Bolivia
se encuentra convulsionada. Un levantamiento general de toda
la población en la ciudad de Cochabamba acompañado
de movilizaciones y bloqueos de caminos por parte de los campesinos
del Chapare y el alto valle, que se extendieron al altiplano
norte de La Paz y otras zonas del país, alcanzó
un primer triunfo obligando al gobierno de Hugo Banzer a comprometerse
a retroceder en sus medidas. El estado de sitio decretado
por el gobierno no logró detener el levantamiento del
pueblo.
Este ex-dictador, ejecutor del sangriento golpe del 71 y responsable
del asesinato y tortura de cientos de luchadores obreros y
campesinos, consagrado como nuevo demócrata
por la burguesía y el imperialismo, sufrió esta
vez una severa derrota. Mientras el estado de sitio continúa
y las masas campesinas y populares se aprestan a enfrentarlo,
Bolivia ha entrado en una nueva situación de la lucha
de clases donde la violenta irrupción de las masas
en la escena política nacional como no se veía
desde hace 15 años, abre la perspectiva de la caída
revolucionaria del gobierno.
Esta es una primer declaración política de la
Fracción trotskista (Estrategia Internacional) que
participa activamente de esta gran gesta del pueblo boliviano
a través de nuestro grupo hermano en Bolivia, la Liga
Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional (LOR- CI)-,
el joven núcleo de militantes que lucha por la construcción
de un partido revolucionario en dicho país. Publicamos
esta declaración en momentos en que aún se siguen
desarrollando jornadas decisivas de la lucha de clases, que
llamamos a seguir con atención y a apoyar activamente.
La
chispa que encendió la crisis actual fue el intento
del gobierno de aumentar las tarifas del agua en Cochabamba
como parte del acuerdo con los dueños imperialistas
de la nueva empresa privatizada Aguas del Tunari. Desde
hace tres meses comenzaron a extenderse las protestas y
movilizaciones en la ciudad y las zonas agrarias que dependen
del agua de riego para sus cultivos.
Este levantamiento del pueblo explotado es un hito y un
punto de inflexión en la lucha de clases boliviana.
La irrupción de las masas adoptó métodos
radicalizados de lucha y enfrentamiento a las fuerzas represivas,
se elevó a la lucha política contra el gobierno
enfrentando su programa pro imperialista, tendió
a la unidad en la lucha de todas las clases explotadas y
a nacionalizar el conflicto en la ciudad y el campo. La
lucha de masas le asestó un enorme golpe al gobierno,
dividiendo las filas de la clase dominante. En esta prueba
de fuerzas las masas salen fortalecidas, comienzan a retomar
las mejores tradiciones de extraordinaria combatividad de
la clase obrera y los campesinos bolivianos.
El martes 4 del corriente mes se generalizaron los bloqueos
de caminos y la paralización de actividades convocadas
por la Coordinadora de defensa del agua y la vida
constituida por sindicatos, organizaciones campesinas, juntas
vecinales, partidos políticos y otras organizaciones.
El viernes 7 el gobierno de Banzer declara el estado de
sitio, detiene a varios dirigentes de la Coordinadora y
militariza la ciudad intentando retomar el control de la
misma. La respuesta fue contundente: el sábado 8
lejos de amedrentarse, la población se vuelca masivamente
a las calles, se levantan barricadas en todas las esquinas,
se enfrenta a las fuerzas represivas, la Plaza principal
se convierte en un campo de batalla. Los manifestantes queman
algunos edificios públicos, entre ellos la Escuela
de Suboficiales, la sede del Grupo Especial de Seguridad
(GES), vehículos policiales y obligan a la policía
a retirarse a los cuarteles. Muere un joven manifestante
de 17 años y hay numerosos heridos.
La ciudad queda en manos de la población durante
tres días. El estado de sitio no pudo contener el
avance de las masas.
En el momento en que el gobierno de Banzer necesitaba más
que nunca apelar al conjunto de su aparato represivo, en
La Paz, se produce un autoacuartelamiento policial reclamando
aumentos salariales, lo que profundiza la crisis del gobierno.
En Cochabamba hubo conatos de enfrentamiento entre la policía
y las FF.AA. Estas brechas en las instituciones represivas
expresan las peleas entre camarillas del aparato del estado
burgués divididas por los negociados, las cuotas
de poder y la participación en el tráfico
de drogas.
