Marx
destaca en los Grundrisse : Si la sociedad tal cual
es no contuviera, ocultas, las condiciones materiales de
producción y de circulación para una sociedad
sin clases, todas las tentativas de hacerla estallar serían
otras tantas quijotadas. De la comprensión
de esta cita (en principio muy abstracta) pueden desprenderse
múltiples interpretaciones sobre la actual situación
del capitalismo. A Antonio Negri le cabe el mérito
de haber puesto el foco en una obra de la calidad de los
Grundrisse1 (luego de tantos años de interpretación
dogmática del marxismo manipulado y deformado por
la estrechez del pensamiento stalinista) en la que se hallan
poderosas definiciones como esta y por cierto, el razonamiento
de Negri tiene, como punto de partida una particular interpretación
de este concepto. Por decirlo de algún modo, a mi
entender, Negri otorga un valor ilimitado al desarrollo
de dichas condiciones materiales de producción
y de circulación para una sociedad sin clases
pero, en el contexto mismo de una sociedad de clases. Destaco
la palabra ilimitado porque en su razonamiento esa ausencia
de límites, lo lleva a saltar por encima de
la existencia de determinadas relaciones de producción
y por tanto de determinadas relaciones de clase. Dicha ausencia
de límites parecería estar estrechamente vinculada
a su abandono explícito de la lógica dialéctica
a la que podríamos llamar la ciencia
de los límites y que está sujeta
a una serie de leyes como la interpenetración de
los contrarios, el cambio de cantidad en calidad, el desarrollo
a través de las contradicciones, los conflictos entre
el contenido y la forma, entre otras. Entiendo que en las
palabras de Marx citadas más arriba, está
implícito un concepto fundamental: el de las relaciones
de producción. Determinadas relaciones materiales
de producción y de circulación, las capitalistas
en nuestro caso, contienen ocultas las relaciones materiales
de producción y de circulación para una sociedad
sin clases. Pero que determinadas relaciones materiales
de producción contengan ocultas otras condiciones
materiales de producción significa inevitablemente
un choque, una contradicción, la interpenetración
de contrarios que se hace ciertamente más y más
conflictiva a medida que el capitalismo sobrevive y por
tanto desarrolla aún parcialmente las fuerzas productivas.
Pero esta interpenetración se da sobre la base de
la existencia generalizada y predominante de determinadas
relaciones materiales de producción, las capitalistas,
cuya existencia depende necesariamente de la ley propia
del capitalismo, la ley del valor. Y esto, más allá
de todas las mediaciones bajo las cuales se manifiesta dicha
ley en el capitalismo desarrollado y más aún
en nuestros días.
Se plantea así un problema fundamental: una cosa
es que la ley del valor hoy subsista bajo condiciones de
crisis, es decir que resulte cada vez más difícil
convertir en capital acrecentado nuevas masas de trabajo
no pago y otra cosa muy distinta es afirmar, como lo hace
Negri que
la situación actual nos permite
verificar de manera irrefutable que la ley de la medida
temporal del valor (como los Grundrisse lo habían
previsto) ya no está vigente.2 Esto luego de
indicar que El razonamiento es aquí delicado:
es necesario, en efecto, entender lo que significa la ley
del valor. Para mí y para algunos otros (desde los
economistas clásicos), la ley del valor significa
la medida del valor.3 Para Negri entonces el valor
sigue vigente, aunque no su medida. Pero ¿qué
significa esto? ¿Puede el valor volverse inconmensurable
(más allá de las evidentes dificultades para
su medición) sin dejar de ser valor propiamente dicho?
