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Estrategia Internacional N° 16
invierno (austral) de 2000

Estados Unidos
Entre Seattle y las elecciones presidenciales

Por Claudia Cinatti

-EL MOVIMIENTO OBRERO TRAS LA OFENSIVA NEOLIBERAL
-EL CICLO DEMOCRATA: Una década de crecientes divisiones sociales
-EL "REFORMISMO" DE LA AFL-CIO: AMERICA PARA LOS AMERICANOS
-LIBERTAD A MUMIA ABU JAMAL ABOLICION DE LA PENA DE MUERTE
-USAS: Un nuevo movimiento estudiantil

 

"La política de la prosperidad" titulaba uno de sus artículos sobre la actual campaña electoral norteamericana el semanario Business Week. Esta frase resume la visión optimista de los candidatos republicano y demócrata en la llamada "primera elección de la nueva economía". Los beneficiarios de esta "nueva economía" moldean los discursos de los dos partidos mayoritarios, que según las encuestas constituyen un tercio de los electores registrados para votar. El resultado es una feroz carrera "hacia el centro", plagada de pragmatismo y que en esencia no registra casi diferencias entre los dos partidos mayoritarios. La fórmula republicana "prosperidad con un propósito" o la demócrata "prosperidad y progreso" indican que el tema principal de la campaña es doméstico y tiene que ver con mantener el ciclo de crecimiento que ya lleva nueve años.
La desigualdad nunca vista entre ricos y pobres que ha crecido junto con la economía norteamericana le ha dado a la campaña un tono de "reformas moderadas", que tanto Bush como Gore intentan explotar, ya sea con el "recorte de impuestos" republicano o con las medidas "sociales" demócratas.
El clima general es de apatía política y las perspectivas de participación en la próxima elección presidencial se mantienen en alrededor del 43% de los electores, incluso puede ser más baja que en 1996.
El show ya comenzó a pleno. Entre miles de globos de colores y cotillón de circo, culminó la convención republicana en Filadelfia, con el nombramiento de la fórmula Bush-Cheney para las elecciones del 7 de noviembre. Las expresiones más extremas como la derecha cristiana alineada con el partido republicano, tuvieron una presencia discreta, la posición antiabortista de G. Bush fue expresada sin virulencia, y la nueva demagogia republicana, por otra parte difícil de creer, ahora apunta a "derribar el muro entre ricos y pobres". Como parte de esta demagogia la convención incluyó discursos de afroamericanos y latinos. Bush, en nombre de un supuesto "nuevo Partido Republicano" se comprometió a "extender la prosperidad a los inmigrantes, a las madres solteras, a los pobres: a cada rincón olvidado del país". Pero la verdadera "convención en la sombras" fue la de los representantes de las grandes multinacionales que contribuyeron con millones de dólares para la campaña y que "sesionaron" durante cuatro días en un hotel de lujo.
A mediados de agosto los demócratas también tendrán su "show" en Los Angeles, repetirán una vez más el ritual de los globos y banderitas para presentar a la fórmula Gore-Lieberman, una combinación "moderada" casi indistinguible de sus contrincantes republicanos. Como ellos, también ofrecerán cenas exclusivas para sus contribuyentes*.
Este marketing político que "vende" candidatos del mismo modo que se promocionan hamburguesas y cereales para el desayuno, es la más "perfecta" de las "democracias" occidentales, que con más de dos siglos de antigüedad, funciona por medio de la alternancia bipartidista entre los dos partidos patronales, a los que las principales multinacionales financian con sumas multimillonarias, garantizándose así los debidos retornos de "su" gobierno y "su" estado imperialista más allá de cuál de ellos gane. "La democracia ahora son los lobbies y las contribuciones financieras", sintetizaba con cínica sabiduría un operador republicano a un periodista.
La "democracia de los lobbies", que se basa cada vez más en los sectores más acomodados, es la que mantiene a millones de norteamericanos encarcelados, la mayoría de ellos de minoría negra o latina.
Esta "democracia" imperialista se basa en un poderío militar sin igual en el mundo, ha promovido y sostenido los golpes contrarrevolucionarios de los ‘70 en el cono sur, y bombardea a pueblos oprimidos que osan cuestionar la hegemonía americana en nombre de la "democracia y los derechos humanos.
Muchos intelectuales y activistas partidarios de una "democracia" en la que "los ciudadanos puedan decidir soberanamente su destino" están impávidos ante este espectáculo, denunciando "la corrupción del sistema político" y la "compra de influencias de las grandes empresas". Este es uno de los ejes de la campaña del candidato Ralph Nader.
En realidad esto es tan viejo como el mismo sistema capitalista. Como ya lo definió Marx, "El ejecutivo del estado moderno no es sino un comité para la gestión de los asuntos comunes de la burguesía en su conjunto". Por eso en este sistema de dos partidos, que responden a una misma clase, las diferencias políticas son secundarias a la hora de defender los intereses del imperio.
Frente a las miserias de esta "vieja democracia" imperialista, lo nuevo es que empieza a manifestarse la "otra América", los miles de activistas que repudiaron la convención republicana, los otros tantos que se movilizarán a la demócrata, los trabajadores inmigrantes que pelean por sus salarios, como los trabajadores de limpieza y mantenimiento de edificios de Los Angeles, los obreros de la llamada "nueva economía" que salen a la huelga contra la "flexibilización" por el derecho a la sindicalización, como los trabajadores de las telecomunicaciones, los que luchan por la abolición de la pena de muerte y que se enfrentan a la brutal represión policial de la tan elogiada "democracia".
El presente artículo se referirá a esos nuevos fenómenos, a sus perspectivas y las contradicciones planteadas para el desarrollo de una nueva vanguardia obrera y juvenil verdaderamente revolucionaria, anticapitalista y antimperialista.


*Según una publicación, "este año las convenciones costarán al menos 85 millones de dólares (50 millones la republicana y 35 millones la demócrata), que provienen principalmente de los gigantes corporativos como AT&T, Microsoft y General Motors(...). En realidad las convenciones son una oportunidad única de relaciones públicas y políticas para las grandes empresas. Por ejemplo BP Amoco, que está ayudando a financiar la convención demócrata tendrá su logo pegado por todas partes en Los Angeles. Los delegados recibirán servicios telefónicos de SBC Communications y el transporte será cortesía de General Motors" (Paying to party, The Nation, 7-14 agosto 2000).


El 30 de noviembre de 1999 una coalición de activistas estudiantiles, grupos ambientalistas, jóvenes contestatarios y la base de los sindicatos de la AFL-CIO irrumpió en la escena política, bloqueando la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Seattle. Meses más tarde, en abril de este año, nuevamente miles de jóvenes salieron a las calles de Washington contra las reuniones plenarias del FMI y el Banco Mundial, exigiendo la condonación de las deudas externas de los países subdesarrollados.

Esta vanguardia arremetió contra los símbolos del capitalismo "globalizado" y las corporaciones, denunciando que el creciente poder de las multinacionales en los últimos años ha llevado a una decadencia de la "democracia", conspirando contra los trabajadores norteamericanos y los pueblos de los países semicoloniales. Como plantea la prestigiosa revista Monthly Review "Para la mayoría de la gente en el mundo, las protestas de Seattle -e incluso más, el despliegue de las fuerzas de represión que transmitieron por los medios una imagen de "fortaleza americana"- demostraron algo que quizás se había olvidado hace mucho tiempo: que hay fuerzas de resistencia y solidaridad internacional en Estados Unidos (...) Las protestas expusieron como una mentira la imagen cuidadosamente cultivada y ampliamente proyectada de Estados Unidos como una potencia hegemónica que carece de contradicciones sociales internas"1.

