trabajo estable que tiene la capacidad de luchar.
Hasta ahora he hablado de la situación en el centro del capitalismo, los países industrializados avanzados. Ahora hablaré brevemente de la situación en el resto del mundo.
El último análisis de la composición de la fuerza de trabajo mundial fue llevado a cabo en 1995 por Deon Filmer, del Banco Mundial, de todo. Su análisis muestra a cerca de un tercio de la gente en empleos remunerados, y cerca de la mitad todavía están relacionados con el trabajo por cuenta propia en la tierra.
Pero si analizamos las categorías siguientes, encontramos que en la mayoría de los países del tercer mundo cerca de la mitad de la gente que trabaja la tierra por su cuenta son de alguna manera dependientes del trabajo asalariado. Entonces cerca de un tercio de la fuerza de trabajo del mundo está involucrada en relaciones de producción capitalistas clásicas, dependientes completamente del trabajo asalariado para sobrevivir, cerca de un tercio trabaja por cuenta propia, principalmente campesinos en el campo, y un tercio que pasa parte del tiempo trabajando para el capital, parte del tiempo trabajando por sí mismo – y crecientemente bajo el control de corporaciones multinacionales, supermercados, cadenas, y demás.
Dos procesos simultáneos están cambiando el panorama a través del tiempo. El primero es la urbanización masiva del mundo. En 1975, el 37 por ciento de la población mundial vivía en ciudades. En 1995, el 45 por ciento vivía en ciudades, y las estimaciones sugieren que si estas tendencias continúan en 15 años la mitad de la población del tercer mundo vivirá en ciudades. Hay una urbanización masiva de la población mundial.
Además hay una tendencia en la que la gente que trabajaba la tierra se ve forzada a buscar trabajo en grandes ciudades. Pero esa transformación no significa que haya un crecimiento automático de la fuerza de trabajo permanente.
En la mayor parte del mundo, hay un crecimiento pequeño de la fuerza de trabajo permanente y, junto con esto, un crecimiento masivo de fuerza de trabajo transitoria, de gente que vive de las formas de trabajo por cuenta propia más magras – vendiendo fósforos, cordones, manejando taxis, o a veces vendiendo sus propios cuerpos – y a su vez gente que trata de vender su trabajo de manera casual.
A esta excepción de partes de África, la sección ocupada de la fuerza de trabajo no está desapareciendo. Está creciendo. Y los métodos clásicos de control capitalista todavía existen. Aún si hablamos de Brasil encontramos que en los ’80 había poco crecimiento de la fuerza de trabajo permanente. En los primeros años de los ’90 se estancó. A mediados de los ’90 comenzó a crecer nuevamente, probablemente esté estancado en este momento. Hay una interacción entre el crecimiento de la fuerza de trabajo casual y el crecimiento de la fuerza de trabajo permanente. La mano de obra permanente no está desapareciendo.
¿Por qué importa toda esta discusión?
Lo último de lo que quiero hablar es de la política involucrada.
Volvamos al centro de la concepción de Marx. Es que los trabajadores que están concentrados todos juntos en un gran lugar de trabajo, bajo el yugo de los gerentes, sujetos al control del tiempo, sujetos a las presiones de ser continuamente disciplinados por el sistema, al mismo tiempo tienen el potencial cuando luchan de hacer tambalear el sistema, pero no sólo de hacerlo tambalear.
Tienen el potencial de organizarse, porque están concentrados todos juntos.
La cultura que el capitalismo mismo los fuerza a tener y sin contar la cultura del entendimiento, crea el potencial de convertirse en una fuerza que puede cambiar el sistema. Cuando se mueven, se mueven colectivamente.
Cuando hablamos del panorama mundial hoy, tenemos que decir que hay todo tipo de movimientos que emergen. La crisis del capitalismo crea todo tipo de presiones para revueltas y rebeliones. Pero no es cierto que todas estas sean luchas colectivas y que todas ellas conduzcan a luchas en la misma dirección.
La noción de la multitud que Hardt y Negri invocan implica que cualquier lucha en cualquier parte tiene el mismo peso y la misma importancia.
Tenemos dos cosas para decir. Primero, toda la historia de las revueltas de campesinos o de pobres urbanos que no están en sus lugares de trabajo dice que explotan en las calles y luego son conducidas nuevamente hacia sus cobertizos o sus granjas y la revuelta colapsa. La historia de las luchas obreras es que cuando los obreros luchan y obtienen victorias, crean organizaciones colectivas que persisten en el tiempo y comienzan a crear la posibilidad de una contrahegemonía, un arma contra todo el sistema.
La segunda cosa que tenemos para decir sobre la multitud es que no todas las multitudes son progresivas.
Sólo voy a dar el ejemplo de India.
En 1983, una masiva huelga textil sacudió Bombay. Probablemente sea la huelga más grande que el mundo haya conocido y duró 12 meses con un millón de trabajadores parados. Durante ese período las ideas colectivas dominaron a las masas de gente pobre con y sin empleo en el área de Bombay. La huelga fue derrotada. El resultado de lo que llegó a dominar en Bombay, arraigado entre los pobres, los trabajadores por cuenta propia y demás, fue lo que uno podría llamar una organización fascista llamada Shiv Sena, que dirigió el odio de las castas medias contra las más bajas, los Dalits (intocables), el odio de los hindúes contra los musulmanes. En la misma ciudad, la misma multitud de gente subyugada por el capital, con su vida arruinada por el sistema, puede volverse en direcciones opuestas. Una a luchas colectivas, otra a luchas individualistas. La lucha colectiva es derrotada, la lucha individual pasa al frente.
Si hablamos de multitud, tenemos o bien la multitud progresiva, cuya posición fundada en el sistema la lleva a desafiar al sistema, o tenemos la multitud reaccionaria.
Les daré otro ejemplo. Argentina. Hace trece meses vimos la fantástica erupción de la población de Buenos Aires en las calles. Vimos a la multitud derribar el gobierno. Lo que la multitud no pudo hacer fue delinear algún tipo de alternativa que fuera capaz de frenar al capitalismo argentino en crisis.
El foco central en Argentina, la clase obrera organizada en sus lugares de trabajo fue detenida en su entrada en la lucha por la burocracia sindical. Pero a menos que hablemos de la clase obrera organizada, aquellos que están en sus lugares de trabajo con tradición de lucha colectiva, que saliera a escena en Argentina, estamos hablando de la continuación de la parálisis de la lucha.
La última cosa de la que quiero hablar es de Venezuela. Hemos visto a un conflicto épico tener lugar allí en las últimas cinco semanas. Es un conflicto entre los ricos y los pobres. Los ricos tienen el apoyo de los Estado Unidos. Los pobres salen a las calles a apoyar a Chávez.
Pero debe decirse que las manifestaciones detrás de los ricos y las manifestaciones detrás de los pobres han sido más o menos de igual tamaño – aunque la gente dice que las recientes manifestaciones pro-Chávez han sido un tanto más grandes.
Cuando hablamos sólo de multitudes, podemos tener una multitud a la izquierda y una multitud a la derecha. Debemos preguntarnos cuál es la dinámica que la mueve y que le puede dar impulso. A menos que hablemos de personas cuya experiencia bajo el capitalismo las fuerce a actuar colectivamente y a buscar alternativas colectivas, no podemos hablar de cambiar el sistema realmente.
Intervención Michael Hardt
De alguna manera Chris me ha inspirado. Yo no soy de citar a Marx todo el tiempo. Usualmente digo no convirtamos a Marx en una Iglesia. No lo tratemos como una Biblia. Aprendamos de Marx, aprendamos de otros, también aprendamos de nosotros mismos.
