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Estrategia Internacional N° 17
Otoño de 2001

PRESENTACIÓN
Un mundo inestable
Esta edición de Estrategia Internacional aparece en momentos en que se multiplican los signos de desestabilización en el escenario mundial.
El incidente del avión espía entre China y Estados Unidos en abril no fue un hecho menor: se agrega a una serie de choques entre ambos países en torno a la cuestión de Taiwán, las patentes y el comercio internacional, el statu quo en Asia Oriental, o la preocupación yanqui por la estabilidad en Pekín, donde sordas disputas internas corroen a la cúpula gobernante.
El trasfondo lo ponen las contradicciones del proceso de restauración capitalista en China, ya que a pesar de sus grandes avances, el imperialismo no logró (y no podrá lograr sin grandes convulsiones) transformar a China en una semicolonia.
En base a fricciones como las que se producen con Rusia y China, el centro imperialista de análisis Stratfor, llega a hablar de “fin de la posguerra fría” augurando una etapa de crecientes choques entre los grandes estados.
Una clave de la situación internacional es que, al calor de las dificultades económicas y las diferencias políticas, se exacerba la competencia interimperialista, como muestran las guerras comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos, competencia que se expresa también en América Latina. En esta región, la presión de Washington por imponer el ALCA está generando tensos forcejeos con Brasil, mientras que el acuerdo del Mercosur se ha sumido en una profunda crisis.
En los Balcanes, el conflicto de Macedonia ha mostrado una vez más que la presencia directa de la OTAN está lejos de haber asentado un equilibrio regional.
Medio Oriente es un nudo al rojo vivo donde se concentran muchas de las tensiones internacionales. En esta edición presentamos la nota “Medio Oriente: la Intifada en la encrucijada”, en la que analizamos la dramática situación que enfrenta la heroica resistencia de las masas palestinas, ante los preparativos contrarrevolucionarios del nuevo gobierno de Sharon y Peres, con la anuencia de Bush.

El rumbo de la economía mundial

En la base de la inestabilidad política está la difícil situación económica internacional, ante el fin del crecimiento en Estados Unidos. La economía norteamericana como “comprador mundial” sostuvo cierto dinamismo en la economía del mundo durante todo el último período, a pesar de los “cimbronazos” de la crisis del Sudeste Asiático, del “default” ruso y de los temblores en Brasil.
La “desaceleración” de la economía yanqui en los últimos meses y las violentas oscilaciones en Wall Street parecen mostrar que han llegado al límite las posibilidades de cumplir este rol. EE.UU. enfrenta un enorme sobreendeudamiento interno, se estanca el consumo nacional y está en crisis el sector “informático” que venía siendo el motor de las ganancias y un gran factor de atracción de capitales de todo el mundo hacia la bolsa de Nueva York.
Al mismo tiempo, la situación en Japón, segunda economía mundial, es crítica, al cabo de una década de estancamiento y del fracaso de varios planes de reactivación. El dinamismo de Europa, aunque viene decayendo más lentamente, por cierto no puede reemplazar el papel de EE.UU. como “motor” de la economía mundial. Hay que señalar además los efectos perturbadores de elementos como la crisis en Turquía o la parálisis en Argentina.
Aunque algunos análisis optimistas esperan un repunte en Estados Unidos en el próximo semestre, que contenga los peligros de este “campo minado” que transita la economía internacional; el nerviosismo del gran capital lleva a la revista The Economist a prever como posible un crecimiento negativo en el Producto Bruto mundial por primera vez desde los años 30.

