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Estrategia Internacional N° 15
Otoño de 2000

LATINOAMÉRICA
BOLIVIA: ¡VIVA EL LEVANTAMIENTO DE COCHABAMBA!

Declaración de la Fracción Trotskista - Estrategia Internacional
12 de abril de 2.000

 
Bolivia se encuentra convulsionada. Un levantamiento general de toda la población en la ciudad de Cochabamba acompañado de movilizaciones y bloqueos de caminos por parte de los campesinos del Chapare y el alto valle, que se extendieron al altiplano norte de La Paz y otras zonas del país, alcanzó un primer triunfo obligando al gobierno de Hugo Banzer a comprometerse a retroceder en sus medidas. El estado de sitio decretado por el gobierno no logró detener el levantamiento del pueblo.
Este ex-dictador, ejecutor del sangriento golpe del 71 y responsable del asesinato y tortura de cientos de luchadores obreros y campesinos, consagrado como “nuevo demócrata” por la burguesía y el imperialismo, sufrió esta vez una severa derrota. Mientras el estado de sitio continúa y las masas campesinas y populares se aprestan a enfrentarlo, Bolivia ha entrado en una nueva situación de la lucha de clases donde la violenta irrupción de las masas en la escena política nacional como no se veía desde hace 15 años, abre la perspectiva de la caída revolucionaria del gobierno.
Esta es una primer declaración política de la Fracción trotskista (Estrategia Internacional) que participa activamente de esta gran gesta del pueblo boliviano a través de nuestro grupo hermano en Bolivia, la Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional (LOR- CI)-, el joven núcleo de militantes que lucha por la construcción de un partido revolucionario en dicho país. Publicamos esta declaración en momentos en que aún se siguen desarrollando jornadas decisivas de la lucha de clases, que llamamos a seguir con atención y a apoyar activamente.