A diferencia de la oleada de huelgas y radicalización política de la década de los ‘30, esta vez no es la crisis económica, sino la "prosperidad" de nueve años de crecimiento sostenido2 lo que está conspirando contra los "valores americanos" que sostienen a esta democracia imperialista.

Estudios de prestigiosos académicos y universidades, encuestas de semanarios y las estadísticas del propio gobierno, revelan que en el país más rico de la tierra las desigualdades sociales han crecido como nunca en las últimas décadas y que esta tendencia se profundizó en los años del gobierno de Clinton, que coinciden con los años del boom económico.

En el país de la "libertad y la democracia", la población carcelaria en relación a la población general es la más alta del mundo, 2.000.000 de norteamericanos. Esta criminalización es un negocio muy jugoso para las firmas que tienen las licencias para gerenciar las prisiones y para las patronales que explotan el trabajo de los presos. Hay 3.500 condenados a la pena de muerte esperando su ejecución. La mayoría de ellos son de minorías afroamericana y latina. La policía y las fuerzas de seguridad no se limitan solamente a golpizas, torturas y asesinatos a sangre fría en los vecindarios negros, sino que reprimen violentamente manifestaciones y luchas como mostraron las imágenes de la "batalla de Seattle", las decenas de estudiantes integrantes de USAS detenidos durante sus protestas y recientemente los más de 400 detenidos en la manifestación de repudio a la convención del Partido Republicano en Filadelfia3.

La degradación de la democracia burguesa es cada vez más evidente, 70 millones ni siquiera van a votar, y los lobbies empresariales y de grupos de interés actúan abiertamente, tienen sus propios candidatos en los partidos mayoritarios, como la fórmula presidencial del Partido Republicano, Bush-Cheney ambos representantes de la poderosa patronal del petróleo de Texas.

La percepción de estas desigualdades, el creciente poder de las corporaciones multinacionales, la perspectiva de las nuevas generaciones de vivir peor que las anteriores, el cuestionamiento al pensamiento único y al "libre mercado" luego de la crisis económica de 1997, y la política exterior agresiva del imperialismo norteamericano, con un discurso por los "derechos humanos y la democracia" -sobre todo las incursiones militares contra Irak, la guerra en Kosovo, los bloqueos económicos a Irak y Cuba y últimamente el "plan" para Colombia-, son factores que combinados están en la base del surgimiento de una nueva vanguardia en el corazón mismo del imperialismo.

 

LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES Y LA EMERGENCIA DEL "TERCER PARTIDO"

En un clima de creciente polarización social y con la perspectiva que el crecimiento económico sostenido de los últimos años estaría llegando a su fin4, se realizarán el próximo 7 de noviembre las elecciones presidenciales.

Todo indica que será una elección muy reñida entre el candidato demócrata, Al Gore y el republicano George Bush jr., aunque por el momento este último mantiene una relativa ventaja.

Pero este año la campaña electoral tiene un interés particular, porque un amplio sector de la sociedad norteamericana, que abarca mucho más que la vanguardia que se moviliza, ya no cree en el sistema bipartidista. El intelectual R. Rorty, refiriéndose al desencanto de la base demócrata de izquierda con su partido, plantea que "En algún punto de los años sesenta, el idealismo de la clase media de Estados Unidos se atascó. Bajo las presidencias de Carter y Clinton, el Partido Demócrata ha sobrevivido distanciándose de los sindicatos y de cualquier demanda de redistribución, y moviéndose hacia ese vacío estéril que llaman ‘centro’. El partido ya no tiene un ala izquierda bulliciosa y con presencia, un ala con la que se puedan identificar los intelectuales y en la que los sindicatos realmente se puedan apoyar. Es como si la distribución de renta y riqueza se hubiera vuelto algo que a cualquier político de Estados Unidos -y mucho más, a cualquier presidente en el cargo- produce espanto mencionar. A los políticos les da miedo que hablar de eso les haga perder votos entre los únicos estadounidenses en los que se pueden apoyar para presentarse a elecciones: la gente de los barrios residenciales. Así que, elegir entre los dos partidos mayoritarios acaba siendo como elegir entre unas mentiras cínicas o un silencio atroz"5.

Este desgaste de la alternancia entre demócratas y republicanos se expresó en 1992, cuando Estados Unidos venía de una dura recesión, con la candidatura de Ross Perot que logró instalar al Partido de la Reforma, una variante populista de la derecha republicana como un "tercer partido" .

Este año el fenómeno del "tercer partido", como expresión del hastío con el establishment político6, se ha metido de lleno en la campaña electoral con la candidatura de Ralph Nader7 por el "progresista" Partido Verde8, que según las encuestas obtendría alrededor del 7% de los votos, y en algunos estados como California el 10%. Estas preferencias electorales lo colocan muy por encima de Pat Buchanan9, y complican el panorama del Partido Demócrata.

Quizás la posibilidad de que gane George Bush haga que finalmente un sector importante vote por el Partido Demócrata como el "mal menor"10. Más allá de los votos que finalmente obtenga en las elecciones de noviembre, el "fenómeno Nader" ya está instalado en la política norteamericana, porque como señala Noam Chomsky en una entrevista "Nader está promoviendo posiciones que no sólo son la preferencia de la izquierda, sino de la mayoría de la población, según algunas encuestas".

La emergencia de este "tercer partido progresista" y su estrategia de proyectarse como una nueva fuerza en la política norteamericana11 está relacionada con un "cambio de estado de ánimo" en la sociedad norteamericana y el surgimiento de una nueva vanguardia, sobre todo estudiantil, que se moviliza contra los aspectos más brutales de la explotación capitalista, en un momento en que la clase obrera a pesar de estar protagonizando una serie de huelgas parciales, no está en el centro de la escena política. La movilización de Seattle mostró una tendencia progresiva de jóvenes y estudiantes que por primera vez en décadas plantean la posibilidad de avanzar hacia posiciones anticapitalistas y ven al movimiento obrero como un aliado indispensable en sus luchas. Pero también mostró los límites de este movimiento, con una ideología confusa que deriva en una estrategia reformista de "controlar" al capital. Sobre esta contradicción interviene un abanico de organizaciones reformistas de ONGs, iglesias, grupos ecologistas y la burocracia de la AFL-CIO.

La política de Nader y del Partido Verde es tomar las reivindicaciones de los distintos grupos y movimientos sociales para canalizarlas hacia un "nuevo movimiento de los ciudadanos", que pelee por "ampliar la democracia", que limite las luchas obreras a reivindicaciones mínimas salariales y de derechos democráticos a la sindicalización, desviando con un nuevo partido reformista el desarrollo de las tendencias más progresivas de la vanguardia obrera y estudiantil hacia una verdadera alternativa anticapitalista y revolucionaria.

 

UN DISCURSO CONTRA LAS CORPORACIONES PERO NO CONTRA EL CAPITALISMO

La campaña electoral de Nader nuclea a ONGs., intelectuales, académicos y a las todavía escasas y desordenadas filas del Partido Verde12, que aprovechando su reputación de hombre honesto y austero13, pretenden construir una "alternativa posible", según sus definiciones "sin el sectarismo del marxismo y de la política de clase", para incluir a todo el abanico "antiglobalizador".

