Italia
atraviesa hoy un período de crisis política
y de alta conflictividad social. Es uno de los países
más golpeados por la difícil situación
económica de las potencias de la Unión Europea.
En este marco, la amplia oposición al gobierno de
Berlusconi, que tiene en la clase obrera uno de sus principales
pilares, junto al llamado movimiento antiglobal y a sectores
medios, ha desarrollado importantes luchas y movilizaciones
en el último año y medio, desde la masiva
movilización en Génova hasta la huelga general
contra la derogación del Artículo 18 y la
movilización en Florencia contra la amenaza de guerra
imperialista en Irak. Indudablemente hoy los trabajadores
y la vanguardia juvenil que se desarrolló al calor
del movimiento antiglobal, son la avanzada del movimiento
obrero del continente. La reciente huelga en el conglomerado
FIAT, aunque ha sufrido una derrota parcial, es un síntoma
de que la clase obrera no entregará sus conquistas
sin presentar batalla, y que de persistir esta combinación
de elementos, se pueden esperar nuevos desarrollos en la
situación política italiana. Presentamos a
nuestros lectores este artículo en el que analizamos
desde una perspectiva revolucionaria la crisis del régimen
y el último período de luchas, en particular
de los trabajadores de FIAT.
-
La debilidad estructural de la II República deja
brechas para que intervenga el movimiento obrero y popular
El régimen
italiano de la II República, es estructuralmente
mucho más débil e inestable que su precedente.
La I República basaba su fortaleza en los gobiernos
de coalición encabezados por la Democracia Cristiana
(DC) con el Partido Comunista Italiano (PCI), el partido
comunista más grande de occidente que dirigía
férreamente a la clase obrera italiana, siempre en
la oposición.
La caída del orden de Yalta en el 89, hundió
al PCI (que durante 45 años obtuvo en promedio el
30% de los votos y contaba con más de un millón
y medio de militantes), pero también a su archienemigo
la DC, ya que no era más necesario para los capitalistas
mantener su aparato corrompido y desprestigiado.
La debilidad del actual régimen, basado en la conformación
de mayorías parlamentarias para sostener la gobernabilidad,
reside en el ablandamiento de los lazos directos entre las
instituciones como el stalinismo y la Iglesia con el movimiento
obrero y de masas. Tampoco existe el gran partido unificador
de la burguesía. De la vieja DC, estructurada alrededor
del Vaticano, la Confindustria y la embajada yanqui, hoy
quedan restos dispersos en diversos partidos en las dos
coaliciones, y la Iglesia, aunque conserva un gran poder
económico e ideológico, no puede más
golpear como un solo puño, como lo hacía hasta
el 89. Hasta ese momento todos los casos de corrupción,
las alianzas con los mafiosos, los fascistas, la logia P2,
etc, se justificaban en pos de mantener la sacrosanta alianza
contra el comunismo. La imagen de político
corrupto-mafioso democristiano representada por la sórdida
figura del ex presidente Giulio Andreotti, es una de las
tantas causas que hoy hacen imposible la recreación
de una DC hegemónica. Asimismo, terminada la era
de la alineación automática con
los EE.UU., sobre todo a partir de la constitución
de la Unión Europea, la gran patronal duda entre
alinearse decisivamente con Francia y Alemania o con los
norteamericanos. Las divisiones en las alturas son una fuente
de tensión del régimen.
Las direcciones obreras de hoy son menos potentes que antaño.
Desde 1948 en adelante existieron dos grandes centrales
sindicales (la CGIL, comunista, y la CISL, democristiana,
la UIL socialista nace años después) que se
encargaron de controlar a los trabajadores bastante férreamente
hasta el 68 (en los años del boom), y pudieron
controlar el ascenso 68-80. Hoy ni el Olivo ni Refundación
Comunista, tienen la potencia que tuvo el PCI en los ascensos
de 1945-48 o en 1968-80 para desviar o abortar un movimiento
revolucionario. No existe más el prestigio del campo
socialista ni un partido stalinista que daba respuestas
contrarrevolucionarias en forma monolítica en todo
el país.
Inclusive, la nueva estructura social de la clase obrera,
integrada por un alto porcentaje de inmigrantes, de trabajadores
precarios y de mujeres, hace que sea más difícil
la llegada de las viejas direcciones sindicales al conjunto
de la clase. La aparición a gran escala del llamado
movimiento antiglobal deja ver que existen brechas que no
pueden ser cubiertas por los partidos tradicionales.