Junto a esto, los reclamos salariales de la tropa policial
y la enorme presión de las masas movilizadas en el
momento decisivo afectaron circunstancialmente la capacidad
de respuesta policial, obligadas a replegarse. Luego de
10 horas de combate y con el amotinamiento del Grupo Especial
de Seguridad (GES) en La Paz, la policía se encontraba
moral y físicamente derrotada.
El levantamiento popular despertó una gran ola de
solidaridad y comenzó a extenderse a otras ciudades
y regiones del país. En Achacachi y el Altiplano
Norte los campesinos bloquearon las rutas y se enfrentaron
con el ejército con muertos y decenas de heridos.
Los campesinos indignados por sus muertos cobraron venganza
matando a un capitán del ejército. Hubo movilizaciones
y pronunciamientos en Oruro, Sucre y otras ciudades.
El movimiento estudiantil que ya había comenzado
a movilizarse los días anteriores en Cochabamba y
Sucre irrumpió con fuerza, el lunes 10 y el martes
11 en La Paz. Una multitud de estudiantes de la Universidad
Mayor de San Andrés, exigiendo el cese del estado
de sitio, se enfrentó con la policía durante
4 horas con decenas de heridos. Allí los estudiantes
formaron una coordinadora contra el estado de sitio que
tiende a superar a la dirección oficial de la Federación
Universitaria Local (FUL).
En Potosí, siguiendo el ejemplo de Cochabamba, el
martes 11 comenzó un paro cívico con acatamiento
masivo y con la población en las calles. En Santa
Cruz se ha declarado el estado de alerta y movilización
contra el estado de sitio.
Para el día de hoy la Central Obrera Boliviana (COB)
convocó a un paro nacional de 24 Hs. El viernes marcharán
los trabajadores del Magisterio urbano.
Mientras, las FF.AA. intentan retomar el control de las
rutas, el gobierno debió comprometerse a retroceder
en sus medidas (modificar la ley 2.029 de régimen
de aguas, y rescindir el contrato a Aguas del Tunari), aceptando
no sólo el diálogo con la Coordinadora sino
también su incorporación a una administración
transitoria y el compromiso de liberar a todos los detenidos.
La burguesía, asustada por la dinámica de
los acontecimientos, se dividió frente al estado
de sitio. La Iglesia, la cámara de Empresarios Privados,
la oposición burguesa (MNR, MBL, etc.) reclaman su
suspensión e incluso algunos sectores llegaron a
plantear la renuncia de Banzer. Hasta diputados del MIR
que forma parte de la coalición de gobierno se han
pronunciado contra el estado de sitio.
Bolivia,
una expresión avanzada de la nueva oleada de lucha
de masas en América Latina
Desde el gran levantamiento indígena y popular de
enero en Ecuador, una nueva oleada de lucha de masas cuyos
principales protagonistas son los movimientos campesinos,
los trabajadores estatales, los estudiantes y el pueblo
pobre de las ciudades ha comenzado a extenderse por América
Latina: en Perú una enorme crisis política
rodea las elecciones presidenciales donde la negativa de
Fujimori a aceptar un recambio pone a la clase dominante
en un impasse que puede alentar la irrupción del
enorme descontento de masas que recorre el país.
En Costa Rica se movilizaron decenas de miles de trabajadores
estatales y estudiantes que le arrancaron al gobierno la
postergación de la privatización de la energía
eléctrica. En Paraguay, la crisis crónica
del estado se combina con las constantes movilizaciones
obreras y campesinas que mantienen en jaque al gobierno
de González Macchi. En Colombia se combinan elementos
de guerra civil en el campo con el ascenso de los trabajadores
estatales que vienen protagonizando fuertes paros y marchas
multitudinarias. El levantamiento del pueblo de Cochabamba
se inscribe en este proceso y logra, al hacer retroceder
la privatización del agua, un importante triunfo
junto al de Costa Rica, contra los planes privatizadores
en el continente.
Esta situación, en los eslabones más débiles
de la cadena capitalista en América Latina, contrasta
con la situación en los países más
fuertes donde la burguesía logró una relativa
estabilidad, pero donde se desarrollan movimientos de vanguardia,
como en México con los estudiantes a la cabeza agrupados
en el Consejo General de Huelga (CGH); o en Brasil donde
emerge un nuevo activismo en el gremio docente y los estudiantes
secundarios contra los ataques a la educación pública
-donde se destaca la huelga del magisterio en Río
Grande do Sul gobernada por el ala de izquierda
del PT-; y en Argentina, donde la burguesía logró
una transición ordenada con el recambio electoral,
pero se desarrollan luchas contra los planes de ajuste en
el interior del país.