Pero Chris me ha inspirado. Sus argumentos están de hecho en contra del marxismo. Así que yo también me referiré a ellos.
Déjenme comenzar con una falacia. Parece ser una especialidad del SWP para con nuestro libro citar algo y luego interpretarlo erradamente de manera intencional. Pero afortunadamente muchos de ustedes habrán leído el libro así que saben.
El punto que Chris citó no decía que la clase obrera industrial había desaparecido. Lo que leyó Chris decía que ‘la clase obrera industrial había sido desplazada de su posición privilegiada’. Déjenme explicar lo que quiero decir para que podamos aclarar las cosas. Estoy de acuerdo con la maravillosa cantidad de datos. La pregunta es más bien:
¿Cuál es la posición hegemónica dentro del trabajo? En otras palabras en una economía capitalista hay una clase de trabajo, una forma de trabajo, un sector del trabajo que actúa de manera hegemónica sobre los otros.
Ahora recordemos, en los tiempos de Marx, lo que dijo Marx fue que la clase obrera industrial ejercía hegemonía sobre las otras formas de trabajo, no en términos cuantitativos.
Cuando Marx escribía la clase obrera industrial era muy pequeña en Inglaterra. En el mundo en general era minúscula. La mayoría de los trabajadores estaban en la agricultura, en la minería, en la producción primaria. La clase obrera industrial ejercía hegemonía sobre las otras.
¿Qué significaba eso? Quería decir que tenía el poder de transformar otras formas de trabajo. Otras formas de trabajo se tenían que parecer más a ella. El trabajo agrícola se tuvo que industrializar, la minería se tuvo que industrializar, la sociedad misma se tuvo que industrializar. Y esa era la hegemonía del trabajo industrial sobre las otras formas de trabajo.
No estamos hablando en términos cuantitativos. Estamos hablando en términos cualitativos porque ese sector económico en el tiempo de Marx era extremadamente pequeño.
Lo que Toni y yo decimos, en un estilo perfectamente marxista, es que hoy hemos pasado de la hegemonía del trabajo industrial a la hegemonía de lo que llamamos trabajo inmaterial bajo el cual incluimos una variedad de actividades las cuales producen un producto inmaterial. El trabajo en sí es material pero produce un producto inmaterial, como un afecto o un sentimiento. Podemos decir que los trabajadores de los fast food no sólo producen algo material sino que también producen un afecto, servicio con una sonrisa, crean una sensación de bienestar.
Ese es un tipo de trabajo inmaterial del que hablamos. También la producción de ideas, la producción de conocimientos, ocurre a través de la economía a niveles altos y bajos. Pero no es, como bien dijo Chris, no es la cantidad la que predomina en la economía mundial. Absolutamente no. Es cuantitativamente menor. Y aún así ejerce una hegemonía en el campo del trabajo. Así que exactamente en el pasaje que Chris citó – estoy orgulloso de eso – hablamos no de la desaparición de la clase obrera, sino de que la clase obrera ha sido desplazada de su posición privilegiada.
Lo que hace esta hegemonía es definir la división global del trabajo. Ciertas clases de trabajo inmaterial están aisladas en ciertas zonas geográficas en el mundo y es importante reconocer esas diferencias. El trabajo industrial se acumula en algunos lugares, el trabajo agrícola en otros, y hay diferencias entre las distintas clases de trabajo, una jerarquía definida.
Ahora quiero hablar de la clase obrera. Chris insiste en la prioridad de la clase obrera industrial como una fuerza organizacional y la necesidad que tiene de ejercer hegemonía política sobre las demás formas de trabajo.
Parece ser que el concepto de clase obrera se ha convertido – no tiene que ser pero se ha convertido en nuestro lenguaje – en un concepto excluyente y corporativista.
Quiero hablar de la exclusión que hemos llegado a ver en nuestro uso común del concepto de clase obrera. Chris ha subrayado, con mucho ahínco, que el concepto de clase obrera ha pasado a significar para nosotros la clase obrera industrial.
¿Quién queda excluído? Ciertamente el trabajo no asalariado queda excluído de eso. El trabajo doméstico no asalariado llevado a cabo por las mujeres no es parte de esta definición. Están excluídas. De acuerdo con lo que dice Chris, sus luchas no son importantes, o más bien sus luchas son irreconocibles, no pueden ser usadas, se tienen que unir bajo la clase obrera industrial.
También hay una exclusión de los pobres, de los desocupados. No son parte de la clase obrera. Pueden ser una amenaza para la clase obrera. Se tienen que mantener por fuera del movimiento político. Los propios escritos de Marx sobre el lumpenproletariado – en lo que considero un momento poco feliz de la obra de Marx – coinciden con el punto de Chris.
Entonces, el trabajo doméstico no pago está excluído, los pobres están excluídos. El campesinado también está excluído. Hay larga tradición de esto en el pensamiento marxista y socialista. Es en muchos sentidos una tradición poco feliz. La discusión en el siglo XIX entre Marx y Engels era que los campesinos y la clase obrera industrial no tenían condiciones de trabajo comunes y que no se podían unir políticamente. El campesinado, decía, por su incomunicabilidad, su disposición, no se podía unir políticamente, no podía actuar políticamente. En el mejor de los casos – esta es la malísima tradición que pesa sobre nuestros hombros – en el mejor de los casos el campesinado puede actuar bajo la guía de la clase obrera industrial.
La noción de la clase obrera excluye a los trabajadores rurales. Esa es otra exclusión que quiero señalar.
Lo que dijo Chris, y hay una tradición en esto, pero una tradición con la que quiero discutir, es que las luchas de aquellos que están excluídos de la clase obrera deben subordinarse a las luchas de la clase obrera. Hay una larga tradición en esto.
Pero vemos muchos movimientos hoy que están desafiando esto muy bien. Los mejores ejemplos para mí son los zapatistas, los Sin Tierra y los piqueteros, que no sólo están objetando esta tradición, la división política, sino también están demostrando la utilidad de organizarse más allá de esa división, de ignorar esa división expandiendo la noción. La noción de multitud es un intento de reconcebir para hoy el concepto de proletariado más que el de clase obrera. Porque la clase obrera se ha convertido en un concepto excluyente, mientras que proletariado significa, al menos en su formulación original, todos aquellos cuyo trabajo es empleado por el capital, aquellos que reciben salario y aquellos que no, los que trabajan en los campos y los que trabajan en las fábricas. Así que esta expansión de la noción de proletariado es la que tratamos de capturar con la noción de multitud.
Implica, y puedo volver a esto más tarde, una crítica radical a la forma en que la mayoría de los sindicatos están organizados, en una forma corporativista. Nuestra crítica es un ataque a las prácticas corporativistas de los sindicatos y una expansión de la movilización política de los que están afuera de esos sectores privilegiados de la clase obrera, privilegiados en varios sentidos.
Quiero dar una concepción más filosófica de la multitud, que creo que es útil en este contexto.
Como digo, Toni y yo vemos a la multitud como un concepto de clase, como una forma de ver a la clase y sus usos políticos. En general, la gente acepta la noción de que hay dos concepciones de clase.
Hay una que generalmente es asociada con la propia obra de Marx que lo pensamos como el modelo unitario de clase. Esto está fundado en la obra de Marx cuando hablaba continuamente sobre la tendencia en la sociedad capitalista a la reducción de las diferencias de clase que tiende a un modelo de capitalismo de dos clases, la clase de los que no tienen nada que vender más que su propia fuerza de trabajo, el proletariado, y la clase capitalista. Entonces Marx habla de la reducción al modelo de dos clases, o unitario, con una clase de trabajo.
