Ocupaciones del MST en Brasil
MST: ocupan tierras y enfrentan a los terratenientes
Autor:
Editorial
Fecha:
17/8/2003
Traductor:
Isabel, especial para P.I.
Fuente:
Palavra Operaria N° 4
¡Unificar y coordinar la lucha en el campo! ¡Tierra para quien la trabaja!
Las luchas en el campo se han intensificado desde el inicio del año. En los últimos dos meses hubo una “ola” de ocupaciones y actos en diversas regiones del país protagonizados por los campesinos pobres, donde estos ocuparon tierras en todo el territorio nacional aumentando en 62% en relación al mismo período del año pasado el número de ocupaciones. En Estados como Pernambuco, los campamento ya pasan la marca de 143, con 18.884 familias acamadas en la región. El Estado de São Paulo también fue escenario del recrudescimiento de la lucha en el campo (1). En Estados como Paraná, Sergipe y Minas Gerais también se observan grandes niveles de ocupaciones y de movimiento de los campesinos. A pesar de haber algunas regiones donde la lucha se da de forma más aguda, este fenómeno ocurre en todo el territorio nacional, haciendo con que la discusión del problema agrario del país esté a la orden del día.
La lucha en el campo es la consecuencia de la enorme desigualdad de la distribución de tierras en el país, que a su vez es fruto de la propia formación del estado brasileño. Brasil posee 850 millones de hectareas, de las cuales 371 millones de tierras son clasificadas con potencialidad agrícola buena, totalizando 43,7% del territorio nacional. Sin embargo solo el 1% de los propietarios de tierra controlan el 44% del total de tierras. A estos dados debemos sumar que las filas de sin tierra organizados crecen a cada día, debido a la actual crisis económica del país y al aumento de la desocupación, que provoca que innúmeros trabajadores que llegaron a las ciudades vuelvan al campo a luchar por tierras buscando mejoras en sus condiciones de vida, luego de haber intentado la suerte en los centros urbanos.
Lula ya declaró que no podrá asentar ni siquiera la cantidad de 10 mil familias, prometido para el año de 2003. La justificacion es que faltan recursos para asentar esta cantidad, mientras sí tienen recursos para engordar los bolsillos de los banqueros y los grandes capitalistas. Sabemos que el real motivo de que no hayan tales asentamientos es el carácter patronal de este gobierno, que posee uno de los mayores latifundistas del país en su administración como ministro de agricultura y presidente de la ABGA (Asociación Brasileña de Agrobusiness) Roberto Rodrigues, contando también con la presencia del ministro del desarrollo y presidente de Sadia, un conglomerado que posee grandes propiedades en el campo, Furlan Menezes.
Por eso lo trabajadores sin tierra no deben depositar ninguna confianza en Lula, y si confiar en sus propias fuerzas. La lucha para que todos los campesinos pobres tengan condiciones reales de trabajo debe ser la lucha contra los latifundios, productivos o no, que en gran medida están ligados a sectores del agrobusiness, colocando la necesidad real de una unión inmediata entre los campesinos pobres y los obreros agrícolas. Solo a través de esta alianza será posible que los sin tierra avancen en sus luchas contra los latifundistas y capitalistas y coloquen la producción de acuerdo con los reales intereses de los campesinos sin tierra y de los obreros agrícolas y urbanos. Los campesinos pobres deben romper con este gobierno y exigir que sus dirigentes rompan con la política de colaboración con el gobierno.
La orientación colaboracionista de la dirección del MST quedó clara desde el inicio del año, cuando esta fue aún sin haber sido convocada, al Consejo de desarrollo económico y social, un órgano creado para la conciliación de clase. El dirigente Stedile afirma que es contra el latifundio, pero no contra el gobierno. Pero ¿cómo es posible no ser contra un gobierno que tiene latifundistas en su gabinete? En la práctica esta orientación colaboracionista se muestra en mabiobras de la dirección del MST, com la ocurrida al inicio del mes de agost, cuando esta dirección buscó “desviar” la acción del conjunto de los campesinos de la lucha contra el latifundio orientando a los sin tierra a que acamparan a los costados de las rutas, lo que no es más que otra manera de debilitar la lucha ya que deja al latifundio y latifundistas en paz.
Este gobierno que las direcciones del MST insisten en apoyar garantizó al presidente de la reaccionaria Confederación nacional de la agricultura, por voz del Ministro de desarrollo agrario, Miguel Roseto, que la ley y el orden serán mantenidos. La misma ley y orden que hacen vista gorda a las bandas asesinas patrocinadas por los grandes propietarios de tierras. Ley que sentencia a uno de los líderes del MST, José Rainha, a dos años y medio de cárcel bajo acusación de portar una simple escopeta, mientras ni cuestiona los bandos de capataces asesinos que andan armados por el campo. Además de esto, el propio gobierno Lula infiltra agentes de la inteligencia de la policia federal en los movimientos sociales, con el claro intuito de ejercer el control y la represión sobre éstos. Así, la ley y el orden que el gobierno pretende mantener es la ley y orden que los latifundistas quieren, que busca criminalizar a los movimientos sociales y reprimir a los trabajadores sin tierra que luchan por una vida digna.
Por eso es necesario que los campesinos sin tierra creen organismos propios de democracia directa confiando únicamente en sus propias fuerzas, donde discutan y decidan todos los pasos a seguir, donde se pueda discutir y actuar en el sentido de efectivizar una verdadera lucha consecuente contra el latifundio.