Nader toma en su campaña dos elementos, el poder de las corporaciones y la degradación de la "democracia", que se expresa en la sensación de que todos los aspectos de la vida están mercantilizados y bajo el control de las grandes multinacionales. Sintéticamente plantea que los dos partidos mayoritarios son en realidad "un mismo partido de las corporaciones con distinto maquillaje". Pretende llegar a "todos los americanos preocupados con el desequilibrio sistémico del poder y la socavación de nuestra democracia, ya sea que se consideren progresistas, liberales o conservadores (...)"

Su diagnóstico de la situación es que "El comportamiento sin límites de las grandes empresas está subordinando nuestra democracia al control de una plutocracia corporativa que sabe muy poco de límites autoimpuestos a la extensión de su poder a todos los sectores de nuestra sociedad."

Su discurso toma a veces ribetes de denuncia con tonos radicales de las enormes desigualdades sociales, del retroceso en las últimas décadas de la clase obrera en su organización, sus derechos y sus salarios. Pero esta "radicalidad" que lo lleva a plantear por ejemplo que "la única diferencia entre Bush y Gore es la velocidad con que sus rodillas tocan el piso cuando las grandes corporaciones golpean a la puerta" no va más allá de los "abusos" de las grandes empresas. Su estrategia consiste en actuar como una presión externa sobre el Partido Demócrata, al que considera "irreformable desde adentro", para que el próximo gobierno -o los demócratas en el Congreso- "regule" a las corporaciones y permita una redistribución relativa de la riqueza acumulada. Para Nader una de las principales fuerzas que puede ejercer esa presión es la burocracia de la AFL-CIO14, porque como señala en una entrevista, "Gore sabe que no puede ganar sin la AFL-CIO, pero ellos no le exigen que amplíe su agenda laboral, para no mencionar los acuerdos comerciales internacionales. La AFL-CIO se pone así en una posición extremadamente débil. Pero no se dan cuenta de que tienen un poder de negociación con Al Gore que no están usando. De hecho Al Gore los está usando a ellos; les dice que está a favor del comercio justo, después va a la Casa Blanca y apoya las relaciones comerciales permanentes con el régimen comunista chino"15. Por eso les aconseja "amenazar" a Al Gore con no votarlo para obligarlo a tomar reivindicaciones como un salario mínimo y vital y reforzar los derechos sindicales. En varias oportunidades les propone el siguiente diálogo: "Ustedes nos abanadonaron votando el tratado comercial con China, si lo siguen haciendo nosotros vamos a abandonarlos a ustedes"16.

Para Nader en los últimos años el Partido Demócrata ha dejado de ser "el partido de la familia obrera, como solía llamarlo Roosevelt".

En realidad el Partido Demócrata ya sea bajo el reformismo del New Deal o bajo el "neoliberalismo" de Clinton y Gore, siempre ha sido un partido de la burguesía imperialista americana, al que el movimiento obrero ha sido subordinado históricamente, por la relación estrecha entre la burocracia sindical de la AFL-CIO, un sector aristocrático y proimperialista y la patronal norteamericana. Como toda institución del dominio político de la burguesía no puede ser modificado, del mismo modo que no puede ser reformado el estado burgués imperialista.

La propuesta de Nader es una combinación de reivindicaciones reformistas que sintetiza diciendo que "hay que hacer un plan Marshall para combatir la pobreza en Estados Unidos (...) una suerte de nuevo New Deal"17, tendiente a establecer un estado de bienestar "al modelo europeo", con un salario mínimo y vital y la implementación desde el estado de un "salario social", es decir una paga extra en beneficios como el sistema de seguridad social y de salud. Este programa reformista se basa en que es necesaria una redistribución de la riqueza acumulada, y tras este objetivo pretende unir a la multiplicidad de grupos que con distintas reivindicaciones se movilizan en Estados Unidos.

La vía para lograr una relativa transferencia de la riqueza acumulada por las empresas a los ciudadanos comunes pasaría por "profundizar la democracia"18, como demostrarían, según Nader, distintos movimientos en la historia de este país, por ejemplo los movimientos populistas, abolicionistas o el movimiento por los derechos cívicos de los ‘6019.

La "alternativa antineoliberal" que se está construyendo alrededor de la campaña de Nader, genera ilusiones en que el capitalismo puede ser "democratizado" y que los "ciudadanos" lograrán con sus acciones y sus votos un gobierno a su servicio, que controle la acumulación de riquezas20 y que defienda el "modelo americano" con "derechos humanos y estándares laborales" frente a la competencia de países semicoloniales con mano de obra barata, constituyendo un obstáculo reformista para que la vanguardia obrera y juvenil avance desde sus posiciones actuales confusamente "anticorporaciones" hacia una verdadera estrategia anticapitalista y antimperialista.

 

NADER Y LA UTOPIA REFORMISTA DEL PROGRESISMO AMERICANO

La campaña de Nader que constituye una mezcla ecléctica de reivindicaciones liberales, populistas y sindicales con demandas radicales surgidas del movimiento de Seattle, no es anticapitalista y conspira contra la posibilidad de una verdadera política independiente de la clase obrera. Su política retoma la tradición de la izquierda reformista norteamericana, de los populistas y los progresistas de fines del siglo XIX y principios del siglo XX21.

Para Nader se trata de "ampliar la democracia" para que los "ciudadanos comunes -‘farmers’, trabajadores, consumidores, contribuyentes, pequeños empresarios-" se fortalezcan frente al poder de las multinacionales y los trusts, que por concentrar el poder económico concentran también el poder político. En ese sentido cita repetidamente la famosa frase "Podemos tener una sociedad democrática, o podemos tener una concentración de la riqueza en las manos de unos pocos. No podemos tener ambas cosas"22.

Claramente su ataque a las corporaciones no es un ataque al capitalismo. Nunca se ha reivindicado socialista, menos aún marxista. En una entrevista ante la pregunta "¿Usted es marxista?" responde: "No, yo creo en la democracia. Creo en la competencia. Pienso que las grandes corporaciones están destruyendo al capitalismo. Pregúntenle a los pequeños empresarios en todo el país cómo son presionados, explotados y desposeídos por los depredadores de las grandes empresas"23.

¿Cuál es su alternativa frente al "capitalismo globalizado"? Una vuelta reaccionaria a la pequeña manufactura.

La solución para superar la "miseria de la democracia" dominada por los monopolios está claramente planteada en sus "Concord Principles", donde al "gobierno de las multinacionales" se le opone un tipo de gobierno basado en las pequeñas empresas, en las economías locales y en una suerte de "democracia comunitaria", que sustituiría a la "globalización despersonalizada" en la que los "ciudadanos" han perdido el control de sus instituciones y de las decisiones que afectan sus vidas cotidianas por un localismo "idealizado" de fines del siglo XIX24, una fantasía "jeffersoniana" como lo define un analista25.

Aunque Nader no pertenece a las filas del Partido Verde y se presenta como candidato independiente por este partido, las posiciones de idealizar un capitalismo de la pequeña empresa coinciden26.

En una publicación del Partido Verde, un autor ilustra claramente las diferencias entre la estrategia ecologista y la del marxismo, planteando que [la propuesta de los verdes] "preserva la institución de la propiedad privada, que Marx aboliría de una vez para siempre, sólo sujetándola a una regulación más explícita que ahora. Los socialistas piensan que la propiedad misma está en la base de todos los males económicos, y debe ser extirpada. Pero la propiedad regulada apropiadamente, no debe generar más que una distribución modestamente estratificada de la riqueza. Tampoco hay ninguna necesidad de insistir en nivelar radicalmente la riqueza, como proponen los marxistas (...) La acomodación de la máxima diversidad posible es un principio profundamente ecológico, y la diversidad en los bienes económicos, que oscile en una escala moderada de más ricos y más pobres, parece lo suficientemente natural".27 El principio "ecológico" de las desigualdades aplicado a las relaciones sociales hace una seudoteoría que naturaliza la explotación y la existencia de las clases sociales. En el momento de pensar con qué sustutir a los grandes trusts, surgen las propuestas más inverosímiles, como por ejemplo transformar a la principal potencia imperialista en un capitalismo basado en pequeñas "corporaciones comunitarias" o "anclar la riqueza en las comunidades con nuevas estructuras de propiedad que limiten la movilidad del capital" mediante un control municipal que no permita a las firmas capitalistas ya no invertir en el exterior sino en otras ciudades o comunidades28.

