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Los trabajadores norteamericanos y la guerra (¿sólo?) en Irak
Autor: Celeste Murillo
Fuente: Partes de Guerra
Fecha: 05/06/2003

Título Original:

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Bush representa quizás uno de los gobiernos más abiertamente anti-obreros desde que Reagan dejó la Casa Blanca, allá por los '80. Luego de que Bush (padre) y Clinton hicieran lo suyo, Junior aterrizó en Washington con el firme objetivo (más firme seguro que su victoria electoral)(1) de acabar con lo que queda en pie de las conquistas obreras en el norte de América. El gobierno de Bush viene a continuar la política sostenida desde la década de 1980, apuntando a achicar el “estado de bienestar”, eliminar el enorme gasto social y sostener una aristocracia obrera en sectores de alta tecnología y con mayor especialización y una mayor flexibilización laboral para decenas de millones de obreros de la producción, los servicios, la salud y educación

Los objetivos de George W. son más que ambiciosos, pero el apoyo de los capitalistas es incondicional en la búsqueda de evitar más pérdidas, luego del golpe que significó la caída del sueño de las "punto com"(2) y la utopía del crecimiento sin límites. Sin embargo, esta idea no es nueva sino que es una de las fantasías sostenidas desde el gran boom económico de la Segunda Guerra Mundial, que según los capitalistas (y la burocracia sindical) agrandaría la torta de beneficios, para permitir que los trabajadores y el pueblo pobre norteamericano pudiera recoger algunas migas. Quizás en un momento pareció un sueño posible...pero a medida que pasaron los años y estalló una de las primeras grandes crisis económicas de posguerra, a principios de los '70, el único horizonte visible seguía siendo el mismo: una porción ínfima de la población seguiría viviendo del esfuerzo de millones, en Estados Unidos y el mundo.

Los sindicatos y una nueva disyuntiva frente a la política exterior

Es tan equivocada la visión de quienes adjudican una posición de apoyo unánime a la guerra de Vietnam en los '60, como la que hoy ve sólo chato conformismo y comodidad con la actual ubicación de Estados Unidos en el mundo y la situación de los trabajadores y trabajadoras norteamericanos.

El apoyo de los sindicatos a la política exterior (de intervención) ha sido una joya preciada por los sucesivos gobiernos, muchas veces muy bien retribuido.

Para nombrar algunos de los que han salido a la luz, con la reciente apertura de los archivos de la AFL-CIO, podemos hablar de Chile y el golpe genocida de Pinochet, la intervención de Filipinas, el apoyo a los Contras en Nicaragua, la financiación de sindicatos pro-régimen en Corea del Sur...y el más reciente, pero menos confirmado (aceptado) apoyo económico a la CTV en Venezuela, la central sindical que junto a Fedecámaras (3) más arengaron el golpe pro-yanqui contra Chávez (4) .

Desde la segunda guerra la burguesía norteamericana había logrado mantener un acuerdo con los sindicatos y sectores de la clase obrera. Basado en un enorme boom, (resultado de la gran destrucción y el nuevo reparto del mundo, producto de la misma guerra) supo tener en la palma de su mano a los dirigentes sindicales, que en silencio, aceptaron la política exterior de Estados Unidos durante la guerra fría.

Aunque la política exterior aparezca lejana y aséptica a los ojos de la población puede transformarse (como sucedió y sucede hoy) en problemas agudos y ejes de campaña electoral. Desde la fusión de la AFL con la CIO en 1955, no se veía en la central obrera fisura alguna, más allá de algunas escaramuzas, planteadas como diferencias tácticas respecto a asuntos puntuales. Fue antes y después de la ofensiva de Tet (un giro decisivo en la guerra) cuando se vislumbraba la primera ruptura...a causa de diferencias respecto a la política de guerra del gobierno de Jonson (5) .

George Meany, el dirigente por ese entonces, era defensor acérrimo de la intervención en Vietnam del Sur para acabar con la plaga comunista. Posición que fue parte de una larga historia de apoyo de los sindicatos norteamericanos a las diferentes intervenciones que realizó EEUU "en nombre de la libertad y la democracia".

