En Estrategia
Internacional Nro. 15 de mayo de este año, describimos,
teorizamos y planteamos algunas respuestas programáticas
a una serie de hechos candentes de la lucha de clases
que se sucedieron desde fines de 1999 hasta los primeros
meses del 2000. A saber: los levantamientos de masas en
Ecuador y Bolivia y la inestabilidad del conjunto de la
zona andina del continente junto con el análisis de la
participación de nuestra corriente en la huelga estudiantil
de la UNAM; los procesos de lucha contra la "globalización",
tanto de los sindicatos como de la juventud, que recorrieron
varios países imperialistas y cuyo punto culminante fue
Seattle; el avance del bonapartismo en Rusia como consecuencia
de la derrota de la guerra nacional en Chechenia, entre
otros.
En este número,
y a propósito de la renovación de la "democracia
imperial" en los EE.UU., el triunfo de Fox y el PAN
en las elecciones presidenciales del 2 de julio (expresando
el éxito del régimen de la "transición pactada"
en México con la autorreforma del viejo régimen), y la
autoperpetuación fraudulenta de Fujimori en Perú, nos
pareció esencial teorizar sobre el alcance y los límites
de lo que los marxistas denominamos política de "contrarevolución
democrática", es decir, de la envoltura de la dictadura
del capital bajo la hoja de parra de la "democracia
representativa".
Frente a tanto
discurso interesado que nos dice que con la "tercera
vía" se encontrará una salida al callejón del neoliberalismo,
nuestra intención es demostrar que estos cambios de fachada
lejos de significar un avance en las conquistas del movimiento
de masas y en la autonomía de las naciones oprimidas,
significan una forma de dar legitimidad a regímenes basados
en una monumental polarización social y entre las naciones
avanzadas y semicoloniales.
Esto, como
se ve, dista de ser una discusión meramente académica
ya que la aceptación de estos regímenes como "beneficiosos"
para las masas ha tenido un efecto liquidacionista sobre
numerosas organizaciones que se reclaman de izquierda,
y aún del trotskismo. Así hemos visto tragados como por
un terremoto a partidos de miles de militantes como el
Partido Revolucionario de los Trabajadores mexicano (fagocitado
por el burgués Partido de la Revolución Democrática) o
en Argentina vimos al comienzo de la década del 90
la explosión del MAS, incapaz de enfrentar la ofensiva
burguesa-imperialista lanzada por Menem.
Cuando esté
en la calle el número 16 de esta revista se estará cumpliendo
el sesenta aniversario del asesinato de León Trotsky,
que encarnaba en su persona toda la tradición de la revolución
de octubre y de la Tercera Internacional en su época revolucionaria.
Nos pareció
que la mejor forma de rendirle homenaje era hacer un llamado
a militantes, investigadores y centros de estudio sobre
la historia revolucionaria para discutir aspectos de su
legado teórico-político.
Así es que
tenemos el honor de publicar un dossier con contribuciones
de autores que pertenecen o dirigen algunos de los más
importantes centros de investigación de historia del trotskismo
y que representan un amplio abanico de interpretaciones
y visiones sobre ella: Al Richardson de la revista Revolutionary
History y Hillel Ticktin director de la revista Critique
y del Centro de Estudios sobre Rusia y el Este Europeo
de la Universidad de Glasgow, ambos de Gran Bretaña; Pierre
Broué, el más importante biógrafo de Trotsky viviente,
editor de la Oeuvres en francés y director de los Cahiers
León Trotsky, que desde los 80 han publicado cerca
de 70 números; contamos también con un artículo de Paolo
Casciola, director del Centro Pietro Tresso de Italia;
así como una contribución del historiador de izquierda
chileno Luis Vitale, autor de varios tomos sobre la historia
de Chile y de América Latina; el dossier incluye también
una contribución conjunta del CEIP León Trotsky de Argentina
y de Estrategia Internacional. En estos últimos años,
extremadamente duros para el movimiento obrero y la izquierda
revolucionaria mundial, estas instituciones han desarrollado
contra la corriente una valiosísima tarea de investigación
y divulgación, no sólo de la obra de Trotsky, sino de
los movimientos revolucionarios a lo largo del siglo.
Trotsky planteó que el retroceso de la lucha de clases
lleva a un retroceso general de las conquistas ideológicas
hechas por el movimiento obrero. Estas instituciones han
sido polos que con mayor o menor éxito han luchado (y
lo siguen haciendo) para evitar ese retroceso del pensamiento
y las tradiciones revolucionarias, aportando a la vez
nuevos elementos para pensar en forma marxista revolucionaria
la realidad actual. En Latinoamérica esta obra permanece
esencialmente desconocida aún para la gran mayoría de
los militantes que se reclaman del marxismo revolucionario.
Es por eso que nuestro homenaje a Trotsky es también una
reivindicación de esta labor ya que, como sostiene la
conocida frase que tiene como lema Revolutionary History,
"quien no conoce la historia está condenado a repetirla".
CONSEJO
EDITORIAL DE ESTRATEGIA INTERNACIONAL