La
Coordinadora en defensa del Agua y la vida centraliza
el combate de las masas en Cochabamba
La Coordinadora constituyó el núcleo organizativo
del levantamiento en Cochabamba y es una importante conquista
organizativa de las masas movilizadas. Es un frente único
de las organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles
y populares en el que el sindicato fabril jugó un
papel central y que sobrepasó el marco puramente
reivindicativo, transformando a la misma en el centralizador,
a nivel local, de la lucha política contra el gobierno.
En ella también participaban los partidos políticos
y representantes de sectores burgueses afectados, que al
calor de la movilización se vieron relegados a un
segundo plano. El ascenso de las masas obligó a las
direcciones de las organizaciones tradicionales agrupados
en la Coordinadora a realizar asambleas, cabildos abiertos
y a permitir la intervención de las bases. La presión
de las masas sublevadas le impidió a los dirigentes
negociar a sus espaldas y levantar el bloqueo antes de asegurar
el cumplimiento de sus demandas. Así los líderes
que lo intentaron fueron abucheados y repudiados por la
multitud.
La mayoría de los dirigentes de la coordinadora,
como Olivera de los fabriles, tuvo una política permanente
de negociación y de desmovilización que fue
cuestionada por las bases, confiando en las promesas vacías
del gobierno y abriendo las puertas para que se montara
la Iglesia con el propósito de controlar la movilización.
La misma actitud asumió el líder cocalero
Evo Morales. Estos dirigentes mantuvieron, con distintos
programas reformistas, una política para resolver
el programa del agua sin cuestionar el conjunto del plan
político del gobierno, los grandes capitalistas y
el FMI.
Donde más se expresaron las tendencias a la autoorganización
y a la democracia directa fue en las barricadas levantadas
espontáneamente por cientos de jóvenes y trabajadores
para enfrentar la represión, comenzando a establecer
una coordinación eligiendo sus delegados.
Un
gobierno en crisis y jaqueado por las masas
El gobierno de Hugo Banzer ha quedado gravemente herido.
Se muestra como un gobierno políticamente aislado
y huérfano de base social; peligra la unidad de la
megacoalición gobernante y el único
pilar en el que puede apoyarse son las FF.AA.
El MNR en la oposición, la Iglesia y otros sectores
de la burguesía tomaron distancia de Banzer y exigen
un cambio de rumbo político expresado en su exigencia
a poner fin al estado de sitio. Su política es sacar
a las masas de la escena y recomponer la estabilidad del
régimen. Una de las variantes para lograrlo es que
la burguesía pueda canalizar institucionalmente el
odio de las masas levantando el estado de sitio y preparando
algún pacto de gobernabilidad o diálogo
nacional que incluya a la oposición burguesa,
y que permita maquillar al gobierno y sostener
a Banzer.
Si se mantiene el estado de sitio y se sigue desarrollando
la lucha de masas, Banzer puede verse obligado a renunciar
y la burguesía intentará remplazarlo constitucionalmente.
Esta política de recambio es la que ya levantan algunos
sectores como el MBL. Pero será un gobierno débil,
en una situación completamente distinta con las masas
en el centro de la escena.
Las posibilidades de aprovechar esta situación para
desarrollar la movilización de las masas para voltear
al gobierno son saboteadas por la mayoría de la dirección
de la Central Obrera Boliviana (COB), -en la que coexisten
sectores ligados a los partidos de gobierno con sectores
de la izquierda reformista-. Recién al sexto día
del levantamiento en Cochabamba, cuando ya se cuenta con
al menos 5 muertos y decenas de heridos y es generalizado
el repudio al gobierno y su estado de sitio, la dirección
de la COB se decide a llamar a un paro de 24hs. Esto muestra
que sus líderes no tienen ningún interés
en impulsar la nacionalización del conflicto y se
niegan a darle una perspectiva superior a la lucha.
¡Fuera
el gobierno represor y antipopular de Banzer!
Cochabamba muestra el camino para derrotar al gobierno del
ex-dictador y su plan de hambre y entrega. Está planteado
que la rebelión de las masas de Cochabamba se transforme
en un gran levantamiento nacional. Es necesario imponer
a la COB y las organizaciones campesinas la preparación
de una verdadera huelga general política y el bloqueo
de caminos en todo el país.