La lucha de clases

Importantes movilizaciones de masas están conmoviendo a América Latina, escenario destacado a nivel internacional de la lucha de clases en este período. El amplio ascenso campesino e indígena recorre varios países, desde México a Ecuador, Bolivia o Paraguay. En Argentina, da sus primeros pasos un nuevo movimiento obrero, al calor de contundentes paros generales y numerosas movilizaciones de desocupados.
En Bolivia está tomando fuerza en estos momentos una nueva erupción obrera y campesina, que amenaza dar por tierra con el gobierno de Banzer, y que constituye al país del Altiplano en un agudo foco de la lucha de clases a nivel internacional.
En otras partes del globo, se destaca la persistente y heroica lucha del pueblo palestino. Hay que señalar el gran ejemplo de tenacidad y resistencia obrera de los trabajadores despedidos de Daewoo en Corea del Sur, batiéndose con la policía en masivos combates callejeros. Además, las grandes movilizaciones y huelgas en Francia y paros como el de la construcción en España, parecen mostrar el retorno a Europa de la “protesta social” aunque por la acción de los “gobiernos de la tercera vía” no alcance los niveles de las grandes luchas del 95.
En esta edición abordamos varios de los procesos de masas en Latinoamérica. En “Argentina: entre la emergencia obrera y la crisis de dominio burgués” analizamos la situación donde el movimiento obrero viene protagonizando importantes luchas en medio de la profunda crisis nacional, que llegó al rojo vivo a mediados de marzo. “México: la insurgencia campesina e indígena” analiza el contexto de la marcha del EZLN hacia el D.F., en medio de multitudinarias demostraciones. Sobre Bolivia, publicamos el “Manifiesto a la nación obrera, campesina y popular” de los camaradas de la LOR-CI en respuesta a la explosiva situación actual. En “América Latina: lucha de masas y autoorganización” se reflexiona sobre algunas enseñanzas fundamentales de los últimos procesos en Ecuador, Bolivia y Argentina.

El movimiento internacional de protesta anticapitalista

El movimiento de protesta anticapitalista continúa avanzando, ante todo en los países centrales. Decenas de miles de jóvenes y trabajadores denuncian el poder de las corporaciones y a las instituciones del capital financiero a través de grandes acciones que desde Seattle, han pasado por Melbourne, Praga, Niza, y Génova.
Mientras un ala izquierda combativa cuestiona sinceramente el poder del gran capital, y da pasos en su radicalización, los representantes del reformismo tratan de canalizar el movimiento detrás de su programa para “humanizar el capital”, como si “otro mundo fuera posible” sin “matar al capitalismo”.
En la nota “Reformismo, anticapitalismo y ‘extreme gauche’ francesa” presentamos un debate con las posiciones de la LCR y Lutte Ouvriere, dos importantes organizaciones que se reclaman del trotskismo en Francia, ante esta importante cuestión, donde se plantea cómo debemos intervenir los trotskistas en este movimiento, para combatir las trampas e ilusiones sembradas por los viejos y nuevos reformistas, y ayudar a avanzar a los elementos más progresivos hacia la ligazón con la clase obrera, un nuevo internacionalismo proletario, y la alianza con la lucha antiimperialista de los pueblos del mundo semicolonial.

Debate marxista

En este número dedicamos un importante espacio al debate teórico. Desde el punto de vista ideológico, el marxismo revolucionario enfrenta dos grandes combates.
En primer lugar, la corriente “autogestionaria” inspirada por la obra de Toni Negri, propone una concepción que aunque reivindica un futuro comunista para la humanidad, retoma tópicos reformistas y se opone frontalmente a la teoría y el programa del marxismo revolucionario. Éste es el más ambicioso intento teórico-ideológico de suplantar al leninismo y al trostkismo como teoría de la revolución en nuestro tiempo, desde los años 30, luego de la codificación del stalinismo en torno a la teoría del “socialismo en un solo país”. En los artículos “¿Imperio o imperialismo?” “¿Comunismo sin transición?” polemizamos con aspectos fundamentales de la visión de Toni Negri, (en particular con su reciente libro Imperio), así como con Giovanni Arrighi y otros. Negri opone a la teoría marxista del imperialismo la visión de un Imperio estructuralmente homogéneo; revisando el análisis marxista de las clases en la sociedad contemporánea, adjudica a una “multitud” indiferenciada el papel revolucionario del proletariado. En nombre del comunismo, niega la necesidad objetiva de una transición, con lo que rechaza la toma revolucionaria del poder político y la expropiación de los medios de producción, como pasos intermedios necesarios para arribar a una sociedad comunista. Ensayamos una respuesta en estos y otros aspectos desde el punto de vista del marxismo revolucionario y las perspectivas del actual momento histórico. En la nota “Valor, forma y contenido de la riqueza, una diferencia sutil...” se da cuenta de un error fundamental que está en la base del edificio teórico que monta Negri.
En segundo lugar, ante el reformismo, que propone el “perfeccionamiento” de la democracia formal (negando su carácter de clase, burgués) para llenarla progresivamente de un nuevo contenido social con la “participación” de “los ciudadanos y la sociedad civil”. El lector puede encontrar en “Democracia participativa: un nuevo engaño contra las masas”, un debate contra sus impulsores, que encontraron en el reciente Foro Social Mundial de Porto Alegre y en la municipalidad anfitriona -“vitrina” del llamado “presupuesto participativo”- un escenario para propagandizar sus recetas.

