Washington.- Los tanques, vehículos de combate Bradley y helicópteros Apache y Kiowa ya han sido embarcados. Ahora, los 12 mil hombres y mujeres de la Cuarta División de Infantería en el Fuerte Hood de Texas, la división de combate pesado más letal del Ejército, están despidiéndose y preparando a sus familias para su partida a la región del golfo Pérsico.
"Como todos los demás, estoy emocionada y un poco nerviosa", indicó la capitana Shoshannah Jenni de Ocean City, Nueva Jersey.
Jenni, graduada de West Point, es parte del creciente grupo de mujeres que han optado por la carrera militar. Pero a sus 25 años, la piloto de un helicóptero Kiowa Warrior también es parte de un club más nuevo y exclusivo: mujeres en posiciones, muchas de ellas relacionadas con el combate, que hasta hace pocos años eran exclusivas de los hombres.
Cambios en las leyes y la política establecidos desde la guerra del Pérsico en 1991 han abierto miles de posiciones adicionales a las mujeres. En Irak, las mujeres participarán en mayores cantidades, más cerca de la línea de combate y más integradas a las operaciones básicas que en cualquier conflicto militar anterior de Estados Unidos.
A diferencia de la guerra del Pérsico, las mujeres probablemente estarán en la cabina de aviones caza, bombarderos y helicópteros Apache en un ataque aéreo inicial. Y mujeres como Jenni probablemente formarán parte de vuelos de reconocimiento que explorarán las tropas y blancos enemigos.
Las mujeres también formarían parte de operaciones relacionadas con el combate terrestre; como ingenieros de combate construyendo puentes para que los soldados crucen el río Éufrates hacia Bagdad, o como especialistas en armas químicas que guiarán a las tropas por áreas contaminadas. También estarían en portaaviones y buques de comando.
"Si envían a esta unidad, las mujeres estarán ahí", indicó Evelyn Pat Foote, una general brigadier retirada del Ejército que formó la Alianza por la Defensa Nacional para promover la participación de las mujeres en la milicia.
"De hecho agregó no podríamos lograrlo ejecutar la misión que se anticipa y para la que nos preparamos sin las mujeres de los cuerpos activos y de reserva".
Las mujeres constituyen alrededor de 15 por ciento de la fuerza activa en servicio por encima de 11 por ciento durante la guerra del Pérsico, lo que refleja un incremento gradual de su participación desde los años 70. Ocupan un porcentaje mayor en las reservas, de casi 25 por ciento en la del Ejército, por ejemplo.
El Pentágono sigue excluyendo a las mujeres de las unidades terrestres que deben combatir al enemigo directamente. Pero la naturaleza cambiante de la guerra, con armas de más tecnología y mayor rango, ha modificado las definiciones de "combate" y "línea frontal".
Durante la guerra del Pérsico, misiles Scud iraquíes atacaron bases en Arabia Saudita e Israel, y todo el personal de las bases estuvo en riesgo. "No había más ni menos peligro estando en una nave de apoyo o en una nave de combate", afirma Lory Manning, capitana retirada de la armada, quien dirige el proyecto Mujeres en el Ejército del Instituto para la Educación e Investigación de las Mujeres. "Todo es un `campo de batalla`".
En 1991, el Congreso rechazó la prohibición de que las mujeres volaran naves de combate en la Fuerza Aérea y en la Armada, y en 1993 hizo lo mismo con la prohibición de que las mujeres sean parte del personal en barcos de combate. El secretario de Defensa Les Aspin desechó en 1993 la regla que excluye a las mujeres de las asignaciones que las ponen en un alto riesgo de ser capturadas. En su lugar, el Pentágono adoptó la regla que excluye a todas las mujeres de unidades "cuya misión básica y primordial" es el combate en tierra.
Las mujeres "estamos en todas partes", afirma la teniente Pauline Storum, vocera de la Armada.
Para muchas mujeres, el hecho de que hace 10 años estuviera prohibida su presencia en el ejército es sólo un detalle histórico curioso. "¿Hace cuánto tiempo no se permitía votar a las mujeres? Es lo mismo, ahora es algo aceptado", asegura Telisha, teniente de la Fuerza Aérea y miembro de la tripulación de un B52 que prefirió omitir su apellido.
Hay quienes se oponen a que las mujeres estén en posiciones de riesgo, como Elaine Donnelly, quien dirige el Centro para la Presteza Militar, que se opone a que crezca el papel de las mujeres en el ejército. Ella afirma que le preocupa la idea de que las mujeres puedan ser capturadas y, posiblemente, violadas por el enemigo. "No hay ninguna necesidad de correr este riesgo", afirma.
Sin embargo, Nancy Duff Campbell, del Centro Nacional de Leyes para la Mujer, destacó que, en la guerra del Pérsico, "el país aceptó que las mujeres podían ser capturadas, torturadas y que podían morir por su país. Se ha dado una transformación significativa, no únicamente en cuanto al número de posiciones que se han abierto, sino en el nivel de aceptación e incluso en el orgullo del país por el papel de las mujeres en el ejército", afirma.
|