Tradicionalmente tenemos como alternativa a eso en las múltiples nociones académicas e intelectuales de clase lo que es pensado como el modelo liberal en el cual existe un pluralismo de clases. Este modelo liberal dice que no hay sólo una categoría de trabajo sino que hay una cantidad de clases en la sociedad, ninguna de las cuales tiene prioridad sobre la otra. Este es el modelo pluralista liberal como opuesto al modelo unitario de Marx.
A mí me parece que ambos conceptos de clase son correctos. Debemos pensar el trabajo con este modelo unitario y simultáneamente con el modelo de pluralidad de clases.
Si miramos la obra de Marx encontramos, especialmente en los escritos históricos, que habla de una cantidad de clases. En el Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte Marx habla de numerosas clases de capital. No habla solamente de una clase unitaria de trabajo y una clase unitaria de capital.
Lo que sucede aquí es que el modelo unitario de trabajo de Marx puede ser visto ya sea como una tendencia – que hay muchas clases, pero que la tendencia es hacia una sola clase de trabajo. U otra manera de verlo es que ve a la única clase como un proyecto político.
No es que hoy haya una sola clase de trabajo, pero que podría ser nuestro proyecto político crear una comunalidad del trabajo en términos políticos.
Pienso que esa es la manera en que entendemos este término, la multitud.
No es que haya dos formas de pensarlo: o hay una sola clase de trabajo o hay una pluralidad en un sentido liberal. No es que haya una lucha o que haya muchas.
En cambio, y esto es con lo que trata de lidiar el término multitud, tenemos que entender la potencial comunalidad de varias clases de trabajo y también la potencial comunalidad de las luchas. Son diferentes, pero reconocen su comunalidad.
Déjenme mostrarles un punto más, aún más filosófico. Déjenme explicar cómo vemos a la multitud en la historia de los conceptos de la filosofía europea.
Déjenme hace algunos contrastes y luego trataré de mostrarles lo que significa en términos de organización política.
Antes que nada es importante para nosotros distinguir el concepto de multitud del concepto de pueblo. Lo que queremos decir es que el concepto de pueblo ha sido usado tradicionalmente en la filosofía política como un concepto unitario. En otras palabras, el concepto de pueblo es el de una sola cosa abstraída de la población, y con unitario se quiere decir idéntico a sí mismo. La identidad nacional está detrás de esta categoría.
El concepto de la multitud siempre está diferenciado internamente. La multitud es una pluralidad. Esa es la diferencia entre el pueblo y la multitud. El pueblo es uno, la multitud es muchos.
Es importante distinguir a la multitud de una serie de otros conceptos – las masas, la muchedumbre, el gentío. Todos estos son multiplicidades sociales, son pluralidades. Pero son pasivos, no pueden actuar por sí mismos. La muchedumbre y las masas no sólo pueden ser guiadas, tienen que ser guiadas, necesitan una fuerza que dirija. Por contraste, la multitud actúa por sí misma, es capaz de actuar en su propio nombre, rechaza que la dirijan.
Para mí la definición de multitud es la multiplicidad social que es capaz de actuar en común. Es capaz de ser activa, para que estas múltiples diferencias puedan actuar juntas, puedan actuar en común.
Si eso es demasiado filosófico, déjenme dar un ejemplo.
Me parece que en el contexto norteamericano heredamos dos modelos de organización en los ’60 y ’70, y en los ’80. Eran vistos como excluyentes. Teníamos el modelo unitario, el modelo de partido, en el cual los movimientos se unifican bajo una sola dirección.
Puede haber muchos movimientos, pero están unificados bajo una dirección.
En contraste, también estaba el rechazo al modelo unitario, que insistía en las diferencias y en la autonomía de estas diferencias. En Norteamérica, el movimiento feminista, el movimiento racial, el movimiento gay y de lesbianas eran centrales para esta concepción, este rechazo a la organización centralizada unitaria. Parece una elección insoluble entre la identidad y la diferencia.
Ahora me parece que desde Seattle en 1999 – probablemente empezó antes, sería mejor ubicarlo en Chiapas – al menos desde Seattle 1999 nos vimos forzados a reconocer que no estábamos más frente a estas alternativas.
Primero que nada vimos en Seattle a los grupos que creímos que eran objetivamente antagónicos, contradictorios unos con otros actuando realmente en común. Los sindicalistas, los ambientalistas, los gays y lesbianas, grupos de la iglesia, los anarquistas, los comunistas, estaban realmente actuando en conjunto y aún así manteniendo sus diferencias. Hemos visto un nuevo modelo de organización, un modelo que rechaza el par contradictorio de identidad y diferencia, que rechaza decir o estamos todos unidos bajo la misma centralización o actuamos individualmente en nuestras partes separadas. Lo que hemos visto en cambio es que tenemos que reconocer – hasta tuvimos dificultad para entenderlo en un nivel conceptual, pero tenemos que entenderlo en un nivel político – que podemos ser diferentes, que tenemos que ser diferentes, pero que tenemos que actuar en común. A veces se refiere a esto como el movimiento de los movimientos, aprehender esta noción de nuestra autonomía y nuestra comunalidad.
A veces como la noción de red, pensando en la noción distributiva de red de Internet, estos múltiples términos han surgido independientemente para tratar de entender este nuevo modelo de organización.
Así que me parece que este contradictorio par conceptual de identidad y diferencia ha sido desplazado por un par conceptual complementario de comunalidad y multiplicidad.
Si identidad y diferencia se contradicen uno al otro, se debe elegir lo uno o lo otro. De hecho, comunalidad y multiplicidad no se contradicen. Podemos ser las dos cosas, de hecho, tenemos que ser las dos cosas.
Así que la noción de multitud trata de tener ese significado. La noción es que tenemos que tener una nueva forma de organización que escape de la intratabilidad que tradicionalmente ha sido asociada con el partido y que tradicionalmente ha sigo asociada con la exclusión de varios grupos sociales.
Debate en el piso
Primer contribuyente de Florida
Me identifico completamente con la descripción de Michael Hardt de la multitud y la veo en la práctica donde vivo, donde veo un movimiento que está lejos de lo que yo llamo una organización basada en una plataforma rígida en la que luego de que se estableció una plataforma todos tienen que acatarla de manera rígida, un movimiento que apunta hacia lo que yo llamo coaliciones basadas en un punto en las que la diferencias existen y la gente se une en torno a un punto de manera dinámica, donde hoy podemos ser una coalición en sobre un punto, mañana podemos ser otra coalición basada en otro punto, y puede que nos encontremos en diferentes lados entonces hay que ir hablando día a día.
Mi pregunta a Michael es si diría que eso es básicamente un resultado de nuestra tecnología de la información. En el pasado no nos podíamos comunicar rápidamente a distancia, entonces nos teníamos que reunir una vez al año o cada tres o cuatro años y armar una plataforma que tenía que ser seguida, mientras que hoy nos podemos comunicar rápidamente y en cinco minutos intercambiar información en estas coaliciones. ¿Entonces Ud. diría que esto es principalmente un resultado de los avances en la comunicación?
Segundo contribuyente (de Chicago)
Tengo una pregunta principalmente para Michael Hardt. Es sobre la noción de que hay una nueva clase de trabajadores inmateriales que ocupan una posición hegemónica dentro de la clase obrera.