Pero la guerra de Vietnam y la recesión económica que comenzaba a asomarse, en los albores de los '70, provocaron algo más que chispas en la AFL-CIO. A fines de 1967 se realizaba la Asamblea Nacional de Líderes Sindicales por la Paz, meses antes de la ofensiva de Tet en Chicago, con 523 líderes sindicales, que buscaba "crear las bases para expresar el descontento que existe en todos los niveles del movimiento sindical en EEUU respecto a Vietnam, a pesar de los pronunciamientos contrarios de los líderes de la AFL-CIO..." (6) . Un sector opositor a la dirección intentaba canalizar el sentimiento de sectores del movimiento obrero que comenzaban a retirar su apoyo a la política exterior del gobierno. Sin duda el movimiento anti-guerra que se extendía por todo el país, los cadáveres de los soldados llegando a casa y los enormes desvíos de fondos al presupuesto militar en detrimento de los programas sociales y empleos, tuvieron mucho que ver con esta nueva posición. No fue hasta principios del '68 que Meany y la dirección de la AFL-CIO publica la posición oficial de la central. El párrafo más subversivo de tal declaración habla de apoyar los esfuerzos del presidente (Johnson) para terminar esta guerra mediante una negociación, luego de repetir decenas de veces las palabras peligro y comunista (7) .

Esta posición le valió a la AFL-CIO la primer ruptura desde su fundación en 1955, claro que hablamos de rupturas voluntarias y no de expulsiones de las que la historia de los sindicatos norteamericanos está llena.

Después de Vietnam, la crisis, los ’80 y la crisis nuevamente...

Este apretadísimo resumen de este acontecimiento, tiene el sólo propósito de encontrar en el pasado cercano algún elemento que intente comprender el por qué de las grandes esperanzas (ya deshechas en gran medidas) depositadas de la nueva dirección de la AFL-CIO unos meses antes de comenzada la guerra en Irak y sus tibias críticas las aventuras militares de Bush.

El triunfo de Sweeny en las últimas elecciones nacionales de la AFL-CIO en 1995, alimentaron esperanzas de una nueva era del sindicalismo norteamericano, que incluye alianzas con minorías étnicas, una política de “solidaridad” internacional y una relación más sólida con el movimiento anti-globalización (8) . Ni hablar del impacto que causaron algunas de sus declaraciones luego de la participación en la gran movilización de Seattle de 1999, que inauguraría el movimiento anti-globalización. Sus palabras fueron: "los sindicatos necesitan construir un nuevo internacionalismo" (9) . Lejos de estas palabras ha quedado un Sweeny que ha moderado su discurso a medida que la victoria militar de EEUU en Irak se volvía un hecho consumado.

Sus declaraciones de fines de febrero de 2003, seguramente producto de la ola de declaraciones anti-guerra que empezaban a publicarse desde sindicatos locales, aunque más cercanas que las de aquel desconocido Sweeny del 2000, han quedado igual de lejos. Desde ya la declaración no desafiaba la política guerrerista de los halcones de Bush ni mucho menos, pero se pronunciaba por apelar a la guerra como última opción, criticaba el unilateralismo de EEUU, pero centralmente apuntaba a señalar que la guerra no traería más seguridad para su país. Sin embargo según varias publicaciones eran muestra de una ruptura de años de silencio de los sindicatos sobre la política exterior (10) .

Muchos apuntan, y la situación económica y varias medidas de Bush lo confirman, que la oposición a esta guerra por parte de los sindicatos tiene más que ver con la guerra interna que con la solidaridad internacionalista. Hay quienes van más lejos y señalan, como David Moberg de The Nation, que "si Al Gore (11) (demócrata) estuviera en la Casa Blanca empujando una guerra en Irak, los sindicatos estarían más bien acomodándose.." (12) . Quizás la observación sea acertada, dada la alianza que mantienen los sindicatos con el partido demócrata hace años, pero sin embargo, es necesario tomar nota del significativo número de sindicatos que se han pronunciado contra la guerra en Irak. Según el mismo periodista, 1/3 de los sindicatos miembros de la AFL-CIO se han pronunciado individualmente, antes que Sweeny. Entre estos se encuentran: el AFSCME (sindicato de empleados públicos), UNITE (sindicato textil) y los sindicatos de Comunicaciones, Correos y Trabajadores Rurales (13) . Esto sin contar los pronunciamientos locales y regionales que se multiplican o triplican.