Antonio Negri considera que hay que buscar identificar
la naturaleza del valor-trabajo del general intellect,
para comprender, por consiguiente, eso que puede significar
un valor fuera y más allá
de la medida y también las dimensiones y la
intensidad del valor-trabajo en el contexto de la intelectualidad
de masa 4 Pero ya en este punto se hace necesaria
una pregunta: ¿A qué valor se
refiere Negri? No existen desde el punto de vista de la
crítica de la economía política elaborada
por Karl Marx, múltiples tipos de valor. En todo
caso existen el valor como tiempo de trabajo socialmente
necesario contenido en las mercancías, el valor de
cambio como la forma de expresión de ese valor y
el valor de uso. En el valor que, según Negri, hoy
sigue vigente, parecería perderse la materialidad,
es decir, su sustancia. Veamos esto más detenidamente.
Los valores de uso son como dice Marx en las primeras páginas
de El Capital el contenido material de la riqueza en cualquier
forma de sociedad. El valor (o su forma de manifestación,
el valor de cambio) es la forma específica que adquieren
los valores de uso bajo las relaciones de producción
capitalistas. Es decir que el concepto de valor en contraposición
al concepto valor de uso, es propio y característico
de relaciones de producción específicamente
capitalistas. Dicho valor, aún cuando está
compuesto de trabajo abstracto (que significa indiferenciado
y no inconmensurable) es y sólo puede ser definitivamente
concreto. Es decir es (y sólo puede ser) cantidad
de tiempo de trabajo socialmente necesario, sustancia de
valor que determina el intercambio entre las mercancías5.
De este modo, hablar de la generalización y por tanto
existencia del capitalismo como modo predominante de producción,
es según Marx, afirmar la existencia de una sociedad
fundada en la contabilidad del tiempo de trabajo. Los conceptos
capitalismo, capital, ley del valor y contabilidad del tiempo
de trabajo son, por ello esencialmente inseparables en este
contexto. Es precisamente la contradicción creciente
entre la producción del valor asociada a la efectivización
de la ley del valor o a la conversión de trabajo
no pago en capital y, la producción de valores de
uso, ya inserta originalmente en la mercancía la
que genera las tensiones agudas existentes y crecientes
al interior del modo de producción capitalista. Es
esta contradicción entre producción de valor
y producción de valores de uso la que se manifiesta,
como una colisión violenta entre la socialización
creciente de la producción y la apropiación
privada de sus frutos por un lado, entre la planificación
creciente de la producción al interior de las unidades
productivas y la anarquía de la producción
en su conjunto.
Pero entonces volviendo a la pregunta anterior ¿qué
significa el concepto valor para Toni Negri
en el capitalismo hoy? Para él significa un híbrido,
una indeterminación absoluta, la expropiación
de la cooperación del trabajo, pero no
bajo la forma de tiempo de trabajo, sino bajo la forma de
un no valor y un no valor de uso. Nuevos conceptos pueden
ser válidos en tanto y en cuanto sean capaces de
explicar en forma más aguda y, en última instancia,
más concreta la realidad. El carácter abstracto,
indeterminado, no es una falla sino una característica
de los conceptos en su forma más pura. Pero, a la
vez esos conceptos indeterminados deben ser necesariamente
capaces de llenarse de contenido, de hacerse concretos para
explicar la realidad como una estructura, como una síntesis
de múltiples abstracciones. Creo que Negri, al abandonar
expresamente la dialéctica6, expresión de
las leyes del movimiento, acaba otorgándole a su
valor un carácter ideal en el sentido de que no puede
ser llenado de contenido para explicar la realidad7. Al
dejar de lado la dialéctica, y por tanto el entendimiento
de la realidad como interpenetración de contrarios
Negri acepta a lo sumo lo que podríamos llamar una
coexistencia de contrarios en la que las condiciones materiales
de producción y de circulación ocultas pueden
desarrollarse más allá de los límites
impuestos por dicha interpenetración. Tras este camino,
en su razonamiento, la figura del valor puede separarse
sin más de sus posibilidades de medición.