Según lo entiendo, para Marx los trabajadores industriales eran hegemónicos por dos razones. Primero, todas las luchas de la clase obrera estaban ligadas a las luchas de los trabajadores industriales.
Segundo, la clase obrera industrial tenía la capacidad de inaugurar un nuevo modo de producción, y al hacerlo arrastrar a otros sectores alrededor de ella.
Quisiera saber si la clase obrera inmaterial es hegemónica en el mismo sentido. ¿Se articulan las luchas de la multiplicidad alrededor de las luchas de la clase obrera inmaterial? ¿La clase obrera inmaterial y la multiplicidad reunida a su alrededor tienen la capacidad de inaugurar otro modo de producción?
Tercer contribuyente
Tengo un par de puntos que me gustaría abrir para la discusión.
Primero, quisiera señalar que no necesariamente existe esta amplia comunalidad de intereses entre la clase trabajadora cuando miramos variaciones en el ingreso o las condiciones de trabajo dentro de la clase trabajadora, como por ejemplo, los trabajadores portuarios en los Estados Unidos ganan mucho mientras que las personas de la clase obrera y las ONGs [NGOs] no ganan mucho dinero y las condiciones de trabajo varían. El punto general es que hay pluralidad de intereses dentro de la clase obrera.
Lo que quería decir era que lo que une a las multitudes en la lucha es esencialmente el deseo de autonomía y la capacidad de efectuar un cambio sin la mediación de un cuerpo estatal centralizado, o de ningún cuerpo centralizado en absoluto. La gente está muy interesada en tomar las riendas en sus propias manos y es lo suficientemente inteligente para que le den el poder de hacer las cosas sin que ningún tipo de autoridad, y especialmente sin que una autoridad autoritaria le diga qué y cuándo pueden hacer algo.
El otro punto que quería señalar era sobre Argentina. Cuando Chris Harman habló de Argentina realmente yo no sabía qué estaba pasando, porque ahora mismo en Argentina las fábricas están siendo tomadas por sus trabajadores. Así que si la clase obrera supuestamente no está involucrada en la lucha, no veo cómo pueda hacerlo.
El hecho de importancia es que las cosas están mal en Argentina porque hay una dictadura militar imperialista. Es una lucha militar más que el hecho de que la clase obrera no esté involucrada. Todas las clases están involucradas, bueno tal vez no las elites, pero todos los segmentos de la sociedad están participando, y el problema es cómo enfrentar la represión, no si tenemos o no la bandera de la clase obrera flameando. Todos están siendo parte, eso es lo asombroso de Argentina.
Cuarto contribuyente
Yo soy de México, y el zapatismo asegura que ésta no es más una pregunta teórica sino práctica. No estamos más en Seattle pero estamos en Porto Alegre y en el umbral de una guerra que puede tener consecuencias terribles para la humanidad en su conjunto.
Si vamos a convertir este movimiento global en un movimiento contra la guerra y si estamos pidiendo que tenga que estar liderado por la clase obrera, no podemos organizarlo. Necesitamos construir el más amplio movimiento para que la vasta mayoría de la humanidad pueda expresar su resistencia a la guerra. Como nos mostraron los zapatistas, otro mundo es posible.
Quinto contribuyente (Michèle de Canadá)
Quiero hacer un comentario sobre la contribución de la hermana de México. Creo que el peligro de la guerra ahora está totalmente en las mentes de todos y parece simplemente imparable. De lo que estamos hablando es de una estrategia para deshacernos del capitalismo. Hay un movimiento global anticapitalista que quiere ver el final de este horrible sistema que inflinge daños a millones de personas.
Es una lectura errada de Marx ver que la clase avasalla a la raza, que la clase avasalla al género, que la clase obrera está más allá de tu raza y de tu género. De lo que habla es de la cuestión de la estrategia. Dónde están las fuerzas que pueden atacar críticamente al sistema desde sus raíces.
No es un juicio de valor sobre la primacía de la clase sobre las otras cosas. Es una cuestión de quién puede realmente acabar con el sistema. Esta es la pregunta vital para el movimiento hoy. Tenemos un movimiento mundial contra el capitalismo y el imperialismo. Lo vimos en las calles aquí en Porto Alegre. Fue fantástico. Es importante no sólo celebrar lo que está pasando en Argentina, lo celebramos, pero sabemos que las garras ocultas del imperialismo y del capitalismo están tratando de volver a tomar el control de Argentina. Vemos lo que está pasando en Venezuela. Es una cuestión crucial: Qué fuerzas, y qué batalla tienen que haber en nuestras ciudades y en nuestros países para asegurarnos de que este sistema no se recupere de los golpes que este movimiento quiere infligir sobre él para que tengamos un mundo mejor.
Sexto contribuyente
Yo soy Josefina y vengo de Argentina. Quiero dar una opinión y también hacer una pregunta alrededor de dos cuestiones. La primera está relacionada con la cuestión de la hegemonía de la clase obrera. Nos es cuantitativa sino cualitativa, por más de que la cantidad sea por supuesto una base importante.
Veo que el concepto de hegemonía se trata de que la clase obrera sea capaz de reunir a su alrededor otras fuerzas para impartir la solución socialista a la crisis capitalista.
En relación con Argentina, en este sentido hay un movimiento por la ocupación de las fábricas y la puesta de la producción bajo control obrero. Y yo personalmente estoy trabajando con estos camaradas en las fábricas.
Un ejemplo importante es el caso de Zanon, donde los trabajadores están ocupando la fábrica creando nuevos puestos de trabajo para los trabajadores desocupados. En la creación de sus productos cerámicos han usado la tierra que les dieron las comunidades indias mapuche, y la han usado para hacer productos diseñados en honor a los mapuche. Todo esto es una forma de producción sin patrones y ha estado funcionando por más de un año. Es un pequeño ejemplo de lo que queremos decir con hegemonía de la clase obrera en la que la clase obrera, no en forma corporativista, toma los problemas de otros grupos al desarrollar y buscar las soluciones a la crisis. Entonces ese es el sentido en el que veo que todavía hay una necesidad de una hegemonía de la clase obrera, no en el sentido de imponerse, sino en el sentido de reunir a su alrededor a estas otras fuerzas para una solución socialista.
Con respecto al movimiento contra la guerra, tomado por uno de los camaradas anteriores sobre si debía limitarse a la clase obrera, categóricamente no. Pero no sería maravilloso si los sindicaros en Brasil y en Italia y en otros países reunieran a su alrededor y dirigieran el movimiento contra la guerra, bloquearan la producción de las fábricas que producen armas, y transformaran al movimiento contra la guerra en un movimiento directamente contra el capitalismo.
Séptimo contribuyente
Veo que el modo marxista implica atravesar el estado. Todos los partidos comunistas han basado su trabajo a través del estado. Negri, Hardt y Holloway desechan la noción del estado. Siento que son comunistas pero que al mismo tiempo se están resistiendo a la noción de estado. Quisiera saber cómo se tomarían las decisiones con esta multitud que no es solamente la clase obrera, porque queremos llegar al comunismo. Leo en una entrevista con Toni Negri que habla de la zona roja y yo no veo cómo se llega desde ahí a la conquista del estado.
Octavo contribuyente
Soy del foro social griego. Creo que esta oposición entre la multitud y la clase obrera es falsa. Estos términos no se excluyen mutuamente. En la tradición marxista la clase obrera es un grupo de personas. En esta sociedad podemos identificar a un número de personas como de la clase obrera, siendo el resto de otra clase. Para Poulantzas y otros autores franceses de los ’70 tenemos la noción de una serie de posiciones de clase. Pienso que es más correcto decir que la visión marxista es una forma de funcionamiento. Cada veinte años tenemos esta discusión de que la clase obrera ya no existe más, y luego la volvemos a encontrar.