La necesidad de la Cuarta Internacional

El esfuerzo volcado en Estrategia Internacional busca aportar a la discusión de problemas teórico-políticos claves ante una situación mundial en la cual los elementos de crisis, los acontecimientos de la lucha de clases, el despertar de una nueva generación a la vida política, los cambios en el “clima ideológico”; no hacen sino reactualizar la necesidad objetiva de la internacional obrera y revolucionaria.
Estrategia Internacional, desde su primer número, sostiene la necesidad inmediata de la reconstrucción de la Cuarta internacional. Sin embargo, esta tarea fundamental enfrenta dos grandes obstáculos. Uno, de naturaleza objetiva: el proletariado no ocupa aún el centro de la lucha de clases con sus propios métodos, y no hay aún procesos de radicalización avanzados.
El segundo, es de naturaleza subjetiva: el reformismo, que como muestra la nota sobre “Democracia participativa...” intenta reciclarse a nivel internacional; y en un segundo plano, el centrismo que se reclama trotskista, y que en países como Francia tiene un importante peso, como mostraron en las elecciones municipales de marzo, las altas votaciones de Lutte Ouvrierè, la LCR y el Parti des Travailleurs. Sin embargo, estas corrientes se adaptan como una sombra al cuerpo al reformismo de la “izquierda plural”.
Por ello, consideramos que para avanzar hacia un reagrupamiento principista de las fuerzas que se reclaman de la Cuarta Internacional son insuficientes los acuerdos en torno a un programa general y mucho menos las coincidencias tácticas, coyunturales.
Creemos que el mejor método para avanzar en este camino es el de un Comité de Enlace que, sobre la base de las lecciones programáticas y estratégicas de los hechos fundamentales de la lucha de clases internacional, permita avanzar en una práctica política común hacia la fusión de quienes se orienten revolucionariamente.
Las jóvenes y modestas fuerzas de nuestra corriente, la Fracción Trotskista EI, que nos consideramos una liga de propaganda marxista revolucionaria y rechazamos la autoproclamación sectaria, intervenimos en la realidad bajo esta perspectiva.
En México, los compañeros de la LTS y de Contracorriente se han fusionado al calor de la gran huelga de los estudiantes de la UNAM, logrando que una camada de destacados activistas forjados en esta lucha, sean parte hoy del combate por poner en pie el trotskismo mexicano. En Bolivia los camaradas de la LOR-CI, luchan por una política obrera revolucionaria ante el gran ascenso de masas. En Brasil, Estrategia Revolucionaria, tras dar una batalla principista hasta su expulsión por la dirección del PSTU, defiende la necesidad de una política trotskista independiente. En Argentina, el PTS interviene levantando una política independiente de clase ante la vanguardia obrera y juvenil.
Estrategia Internacional quiere ser un instrumento para intervenir desde un punto de vista marxista revolucionario e internacionalista, en la vanguardia obrera y juvenil, ante los grandes combates de la lucha de clases, pugnando por la reconstrucción de la Cuarta Internacional.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   

 

   
  La Fracción Trotskista está conformada por el PTS (Partido de Trabajadores por el Socialismo) de Argentina, la LTS (Liga de Trabajadores por el Socialismo) de México, la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia, ER (Estrategia Revolucionaria) de Brasil, Clase contra Clase de Chile y FT Europa. Para contactarse con nosotros, hágalo al siguiente e-mail: ft@ft.org.ar