Traducción realizada para Partes de Guerra
Uno tras de otro, adolescentes de jeans y zapatillas, junto a jubilados de zapatos lustrosos, denunciaron la guerra en Irak ayer y dijeron que esta no había terminado.
La multitud colmó los escalones y los pasillos de la National City Christian Church en el Thomas Circle, diciendo que la guerra está lejos de haber terminado. Su propia batalla contra lo que llamaron las intenciones imperialistas de EEUU apenas comienza, dijeron los participantes.
"Está muy claro quién se está beneficiando de la guerra, y está muy claro quién pierde," dijo Khury Petersen Smith, un estudiante del Instituto Tecnología Rochester y fundador del CAN (Red de Campus Anti-Guerra) dijo a la multitud.
"No más sangre por petróleo" se leía en su remera roja y negra.
Los cerca de 1000 participantes mostraron la diversidad que ha marcado al movimiento anti-guerra de Washington. Había blancos y negros, asiáticos y latinos. Hablaban inglés y español, y por todas partes aparecía un poco de francés o alemán. Blancos y negros eran la mayoría; también los asiáticos e hispanos.
Denunciaron la guerra y la ocupación de Irak, y lamentaron las políticas domésticas y las prioridades de la administración, que incluyen el gasto militar ilimitado mientras las críticas necesidades sociales son ignoradas.
Todo vinieron, según dijeron, porque la pelea no terminó el día que el presidente Bush declaró el fin de la guerra en Irak. Vinieron porque están preocupados por la dirección del país, nacional e internacionalmente. Y algunos expresaron temor sobre las intenciones de su gobierno.
Irak, dijo Rami Sabyani, de 16 años, es sólo el principio. "Lo mismo sucederá en otros países," dijo mientras encontraba asiento junto a su mamá, que lo alentó venir. "Simplemente no está bien".
La guerra fue un insulto al mundo. "Es una cuestión de dignidad," dijo Layla Said, mamá de Rami, que nació en Yemen y es diseñadora de ropa en Fairfax.
Las repercusiones del conflicto han justificado los temores -la incapacidad para encontrar armas de destrucción masiva, el desorden que continúa en Irak- que la gente del movimiento por la paz expresó durante la guerra, dijeron.
"No estábamos equivocados”, dijo el rev. Graylan S. Hagler de la Plymouth Congregational United Church en el discurso de apertura que ganó muchos aplausos. "Teníamos razón. Toda la evidencia dice que teníamos razón."
Lejos de una fiesta de victoria, la charla, organizada por United for Peace and Justice, fue pensada para fortalecer las energías de un movimiento que había parecido perder su vitalidad una vez la lucha más intensa acabó.
"Los efectos de [la guerra] todavía están presentes, en la vida de muchas personas, especialmente en Irak pero también aquí," dijo David Quick, de 25 años, que coordina el trabajo voluntario local. "Rendirse o renunciar frente a fuerzas poderosas, como el gobierno, las corporaciones o los medios masivos es irresponsable."
Junto con activistas locales como Hagler y Damu Smith, figuras nacionales, como el líder del Partido Verde Ralph Nader y ex representantes demócratas como Cynthia McKinney de Georgia, se dirigieron a la audiencia, sus imágenes fueron proyectadas en una pantalla gigante.
Los organizadores dijeron que la charla debía ayudar a construir un movimiento masivo que se oponga no sólo a la guerra sino también a la política actual de EEUU.
"Lo que pasó en Irak no fue un accidente, no fue una anomalía," dijo Leslie Cagan, organizadora. "Formaba parte de un plan global del gobierno de Bush."
Ella y otros organizadores dijeron que esperaban preparar una serie de charlas y reuniones alrededor del país este fin de semana, pero terminaron realizando sólo esta. "Acá es donde está el gobierno de Bush. Acá es donde está el Congreso", dijo Cagan. "Queremos estar cerca de ellos. Queremos enviar un
mensaje: no nos vamos."
Dijeron que saben que no será fácil, ahora que muchas personas están ansiosas por dejar atrás el conflicto.
"Entendemos que es difícil conseguir que miles de personas salgan a las calles cada semana cuando no hay ninguna guerra caliente," dijo Henry Moses, un activista sindical y coordinador local del grupo. "Pero si podemos mantener la infraestructura que puso a esas personas allá afuera," entonces la presión para el cambio puede ser sostenida.
Thomas Raney, un trabajador jubilado de 63 años de la ciudad, dijo que asistió a la sesión porque cree en la libertad.
"Creo que el gobierno de Bush está copiando los que hizo Hitler, mantener a la gente tan atemorizada que no puede pensar," dijo.
En la confusión, dijo, el gobierno de Bush decreta cambios radicales y perjudiciales, especialmente en derecho fiscal. "Ellos quieren quebrar el país para poder eliminar todos los programas sociales, la Seguridad Social, el Medicare, Medicaid, los programas que protegen a la gente."
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