Esta noción de la multitud tiene una cierta tradición. Fue usada por Spinoza en el siglo XVII. Tiene un pasaje que dice que las mentes de la gente no son capaces de aprehender cada problema pero cuando hablan de ellos y se escuchan entre ellos llegan a soluciones que no existían al principio. Esta es la forma en que funciona la multitud.
Así que la cuestión no tiene nada que ver con las estadísticas. Entonces sería absurdo decir que tenemos a mil en un a multitud. No es una cuestión de números, es un modo de funcionamiento que no necesariamente excluye la existencia de la clase obrera.
El punto señalado por Chris Harman es correcto en el sentido de que no es necesariamente buena, no debemos idealizar a la multitud. No es necesariamente positiva. Puede ser negativa.
Noveno contribuyente
Soy de Corea del Sur. Tengo una sola pregunta para los oradores. A mi me parece que hay otro factor que no se ha considerado. Para mi no es sólo una cuestión de hegemonía, sino que una de mis mayores preocupaciones es este forma emergente de organización de la multitud en términos de transformaciones provenientes de distintas identidades. También tenemos dificultades para sostener estas movilizaciones sobre una agenda mínima común precisamente porque hay una gran voluntad de respetar las diferencias y la autonomía de cada actor y esto requiere tiempo y esfuerzo tremendos para acordar todas las acciones. Podemos acordar de qué estamos en contra – contra la guerra, contra la globalización – pero tenemos grandísimas dificultades para ponernos de acuerdo en las estrategias y las visiones de hacia adónde queremos ir. En términos de sumar número, ciertamente la movilización de la clase obrera, pero en término de sostener una adhesión a la agenda, creo que hay grandes diferencias. La gente está luchando, está produciendo cambios a una gran velocidad, y tenemos estas dificultades para llegar a lo que queremos hacer. Me gustaría escuchar de ambos oradores qué opinan de estos factores.
Décimo contribuyente
Soy de Buenos Aires, Argentina. Recuerdo en panel en el que estuvo el año pasado, Michael.
Lo que recuerdo es lo solo que parecía al presentar el libro Imperio frente al resto de los panelistas. Así que me alegra ver cómo este concepto ha reunido más amigos y adeptos en el año que concurrió.
Quiero hacerle una crítica a la crítica, como era. Muchos camaradas todavía lo leen como una obra en proceso. Lo ven como caído del cielo, más que como un producto de un trabajo tanto político como analítico de 30 años.
Entonces pienso que esos términos que señala, ‘afecto’, ‘trabajo inmaterial’ son la clave para entender a la multitud y al imperio.
Noto un sentido de nostalgia por lo que construyó el capitalismo en su desarrollo, y también un olvido de la brutalidad de ese proceso de desarrollo. No sé si el trabajo es mejor o peor de lo que era hace cien años. Casi seguro que es mejor en cierta manera, peor en otra. Lo que tenemos que recordar es la centralidad de la lucha, la historia de la lucha es parte de la historia también, y no debemos hablar sólo de los logros del capitalismo. Entonces quería pedirle que desarrollara más esta idea de la multitud, en la que el concepto de multitud proviene del sistema de explotación y dominación.
Michael Hardt
Una cosa que parece ser una pregunta general, repetida, es la cuestión de la estrategia u organización.
Pero antes quiero aclarar un malentendido. Uno de los contribuyentes anteriores preguntó si la fuerza de trabajo inmaterial, los que principalmente producen y tratan aspectos relacionados con la información, etc., si vamos a ser la vanguardia de la clase obrera. Eso no es lo que quise decir. Tendría que haberlo aclarado.
Cuando hablé de la hegemonía del trabajo inmaterial sobre las otras formas de trabajo no me refería a una hegemonía política de los trabajadores inmateriales sobre los otros trabajadores. No estoy tratando de decir que los trabajadores de Microsoft en Seattle nos van a guiar hacia el futuro. Es más bien de un modo analítico para tratar de reconocer cómo se están transformando otras formas de trabajo, cómo la industria está siendo informatizada. Hasta los asuntos de la agricultura tienen mucho más que ver con la información. Las cuestiones de las semillas son cuestiones de información. Así es que varios sectores de la economía se están informatizando.
Pero no puede haber una hegemonía en un sentido político de trabajadores informacionales. La pregunta es quién va a dirigir, ¿quién va a organizar? ¿Qué clase de estrategia es adecuada hoy? Mi tendencia es antes que nada a evitar responder esta pregunta directamente.
No pienso que yo como filósofo debo responder tal pregunta. Mi tendencia es en cambio a aprender de lo que ya se ha hecho. Así el primer contribuyente más o menos sugirió que Indymedia debería funcionar como una forma de conectarse, el reunirse en la lucha y separarse en la lucha, eso es importante. La camarada zapatista también sugirió una forma.
Formas de lucha que están conectadas – prefiero aprender de ellas más que decir lo que pienso que tendríamos que hacer. Reconocer la increíble creatividad del zapatismo como una forma, la increíble creatividad de los movimientos piqueteros en Argentina, tratar de leerlos y de ver qué está pasando, en lugar de decir qué debería suceder.
Cuando hablo de la clase obrera no quiero decir, el camarada que estaba hablando de las luchas obreras, las luchas industriales en Argentina, dijo que la clase obrera lucha y dirige ciertos tipos de luchas. Pienso que eso es cierto y las apoyo. No ignoro el hecho de que ciertos grupos en ciertos momentos toman una posición hegemónica, y cuando lo hacen la gente los escucha más. Y hay ciertos grupos a los que la gente oye más. Piensen en el efecto que los zapatistas han tenido en todo el mundo. De alguna manera han tenido una posición hegemónica. Pero esto es variable, no es una situación permanente.
La cuestión del liderazgo, en un sentido personal y en el sentido del movimiento, una definición de estrategia, tiene que ser propuesta de una manera que una a los grupos y que los separe, de una forma que no tiene que ser fija.
Entonces trato de no responder preguntas sobre estrategias, o en cambio desplazarlas a la pregunta sobre la existencia de estrategias de los movimientos, reconocer las comunalidades entre ellos es la mejor manera de responder a la pregunta.
Chris Harman
No he argumentado en absoluto que tengamos que despreciar, ignorar o relegar a cualquier lucha que no sea la de la clase obrera. He escrito una historia mundial en términos de una historia de las luchas de los últimos 5000 años de la sociedad de clases.
La cuestión que nos confronta, sin embargo, no es lo que el movimiento antiglobalización – no me gusta llamarlo antiglobalización, digamos el movimiento por una globalización diferente – ha logrado en Seattle. La pregunta es: ¿Qué tenemos que hacer para ganar?
Esto es crucial. El movimiento en Argentina es fantástico. Escribí un panfleto este año elogiando al movimiento. La cuestión es que en el año se muere gente de hambre en las afueras de Buenos Aires, en el segundo productor de carne del mundo la gente se está muriendo de hambre. ¿Qué hacer? Esa es la pregunta que Lenin se preguntó también.
Tal vez no quieran darle la misma respuesta que le dio él, pero la pregunta se debe formular. La cuestión de los zapatistas. Lo siento. Estuve en México hace seis años cuando el ejército mexicano masacró al pueblo en Chiapas y fui a una manifestación de 10.000 personas en la Ciudad de México, y pregunté, ¿por qué no hubo medio millón de personas manifestándose en la Ciudad de México? ¿Qué hay que hacer para juntar fuerzas en esta lucha? Estamos ante la posibilidad – me parece que es casi una certeza – espero que no sea una certeza casi segura – que en las próximas cuatro o seis semanas van a estar cayendo bombas sobre Bagdad. ¿Qué hacer?