En este mismo sentido creo que Negri confunde el concepto
de valor, como él lo entiende, con el concepto de
riqueza tal como lo plantea Marx. Al pasar por alto la diferenciación
sutil que realiza Marx entre el contenido material de la
riqueza y el valor como la forma particular que ella adquiere
en el capitalismo, acaba transformando al valor en algo
ideal en el sentido planteado más arriba8. Este razonamiento
es el que le permite concluir que Marx pronostica en los
Grundrisse la posibilidad de existencia de un capitalismo
sin valor-trabajo. Pero veamos lo que dice Marx: En
la medida, sin embargo, en que la gran industria se desarrolla,
la creación de la riqueza efectiva se vuelve menos
dependiente del tiempo de trabajo y del cuanto de trabajo
empleados, que del poder de los agentes puestos en movimiento
durante el tiempo de trabajo, poder que a su vez su
poderosa eficacia- no guarda relación alguna con
el tiempo de trabajo inmediato que cuesta su producción,
sino que depende más bien del estado general de la
ciencia y del progreso de la tecnología, o de la
aplicación de esta ciencia a la producción
[
] 9 Si comprendemos que Marx utiliza el término
riqueza no para referirse a una supuesta riqueza abstracta
general sino a los valores de uso, entenderemos que su planteamiento
está identificando la contradicción creciente
entre la producción de valores de uso y la producción
de valores (o valores de cambio) en el marco del desarrollo
de la gran industria. Marx continúa diciendo que
La riqueza efectiva se manifiesta más bien
y esto lo revela la gran industria- en la enorme desproporción
entre el tiempo de trabajo empleado y su producto (esto
es entre el valor y los valores de uso N.de R.), así
como en la desproporción cualitativa entre el trabajo,
reducido a una pura abstracción, y el poderío
del proceso de producción vigilado por aquél.
El trabajo ya no aparece tanto como recluido en el proceso
de producción, sino que más bien el hombre
se comporta como supervisor y regulador con respecto al
proceso de producción mismo [
] El trabajador
ya no introduce el objeto natural modificado, como eslabón
intermedio, sino que inserta el proceso natural, al que
transforma en industrial, como medio entre sí mismo
y la naturaleza inorgánica, a la que domina. Se presenta
al lado del proceso de producción, en lugar de ser
su agente principal. Ahora bien,: En esta transformación
lo que aparece como el pilar fundamental de la producción
y de la riqueza no es ni el trabajo inmediato ejecutado
por el hombre ni el tiempo que este trabaja, sino la apropiación
de su propia fuerza productiva general, su comprensión
de la naturaleza y su dominio de la misma gracias a su existencia
como cuerpo social; en una palabra, el desarrollo del individuo
social. El robo de tiempo de trabajo ajeno sobre el cual
se funda la riqueza actual, aparece como una base miserable
comparado con este fundamento, recién desarrollado,
creado por la gran industria misma. Tan pronto como el trabajo
en su forma inmediata ha cesado de ser la gran fuente de
la riqueza, el tiempo de trabajo deja, y tiene que dejar,
de ser su medida y por lo tanto el valor de cambio [deja
de ser la medida] del valor de uso. El plustrabajo de la
masa ha dejado de ser condición para el desarrollo
de la riqueza social, así como el no-trabajo de unos
pocos ha cesado de serlo para el desarrollo de los poderes
generales del intelecto humano. Con ello se desploma la
producción fundada en el valor de cambio, y al proceso
de producción material inmediato se le quita la forma
de la necesidad apremiante y el antagonismo. Desarrollo
libre de las individualidades, y por ende no reducción
del tiempo de trabajo necesario con miras a poner plustrabajo,
sino en general reducción del trabajo necesario de
la sociedad a un mínimo, al cual corresponde entonces
la formación artística, científica,
etc., de los individuos gracias al tiempo que se ha vuelto
libre y a los medios creados para todos. 10 En estas
palabras de Marx resulta de fundamental importancia comprender
la contraposición que él instala en el proceso