Otros analistas y sindicalistas señalan que la oposición a esta guerra está íntimamente ligada a la equivocada decisión de Bush de emprender una guerra (con un gran rechazo internacional) y mantener una política terriblemente hostil hacia los sindicatos y los trabajadores. El elemento que empeora el escenario seguramente sean los escalofriantes números que arroja la recesión económica en ascenso y las medidas que benefician claramente a los ricos cada vez más ricos y a las grandes corporaciones.

Es la economía, estúpido...

Lejos del triunfalismo de los ’90, y de lograr un enfriamiento “tranquilo” de la economía del país más poderoso del mundo (y el más endeudado), Bush enfrenta una batalla difícil: la batalla de la economía, como la bautizaron.

El retroceso de la clase obrera en materia de conquistas no es nuevo, sino que comenzó a gran escala en la década de los ’80 con la administración Reagan. La flexibilización laboral y el traslado de plantas produjeron miles de pérdidas de trabajo y propinaron las primeros reveses a las luchas obreras, que venían en ascenso desde fines de los años ’60. Contrariamente al espejismo del boom de los ’90, esta década siguió marcada por la destrucción del empleo, aún la creación de puestos de trabajo en el sector de servicios (gran parte como trabajos de medio tiempo) no pudo revertir la tendencia. La mayoría los estos empleos perdidos se ubicó en el centro de la economía, la industria, y más tarde serán miles de puestos destruidos en las empresas de tecnología de punta y los servicios, llevando la desocupación al record del 6% (14) . Mucho tiene que ver el traslado de grandes plantas a territorios de mano de obra mucho más barata y libre de sindicalización, tanto en el sur de los Estados Unidos (15) , como al Sudeste Asiático y América Latina.

El déficit que maneja la administración de George W. trepará a 300 billones de dólares este año, sin contar los gastos totales de la guerra y la ocupación en Irak (16) . Esto junto con el recorte de impuestos que exige desesperadamente al Congreso, calculan le costarán a la recaudación fiscal 85 billones de dólares, que impactará en recortes (ya en ciernes) de los programas sociales de los que viven millones de pobres, además de recortes en educación y salud. El objetivo de Bush es traspasar el costo de los programas sociales a los ahogados presupuestos de los estados, que serán los más perjudicados si se aprueba el "tax cut" (17) , y como consecuencia serán los más pobres quienes paguen, siendo los principales beneficiarios de los planes de ayuda social y vivienda.

La comunidad negra, sobre todo los jóvenes, son los más castigados por el desempleo y posteriormente por el recorte de los programas sociales. Dean Barker muestra la grave situación que viven los trabajadores y sectores populares negros: entre los adultos el desempleo subió del 7.6% en el 2000 al 10.9 en abril de este año y entre los jóvenes del 24% al 35% (poner nota). Mientras esto ocurre el 1% más rico de la población recibirá un descuento del 52% de sus impuestos (18) , a lo que es necesario sumarle los infinitos beneficios que reciben las corporaciones (propiedad de ese 1%) en contratos para la reconstrucción de Irak, como Halliburton, Bechtel y las que ya los han recibido como la Lockheed Martin.

Muestras más agresivas y directas han sido los planes de privatización de la planta de 1 millón de empleados estatales (relacionados con la estructura de seguridad nacional), la negativa a otorgar derechos sindicales a los trabajadores federales y la intervención en las negociaciones de nuevos contratos de los portuarios de la Costa Oeste...todo por supuesto justificado por la guerra contra el terrorismo (¿solamente?).

Pequeños pasos, grandes tareas

Es imposible pensar el momento actual sin tomar nota de procesos que se vienen desarrollando. Aunque el gobierno de los republicanos ha apuntado especialmente contra los sindicatos (que agrupan centralmente a los sectores altos de la clase obrera), en algunos sectores obreros se dieron procesos de organización, y varios procesos de lucha (19) .

No es casual que la oposición más manifiesta ,y muchas veces activa, se haya desarrollado en sectores trabajadores negros, de mujeres y latinos. Estos sectores, y los jóvenes, son los principales damnificados, ya sea en relación al desempleo como al recorte de los planes sociales. Es en estos mismos sectores donde ha crecido el nivel de sindicalización (no siempre afiliados a la AFL-CIO) y los que han estrechado más lazos con el movimiento anti-globalización y anti-guerra.