Al decir eso, tenemos que decir lo que ha sido construido hasta ahora, pero también tenemos que decir cuál es nuestra debilidad.
Tuvimos lo que podrían llamar una multitud en Londres, tuvimos a 400.000 en septiembre. Pensamos que tendremos a un millón en las calles de Londres en las próximas tres semanas.
Lo único que me pesa de estar aquí es que desearía estar en Londres agitando, panfleteando, discutiendo y demás.
Pero también tenemos que decir, cuando hemos hecho eso, cuál es el eslabón débil de nuestro lado. Y el eslabón débil es que lo que detiene al capital es lo que crea el valor que está explotando.
Ese es el eslabón débil del capital. El capital no puede existir sin los trabajadores. El capital puede asesinar a los desocupados, el capital margina cada vez más al campesinado, porque se apoya en el gran negocio agrícola [agrobusiness] y granjeros capitalistas de una u otra forma.
¿Cuál es nuestra debilidad? La realidad es que no hemos movilizado la fuerza que el mismo capitalismo crea. Está bien para Michael Hardt decir que la clase obrera existe. Pero es ambiguo en esta cuestión. Me pregunto por qué su libro es tan difícil de leer. A veces me pregunto cómo es que mucha gente lo ha leído desde la primera hasta la última página. Es difícil a causa de sus ambigüedades. El problema no está en el lenguaje, sino en el pensamiento.
En un punto puede decir que la clase obrera es ‘casi invisible’, puede decir que la clase obrera en los Estados Unidos se está disminuyendo absolutamente. Cuando yo muestro que es absolutamente mayor, nos dicen que las cifras son irrelevantes. Y seamos claros, cuando hablo de la clase obrera hablo de la gente cuyo trabajo contribuye a la acumulación del capital. Estos no son sólo trabajadores manuales – operarios, obreros – también es una sección más amplia que ha sido arrastrada. Pero ha sido arrastrada dentro de la sociedad fordista global, a formas de explotación que solían caracterizar a los trabajadores manuales. Esto es lo que está sucediendo en las escuelas de Gran Bretaña, incluso en las universidades, entre los trabajadores de oficina a escala masiva.
La pregunta para nosotros es: ¿Cómo llegamos a esta gente? No está bien decir que tenemos movimientos de la multitud, de diferentes grupos que hacen cosas diferentes, cuando yo sé que en Gran Bretaña hemos ganado una sección de la intelligentsia contra la guerra. Cómo ganamos a la masa de personas cuyo valor mantiene al capital es la pregunta central. ¿Qué hacer?
Y aquí tenemos que decir que esa gente tiene una relación continua con el capital. No han desaparecido. Sus vidas todavía son miserables por culpa del capital.
Todavía se concentran en grandes lugares de trabajo. Todavía odian al sistema pero no saben que el sistema existe. Tenemos que juntar todo esto.
El problema de ‘Imperio’ como libro es que evade estas cuestiones. Cuando dice que ya no hay diferencia entre el tiempo que trabajamos para el capital y el tiempo que tenemos como tiempo libre; no pensarían que alrededor del mundo la gente se lamenta por la pérdida de tiempo libre transformado en tiempo en el que son esclavos del capital. Se escapa de la estrategia; y del análisis concreto. Y estas cuestiones son cruciales para nuestro movimiento.
Cuando ‘Imperio’ dice que los trabajadores informacionales ahora son la ‘capa hegemónica’ yo interpreto que eso significa que tenemos un movimiento que viene de gente que tiene apenas menos trabajo duro que la mayoría de las personas, que tiene más tiempo para pensar, más tiempo para reunirse, más tiempo para manifestarse, que está bien. Pero luego decimos ‘somos la elite’ y podemos ignorar al resto de la gente.
Y cuando la gente dice que la perspectiva de la clase obrera se aproxima a la cuestión de la mujer, el hecho es que las mujeres están siendo arrastradas al trabajo asalariado al tiempo que tienen que soportar el peso del cuidado de los niños. El rasgo contradictorio del capitalismo es que al arrastrarlas al trabajo asalariado las hace más susceptibles a formas de organización colectiva que nunca antes. Y tenemos que afrontar esta cuestión.
No está bien decir que no podemos hablar en términos antiguos y demás. Tenemos que decir: ¿Cuál es la realidad? La realidad es una clase obrera más grande que nunca, un tercio de la población mundial, un tercio de la población mundial es semi-proletaria en este sentido, y hay enormes números de gente que está desocupada, que ha sido llevada a los márgenes de la sociedad, que puede ser incluída en el movimiento, pero ser marginal a la sociedad significa que no tiene el poder de cambiarla. ¿Cómo podemos movilizar a la fuerza que puede cambiarla? Y cuando la gente habla de movilizarse contra la guerra, hay un pequeño ejemplo en Gran Bretaña. Pienso que todo el movimiento antiguerra en Gran Bretaña reconoce esto: cuando 15 maquinistas se rehusaron a transportar armas para la guerra, todos en esto es el camino hacia adelante. No es fácil. No hay respuestas automáticas. Pero a menos que lo abordemos en esos términos, estamos esquivando el problema. E Imperio esquiva el problema.
Undécimo contribuyente
Quiero hacer una pregunta a Michael Hardt. Ud. ha hablado mucho sobre la multitud y no ha tocado la cuestión del imperio. La primera vez que leí el libro sentí que me identificaba con él. Después de los ataque el 11 de septiembre tuve que cuestionarme a mí mismo y encontré, a medida en que progresa la guerra de EE.UU., que tenía que cuestionarme ese concepto de imperio.
Y entonces quiero preguntar cómo se reflejan de cualquier manera los ataques del 11 de septiembre en el concepto de imperio.
Duodécimo contribuyente
Ha habido discusiones sobre cuáles son las definiciones de las clases oprimidas, la clase obrera, y cuáles no. Yo creo que no hay varias clases. Sólo hay una clase – la oprimida. Pienso que la lucha debe ser por la libertad de todos los pueblos, no creo que tengamos que restringir esa lucha. Cuando vemos gente con hambre, no nos preguntamos de qué clase son. Queremos ayudar a esa gente.
Décimo tercer contribuyente
Imperio idealiza el progreso hacia un mundo sin fronteras nacionales. En una entrevista reciente, Toni Negro respondió a la ofensiva unilateralista contra Irak, como una clara ‘contra tendencia al imperio’. Su respuesta fue que parece representar una resolución a las contradicciones del imperio, una revolución pasiva que progresa de manera reaccionaria.
La solución era la consolidación de un bloque europeo, una alianza de las potencies europeas. ¿Cuál cree que debe ser nuestra respuesta de cara a esta nueva ofensiva?
Décimo cuarto contribuyente (de Australia)
Quisiera responder a uno de los que habló anteriormente cuando habló de que acordaba con el concepto de multitud porque reflejaba un deseo de autonomía contra la centralización.
Pero cuando miramos al mundo de hoy, vemos a George Bush, la clase dominante de EE.UU., y vemos cuán autoritarios son, no queremos tener nada que ver con el sistema que manejan. Pero creo que tenemos que ver cómo manejan el sistema, George Bush no actúa solo, tiene a una clase detrás de él, la clase dominante de los Estados Unidos, tiene un poder tremendo, tiene poder militar, con los grandes lazos corporativos que tiene su gobierno, por lo tanto tiene el control sobre las ideas, y los medios de comunicación masiva y la educación, y pienso que el concepto de multitud reconoce ese poder. Si reconocemos ese poder, no podemos simplemente escaparnos de él o escondernos de él o ser autónomos de él.