Esta "utopía" es insostenible, como lo demuestran los mismos verdes que en varias potencias imperialistas europeas ocupan cargos ministeriales en los gobiernos de la "tercera vía". Lejos de "reformar" al imperialismo y de haber impuesto su "pacifismo" de los años ‘70, resultaron ser ellos los "reformados" apoyando los bombardeos de la OTAN en Kosovo.

En la práctica cotidiana estos seudoidealistas terminan adaptándose a los gobiernos imperialistas y en su ideología reproducen las justificaciones reaccionarias de que se ha terminado la sociedad de clases por una suerte de "globalismo" y que el socialismo está definitivamente muerto como estrategia para terminar con el sistema de explotación capitalista.

 

EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA VANGUARDIA

Mientras que la superestructura política de demócratas y republicanos se ubica en el "centro", moderando sus discursos para conservar la bonanza económica y permitir que la burguesía norteamericana siga haciendo sus enormes riquezas, un amplio sector de la sociedad norteamericana ha comenzado a girar a la izquierda. El surgimiento de este fenómeno es el producto de más de dos décadas de ofensiva neoliberal, de las enormes desigualdades a pesar de los años de crecimiento económico y consecuentemente de una creciente polarización social.

Los salarios siguen muy por detrás de las ganancias de la patronal, y todavía no se recuperan de su brutal retroceso desde fines de los ‘70. La semana laboral se extendió y a pesar de que las cifras del desempleo son las más bajas en décadas -3,9%-, una encuesta publicada en el semanario Business Week muestra que el 70% de los entrevistados temen perder su empleo y cree que la "globalización" empuja hacia abajo los salarios americanos. El artículo concluye en que los años del boom están dejando "un sentimiento de injusticia y frustración que podría ser explosivo en el futuro"29.

El cambio en el estado de ánimo y la politización de sectores importantes del movimiento estudiantil y el movimiento obrero, que después de la larga reacción de yuppies y de ideólogos del consumismo y el "neoliberalismo", empiezan a discutir las alternativas a las miserias capitalistas, se empezó a gestar en los últimos años con las organizaciones de los estudiantes contra el trabajo esclavo, la enorme campaña por la libertad de Mumia Abu Jamal y contra la pena de muerte, las movilizaciones por la acción afirmativa y luchas parciales del movimiento obrero. Estos procesos confluyeron en la "batalla de Seattle" que dejó planteadas discusiones que hace décadas no existían, como el carácter internacional de la lucha contra las corporaciones, la necesaria alianza con la clase obrera, la explotación del "tercer mundo" por la vía del ahogo de las deudas externas y las posibles salidas a esta situación.

Políticos, dirigentes sindicales, intelectuales y académicos han tomado nota rápidamente de este cambio que muchos comparan con la situación a fines de la guerra de Vietnam y de las perspectivas que se abrirían según el sentido en que se desarrolle.

En distintas entrevistas, el prestigioso intelectual y académico Howard Zinn afirmaba que hay una "mayor conciencia hoy de las crecientes desigualdades en el ingreso y la riqueza y una mayor "conciencia de clase" aunque la gente mayormente no puede plantearlo en ese lenguaje. Las nuevas legislaciones sobre el estado de bienestar, el crimen, el presupuesto llevará a más desigualdades, lanzará a más gente a la desesperación, pondrá más gente en prisión, llevará a más violencia (...) Esto no necesariamente lleva a un nuevo movimiento social -podría incluso crear algo parecido al fascismo o sólo continuar el hastío en la sociedad- pero crea la posibilidad de un nuevo movimiento. (...) Si ha de haber otro gran movimiento social en Estados Unidos creo que tendrá que ser construido sobre asuntos de clase, de economía y de distribución de la riqueza"30.

La emergencia de esta vanguardia confirma que Estados Unidos, a pesar de los altos índices de crecimiento, es una potencia imperialista en decadencia, que no puede cooptar a la mayoría de su población con un nuevo "sueño americano" y que tiene que mantener su hegemonía declinante lidiando con un mundo que se ha vuelto mucho más inestable y peligroso para sus intereses.

El surgimiento del "fenómeno Nader", las discusiones sobre una "nueva izquierda", la amplia gama de organizaciones, las ONGs, las redes de "acción no violentas" y hasta incluso la demagogia de la AFL-CIO, tienen que ver con este cambio en la situación, mostrando la adaptación de los viejos discursos reformistas a los nuevos tiempos, influyendo sobre el desarrollo de esta nueva vanguardia para "encauzarla" y evitar que avance de ser un cuestionamiento parcial de la explotación capitalista y las desigualdades sociales a un combate contra el propio sistema capitalista y el imperialismo.

A pesar de sus simpatías con Nader y de las expectativas que pueda depositar en su candidatura, hasta ahora este activismo no se agota en la campaña electoral, sino que se sigue desarrollando, y a diferencia de las organizaciones que lo influyen, constituye un fenómeno progresivo aunque contradictorio.

El desarrollo de esta nueva vanguardia es todavía incipiente, carece de consistencia ideológica y organizativa y en sus acciones confluyen distintos sectores, desde ambientalistas preocupados por la suerte de las especies en extinción hasta estudiantes más radicalizados que se movilizan por el salario mínimo y los derechos a sindicalización de los trabajadores31. Como todo movimiento en sus inicios, está caracterizado por una gran confusión ideológica, que en sus distintas variantes terminan planteando reformas al sistema capitalista, es decir que no tiene como estrategia una revolución social que termine con las relaciones de explotación capitalista. Pero a pesar de sus límites, la existencia de esta vanguardia es un primer paso para que en condiciones que así lo permitan, este movimiento avance hacia un proceso mayor de radicalización política. Esto dependerá de la evolución de la situación política y económica, tanto norteamericana como internacional, pero sobre todo de una mayor intervención del poderoso proletariado estadounidense que plantee la posibilidad de desarrollar una política obrera independiente, internacionalista y revolucionaria.


Notas:

1 Toward a New Internationalism, Monthly Review Vol. 52 , Nro. 3 , Julio-agosto 2000

2 En este artículo no se hará referencia a las perspectivas económicas. Para una apreciación de la economía americana, su crecimiento en los últimos años y la solidez del "boom" actual, ver EI 15.

3 La brutalidad policial sobre todo contra afroamericanos ha desatado enormes protestas. En 1992 la furibunda golpiza que recibió R. King a manos de la policía desencadenó una verdadera revuelta en la ciudad de Los Angeles. Más recientemente el asesinato con 41 disparos del inmigrante de Guinea Amadou Diallo y el asesinato en su lugar de trabajo de un inmigrante haitiano a manos de la policía de Nueva York fue motivo de importantes movilizaciones en esa ciudad contra la célebre "tolerancia cero" del alcalde Giuliani. Varios jóvenes detenidos tanto durante los incidentes de Seattle como en la movilización contra la pena de muerte frente a la convención republicana han denunciado tratos feroces en las prisiones y torturas. Esto está provocando la movilización a las comisarías y penales para exigir la libertad de los detenidos y una amplia solidaridad nacional e internacional.