Las tentativas de Berlusconi de ir hacia un régimen
presidencialista más bonapartista, demuestran
que este régimen sustentado en dos bloques de partidos
pequeños e inestables no es adecuado para llevar
a cabo el ataque a la clase obrera que la crisis económica
les demanda. Las reformas constitucionales llevadas adelante
en los años 90, creando un régimen parlamentario
semi-mayoritario, hoy ya no son suficientes para encauzar
al movimiento de masas. El proyecto igualmente reaccionario
del Olivo de reforzar a la justicia burguesa de conjunto
(inclusive a través de movilizaciones como las rondas)
como fuerza moral de la nación para limpiar
el régimen hoy se choca con el límite de que
hay antiglobal detenidos, y la justicia empieza a ser vista
por sectores de masas como de parte. Pero para
endurecer el régimen, hace falta quebrar la resistencia
de las masas y en particular de la clase obrera, que están
en un estadío alto de movilización.
El desafío que plantea la entrada del sector más
concentrado de la clase obrera italiana en escena (particularmente
los trabajadores de la FIAT) tiende a romper el precario
equilibrio del reégimen de la II República.
Las tendencias a la radicalización comenzaron expresándose
a través del movimiento antiglobal, y hoy se encuentran
inclusive al interior del movimiento obrero. La definición
de esta lucha va a marcar tendencias: o se va hacia una
situación prerrevolucionaria abierta o se abre el
camino a un duro bonapartismo antiobrero. A continuación
analizaremos los sujetos políticos participantes
en la crisis italiana.
a-
El Gobierno
El gobierno
de Berlusconi ha dividido profundamente Italia. En un año
y medio ya ha sufrido dos huelgas generales imponentes y
centenares de manifestaciones de masas, entre ellas la
batalla de Génova. Hoy dirige el país
imperialista con más conflictividad social, y es
motivo de preocupación en las capitales europeas
que se contagie el efecto italiano en medio
del estancamiento económico reinante. Está
decidido a pegarle duro a la clase obrera, intentando no
perder el apoyo de la clase media comerciante y mantener
unida a la gran burguesía. Para lograr esto está
teniendo grandes dificultades.
El magnate de las telecomunicaciones (el hombre más
rico de Italia y uno de los más ricos del mundo)
ha entrado en política a fines del año 93,
considerando que los decadentes partidos de la burguesía
en aquel momento no podían defender adecuadamente
sus intereses y los de su camarilla y ha formado un nuevo
partido llamado Forza Italia (FI) con algunos restos de
la vieja Democracia Cristiana (DC) y del Partido Socialista
(PSI). FI se basa en la figura de Berlusconi, que a la imagen
del empresario triunfador, se le agrega una
personalidad agresiva, con muchos procesos en la justicia
y serias sospechas de ligazón con la mafia. Con sólo
dos consignas menos impuestos y menos
inmigrantes conquistó a la burguesía,
a los pequeños comerciantes y a los pequeños
productores agrícolas, y ganó las elecciones.
Pero es irritante para la clase obrera por su arrogancia
de gran patrón, su discurso ferozmente anticomunista
y su política antiobrera, y también para la
pequeñoburguesía bienpensante
que no tolera el monopolio de los medios de comunicación
en sus manos, ni las constantes leyes que hace votar en
defensa de sus intereses particulares (la posibildad de
falsear los balances de las empresas, la baja de impuestos
para las comunicaciones, posibilidad de recusar a los jueces,
etc) y la alianza con los post-fascistas
de Alianza Nacional (AN) y los racistas de la Liga Norte
de Umberto Bossi. El proyecto de federalismo
presupuestario y de organización nacional, que profundizaría
la brecha entre el norte rico y el sur pobre, impulsado
fuertemente por la Liga Norte, está llevando incluso
a conflictos con el presidente Ciampi, garante de
la unidad nacional y de la constitución. También
con este proyecto, al interior del gobierno, comienza una
crisis con el sector más ligado al Vaticano de la
coalición gobernante, la Unión Demócrata
Cristiana (UDC), minoritaria, pero importante por sus conexiones.