de transformación. Marx une el desarrollo del individuo
social al momento en el cual el pilar fundamental de la
producción y de la riqueza deja de ser el trabajo
inmediato y el tiempo de trabajo. Pero, la riqueza actual,
es decir la riqueza bajo las condiciones capitalistas de
producción, está fundada precisamente, en
el robo de trabajo ajeno. En lo que Marx llama el proceso
de transformación opera precisamente esa interpenetración
de contrarios de la que habláramos. Y en este proceso,
la riqueza actual no puede abandonar su forma a menos que
deje de ser riqueza en el sentido específicamente
capitalista es decir, robo de trabajo ajeno. Por ello Marx
presenta como una clara unidad el proceso en el cual el
trabajo deja de ser fuente de la riqueza, el tiempo de trabajo
deja de ser medida de la riqueza y el valor de cambio deja
de ser medida de los valores de uso. La solución
de este proceso es la negación del capitalismo, es
el abandono de la forma actual de la riqueza (robo de trabajo
ajeno) y el reemplazo por su contenido (valores de uso)
situación esta que, evidentemente no puede darse
bajo relaciones de producción capitalistas. Esta
diferenciación es central puesto que es precisamente
la dificultad para resolver esa contradicción la
que define cada vez más al capitalismo contemporáneo.
Porque si reconocemos que el tiempo de trabajo expropiado
es la única fuente de ganancia o de riqueza desde
el punto de vista capitalista, comprenderemos el carácter
reaccionario inevitable que tiene que adoptar el capital
cuando cada vez menos el tiempo de trabajo define la generación
de riqueza en general (como contenido). Que cada vez la
creación de riqueza se independice más y más
del trabajo humano significa una reducción creciente
del conjunto del tiempo de trabajo necesario de la humanidad
y por tanto una creciente creación de tiempo libre.
Pero el capital se constituye de trabajo robado, entonces,
como también dice Marx en los Grundrisse: La
creación de mucho tiempo disponible aparte
del tiempo de trabajo necesario-, para la sociedad en general
y para cada miembro de la misma (esto es margen para el
desarrollo de todas las fuerzas productivas del individuo
y por ende también de la sociedad), esta creación
de tiempo de no-trabajo, se presenta desde el punto de vista
del capital, al igual que en todos los estadios precedentes,
como tiempo de no-trabajo o tiempo libre para algunos. El
capital, por añadidura, aumenta el tiempo de plustrabajo
de la masa mediante todos los recursos del arte y la ciencia,
puesto que su riqueza consiste directamente en la apropiación
de valor de plustrabajo; ya que su objetivo es directamente
el valor, no el valor de uso. De esta suerte malgré
lui [a pesar suyo], sirve de instrumento para crear las
posibilidades del tiempo disponible social, para reducir
a un mínimo decreciente el tiempo de trabajo de toda
la sociedad y así, volver libre el tiempo de todos
para el propio desarrollo de los mismos. Su tendencia empero,
es siempre por un lado la de crear tiempo disponible, por
otro la de convertirlo en plustrabajo. Si logra lo primero
demasiado bien, experimenta una sobreproducción,
y entonces se interrumpirá el trabajo necesario,
porque el capital no puede valorizar plustrabajo alguno.
Cuanto más se desarrolla esta contradicción,
tanto más evidente se hace que el crecimiento de
las fuerzas productivas ya no puede estar confinado a la
apropiación de plustrabajo ajeno, sino que la masa
obrera misma debe apropiarse de su plustrabajo. Una vez
que lo haga y por ello el tiempo de trabajo disponible
cesará de tener una existencia antitética-,
por una parte el tiempo de trabajo necesario encontrará
su medida en las necesidades del individuo social y por
otra el desarrollo de la fuerza productiva social será
tan rápido que, aunque ahora la producción
se calcula en función de la riqueza común,
crecerá el tiempo disponible de todos. Ya que la
riqueza real es la fuerza productiva desarrollada de todos
los individuos. Ya no es entonces, en modo alguno, el tiempo
de trabajo, la medida de la riqueza, sino el tiempo disponible.