4 Esta perspectiva sigue presente a pesar de los datos del último trimestre que muestran un índice de crecimiento del 5,2%. Los economistas e inversores también discuten sobre la posibilidad de un "aterrizaje suave o brusco", la desaceleración o enfriamiento de la economía y las medidas tendientes a lograr contener las presiones inflacionarias, que según Alan Greenspan se deberían en gran parte a presiones hacia la suba del salario, como la suba de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal.

5 Forjar nuestro país. El pensamiento de izquierdas en los Estados Unidos del siglo XX, Richard Rorty, Ed. Paidós, 1999, pág. 80.

6 Durante las primarias, la precandidatura del senador republicano McCain se basaba en un discurso contra los "aparatos políticos" y los candidatos tradicionales combinado con una política populista. Aunque luego retiró su candidatura fue un obstáculo político en la campaña de G. Bush. Tanto Buchanan como Nader intentan ganar base electoral entre los sectores que simpatizaban con McCain.

7 Ralph Nader empezó su actividad política en los años ‘60 cuando lanzó una campaña contra General Motors por la falta de seguridad en los autos que fabricaba. Es abogado y fundador de varios foros y organismos por la defensa de los derechos de los consumidores como Public Citizen y otros.

8 El Partido Verde norteamericano se fundó en 1984 en Minnesota. En la actualidad cuenta con 79 cargos electos en 18 estados y en el distrito de Columbia. Este año se presentan 177 candidatos de este partido para cargos estatales, locales y federales. En 1996 Ralph Nader se presentó como candidato por este partido pero se negó prácticamente a hacer campaña, obtuvo una votación insignificante.

9 Pat Buchanan, precandidato presindencial por el Partido de la Reforma ha quedado como una variante más marginal en el panorama político.

10 El propio Nader plantea que sus votos pueden hacerle perder la elección al Partido Demócrata, sin embargo no considera que este hecho sea negativo porque según él, este partido "necesita una ducha de agua fría de cuatro años" para volver a preocuparse por el bienestar del pueblo norteamericano.

11 Nader tiene como objetivo inmediato presentarse en 50 estados -algo muy difícil de lograr en el antidemocrático sistema norteamericano que impide que tengan peso los partidos minoritarios- y obtener como mínimo el 5% de los votos que le darían derecho a nada menos que 12 millones de dólares de fondos federales.

12 Las crónicas aparecidas en distintos medios sobre la Convención Nacional del Partido Verde realizada a fines de junio en Denver, informan por ejemplo que "reunió a viejos hippies, rockeros punk y otros activistas antiestablishment" y que "sesionó con alrededor de 300 delegados a nivel nacional", la composición social de los asistentes, según los informes periodísticos, era mayoritariamente blanca y de clase media, primando los sectores con "estilos de vida alternativos". Los grupos ecologistas están divididos en distintas organizaciones, situación que esperan superar con la perspectiva que abre la candidatura de Nader de transformarse verdaderamente en un partido nacional.

13 Por ejemplo Nader declara no tener tarjeta de crédito ni autos, esta "austeridad" no lo priva de tener acciones en firmas informáticas, cuyos dividendos, según declaró, los dona en gran parte a la "caridad social".

14 Oficialmente la AFL-CIO llama a votar a Al Gore y ya ha contribuido con 15 millones de dólares a la campaña.

15 Ralph Nader: A conversation.

16 Idem.

17 Discurso de aceptación de la candidatura en la Convención del Partido Verde.

18 La política de "democratizar" se hace extensiva por ejemplo a los organismos internacionales como la OMC, en varias publicaciones de ONGs y en foros de discusiones de activistas, se puede leer que el significado del descontento manifestado en la movilización de Seattle se debe al carácter antidemocrático de la OMC y que el objetivo es la "creación de un orden económico global y democrático basado y dirigido por los ciudadanos".

19 Curiosamente Nader y otros progresistas no consideran las grandes luchas del movimiento obrero norteamericano, por ejemplo las huelgas de Minneapolis, de Detroit o las luchas de los trabajadores desocupados en los ‘30, cuando se les pregunta de qué procesos de lucha deberían aprender los nuevos activistas.

20 Un punto de la plataforma del Partido Verde establece que no se puede tener una riqueza acumulada de más de dos millones de dólares y que la diferencia salarial no puede ser más que en una escala de 4 a 1.

21 Por otra parte es casi imposible recrear en la actualidad y en la principal potencia industrial del mundo esos movimientos, cuya base social eran los "farmers" independientes que en esa época constituían la mayoría de la población. Hoy los "farmers" constituyen sólo el 2 a 3%, mientras que los sectores urbanos asalariados son más del 80% de la población, por eso la política de Nader apunta a ganar sectores de la clase media y de la clase obrera con una estrategia de colaboración de clases.

22 Esta reflexión pertenece a Louis Brandeis, de la Suprema Corte de Justicia y fue pronunciada en 1941. Citada por Ralph Nader en su discurso de aceptación de la candidatura presidencial en la convención nacional del Partido Verde, disponible en internet en la página oficial de su campaña.

23 Entrevista con CNN, 5 de julio de 2000.

24 Cabe aclarar además, que justamente no se trata de una época "dorada" de la "democracia" más que para las clases poseedoras -pequeños empresarios y "granjeros independientes"- y sobre todo para los hombres blancos, ya que las "bondades" de esta "democracia" no llegaban a las mujeres, a los negros, a los no nativos ni a la mayoría explotada de la población.

25 "La idea original de Nader era la convicción romántica de que el despertar de los individuos americanos para transformarse en "ciudadanos públicos" como él podría rescatar la democracia de los intereses arraigados y restaurar la integridad tanto del gobierno como del mercado. Su idealismo jeffersoniano cautivó al público y atrajo a muchos jóvenes idealistas a la acción cívica". Nader: A personal View, William Greider, The Nation, 17 julio de 2000.

26 No obstante, el partido verde no tiene una estrategia de clase y vagamente se lo puede considerar de "izquierda", algunos de sus miembros polemizan con estas posiciones. Por ejemplo en sus publicaciones se pueden leer artículos que critican el carácter populista -es decir de colaboración de clases- de la propuesta de Nader y los verdes, aunque terminan aceptándola siempre y cuando sea "un primer paso" hacia un combate superior. En ese sentido por ejemplo está escrito el artículo de uno de los precandidatos presidenciales de esa organización, que perdió su nominación a manos de Nader, "A green presidential primary beyond Populism" de Joel Kovel, donde se plantea por ejemplo que "No hay ninguna razón, excepto la fantasía, para retornar a un modelo precapitalista o jeffersoniano a escala mundial ..." Synthesis/Regeneration Nº 22 (Spring 2000).

27 Thinking economically economic justice in the new millennium. Direct redistribution of wealth:regulation of income and property, Green Party USA.

28 Estas ideas aparecen en el extenso artículo "A political analysis of Michael H. Shuman’s Going Local: Creating Self-Reliant Commuties in a Global Age", Howie Hawkins, Syracuse Greens, donde el autor recomienda la lectura de este libro a todos los militantes verdes y hace un extenso comentario de cómo se podría limitar el capital y la propiedad a pequeñas comunidades.