Aún dentro de la burguesía más tradicional,
personajes como Gianni Agnelli (líder de la familia
que dirige la FIAT) nunca se han alineado claramente con
Berlusconi, del que desconfían que en la carrera
por la defensa de sus intereses personales desestabilice
los de la burguesía en su conjunto. Este sector de
la gran patronal apoyó públicamente al Olivo
durante su gobierno.
La crisis aguda de la FIAT, símbolo del capitalismo
nacional y termómetro de la lucha de clases, ha incrementado
el enfrentamiento entre Berlusconi y Agnelli. El primer
ministro, a través de Mediobanca (en parte de su
propiedad) intenta entrar en la propiedad de FIAT aprovechando
la crisis de la hacienda, dando el primer golpe. Pero no
está dicho que los Agnelli, que fueron los reyes
sin corona de Italia en el siglo XX resignen fácilmente
sus posiciones. Por otra parte, Berlusconi teme que la lucha
de los trabajadores de la FIAT pase de ser económica
a ser claramente política (y ahora más ya
que empieza a tener parte también de la propiedad)
y golpee directamente a su gobierno. Tiene que derrotar
decididamente a los trabajadores de la FIAT si quiere terminar
su mandato y si quiere imponer todas sus leyes antiobreras.
Esto, más su alineación con el imperialismo
americano, en medio de una grave crisis económica
y en la víspera de una nueva guerra imperialista
muy impopular en Europa, sólo alimentan el fuego
de un movimiento social, que se iniciaba en los fines del
precedente gobierno.
Berlusconi tiene el antecedente de haber caído del
gobierno a fines del 94 después de una gran
oleada de huelgas y manifestaciones de masas, y esto provoca
desconfianza en algunos sectores de la burguesía,
ya que corre el riesgo de que le pase por segunda vez. Sin
embargo, Berlusconi no dejará el gobierno sin dar
una dura batalla, ya que para la gran patronal sería
intolerable que en 10 años las masas tiren dos gobiernos
electos, y además cuenta seriamente con extender
su imperio desde el gobierno. El sostén
del gobierno al plan de la FIAT de despidos y el encarcelamiento
de los activistas de Génova demuestran que juega
fuerte.
b-
La centroizquierda
La oposición
del Olivo nació centrada en los Democráticos
de Izquierda (DS), que proviene de la mayoría del
ex Partido Comunista Italiano (PCI) disuelto en 1991. Ellos
gobernaron desde 1995 hasta la mitad de 2001, liderando
una coalición que integran ex democristianos, ex
socialistas y los Verdes. Refundación Comunista (RC),
que surgió del viejo PCI y del que forman parte desde
su fundación los principales grupos del centrismo
de origen trotskista, integró la coalición
gobernante durante el primer año. A la ruptura con
el gobierno RC se dividió y un ala se quedó
en el Olivo, el actual Partido de los Comunistas Italianos
(PdCI). Durante el período de gobierno del Olivo
pasaron todas las leyes más importantes sobre la
flexibilidad laboral y privatizaciones en Italia. En el
plano internacional apoyaron las incursiones imperialistas
en la guerra entre Yugoslavia y Bosnia, mandaron tropas
para sofocar la insurreción en Albania en 1997 y
participaron activamente en la coalición imperialista
que atacó la Republica Yugoslava en 1999. Ya en la
oposición apoyaron la guerra de los imperialistas
angloyanquis contra Afganistán.
Hoy la coalición del Olivo tiene dos corrientes mayoritarias,
la DS y la Margarita (corriente burguesa hegemonizada por
ex DC y figurones como Rutelli). Los verdes y el PdCI son
corrientes minoritarias. La DS tiene hoy dos corrientes,
la mayoritaria encabezada por el ex premier Massimo DAlema
y Piero Fassino, y la minoritaria (el « correntone »)
liderados por Giovanni Berlinguer y Sergio Cofferatti (hasta
setiembre secretario general de la CGIL, principal central
sindical italiana). El Correntone trata de reconstruir
el Olivo a través de los sindicatos, y se ven obligados
a hacer declaraciones de apoyo en defensa de los trabajadores
en conflicto para poder canalizarlos. También son
los impulsores de los girotondi (rondas) encabezadas
por intelectuales como Nanni Moretti, en defensa de la justicia
burguesa contra Berlusconi (que llama a una parte de la
justicia magistrados rojos), para desviar el
rechazo que produce el gobierno hacia el sostén de
un pilar del Estado.