La chispa que encendió la crisis actual fue el intento del gobierno de aumentar las tarifas del agua en Cochabamba como parte del acuerdo con los dueños imperialistas de la nueva empresa privatizada Aguas del Tunari. Desde hace tres meses comenzaron a extenderse las protestas y movilizaciones en la ciudad y las zonas agrarias que dependen del agua de riego para sus cultivos.
Este levantamiento del pueblo explotado es un hito y un punto de inflexión en la lucha de clases boliviana. La irrupción de las masas adoptó métodos radicalizados de lucha y enfrentamiento a las fuerzas represivas, se elevó a la lucha política contra el gobierno enfrentando su programa pro imperialista, tendió a la unidad en la lucha de todas las clases explotadas y a nacionalizar el conflicto en la ciudad y el campo. La lucha de masas le asestó un enorme golpe al gobierno, dividiendo las filas de la clase dominante. En esta prueba de fuerzas las masas salen fortalecidas, comienzan a retomar las mejores tradiciones de extraordinaria combatividad de la clase obrera y los campesinos bolivianos.
El martes 4 del corriente mes se generalizaron los bloqueos de caminos y la paralización de actividades convocadas por la “Coordinadora de defensa del agua y la vida” constituida por sindicatos, organizaciones campesinas, juntas vecinales, partidos políticos y otras organizaciones.
El viernes 7 el gobierno de Banzer declara el estado de sitio, detiene a varios dirigentes de la Coordinadora y militariza la ciudad intentando retomar el control de la misma. La respuesta fue contundente: el sábado 8 lejos de amedrentarse, la población se vuelca masivamente a las calles, se levantan barricadas en todas las esquinas, se enfrenta a las fuerzas represivas, la Plaza principal se convierte en un campo de batalla. Los manifestantes queman algunos edificios públicos, entre ellos la Escuela de Suboficiales, la sede del Grupo Especial de Seguridad (GES), vehículos policiales y obligan a la policía a retirarse a los cuarteles. Muere un joven manifestante de 17 años y hay numerosos heridos.
La ciudad queda en manos de la población durante tres días. El estado de sitio no pudo contener el avance de las masas.
En el momento en que el gobierno de Banzer necesitaba más que nunca apelar al conjunto de su aparato represivo, en La Paz, se produce un autoacuartelamiento policial reclamando aumentos salariales, lo que profundiza la crisis del gobierno.
En Cochabamba hubo conatos de enfrentamiento entre la policía y las FF.AA. Estas brechas en las instituciones represivas expresan las peleas entre camarillas del aparato del estado burgués divididas por los negociados, las cuotas de poder y la participación en el tráfico de drogas.
Junto a esto, los reclamos salariales de la tropa policial y la enorme presión de las masas movilizadas en el momento decisivo afectaron circunstancialmente la capacidad de respuesta policial, obligadas a replegarse. Luego de 10 horas de combate y con el amotinamiento del Grupo Especial de Seguridad (GES) en La Paz, la policía se encontraba moral y físicamente derrotada.
El levantamiento popular despertó una gran ola de solidaridad y comenzó a extenderse a otras ciudades y regiones del país. En Achacachi y el Altiplano Norte los campesinos bloquearon las rutas y se enfrentaron con el ejército con muertos y decenas de heridos. Los campesinos indignados por sus muertos cobraron venganza matando a un capitán del ejército. Hubo movilizaciones y pronunciamientos en Oruro, Sucre y otras ciudades.
El movimiento estudiantil que ya había comenzado a movilizarse los días anteriores en Cochabamba y Sucre irrumpió con fuerza, el lunes 10 y el martes 11 en La Paz. Una multitud de estudiantes de la Universidad Mayor de San Andrés, exigiendo el cese del estado de sitio, se enfrentó con la policía durante 4 horas con decenas de heridos. Allí los estudiantes formaron una coordinadora contra el estado de sitio que tiende a superar a la dirección oficial de la Federación Universitaria Local (FUL).
En Potosí, siguiendo el ejemplo de Cochabamba, el martes 11 comenzó un paro cívico con acatamiento masivo y con la población en las calles. En Santa Cruz se ha declarado el estado de alerta y movilización contra el estado de sitio.
Para el día de hoy la Central Obrera Boliviana (COB) convocó a un paro nacional de 24 Hs. El viernes marcharán los trabajadores del Magisterio urbano.
Mientras, las FF.AA. intentan retomar el control de las rutas, el gobierno debió comprometerse a retroceder en sus medidas (modificar la ley 2.029 de régimen de aguas, y rescindir el contrato a Aguas del Tunari), aceptando no sólo el diálogo con la Coordinadora sino también su incorporación a una administración transitoria y el compromiso de liberar a todos los detenidos.
La burguesía, asustada por la dinámica de los acontecimientos, se dividió frente al estado de sitio. La Iglesia, la cámara de Empresarios Privados, la oposición burguesa (MNR, MBL, etc.) reclaman su suspensión e incluso algunos sectores llegaron a plantear la renuncia de Banzer. Hasta diputados del MIR que forma parte de la coalición de gobierno se han pronunciado contra el estado de sitio.

Bolivia, una expresión avanzada de la nueva oleada de lucha de masas en América Latina
Desde el gran levantamiento indígena y popular de enero en Ecuador, una nueva oleada de lucha de masas cuyos principales protagonistas son los movimientos campesinos, los trabajadores estatales, los estudiantes y el pueblo pobre de las ciudades ha comenzado a extenderse por América Latina: en Perú una enorme crisis política rodea las elecciones presidenciales donde la negativa de Fujimori a aceptar un recambio pone a la clase dominante en un impasse que puede alentar la irrupción del enorme descontento de masas que recorre el país. En Costa Rica se movilizaron decenas de miles de trabajadores estatales y estudiantes que le arrancaron al gobierno la postergación de la privatización de la energía eléctrica. En Paraguay, la crisis crónica del estado se combina con las constantes movilizaciones obreras y campesinas que mantienen en jaque al gobierno de González Macchi. En Colombia se combinan elementos de guerra civil en el campo con el ascenso de los trabajadores estatales que vienen protagonizando fuertes paros y marchas multitudinarias. El levantamiento del pueblo de Cochabamba se inscribe en este proceso y logra, al hacer retroceder la privatización del agua, un importante triunfo junto al de Costa Rica, contra los planes privatizadores en el continente.
Esta situación, en los eslabones más débiles de la cadena capitalista en América Latina, contrasta con la situación en los países más fuertes donde la burguesía logró una relativa estabilidad, pero donde se desarrollan movimientos de vanguardia, como en México con los estudiantes a la cabeza agrupados en el Consejo General de Huelga (CGH); o en Brasil donde emerge un nuevo activismo en el gremio docente y los estudiantes secundarios contra los ataques a la educación pública -donde se destaca la huelga del magisterio en Río Grande do Sul gobernada por el ala “de izquierda” del PT-; y en Argentina, donde la burguesía logró una transición ordenada con el recambio electoral, pero se desarrollan luchas contra los planes de ajuste en el interior del país.