La Coordinadora de Cochabamba y los sindicatos que se reclaman
combativos, como los del magisterio o los sindicatos fabriles
de dicha ciudad, tienen la responsabilidad de plantear una
política que esté a la altura de los acontecimientos,
llamando a unir y centralizar la lucha de todo el pueblo.
Hoy es más necesario que nunca poner en pie Coordinadoras
Departamentales y Regionales que se centralicen en una Gran
Coordinadora Nacional con delegados obreros, campesinos,
estudiantiles y de los sectores populares elegidos en asambleas
y revocables.
Frente a la brutal represión desatada por el ejército
y la policía es una tarea fundamental poner en pie
organizaciones amplias de autodefensa de las masas para
enfrentar la represión del régimen. Esta tarea
está planteada de forma inmediata, como ya lo hicieron
las barricadas de Cochabamba, para derrotar el estado de
sitio y enfrentar la represión. Este es el único
camino para quebrar al aparato represivo del estado y no
como cree la mayoría de la izquierda boliviana, incluido
el POR (Partido Obrero Revolucionario), que apoyó
la huelga policial rodeándola de solidaridad
y aplaudiéndolos como parte del pueblo en uniforme
sin siquiera poner la condición de que se comprometieran
públicamente a no reprimir al pueblo.
Las organizaciones de las masas en lucha deben levantar
un programa que exija en primer lugar el cese del estado
de sitio, la libertad del dirigente campesino Felipe Quispe
y demás detenidos y confinados, que recoja las demandas
más sentidas de los trabajadores y los campesinos
para unirlas y encaminarlas en un gran levantamiento nacional
para tirar abajo al gobierno de Banzer, en la perspectiva
de imponer un gobierno de las organizaciones obreras, campesinas
y del pueblo pobre.
Sólo la toma del poder por los obreros y campesinos
podrá resolver efectivamente las demandas más
perentorias de las nación oprimida y romper las ataduras
que subordinan a la nación boliviana al imperialismo.
Sólo la lucha abierta por esta salida política
de los explotados puede cerrarle el paso a las trampas de
los demócratas burgueses para desviar
la lucha de las masas y contenerla en el marco del régimen
burgués.
Lamentablemente, la política de organizaciones que
se reivindican revolucionarias como el POR que tiene influencia
en sindicatos como el de Magisterio, con su política
de presión sobre la burocracia sindical, no es capaz
de levantar una estrategia obrera independiente que tienda
a superar a la dirección reformista.
Las masas bolivianas empiezan a ocupar nuevamente el centro
de la escena; en el próximo período histórico
tendrán una nueva oportunidad de retomar las mejores
tradiciones revolucionarias de las gestas de la revolución
del 52 -donde los mineros derrotaron al ejército
y fundaron la COB como expresión de su poderoso empuje
revolucionario-, del gran ascenso del 70 que dio la
Asamblea Popular, y de las jornadas de Marzo del 85
donde los mineros ocuparon la ciudad de La Paz.
Pero para llegar al triunfo necesitarán superar a
la burocracia sindical y a la izquierda tradicional responsables
de las derrotas y frustraciones, y dotarse de una auténtica
dirección revolucionaria que sólo un genuino
partido trotskista, cuartainternacionalista puede garantizar.
En el combate por construirlo estamos empeñados la
LOR (CI) y la Fracción Trotskista Estrategia Internacional.
Llamamos a toda la vanguardia obrera, estudiantil y popular,
principalmente de América Latina, a apoyar activamente
la lucha de los obreros, campesinos y estudiantes de Bolivia,
a impulsar todo tipo de iniciativas, actos, marchas y pronunciamientos
para exigir el inmediato levantamiento del estado de sitio,
la libertad incondicional de todos los detenidos y el cese
de las persecuciones y a tomar como propias las lecciones
de esta gran lucha que muestran el camino para derrotar
los planes del imperialismo, las burguesías locales
y sus gobiernos sirvientes.
¡Abajo
el estado de sitio! ¡Libertad a todos los presos!
¡Apoyemos la lucha de nuestros hermanos de Bolivia!
¡Fuera el gobierno represor y hambreador de Banzer,
sirviente del FMI!¡Por un gobierno obrero, campesino
y del pueblo pobre! |