El ala mayoritaria, más abiertamente neoliberal y
más inclinada hacia una alianza con los otros imperialismos
europeos, que con los EE.UU., es la que hoy se encuentra
más incómoda. Cada vez que interviene el movimiento
de masas, a través de huelgas, marchas antiguerra,
etc, se produce una división entre las dos corrientes
de la DS. La mayoritaria, quiere un Olivo ampliado a derecha
e izquierda (incluyendo RC, disciplinado), con la misma
orientación política, y la minoría
tiene un proyecto más de tipo frentepopulista, incluyendo
a RC y figuras antiglobal, aún a riesgo
de perder partes sustanciales de la Margarita, para contener
un movimiento de lucha que consideran potencialmente explosivo.
El desarrollo de estas tendencias será determinado
por la lucha de clases.
El Olivo viene siendo golpeado por izquierda desde 1999,
con la participación como gobierno en la Guerra del
Kososvo. Hasta ahora cada vez que se produce un hecho profundo
como Génova o la huelga de la FIAT, cuando la DS
es largamente superada por izquierda por sectores de masas,
su actitud es la de esperar y ver, y los que hablan son
sus representantes sindicales. La DS representa electoralmente
a algo más de la mitad del Olivo, y es más
una organización de funcionarios que de militantes
convencidos. La relación con la CGIL es directa,
pero en esta central sindical también hay una importante
minoría de RC, y hoy existen infinidades de sindicatos
de base a su izquierda, que nacieron en los inicios de los
90. Estos por ahora pueden controlar relativamente
al movimiento de masas corriéndose más a la
izquierda de lo que lo puede hacer la coalición,
y con el prestigio de haber encabezado dos imponentes huelgas
generales. El problema que se les abre, es que en este giro
de la burocracia de la CGIL, terminaron habituando a las
grandes masas a movilizarse y legitimando al movimiento
antiglobal (y a su ala obrera), con lo que se les
va a hacer más difícil un nuevo giro a la
derecha. La coalición olivista no es unánime
en el sostén incondicional a la CGIL (la misma DS
no lo es). La Margarita quiere priorizar el diálogo
con la CISL, la ex central sindical democristiana, lo que
produce rispideces al interior del Olivo y al interior de
la DS, debido al repudio que generan sus dirigentes entre
la mayor parte de la base obrera. Si el conflicto de la
FIAT se radicaliza, la coalición corre el riesgo
de partirse, ya que no podrían dar una respuesta
común todas sus alas, sin separarse de la base de
los trabajadores. Su intento de llevar esta oleada de luchas
hacia el plano electoral, cuenta con el problema de que
las elecciones serán en el lejano 2006 y que Berlusconi
difícilmente llamará a elecciones anticipadas
antes de que el agua le llegue al cuello a la burguesía.
c-
Refundación Comunista
Refundación
Comunista representa un caso aparte. Es el único
grupo salido del stalinismo en el mundo que se refunda a
izquierda, junto a corrientes que se reivindican
trotskistas, despues de la caída del socialismo
real. Hoy, fundamentalmente sigue siendo un partido
reformista de izquierda, pero posee algunos rasgos centristas.
Por su origen de confluencia de corrientes, obviamente,
debe ser más democrático que lo que era el
viejo PCI. En su seno existen diferentes corrientes, que
van desde el ala más stalinista clásica (el
Ernesto), el ala centro, mayoritaria, integrada por la corriente
de Bertinotti y la corriente Bandiera Rossa (del Secretariado
Unificado de la IV Internacional), y una importante minoría
que se reivindica trotskista encabezada por Progetto Comunista
(ex Proposta, con relaciones con el PO argentino) y Falcemartello
(sección de la corriente internacional dirigida por
Ted Grant cuya política es hacer entrismo en partidos
de masas, incluídos partidos burgueses en las
semicolonias). Miles de activistas obreros y estudiantiles
que están a la cabeza de las luchas integran este
partido, se podría decir que no hay conflicto en
el que no sea parte. La mayoría de sus votantes proviene
de la clase obrera, y numerosos de ellos de la misma FIAT
en conflicto (RC dirige varias secciones de la FIOM). Esto,
más la inmensa lucha política interna hace
que sea muy presionado por el movimiento de masas.