El tiempo de trabajo como medida de la riqueza pone la riqueza
misma como fundada sobre la pobreza y al tiempo disponible
como existente en y en virtud de la antítesis con
el tiempo de plustrabajo, o bien pone todo el tiempo de
un individuo como tiempo de trabajo y consiguientemente
lo degrada a mero trabajador, lo subsume en el trabajo.11
En estas palabras de Marx queda expresada patentemente la
imposibilidad de que bajo el capitalismo la disminución
del tiempo de trabajo necesario se transforme en riqueza
social y por lo tanto en tiempo libre para la humanidad.
La disminución del tiempo de trabajo socialmente
necesario para la producción del conjunto de mercancías
(que tomado de esta manera incluye también a la plusvalía,
es decir al trabajo excedente), es esencialmente antitética
con la acumulación del capital fundada en la acumulación
de trabajo enajenado. En la medida en que históricamente
esta tendencia se agudiza, la masa total de trabajo social
necesario (entendido como suma de tiempo de trabajo necesario
y excedente que no hay que olvidar que son términos
relativos) disminuye. El capital entonces se ve obligado,
para valorizarse, a convertir parte del trabajo necesario
en trabajo excedente (ahora nos referimos no al trabajo
total sino al trabajo de distintos sectores de trabajadores).
El desempleo creciente podría definirse así,
como la forma mediante la cual el capital valoriza
la disminución general del tiempo de trabajo convirtiendo
el trabajo necesario de masas de desocupados en trabajo
excedente a través de la superexplotación
de los trabajadores ocupados. Es decir que el capital convierte
tiempo de trabajo socialmente necesario en tiempo de trabajo
excedente. Es decir, una operación a través
de la cual reemplaza salarios (trabajo necesario) de unos
por plusvalía (trabajo excedente) de otros.
La contradicción entre forma capitalista de la riqueza
y contenido material de la riqueza es la contradicción
entre el valor de uso y el valor. La existencia misma del
capitalismo depende de la posibilidad de que el contenido
de la riqueza adquiera la forma de valor, es decir de tiempo
de trabajo no pago. La relaciones capitalistas de producción,
la existencia de la propiedad privada y la apropiación
privada de los frutos de la producción son condición
necesaria para la existencia de esa forma. Es por ello que,
bajo condiciones de producción capitalistas la riqueza
no puede independizarse de su forma aunque el desarrollo
de las fuerzas productivas choque progresivamente con esa
forma revelando la necesidad del contenido material de la
riqueza (los valores de uso) de liberarse de su necesaria
conversión capitalista a la forma de valor. Este
choque hace por tanto, como hemos tratado de explicar, al
capitalismo cada vez más reaccionario ya que es parte
de su esencia la unidad inquebrantable con la forma de valor.
El único modo posible de liberar el contenido de
la riqueza de su forma de valor es a través de la
ruptura de la contradicción entre la producción
crecientemente social y su apropiación privada así
como de la ruptura de la contradicción entre la creciente
planificación del trabajo en las unidades productivas
y la anarquía de la producción capitalista
en su conjunto. Socialización de la apropiación
de los frutos de la producción y planificación
social de la producción son las únicas vías
posibles para liberar el contenido de la riqueza material
(la producción de valores de uso) de su forma específicamente
capitalista, el valor. Socialización y planificación
de la producción sólo pueden lograrse a través
de la expropiación de los medios de producción
de manos de la burguesía. Esta es la única
vía posible para liberar a la riqueza social de su
forma de valor, para convertir el tiempo de no trabajo en
tiempo realmente libre para los trabajadores, para en definitiva,
liberar progresivamente a la humanidad de la pesada carga
del trabajo, para que la medida de la riqueza sea verdaderamente
el tiempo disponible y para desarrollar efectivamente las
necesidades del individuo social. |