29 Encuesta realizada por Business Week a mediados de abril de 2000.

30 Entrevista a Howard Zinn, diciembre de 1999.

31 "El movimiento de protesta contra las corporaciones que atrajo la atención del mundo en las calles de Seattle el pasado noviembre, no está unido por un partido político o una red nacional con una oficina central, elecciones anuales y subordinado a células y locales. Está moldeado por las ideas de los organizadores individuales y los intelectuales, pero no define a ninguno de ellos como "líder". Este es el aspecto de la crítica persistente de que esos chicos en las calles carecen de dirección clara, y, también diría, carecen de seguidores claros. Aquellos que buscan réplicas de los sesenta, esta ausencia absoluta hace que el movimiento anticorporación aparezca como furiosamente indiferente". Noam Klein, The Vision Thing, The Nation, 17 julio 2000.


EL MOVIMIENTO OBRERO TRAS LA OFENSIVA NEOLIBERAL

La ofensiva "neoliberal" se hizo sentir con mucho rigor sobre la clase obrera norteamericana. El ataque más decidido de la patronal empezó tras la crisis económica de mediados de los ‘70. Después de la huelga de los obreros del carbón de 1977-78, el presidente del UAW Doug Fraser, acusando a la patronal de haber "roto el pacto social" que por décadas había mantenido la AFL-CIO, declaró que "Creo que los líderes de la comunidad empresarial, con pocas excepciones eligieron desatar una guerra unilateral de clase en este país".

Esta "guerra de una sola clase" llevó, luego de la derrota de la huelga de los controladores aéreos a los comienzos del gobierno de Reagan, a un salto en el ataque de las conquistas y la organización del movimiento obrero.

La AFL-CIO pasó de organizar al 33% de los trabajadores en 1950, a menos del 29% en 1979 y a sólo el 14% en 1999.

El triunfo de Bill Clinton en 1992 alimentó ciertas expectativas de la burocracia sindical, que sin embargo se demostró impotente para recuperar el terreno perdido. Las leyes antisindicales se mantuvieron en su lugar, y, a pesar del lobby de los sindicatos sobre los representantes demócratas, no pudieron evitar la votación del NAFTA, lo que venía a confirmar que su poder de negociación y de influencia se había reducido seriamente.

En 1995, tras duras discusiones internas, se produjo un recambio de la desgastada dirección de Kirkland por la "nueva" dirección de John Sweeney que encabezaba al sector denominado "New Voices".

John Sweeney intentó desde entonces cambiarle la cara a la AFL-CIO. Secundado por Linda Chávez, viuda del legendario luchador César Chávez, lanzó una campaña de sindicalización, dirigida sobre todo a trabajadores inmigrantes y de la minoría afroamericana. El resultado fue un incremento de 150.000 trabajadores nuevos sindicalizados, que de todos modos no logran revertir la tendencia a la caída en la organización.

A pesar de los golpes recibidos, y de su dirección propatronal, la clase obrera norteamericana ha recuperado sus fuerzas de lucha. En 1997 el correo privado más importante del país, UPS, vio paralizadas sus operaciones por una huelga de trabajadores full time y part time que terminó en un importante triunfo. Desde mediados de los ‘90 los trabajadores de las principales automotrices han protagonizado importantes huelgas con piquetes, la última de gran importancia en las plantas de General Motors.

Este año, en medio de huelgas parciales de distintos sectores -trabajadores del transporte de Nueva York, trabajadores de hospitales y maestros- los trabajadores de la empresa Boeing, los mejor pagos del país, llevaron adelante una huelga de cinco semanas por aumento de salarios. En el otro extremo, los trabajadores de edificios, en su mayoría mujeres e inmigrantes, cuya paga está por debajo incluso del salario mínimo legal, realizaron otra exitosa huelga de más de un mes. Recientemente los trabajadores de hoteles y restaurantes también consiguieron importantes demandas. El 5 de agosto 85.000 trabajadores de la empresa de telecomunicaciones Verizon de Nueva York (surgida de la fusión de Bell Atlantic Corp y GTE corp) comenzaron una huelga por aumento de salarios y beneficios, contra la "flexibilización" laboral y por el derecho a la sindicalización. El resultado que obtenga el sindicato CWA en esta huelga tendrá importantes consecuencias, ya que el sector de comunicaciones, una de las "estrellas" de la llamada "nueva economía", es uno de los que tiene el nivel de sindicalización más bajo de sus trabajadores.

Estos cambios en la clase obrera se expresaron también en su participación en la "batalla de Seattle", donde la base de los sindicatos obligó a la burocracia a marchar junto a los jóvenes y grupos ambientalistas, logrando una unidad progresiva.

El límite mayor para que este poderoso proletariado pese en la vida política nacional es la reaccionaria dirección de la AFL-CIO, que mientras impulsa algunas luchas de presión, mantiene a la clase obrera subordinada al Partido Demócrata y por esta vía a un sector de la patronal imperialista.


EL CICLO DEMOCRATA: Una década de crecientes divisiones sociales

Emulando la "teoría del derrame", una editorial del diario New York Times, planteaba que "la marea alta levantará todos los botes", refiriéndose a que el boom económico beneficiaría indudablemente a toda la sociedad norteamericana. Sin embargo, las cifras indican que esto fue una falacia. Como dice un articulista "la marea llevó para arriba sólo algunos yates".

Mientras que en 1989 Estados Unidos tenía 66 multimillonarios y 31,5 millones de personas viviendo bajo la línea oficial de pobreza, una década después hay 268 multimillonarios y 34,5 millones por debajo de la línea de pobreza (13.000 dólares anuales).

El 1% superior de los hogares norteamericanos tiene más riqueza acumulada (en ingresos, bienes, servicios financieros, seguros, etc.) que el 95%.

Entre 1947 y 1973, el ingreso medio familiar creció el 104%, a un promedio del 2,8% anual, pasando a ser el doble en 25 años. Después de 1973, sin embargo, la tasa de crecimiento se desaceleró marcadamente. En los 24 años de 1973 a 1997, el ingreso familiar creció un promedio de 0,35% al año. A esa tasa, llevará 198 años para que el ingreso sea el doble.

Entre 1977 y 1999 el quinto más rico aumentó su ingreso anual, después de deducir los impuestos, un 43%, mientras que el quinto medio ganó un 8% y el quinto más pobre perdió el 9%. El 1% más rico ganó el 115%.

La brecha entre los ejecutivos y los trabajadores se amplió cinco veces desde comienzos de la década del ‘90 y diez veces más que hace dos décadas. Mientras que la paga de un ejecutivo creció el 443% entre 1990 y 1998 la del trabajador lo hizo sólo el 28%, apenas por encima de la inflación.

La participación de la mujer en la fuerza laboral pasó de ser el 43% en 1970 al 60% en 1998 pero cada trabajadora full time gana sólo 73 centavos por cada dólar ganado por un hombre. Entre 1983 y 1997 en promedio las mujeres aumentaron 223 horas su tiempo de trabajo pago, o seis semanas al año, mientras que los hombres aumentaron 158 horas o cuatro semanas anuales en el mismo período.

La tasa oficial de pobreza es un poco más baja que hace una década pero todavía mucho más alta que en los ‘70. Uno de cada 8 norteamericanos vive por debajo de la línea de pobreza oficial (8.316 para una persona sola y 13.000 para una familia de 3), incluyendo 1 de cada 4 afroamericanos e hispanos y uno de cada cinco niños. El porcentaje de gente en extrema pobreza (menos de la mitad del nivel de pobreza) subió del 4,9% en 1989 al 5,1% en 1998, mientras que en 1975 era el 3,7%.