Si bien intenta actualmente jugar el rol de oposición
permanente a nivel nacional (luego de haber participado
del gobierno Prodi), a nivel comunal y regional participa
en alianzas con el Olivo, y participa de la mayoría
de gobierno en ciudades importantes como Nápoles,
Turín, o la mismísima Roma. Ellos mismos hablaban
de la refundación de Refundación
cuando rompieron con el gobierno del Olivo, sin embargo
la ruptura nunca fue total, como se ve en las municipalidades.
Lo mismo se ve en el caso de los sindicatos, particularmente
en esta etapa, en la cual hacen un seguimiento acrítico
de la CGIL.
En el último congreso Refundación votó
dedicarse con todo al llamado movimiento antiglobal (del
cual son una parte fundamental en Italia), adoptando las
tesis de Toni Negri de Imperio. Hoy reivindican
al movimiento de los movimientos, de los cuales
el movimiento obrero forma parte, pero, según ellos
no tiene que jugar un rol hegemónico. La importancia
de Refundación no es la misma que la del viejo PCI,
pero sin embargo, hoy es hegemónico en la vanguardia.
Es el fenómeno más importante a nivel partidario
en Europa de nueva izquierda post 89,
a la izquierda del viejo stalinismo.Tiene la ventaja de
que no hay prácticamente grupos a su izquierda, desde
el momento en que el centrismo trotskista está adentro,
y el ala más radical del movimiento antiglobal es
muy débil, no se organiza como partido, y estratégicamente
son populistas. Puede jugar un rol importante en los próximos
meses como alternativa de recambio frentepopulista, si crecen
las luchas y puede caer el gobierno de Berlusconi.
d-
Los antiglobal
El llamado
movimiento antiglobal por algunos y por otros anticapitalista
directamente, hoy es la verdadera novedad de la política
italiana y un factor actuante. El movimiento que irrumpió
en la escena política mundial con la manifestación
de Seattle, ha hundido fuertemente sus raíces en
Italia, un país plagado de conflictividad social
y con un gobierno particularmente odiado como el de Berlusconi.
El gran mérito de este movimiento es el de despertar
a la vida política a una nueva generación
de jóvenes e introducir en el imaginario de sectores
de la clase obrera las ideas (aunque en forma ecléctica)
de internacionalismo y de que el capitalismo puede ser cuestionado,
después de dos décadas de derrotas del movimiento
obrero y de masas.
La manifestación de Génova (como gran muestra
de convergencia obrera y juvenil) fue la señal de
partida para el período de luchas que hoy estamos
viviendo. La gran huelga general del 13 de abril, que mostró
a gran escala la disposición de las amplias masas
a la lucha, también exhibió el arraigo de
los antiglobal entre las masas a través
de los 300.000 que particiaron de las manifestaciones de
los COBAS y los varios centenares de miles de antiglobal
que participaron con columnas alternativas en las manifestaciones
llamadas por la burocracia. De igual manera, el hecho de
que el movimiento reclame la legalización de los
inmigrantes y apoye la causa palestina, hace que importantes
sectores de los inmigrantes los vea con simpatía.
La reciente marcha de Florencia contra la guerra en Irak
(más de 500.000 personas), muestra la vigencia del
movimiento al que la prensa burguesa dio por muerto después
del 11/9.
Pero, lamentablemente, la enorme mayoría de las direcciones
del movimento integran el Foro Social Mundial, impulsado
a través de sus intelectuales por la socialdemocracia
europea, que tiene como objetivo castrar a este movimiento
hacia una perspectiva reformista con un discurso anti partido
revolucionario y contra la toma del poder por los trabajadores
tomado prestado de los Zapatistas de Marcos. Ellos también
difunden un antiamericanismo light antiguerra,
encubriendo los intereses de los imperialistas europeos.
Sin embargo, el Foro, por las contradicciones de objetivos
entre sus miembros y su debilidad estructural, no puede
reemplazar el rol de una dirección contrarrevolucionaria
insertada en las masas de cada país como lo fue el
stalinismo, por lo que deja abiertas al movimiento potencialidades
revolucionarias.