Algunos se han referido a los trabajadores que toman sus fábricas en Argentina. Allí hay acciones fantásticas. Pero no se pueden quedar sentados. No se puede tomar una sola fábrica.
Todavía hay que lidiar con la cuestión de la represión en Argentina, todavía hay que lidiar con la cuestión de la capacidad de los Estados Unidos de desatar una guerra contra quien quiera para obtener lo que quiera, su capacidad de exprimir económicamente a un pueblo. Necesitamos ser capaces de organizarnos, de involucrarnos en la organización colectiva. El concepto de multitud rechaza a esa organización colectiva. Es por eso que pienso que tenemos que tener un análisis de clase.
Décimo quinto contribuyente (de Londres)
En relación a los movimientos y a la clase obrera, no es o una o la otra, los dos son importantes. Chris Harman mencionó el caso de los trabajadores ferroviarios de Escocia
que se rehusaron a transportar municiones para la guerra. Este es un desarrollo muy importante entre los trabajadores de Gran Bretaña. ¿Y por qué tomaron esta acción? Lo hicieron por el movimiento de protesta masivo de Gran Bretaña en contra de la guerra. Sin el movimiento de protesta, los trabajadores no habrían tenido la confianza como para parar esos trenes. No es o la clase obrera o el movimiento, son los dos. Los movimientos le pueden dar esa confianza a la clase obrera, esa inspiración que necesita para atacar la ideología de la clase dominante.
Décimo sexto contribuyente
Hay tres asuntos que quiero retomar. El asunto del sujeto, de la estrategia y de la organización política.
El sujeto revolucionario es una combinación de las clases explotadas. El rol hegemónico de la clase obrera en esa alianza está determinado por su rol en la producción. Su centralidad está relacionada con la centralidad de esa clase en la reproducción misma de la sociedad. Cuando los marxistas hablan de estrategia, están hablando de un proceso que nos lleva desde donde estamos hacia un objetivo a futuro. Cuando hablamos de autoorganización de los trabajadores hoy está directamente ligado a cómo vemos la organización de los trabajadores en la sociedad en el futuro. Entonces cuando hablamos de la organización de tipo soviética con dirigentes que están sujetos a mandato directo estamos mirando hacia una sociedad futura construida alrededor de esa forma de organización en la que la gran organización de masas es soberana. El partido en esta situación juega un rol de intermediario, acumulando las experiencias históricas. Nos tenemos que centralizar así como está centralizada la burguesía.
Décimo séptimo contribuyente
Tengo una pregunta para Chris Harman. Ud. dijo que se necesitan más maquinistas y más camioneros que no transporten las armas, porque ellos tienen el poder de parar la guerra, son la clase revolucionaria. Lo único que quiero decir es que no es sólo el chofer el que puede parar los camiones, pienso que los piqueteros en Argentina han probado que pueden hacerlo.
Décimo octavo contribuyente
Soy de Sudáfrica. Quisiera expresar mi decepción por la forma en que se ha conducido esta discusión. Se ha delineado un agudo contraste entre algo llamado lucha de clases y algo llamado multitud. Pienso que tanto Michael como Chris son los culpables de que se cree esa dicotomía. En Sudáfrica lo que llamamos lucha de clases es una lucha política que incluye la cuestión racial, la cuestión de la nacionalidad, del género, de la tierra, de toda cuestión concebible. Lo que nos une es un sentido común de lo que nos oprime.
Al mismo tiempo, sin embargo, hubo debilidades en nuestras luchas que nos dejaron hoy en una situación en la que tenemos un régimen neoliberal que llegó al poder por las luchas populares.
Y en su interior reside algo que se puede reflejar en esta falsa dicotomía entre la lucha de clases y la multitud.
Si tomamos la palabra ‘hegemónica’ que ha sido usada una y otra vez, pienso que esa palabra tiene una genealogía útil dentro del marxismo. Se trataba de cómo la clase dominante domina haciendo que todos en la sociedad se vean a sí mismo como individuos, no como parte de un colectivo que constituye la mayoría y que por lo tanto puede derrocar a los dominantes. Por otro lado, la otra parte de la concepción clásica de la hegemonía era cómo actúa la clase obrera como una unidad de todas las formas de lucha. Y esa no era una cuestión organizacional, por instrucción – y el legado del stalinismo en los últimos 70 años significó que fue exactamente eso lo que sucedió. Pienso que el marxismo no puede ser usado para entender por decreto, que se puede hacer que la gente siga a la clase obrera, lo que sea que eso pueda significar.
Es por eso que estoy hacienda una crítica a la posición de Michael. Por el otro lado, si creemos que todas las formas de agrupamientos y luchas opositoras, si no queremos buscar referirnos en la práctica a lo que unifica esas luchas, más que las posibles fuerza que tengamos. Pienso que esta es una fuente de debilidad que encontramos que fue nuestra debilidad en Sudáfrica. Al unificar todas las clases de luchas de los oprimidos, la clase obrera no pudo actuar como la fracción hegemónica, como la clase hegemónica que unificaba las otras luchas y por lo tanto temas como la liberación nacional, asuntos de la democracia fueron usurpados por una elite y presentada como su visión de que unificaba las luchas.
Pienso que no podemos evitar llegar a esta cuestión en este sentido. La exuberancia de los diferentes movimientos que han surgido en los últimos 20 años es un desarrollo positivo, pero lo que tenemos que buscar es llevar la lucha más allá, es cómo unificamos esas luchas. Y lo que pienso que es característico de la clase obrera es que es una clase que unifica. Despliega en la práctica la posibilidad de unificar a todas las otras formas de lucha contra el enemigo común.
Michael Hardt
Hay muchas más preguntas que se pueden responder. Creo que el punto que señaló el último orador de Sudáfrica es importante: no deben pensar que esta discusión es una alternativa, o clase obrera o multitud. Uno tiene que pensar en cambio en las posibilidades de organización dentro de ésta, una estrategia de organización.
Hay dos cosas en las que tenemos que pensar en términos de estrategia, que no excluyen, como dije, a la clase obrera – Chris no está hablando de excluir a esos que no son de la clase obrera, está hablando de formas de estrategia, centralización contra formas de red contingente, y la cuestión de si se le da a la clase obrera, los trabajadores industriales, prioridad, un rol central. En términos estratégicos no debe ser pensado ni como una contradicción ni como una alternativa.
Quiero referirme al orador que le respondió a otro que habló antes diciendo que no queremos centralización. Dijo que sí queremos centralización para tener la fuerza necesaria para enfrentar al enemigo. Hay dos aspectos que me gustaría separar.
El primero es sobre la efectividad. El segundo aspecto que también deberíamos tratar es sobre la conveniencia. ¿Queremos una forma de organización centralizada?, si queremos efectividad ¿queremos resignar la democracia del propio movimiento?, ¿queremos imponer estas exclusiones a ciertas poblaciones, a ciertos miembros de nuestras propias poblaciones y transformarnos en algo que no queremos? Estas son preguntas políticas sobre el movimiento, sobre nosotros y sobre lo que deseamos para él.