La “Coordinadora en defensa del Agua y la vida” centraliza el combate de las masas en Cochabamba
La Coordinadora constituyó el núcleo organizativo del levantamiento en Cochabamba y es una importante conquista organizativa de las masas movilizadas. Es un frente único de las organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles y populares en el que el sindicato fabril jugó un papel central y que sobrepasó el marco puramente reivindicativo, transformando a la misma en el centralizador, a nivel local, de la lucha política contra el gobierno. En ella también participaban los partidos políticos y representantes de sectores burgueses afectados, que al calor de la movilización se vieron relegados a un segundo plano. El ascenso de las masas obligó a las direcciones de las organizaciones tradicionales agrupados en la Coordinadora a realizar asambleas, cabildos abiertos y a permitir la intervención de las bases. La presión de las masas sublevadas le impidió a los dirigentes negociar a sus espaldas y levantar el bloqueo antes de asegurar el cumplimiento de sus demandas. Así los líderes que lo intentaron fueron abucheados y repudiados por la multitud.
La mayoría de los dirigentes de la coordinadora, como Olivera de los fabriles, tuvo una política permanente de negociación y de desmovilización que fue cuestionada por las bases, confiando en las promesas vacías del gobierno y abriendo las puertas para que se montara la Iglesia con el propósito de controlar la movilización. La misma actitud asumió el líder cocalero Evo Morales. Estos dirigentes mantuvieron, con distintos programas reformistas, una política para resolver el programa del agua sin cuestionar el conjunto del plan político del gobierno, los grandes capitalistas y el FMI.
Donde más se expresaron las tendencias a la autoorganización y a la democracia directa fue en las barricadas levantadas espontáneamente por cientos de jóvenes y trabajadores para enfrentar la represión, comenzando a establecer una coordinación eligiendo sus delegados.

Un gobierno en crisis y jaqueado por las masas
El gobierno de Hugo Banzer ha quedado gravemente herido. Se muestra como un gobierno políticamente aislado y huérfano de base social; peligra la unidad de la “megacoalición” gobernante y el único pilar en el que puede apoyarse son las FF.AA.
El MNR en la oposición, la Iglesia y otros sectores de la burguesía tomaron distancia de Banzer y exigen un cambio de rumbo político expresado en su exigencia a poner fin al estado de sitio. Su política es sacar a las masas de la escena y recomponer la estabilidad del régimen. Una de las variantes para lograrlo es que la burguesía pueda canalizar institucionalmente el odio de las masas levantando el estado de sitio y preparando algún “pacto de gobernabilidad” o “diálogo nacional” que incluya a la oposición burguesa, y que permita “maquillar” al gobierno y sostener a Banzer.
Si se mantiene el estado de sitio y se sigue desarrollando la lucha de masas, Banzer puede verse obligado a renunciar y la burguesía intentará remplazarlo constitucionalmente. Esta política de recambio es la que ya levantan algunos sectores como el MBL. Pero será un gobierno débil, en una situación completamente distinta con las masas en el centro de la escena.
Las posibilidades de aprovechar esta situación para desarrollar la movilización de las masas para voltear al gobierno son saboteadas por la mayoría de la dirección de la Central Obrera Boliviana (COB), -en la que coexisten sectores ligados a los partidos de gobierno con sectores de la izquierda reformista-. Recién al sexto día del levantamiento en Cochabamba, cuando ya se cuenta con al menos 5 muertos y decenas de heridos y es generalizado el repudio al gobierno y su estado de sitio, la dirección de la COB se decide a llamar a un paro de 24hs. Esto muestra que sus líderes no tienen ningún interés en impulsar la nacionalización del conflicto y se niegan a darle una perspectiva superior a la lucha.