La riqueza concentrada también es poder político concentrado. Según el Center for Responsive Politics, alrededor del 80% de las contribuciones a los partidos políticos viene ahora de menos del 1% de la población.


Datos de:
Devided Decade: Economic Disparity at the Century’s Turn, Chuck Collins, Chris Hartman y Holly Sklar - United for a Fair Economy, 15 diciembre de 1999.
Social Stratification in the United States - Stephen J. Rose - update 2000.


EL "REFORMISMO" DE LA AFL-CIO: AMERICA PARA LOS AMERICANOS

 

La AFL-CIO también tiene su agenda reformista. En la convención nacional de febrero, el dirigente de la AFL-CIO John Sweeney anunció el lanzamiento de la "Campaña por la Justicia Global". Según explicó en su discurso, "En los últimos 30 años las corporaciones han mantenido una guerra contra las familias obreras, usando la economía global emergente para librarse de las regulaciones y responsabilidades hacia sus empleados y comunidades, bajando los niveles de vida de la clase obrera y llevándose a otros países el trabajo americano"1. A pesar de anunciar un "nuevo internacionalismo" por la "justicia global" y para "regular el libre mercado", el primer objetivo de este extraño internacionalismo fue la campaña contra China.

El carácter reaccionario de esta campaña está envuelto con una cuota de demagogia de la dirección de la AFL-CIO alrededor de la "defensa de los derechos humanos" y de la inclusión de estándares laborales en las reglas de juego del comercio internacional. Esta demagogia incluye el cambio de política frente a los trabajadores inmigrantes, que pasó de apoyar la reaccionaria política inmigratoria del gobierno de Clinton a exigir a principios de este año la amnistía para seis millones de trabajadores inmigrantes "ilegales".

El nacionalismo de la AFL-CIO apela a los sentimientos más reaccionarios de la sociedad americana, y en los escasos meses de su desarrollo ha logrado un importante apoyo, según una encuesta2, el 79% de los norteamericanos estarían en contra de "normalizar" las relaciones comerciales con China, el mismo porcentaje que considera como su prioridad lograr reglas de juego limpias en el comercio internacional, y evitar así la pérdida de puestos de trabajo locales.

El 12 de abril la central sindical se movilizó bajo la consigna "No al cheque en blanco a China". Esta campaña abiertamente reaccionaria, dividió a la coalición de Seattle. Como plantea una revista de izquierda norteamericana "Desde la protesta de Seattle, el sentimiento contra China ha crecido en Estados Unidos (...) El giro contra China representa un paso atrás en lo logrado en Seattle, porque ahora escuchamos a los sindicatos decir que el problema es China más que la OMC, la globalización neoliberal o el capitalismo3".

La burocracia sindical compartió el palco nada menos que con el multimillonario y candidato derechista Pat Buchanan, cuyas posiciones de proteccionismo económico confluyeron con la "defensa del empleo norteamericano" de la AFL-CIO. Ante la base del sindicato Teamster, llevado por su dirigente Hoffa, Buchanan planteó que "Con el NAFTA fuimos derrotados y nos mintieron ... El déficit con México crece año tras año... Si yo estuviera en la Casa Blanca y los comunistas chinos vinieran a mi oficina les diría, ‘Basta de amenazar a mi país; basta de perseguir a los cristianos..."4.

El presidente del sindicato de trabajadores del acero, George Becker no se quedó atrás, desempolvando la retórica de la guerra fría planteó que "China comunista no ha cambiado", es "nuestro enemigo" y que "miles de americanos combatieron y murieron en Corea para frenar a los comunistas chinos"5.

Evidentemente el "nuevo internacionalismo" que anunció la AFL-CIO es un eufemismo para su chovinismo histórico, que ata su destino a algún sector de la patronal imperialista. La oposición de la burocracia al NAFTA, y ahora al tratado firmado con China no parte de defender y llamar a la unidad y la lucha a los trabajadores de esos países, explotados por las multinacionales norteamericanas. Lejos de esto, esta burocracia proimperialista culpa a los países semicoloniales por la pérdida de los puestos de trabajo en Estados Unidos. En realidad fue su "pacto social" y sus lobbies con la patronal lo que llevó a la pérdida de 43 millones de empleos full time en los últimos años y a la creación de "nuevos empleos basura", con trabajadores no sindicalizados, que se ven obligados a tener dos empleos para poder escapar a la línea de pobreza, extendiendo su jornada laboral.

El proteccionismo económico es la contracara reaccionaria del reformismo en los países imperialistas, que lleva al chovinismo y al racismo y divide según los intereses de sectores de las patronales nacionales a la clase obrera mundial6.


Notas:

1 Intervención de J. Sweeney, Los Angeles, febrero de 2000.

2 Business Week, abril de 2000.

3 We have met the enemy: fighting China or the WTO?, Against the Current, julio-agosto 2000.

4 Washington Post 12-4-00.

5 Estas expresiones vertidas por George Becker en una concentración en Detroit, aparecieron en la revista del sindicato Steelabor, edición de marzo-abril 2000, disponible en la página de internet del sindicato.

6 El reformismo "progresista" no es capaz de enfrentar este chovinismo reaccionario, y coincide en algunos puntos con su programa "antiglobalizador" y "antineoliberal". Por ejemplo el candidato del Partido Verde se ha sumado a la campaña chovinista de la AFL-CIO contra China, cubriéndose detrás de un discurso de "defensa de los derechos humanos" y de que "China tiene uno de los peores estándares laborales del mundo". No es la primera vez que el combate contra las corporaciones une a Ralph Nader con sectores proteccionistas e incluso con la derecha republicana. En la campaña contra el NAFTA también se dio una alianza con Buchanan, aunque con diferencias de matices. En un artículo aparecido en la revista The Nation sobre el sindicato Teamster, el autor con ciertas reservas considera que "La decisión de Hoffa de invitar a Pat Buchanan a la movilización de Washington contra el tratado comercial con China dejó fríos a algunos activistas progresistas. Pero el hecho es que en su primer año en el puesto, Hoffa ha sorprendido a muchos mostrándose como un aliado potencialmente poderoso y confiable -antes que un obstáculo- en la pelea por una política nacional progresista" y más adelante destaca como uno de sus "triunfos" el haber impedido el ingreso a Estados Unidos a transportistas mexicanos. Incluso el presidente del Steelworkers es visto, no sin contradicciones, como un aliado importante en acciones propagandísticas contra el "capitalismo global" como las movilizaciones de Seattle y Washington.


LIBERTAD A MUMIA ABU JAMAL ABOLICION DE LA PENA DE MUERTE

 

"Soy un hombre negro inocente que va a ser asesinado. Lo que va a ocurrir esta noche en Norteamérica es un linchamiento organizado por el estado (...) Debemos permanecer fuertes para frenar el asesinato sistemático de pobres y negros inocentes en este país (...) Nuestro destino en este país es la libertad y la liberación. La vamos a conseguir por todos los medios necesarios (...) Ellos saben que soy inocente, pero no lo pueden admitir, porque si hacen esto reconocerán su propia culpabilidad. (...) ¡Adelante pueblo negro! ¡Poder negro!"

Estos son algunos extractos de la declaración combativa y estremecedora de Shaka Sankofa (Gary Graham) minutos antes de su ejecución en el estado de Texas el 22 de junio. El asesinato "legal" de este ciudadano afroamericano, que pasó casi dos décadas en el "corredor de la muerte", metió de lleno la discusión sobre la pena de muerte en la campaña electoral. El candidato republicano George Bush, actual gobernador de Texas, tiene el récord de ejecuciones, 135 en los cinco años y medio de su mandato. La mayoría de ellos son negros y pobres, que no pueden pagar una defensa y a los que se les asigna defensores públicos, de dudosa reputación y que dejan que sus clientes sean ejecutados.