Si tomamos como elemento la fuerte campaña patriótica, de la que muchos sindicatos se hicieron eco, luego de la caída de las Torres Gemelas, el rechazo a la guerra ha sido considerable. Pero es necesario ver que este descontento no se tradujo (al menos hasta hoy) en la lucha contra las consecuencias económicas. La débil respuesta que han tenido los despidos masivos en las aerolíneas entre los trabajadores es quizás muestra de esta debilidad. En algunas como United los despidos siguieron una vez comenzada la guerra, como los 2000 asistentes de vuelo y los 1100 mecánicos (20) . Aunque el sentimiento de rechazo a la guerra de Bush se mantiene relativamente, este no se plasma en medidas activas de los que tienen en sus manos la posibilidad de paralizar Estados Unidos.

Sin embargo, contra los que insisten (aún hoy) en negar la importancia de la respuesta de la clase obrera frente a los ataques de las corporaciones y el gobierno, existen hoy mismo sectores de trabajadores que se han puesto de pie. Durante los ’90 se han desarrollado experiencias de organización, sobre todo en sectores de la producción donde no existían derechos sindicales. Estas experiencias han logrado mucho apoyo de sectores de estudiantes y otros sectores populares. Quizás uno de los ejemplos más conocidos sean las luchas por el “Living Wage” (21) de los janitors, como en Boston, donde lograron luego de una larga lucha que comenzó en Harvard, con el apoyo vital de los estudiantes, el salario mínimo y mejores condiciones de trabajo, que luego se extendieron al conjunto de los trabajadores de limpieza de la municipalidad y otros empleados públicos de la ciudad. Este pequeño ejemplo de lucha, logró que se extendiera el movimiento de solidaridad estudiantil con los trabajadores, centralmente alrededor de las universidades, contra los contratos basura y alentando la sindicalización (22) .

Hacia delante…

Mientras los trabajadores norteamericanos sigan permitiendo que continúe la política guerrerista de Bush, estarán en peores condiciones para garantizar las condiciones de vida en casa. La necesidad de sostener un posición firme ante la política imperialista de Estados Unidos, es hoy , lejos de cualquier anacronismo, un problema de primer orden. Algo tan concreto como el acero que manejan todos los días los trabajadores norteamericanos o los edificios que construyen. Porque la guerra en Irak tiene su equivalente en el corazón de EEUU, y es la guerra contra los trabajadores y el pueblo pobre que viene soportando el peso de las sucesivas caídas y burbujas pinchadas. Porque los costos de la guerra serán pagados por los que seguirán yendo al trabajo día tras día aunque Jay Garner sea o no sea el administrador civil en Irak. Porque no ha habido intervención "humanitaria" o guerra por la "liberación" en la historia de EEUU que no haya tenido reflejo en ataques a la clase obrera norteamericana, así fue en los '60 y los ’70 con Vietnam, en los '80 con Centroamérica, en el 2001 con Afganistán...y hoy en el 2003 con Irak. Para muestra basta un botón: días después del comienzo de los ataques en Irak fueron despedidos 30 mil profesores de escuelas públicas de California (23) .

Es claro que el movimiento sindical está hoy debilitado, por desidia de sus dirigentes, por política del gobierno y las empresas, la realidad es que la sindicalización descendió del 35% en los años '50 a cerca del 9% hoy en día. Es tarea de los trabajadores mismos recuperar sus organizaciones, para pelear democráticamente y con firmeza por sus conquistas y por que la crisis sea pagada por el 1% que hoy vive de los sacrificios de millones. Para esto, la guerra de Bush que ha resultado más huérfana de lo muchos quisieran, puede ser una primera oportunidad de develar la esencia de la política del imperialismo norteamericano: guerra afuera contra los oprimidos, guerra adentro contra los trabajadores y el pueblo.

Durante las multitudinarias manifestaciones anti-guerra se colaron entre cientos de miles de participantes muchos trabajadores, pero los sindicatos han jugado un gran (triste) papel en evitar cualquier posibilidad de medida decisiva para frenar la guerra. Seguramente el conservadurismo y el terror frente a la crisis económica hayan jugado un rol importante también, pero esto no es sinónimo de apoyo, por el contrario, existe entre los trabajadores, al menos, descontento con la gestión de Bush. Muestra de este sentimiento fue el surgimiento la USLAW (24) , una organización de sindicatos y trabajadores que se declaró en firme oposición a esta guerra. USLAW ha impulsado asambleas, movilizaciones, participación en los lugares de trabajo, pero no ha llegado a los millones de que hacen funcionar la economía norteamericana (25) . Los esfuerzos de algunos sectores, muchos de ellos del mismo movimiento anti-guerra, han sido significativos pero no suficientes. Sin embargo sus esfuerzos no pueden ser desestimados ni han sido agotados, una vez más un sector del movimiento sindical convoca a una Asamblea Nacional de Trabajadores por la Paz, nuevamente en Chicago para fines de octubre.