¡Fuera el gobierno represor y antipopular de Banzer!
Cochabamba muestra el camino para derrotar al gobierno del ex-dictador y su plan de hambre y entrega. Está planteado que la rebelión de las masas de Cochabamba se transforme en un gran levantamiento nacional. Es necesario imponer a la COB y las organizaciones campesinas la preparación de una verdadera huelga general política y el bloqueo de caminos en todo el país.
La Coordinadora de Cochabamba y los sindicatos que se reclaman combativos, como los del magisterio o los sindicatos fabriles de dicha ciudad, tienen la responsabilidad de plantear una política que esté a la altura de los acontecimientos, llamando a unir y centralizar la lucha de todo el pueblo.
Hoy es más necesario que nunca poner en pie Coordinadoras Departamentales y Regionales que se centralicen en una Gran Coordinadora Nacional con delegados obreros, campesinos, estudiantiles y de los sectores populares elegidos en asambleas y revocables.
Frente a la brutal represión desatada por el ejército y la policía es una tarea fundamental poner en pie organizaciones amplias de autodefensa de las masas para enfrentar la represión del régimen. Esta tarea está planteada de forma inmediata, como ya lo hicieron las barricadas de Cochabamba, para derrotar el estado de sitio y enfrentar la represión. Este es el único camino para quebrar al aparato represivo del estado y no como cree la mayoría de la izquierda boliviana, incluido el POR (Partido Obrero Revolucionario), que apoyó la huelga policial “rodeándola de solidaridad” y aplaudiéndolos “como parte del pueblo en uniforme” sin siquiera poner la condición de que se comprometieran públicamente a no reprimir al pueblo.
Las organizaciones de las masas en lucha deben levantar un programa que exija en primer lugar el cese del estado de sitio, la libertad del dirigente campesino Felipe Quispe y demás detenidos y confinados, que recoja las demandas más sentidas de los trabajadores y los campesinos para unirlas y encaminarlas en un gran levantamiento nacional para tirar abajo al gobierno de Banzer, en la perspectiva de imponer un gobierno de las organizaciones obreras, campesinas y del pueblo pobre.
Sólo la toma del poder por los obreros y campesinos podrá resolver efectivamente las demandas más perentorias de las nación oprimida y romper las ataduras que subordinan a la nación boliviana al imperialismo. Sólo la lucha abierta por esta salida política de los explotados puede cerrarle el paso a las trampas de los “demócratas” burgueses para desviar la lucha de las masas y contenerla en el marco del régimen burgués.
Lamentablemente, la política de organizaciones que se reivindican revolucionarias como el POR que tiene influencia en sindicatos como el de Magisterio, con su política de presión sobre la burocracia sindical, no es capaz de levantar una estrategia obrera independiente que tienda a superar a la dirección reformista.
Las masas bolivianas empiezan a ocupar nuevamente el centro de la escena; en el próximo período histórico tendrán una nueva oportunidad de retomar las mejores tradiciones revolucionarias de las gestas de la revolución del 52’ -donde los mineros derrotaron al ejército y fundaron la COB como expresión de su poderoso empuje revolucionario-, del gran ascenso del 70’ que dio la Asamblea Popular, y de las jornadas de Marzo del 85’ donde los mineros ocuparon la ciudad de La Paz.
Pero para llegar al triunfo necesitarán superar a la burocracia sindical y a la izquierda tradicional responsables de las derrotas y frustraciones, y dotarse de una auténtica dirección revolucionaria que sólo un genuino partido trotskista, cuartainternacionalista puede garantizar. En el combate por construirlo estamos empeñados la LOR (CI) y la Fracción Trotskista Estrategia Internacional.
Llamamos a toda la vanguardia obrera, estudiantil y popular, principalmente de América Latina, a apoyar activamente la lucha de los obreros, campesinos y estudiantes de Bolivia, a impulsar todo tipo de iniciativas, actos, marchas y pronunciamientos para exigir el inmediato levantamiento del estado de sitio, la libertad incondicional de todos los detenidos y el cese de las persecuciones y a tomar como propias las lecciones de esta gran lucha que muestran el camino para derrotar los planes del imperialismo, las burguesías locales y sus gobiernos sirvientes.

¡Abajo el estado de sitio! ¡Libertad a todos los presos! ¡Apoyemos la lucha de nuestros hermanos de Bolivia! ¡Fuera el gobierno represor y hambreador de Banzer, sirviente del FMI!¡Por un gobierno obrero, campesino y del pueblo pobre!

 

 

   

 

   
  La Fracción Trotskista está conformada por el PTS (Partido de Trabajadores por el Socialismo) de Argentina, la LTS (Liga de Trabajadores por el Socialismo) de México, la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia, ER (Estrategia Revolucionaria) de Brasil, Clase contra Clase de Chile y FT Europa. Para contactarse con nosotros, hágalo al siguiente e-mail: ft@ft.org.ar