También postularía que esto no es más efectivo, que no ganaremos, teniendo un movimiento tradicional, centralizado, orientado por el partido basado en la clase obrera industrial. También pienso que lo que es más efectivo hoy, para tener progreso dentro del movimiento y que el movimiento tenga efectos externos, es de hecho una nueva clase de movimiento, un movimiento que rechace la centralización, que rechace a los líderes, que encuentre sus propias formas de actuar en común, con redes de acciones individuales, acciones en movimiento. Eso también parece ser no sólo más viable sino también más efectivo.
Chris Harman
Sólo algunos puntos. Alguien mencionó el tema sobre imperio o imperialismo. No mencioné esto en mi introducción porque nos hubiera llevado a hablar al menos 20 minutos más a cada uno. Pero debo decir que considero al término imperio como peligroso, porque no entiende el grado en el que existen imperialismos rivales.
Hay una jerarquía de imperialismos, en la que los Estados Unidos se encuentran en la cima. Es militarmente superior, es económicamente superior, tiene roces con los otros imperialismos, esos imperialismos son muy importantes. Pienso que una de las razonas por las que Estados Unidos va a la guerra en el Golfo es porque quiere adueñarse del petróleo para poder dictarles a los imperialismo europeos y japonés y a China cómo será diseñado el mundo. Esto es importante porque significa que hay brechas en el campo enemigo, y tenemos que aprovechar esas brechas. Nos dan una posibilidad fantástica. ¿Qué tenemos que hacer con eso?
Nos tenemos que movilizar sin apoyar a ninguno de los imperialismos rivales, sino ver que la batalla del momento es contra el imperialismo norteamericano, es lo más importante que tenemos que hacer, y construir un movimiento en su contra.
Y cuando hablamos en estos términos, quiero volver a la cuestión de la centralización. Vengo de una tradición que cree en el socialismo desde abajo, que no cree en ningún monolítico dictador stalinista del mundo. Recuerdo que hace años teníamos largas discusiones con varios maoístas y stalinistas de varias clases sobre estas cuestiones. Yo pienso, sin embargo, que hay cierta clase de decisiones centrales que se deben tomar en el momento, por ejemplo, hay mucha gente que habla de hacer sus propias cosas mientras América está a punto de bombardear Bagdad. Me parece que el Foro Social Mundial debería tomar la decisión de que la prioridad en las próximas semanas es movilizar contra la guerra en Irak, y entender que si podemos evitar que George Bush declare la guerra a Irak hace más fácil las demás cosas que queramos hacer. Si perdemos, entonces tendrá otros efectos. El Libre Comercio de las Américas [ALCA] pasará más fácilmente, habrá más pobreza en el tercer mundo, el FMI se pondrá más despreciable. Tenemos que entender cómo se conectan las cosas y eso significa tomar alguna clase de decisiones de manera centralizada.
Quisiera avanzar. Cuando hablamos de cómo implementar nuestra lucha, entonces tenemos que ver las debilidades del movimiento. Seamos honestos. El movimiento es una minoría. Es una minoría muy poderosa en términos de los activistas. Pero todos somos concientes de que no tenemos profunda influencia en nuestras comunidades, somos todos concientes de que no podemos movilizar a todo el mundo en la calles o a todo el mundo en nuestros lugares de trabajo. Esta es la debilidad. ¿Cómo la tratamos?
No pueden decir, ‘Somos una multitud, ¿no es fantástico?’. Tienen que decir: ¿Cuáles son los problemas de la masa de gente y dónde tienen el poder esas masas? Y la gente cuyas vidas están completamente arruinadas por gente, que son forzados a trabajar todo el día, cuyo tiempo está medido por el capitalismo. A eso me refiero con clase obrera – es bastante deshonesto que Michael Hardt use la frase ‘clase obrera industrial’. Dije que la clase obrera industrial no ha desaparecido pero creo que, por ejemplo, mi pareja que es docente, su vida es cada vez más parecida a la vida que tenía mi padre que era un plomero. La gente ha sido cada vez más modelada por un cierto patrón de vida por el capitalismo, es un patrón de vida de la clase obrera, ya sea que trabajen en una oficina, en una escuela o en una fábrica. Allí es donde nos tenemos que organizar.
Allí es donde tenemos que golpear al poder.
El otro lado es muy conciente de ello. Por qué piensan que producen publicaciones populares tan espantosas, llenas de odio hacia las minorías, a los gays, refugiados, inmigrantes. Es porque entienden que quieren controlar a la clase obrera. Tenemos que entender que tenemos que luchar para liberar a la clase obrera, para que la clase obrera se comience a emancipar por sí misma. Eso significa que no podemos descansar tranquilos y decir ‘logramos esto’ o ‘logramos aquello’.
Hablemos de Argentina. El problema clave en Argentina es que en el último año tenían al movimiento piquetero y tenían al movimiento de asambleas, pero la clase obrera ocupada, aterrorizada de perder su empleo permaneció bajo el control de la burocracia sindical. Hasta que no se rompa ese control no hablarán de la liberación de Argentina del FMI y del capitalismo. Tenemos que pensar en esos términos. Pero eso significa que no sólo tenemos que pensar en términos del movimiento piquetero, sino también cómo el movimiento piquetero puede abrirse camino hacia la clase obrera ocupada. Cómo puede movilizar a la gente que hace que los ómnibus sigan funcionando, que los trenes sigan funcionando, que se produzca el agua, esas fábricas que continúan operando, las oficinas funcionando.
Esta es la cuestión con la que tienen que lidiar si quieren cambiar la sociedad. Lo siento, he leído el libro de Hardt y Negri, y evade esa cuestión. Refleja un periodo de derrotas, un período en el cual había todo tipo de movimientos, pero los trabajadores ocupados no tenían ni la confianza ni el coraje de luchar. Pero en este nuevo período estamos empezando a ver esa confianza y ese coraje.
En cualquier momento del siglo XX cuando los trabajadores, manuales y de cuello blanco, se movían juntos colectivamente, sacudían a los gobiernos, paraban guerras.
Cuando eran derrotados, no sólo sufrían los trabajadores, todo grupo que quisiera emanciparse sufría, cualquier otro grupo que luchara contra la opresión sufría.
Hasta que los trabajadores de la Ciudad de México se muevan, el gobierno mexicano va a acorralar a los zapatistas en el área cercana a la frontera con Guatemala, en la pobreza, en la miseria, donde sus hijos mueren en los hospitales como lo hicieron la semana pasada. Dicen ‘¿Cómo hacemos que los trabajadores mexicanos se muevan?’ Tienen que relacionarse con ellos. Tienen que ver que tienen problemas.
Sostienen la economía mexicana, y hasta cierto punto la de EE.UU. Tienen que decir, ‘¿Cómo se relacionan con ellos, cómo los organizan?’ Relacionarse con ellos estratégicamente es lo central para nuestro movimiento.
Quiero agradecerle a Michael por debatir con nosotros porque pienso que la discusión sobre la estrategia es absolutamente importante.
Piensen que hay dos discusiones poderosas de cara a este foro social.
El primero es la inmediata necesidad de un llamado central a todos para que se movilicen contra la guerra. Está el día de acción global el 15 de febrero – Atenas, Londres, Ramallah, Cairo, tenemos que apuntar a tener movilizaciones en todo el mundo para transformar el desacuerdo con la guerra en un desorden social contra la guerra.
Pienso que entonces también debemos pensar cómo atravesamos e irrumpimos desde el estatus de minoría del movimiento, para hacer un lazo con la gente que tiene el poder de cambiar la sociedad capitalista porque su trabajo sostiene a la sociedad capitalista, la clase obrera.
Y ésta es la cuestión central.
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