La clase obrera norteamericana está nuevamente frente a un momento de definición, una vez más se intentará descargar los costos de la crisis capitalista sobre sus espaldas, sobre todo en sus sectores más explotados y oprimidos.


Notas:
1-La asunción de Bush se dio en medio de un gran escándalo, ya que resultó presidente electo el candidato con menor cantidad de votos. Accedió a la presidencia por el sistema electoral, mediante congresales.
2-Las “punto com” en referencia a las empresas de tecnología de punta, comunicaciones como Internet que supuestamente representaban la posibilidad de un nuevo ciclo de crecimiento capitalista.
3-Cámara empresarial de Venezuela.
4-Muchos de estos hechos están analizados en el artículo Labor’s Cold War, de Tim Shorrock, disponible en la revista The Nation (versión digital).
5-Johnson era el vice-presidente de J.F. Kennedy, asumió su cargo luego del asesinato del presidente.
6-Labor Power, Trade Union Press, publicación de World Federation Trade Unions. Clippinas, 1968, Box 74. Folder 12, George Meany Memorial Archives.
7-The Sharpened Crisis in Vietnam, Bal Harbour (Florida), 20/02/1968. En Vietnam 1968, Box 031, Folder 8, Geroge Meany Memorial Archives.
8-Por supuesto los objetivos Sweeny en el frente único con los anti-global siempre tuvieron más que ver con su campaña contra el acero chino que con un serio enfrentamiento a las condiciones de explotación de los trabajadores. En este sentido Sweeny es fiel continuador de la tradición de la AFL-CIO.
9-AFL-CIO goes global, William Greider, The Nation, 20/03/2003.
10-Declaración AFL-CIO, disponible en el sitio de AFL-CIO (www.alf-cio.org)
11-Al Gore fue el candidato que compitió con Bush por la presidencia en las últimas elecciones. Este fue el candidato de los sindicatos agrupados en la AFL-CIO.
12-Union Yes, War No, The AFL-CIO charts a new course for labor by opposing an attack on Iraq, David Moberg, 20/03/2003, In These Times.
13-Idem.
14-Bush libra ahora la batalla por la economía, La Nación, 03/05/2003.
15-El Sur de EEUU se caracteriza por una fuerte tradición anti-sindical, durante décadas las empresas prefirieron instalarse en la región por las ventajas que representaba las legislaciones anti-sindicales.
16-The War at Home, David Moberg, 24/02/2003, In These Times.
17-Esta es la denominación que utilizan los medios de comunicación para referirse al plan de recorte de impuestos, recorte de impuestos.
18-The Real Class War, Bush’s new tax plan is a blatant giveaway to the very rich, David Moberg, In These Times, 18/01/2003.
19-En los ’90 se desarrollaron luchas como la de la UPS (correos) en 1997, la gran huelga de los trabajadores de Verizon (telecomunicaciones) contra los despidos y la huelga de los mecánicos de la General Motors.
20-War Spurs Bug Layoff and Concessions for Airline Workers, Jennifer Biddle, Labor Notes, Mayo 2003.
21-El living wage es el salario mínimo y garantizar condiciones básicas de trabajo.
22-En el momento que termino de corregir este artículo los trabajadores de la Universidad de Stanford (California) acaban de ganar un contrato de trabajo con mejoras en la s condiciones de trabajo para los trabajadores sindicalizados y no sindicalizados. El período de negociaciones fue apoyado por los estudiantes, que vienen realizando una amplia campaña por los derechos de los trabajadores de esa Universidad. The Stanford Daily, 4/06/2003.
23-En California se condensan los principales problemas de la educación público, ya que es un estado modelo en términos de crisis en sistemas de salud y educación por el constante crecimiento de su población. Se estima que será uno de los principales estados afectados por el recorte de presupuesto.
24-US Labor Against the War (Trabajadores norteamericanos contra la guerra). Esta agrupación surgió a fines de 2002.
25-Sus principales impulsores son pequeños sindicatos de empleados judiciales, organizaciones de negros y latinos, incluso estudiantes

 

 

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