Cada vez más norteamericanos perciben que este es un instrumento de terror sobre las minorías oprimidas como negros y latinos, ya que son mayoritariamente las víctimas de su aplicación. Como planteó en una oportunidad Mumia Abu Jamal, "Las prisiones cumplen una función adicional: la inculcación del terror en las mentes de la clase obrera, como una herramienta de la disciplina racial y de clase" (Monthly Review, octubre 1999).

Desde hace años, un sector de vanguardia sobre todo juvenil lanzó una campaña por la libertad de Mumia Abu Jamal y contra la pena de muerte. Esta movilización que se transformó en una causa internacional, hizo que se postergara su ejecución dos veces y ahora le concedieran una nueva apelación. En caso de ejecutar a Mumia, el estado norteamericano estaría cometiendo claramente una ejecución política, ya que es ampliamente conocida la trayectoria militante de Mumia en el grupo Panteras Negras y sus denuncias como periodista de las injusticias raciales y sociales y de las agresiones del imperialismo norteamericano contra pueblos oprimidos como Irak.

El carácter racista de la justicia, su ligazón con los blancos y ricos contra los pobres y negros es cada vez más evidente, los acusados no tienen defensores aptos y son condenados sobre la base de un solo testimonio de algún "testigo presencial", que en la mayoría de los casos terminan siendo "pagados" por el estado o la policía para que den su "testimonio".

La administración demócrata no tiene nada que envidiarle al "récord" de Bush. En 1996 Clinton aprobó una nueva legislación sobre "pena de muerte efectiva" que prácticamente anula las posibilidades de apelación de los condenados a muerte. Mientras tanto Gore quiere disputarle a Bush la base derechista que apoya la pena de muerte, por lo que en su campaña señala la necesidad de extender la pena de muerte a más categorías del crimen. En un discurso electoral en Atlanta declaró que "El presidente Clinton y yo creemos que necesitamos una estrategia más dura para combatir el crimen en todos los frentes: una mejor prevención antes de que ocurra, más policías en las calles para engrosar la delgada línea entre orden y desorden, y un castigo más severo, incluyendo la pena de muerte para aquellos que aterrorizan a los inocentes". Los que pretenden "aterrorizar a inocentes" son el estado racista norteamericano, con su justicia, su policía y sus políticos.

La FT se suma a la campaña internacional por la libertad de Mumia Abu Jamal y por el fin de la pena de muerte, instrumento del estado racista e imperialista contra los pobres y las minorías oprimidas.


USAS: Un nuevo movimiento estudiantil

 

Luego de décadas de reacción ideológica y política y de ofensiva patronal, está surgiendo en las principales universidades norteamericanas un nuevo movimiento estudiantil, organizado en USAS (United Students Against the Sweatshops - Estudiantes Unidos contra las "fábricas del sudor" o maquiladoras).

Este movimiento comenzó en 1997 cuando grupos de estudiantes universitarios empezaron a nuclearse para exigir que las autoridades académicas no renueven las licencias de importantes firmas de la industria textil, como Nike, que fabrican ropa con los logos de las distintas universidades, un negocio de alrededor de 2.500 millones de dólares al año, en los llamados "sweatshops", literalmente "fábricas del sudor" tanto en países semicoloniales como dentro mismo de Estados Unidos, donde trabajan mayoritariamente inmigrantes y mujeres, por menos de la mitad del salario mínimo estipulado por la ley.

La vanguardia estudiantil organizada en USAS -que abarca en la actualidad a más de 200 universidades como las de San Francisco, California, Wisconsin, Filadelfia, Stanford, Harvard, Arizona, Michigan y Johns Hopkins University, entre otras-, toma sus facultades, se moviliza contra las oficinas gubernamentales y las sedes de las corporaciones en defensa del salario mínimo para los trabajadores y exigiendo derechos democráticos básicos como el derecho a la sindicalización.

En el desarrollo de sus campañas comunes con trabajadores de las universidades y de las ciudades respectivas, los estudiantes de USAS extendieron sus actividades de la denuncia contra los sweathsops, a tomar las reivindicaciones de los trabajadores de mantenimiento, de cocina, de limpieza de cada campus, en su gran mayoría inmigrantes, para que se respeten sus derechos laborales, transformándose así en un movimiento por derechos salariales y sindicales básicos de los sectores más explotados de la clase obrera norteamericana y por esta vía en un ejemplo de solidaridad del movimiento estudiantil con el movimiento obrero.

USAS fue un componente importante de la "coalición de Seattle" y también en la movilización de Washington. Según el semanario The Nation, "Cada vez más estudiantes de los colleges se suman a una resistencia bien organizada, inteligente y moralmente superior al poder de las corporciones. Estos activistas, más que cualquier estudiante radical en años, denuncian apasionadamente la brecha de riqueza, tanto globalmente como en Estados Unidos, así como la falta de democracia en un mundo dominado por las corporaciones"1.

En una entrevista reciente, la investigadora Noam Klein2, responde sobre la dinámica de este movimiento [comparado con los ‘80] "Hubo un gran avance. Cuando yo estaba en la universidad no tenía ningún tipo de análisis económico. Nos concentrábamos sobre la representación de la mujer, la gente de color, los derechos de gays y lesbianas. Lo que veo ahora es que la política de identidad está jugando un rol, pero mucho menor. Las cosas están mucho más centradas ahora en objetivos políticos mayores y están mucho más integrados. Hay una comprensión mucho más profunda ahora de por qué existen las divisiones en nuestra sociedad. (...) este movimiento empezó como más preocupado por la perspectiva de los consumidores pero ahora esos estudiantes están preocupados por los derechos de los obreros en las fábricas y en los países subdesarrollados para formar sindicatos". El movimiento " avanzó de ser ‘antiglobalización’ a ser anticoporación , y ahora se está transformando cada vez más en anticapitalista. Esto ha ocurrido muy rápidamente. Repentinamente la palabra capitalismo ha resurgido. Pero porque es sólo anticapitalista esto no significa que sea un movimiento marxista. Gran cantidad de activistas están buscando una estructura en la que puedan acomodar su crítica al capitalismo.3"

Sin embargo, el límite principal para que este movimiento se desarrolle en el sentido de avanzar hacia una estrategia anticapitalista lo constituye la confusión ideológica y política y su visión todavía limitada a luchas parciales por reformas . En ese marco, aunque el movimiento no tiene un carácter chovinista -por ejemplo toman demandas de trabajadores de países semicoloniales como fue el caso de la campaña contra Nike y sus "talleres del sudor en Indonesia"- comparten foros, actividades y movilizaciones con dirigentes de la AFL-CIO, como el dirigiente del Steel Workers, cuyo principal punto programático es la "lucha contra China". Estas contradicciones del movimiento muestran su grado de inmadurez política.

La nueva vanguardia estudiantil norteamericana tendrá que superar las estrategias reformistas y reaccionarias, y elevarse a un combate superior contra el verdadero enemigo, el capitalismo y el imperialismo.


Notas:

1 Citado en International Socialist Review, junio/julio 2000.

2 Noam Klein, es autora del libro No Logo, donde analiza el surgimiento de la nueva vanguardia en relación al creciente poder de las corporaciones.

3 Entrevista aparecida en Socialist Worker, semanario del Socialist Workers Party de Gran Bretaña julio de 2000.

   

 

   
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