Unificar y coordinar las luchas de los sin tierra y trabajadores de las ciudades
Los trabajadores, tanto del campo como de la ciudad, deben comprender y asumir las reivindicaciones de los campesinos sin tierra y agregarlas a su programa de lucha, y empreender una lucha unificada. Si esta alianza no existe aún en estos días, es por culpa de las direcciones que mantienen las reivindicaciones en el ámbito meramente corporativista, aislando las luchas al tratar los intereses de la clase obrera y campesina por separado.
Reconocemos que los distintos sectores poseen sus propias demandas. Sin embargo, se descarga la crisis económica de Brasil sobre las espaldas de los trabajadores como en el caso de los despidos en los centros industriales para que los capitalistas puedan mantener sus altas tasas de interés, se le quitan derechos a los empleados públicos com la reforma de la previsión social. Es en este sentido, reconociendo que los trabajadores poseen un enemigo común, que deben unirse todos los sectores en lucha para que juntos puedan fortalecerse y llevar adelante sus reivindicaciones. Luchando codo a codo por el mantenimiento de sus derechos históricos, por el empleo para todos y por tierra para quien trabaja.
Solamente la alianza obrero-campesina es la que fortalece la lucha contra el mismo enemigo, los grandes latifundistas y los capitalistas. La organización y la coordinación de esta lucha debe guiarse por los métodos de la democracia obrera, donde el poder de decisión y coordinación queda en las mando de los reales interesados, los que de hecho se enfrentan con los patrones, sea en la ciudad o en el campo. Las direcciones de las organizaciones sindicales y de los movimientos como el MST son enemigos de esta estrategia. Pero es necesario imponer esta unidad en cada lucha, en cada conflicto, demostrando que solo los trabajadores y campesinos pobres organizados por la base, en sus propios organismos de autodeterminación, son los únicos interesados en llevar la lucha hasta el final.
Nuestro objetivo final es la colectivización de las tierras, de la agricultura y de las industrias, porque reconocemos esta forma como la única que posibilita la real emancipación del hombre. Entendemos que solamente la colectivización de las tierras puede dar fin a la situación de penuria para las inmensas masas campesinas, por eso luchamos por la expropiacion sin indemnización de todos los latifuncios y la nacionalización de la tierra bajo control de los propios trabajadores. Pero creemos que la demanda por la reforma agraria es una reivindicación sentida por millones de campesinos pobres, por eso apoyamos con todas nuestras fuerzas las reivindicaciones de los trabajadores del campo y el derecho de las masas sin tierra a determinar sus destinos. Expropiación inmediata de los latifundios sin indemnización, en beneficio de una agricultura colectiva! Crédito barato para los campesinos pobres sin tierra! Perdón de las deudas para los pequeños productores! Expropiación inmediata y sin indemnización de las haciendas donde se descubra trabajo esclavo! Ocupar y producir, tierra para quien la trabaja!
Por el derecho a la autodefensa de los campesinos sin tierra!!!!
Como respuesta a la reaccionaria burguesia latifundista brasilera a las luchas en el campo, surgen bandas armadas y contratadas por éstos para defender su propiedad privada. La violencia contra los trabajadores sin tierra crece día a día: en este primer semestre ya hubo 25 asesinatos de sin tierras oficialmente reconocidos. Los latifundistas marchas portando armas y protegidos por sus capataces, mientras prestan declaraciones reaccionarias a la prensa, en las cuales exaltan al execrable derecho “sagrado” a la propiedad privada, anunciando que aquel que ose trasgredirlo, como los campesinos pobres, recibirá balas. La creación de las milicias armadas para la defensa de la propiedad latifundiaria fue anunciada a los cuatro vientos, explicitando su carácter de verdaderas guardias blancas. El caso más evidente, propagandizado en la gran prensa es el Primer Comando Rural, comando organizado en Paraná para asesinar sin tierras. La Policía Federal, bajo la orden del gobierno Lula, declaró públicamente que posee hombres infiltrados en los movimientos sociales y que bastaría solamente una orden de la justicia o del poder ejecutivo para dar inicio a una serie de represiones y encarcelamientos de los integrantes de los movimientos. Sin duda que la orden para la represión es esperada ansiosamente por la burguesía y sus perros guardianes, la policía, bastando ver las innumerables desocupaciones violentas que ya ocurrieron este año.
Teniendo a la vista esta ofensiva en el campo, apoyamos el derecho de los sin tierra a defenderse, creando organismos de autodefensa frente los ataques de los bandos armados de los latifundistas, que tengan condiciones estructurales de enfrentarse a esos ataques, garantizando su seguridad y la de su familia y defender la tierra conquistada. Es fundamental para su autodefensa buscar la alianza con los obreros agrícolas y también urbanos, pues estos pueden a través de huelgas y otros recursos, golpear el sistema de producción de aquellos que defienden que los sin tierra sean atacados.
La burguesía posee, sí, sus fracciones, pero cuando la propiedad privada es cuestionada esta se une con toda su fuerza e interés de clase. Es eso lo que la realidad actual del país nos demuestra. Es en este sentido que se hace más necesario defender el derecho de autodefensa para los campesinos, y también para fortalecer su lucha debe unificarse con la clase obrera.
¡Libertad inmediata a todos los sin tierra presos por luchar!
¡Prisión a todos los asesinos de los sin tierra!
|