El movimiento de los movimientos, que tiene
como característica el de articularse en redes, e
integrar distintos sectores sociales (va desde la clase
obrera hasta algunos sectores de pequeños productores
rurales y alas progresistas de la Iglesia),
sirvió para unir en una causa común
a miles de pequeños grupos de activistas que desarrollaban
reivindicaciones parciales (el derecho a la vivienda, en
defensa de los inmigrantes, contra las guerras imperialistas,
en defensa de la ecología, etc) con los sectores
del movimiento obrero combativos, que están
por fuera de las confederaciones oficiales (Cobas, CUB,
RdeB, etc., de importante peso entre los trabajadores estatales,
los precarios y los trabajadores inmigrantes, y peso relativo
en la industria pesada). La mayoría de estos movimientos
nacieron en la década del 90 y se agrupan en
los Centros Sociales, casas ocupadas donde se
desarrolla actividad política, nacidos como subproducto
de la lucha por el derecho a la casa. Hay centros sociales
en todas las ciudades de Italia, y su activismo se puede
contar en centenares de miles a escala nacional.
La tradición de los 60-70 de la extrema
izquierda autonomista es parte de la mística
de estos grupos, y no es casual que Toni Negri sea su principal
ideólogo. Sin embargo, la continuidad con ellos no
es total. En general el movimiento es pacifista, mientras
que en los 70 los autónomos no renegaban de
la violencia como arma de lucha, e incluso tenían
alas terroristas, que eran muy sectarias y desconfiadas
respecto del movimiento obrero. Los antiglobal de hoy, pese
a que no levantan la tesis de que la clase obrera es el
sujeto y lider de los oprimidos, son partidarios de la movilización
de masas, aunque no bajo la estrategia de una revolución
obrera. El grupo más popular entre los antiglobal,
los Desobedientes (ex mamelucos blancos) se
manifiesta claramente contrario a la toma del poder. Tienen
en común los autonomistas de ayer y de hoy que son
contrarios a la construcción de un partido nacional
(y mucho menos internacional). Hasta el año 2000
eran más seguidistas de los productores rurales que
se oponían a los transgénicos (particularmente
porque venían de los EE.UU. y los arruinaban) y del
Partido Verde, hablando con una verborragia antiamericana.
Hoy, forzosamente, se ligan al movimiento de la clase obrera
en lucha, que los ve con simpatía por las movilizaciones
que llevaron adelante contra del G8, el FMI, la OTAN, etc.
El movimiento es una nueva izquierda, ubicada
a la izquierda de la socialdemocracia y los restos del stalinismo
clásico, pero sin otro programa que el vago Otro
mundo es posible, slogan del Foro Social Mundial,
que da cabida a todo tipo de interpretaciones.
La raíz que tiene el movimiento en la clase obrera
es, sobre todo, a través de RC y de los Cobas. Refundación
son los únicos antiglobal en Italia capaces
de coordinar una actividad del movimiento a nivel nacional
y local, debido a su inserción, y transforma al movimiento
en Refundación-dependiente. El hecho de que ningún
grupo antiglobal plantee la creación de otro partido
a la izquierda de RC hacen que todo tentativo de superarlos
por izquierda se desvanezca en la impotencia.
El 11 de setiembre implicó para el movimiento antiglobal
(internacional y local) un giro más pronunciado hacia
el pacifismo, pero no se detuvo su ligazón con el
movimiento de masas. Las huelgas generales más las
luchas estudiantiles, le dieron una nueva vitalidad a todas
sus alas. El hecho de apresar primero a dirigentes de los
Desobedientes y de los Cobas por asociación
subversiva, y después, de activistas que habían
participado a la marcha de Génova, muestran un serio
intento del régimen de golpearlos y dividirlos de
la masa obrera.
Hoy los obreros de la FIAT se ven rodeados de la solidaridad
de la juventud de los Centros Sociales y los trabajadores
responden con simpatía. En la fábrica Alfa
Romeo de Arese dirigen los Cobas y RC tiene gran militancia
(incluso importantes dirigentes obreros regionales) en las
fábricas del grupo torinés. Al ser este conflicto
el test central de la lucha de clases en Italia, el llamado
movimiento antiglobal (y particularmente RC) tiene una parte
de la responsabilidad en el ulterior desenvolvimiento de
la lucha de clases en Italia.
-
La lucha de la FIAT como punto clave para el desarrollo
de la lucha de clases en Italia
Los
antecedentes
La lucha
de la Fiat no aparece por generación espontánea.
Es la maduración de un descontento obrero y popular
que viene del final del gobierno del Olivo y se prolonga
hasta hoy.
Durante el gobierno del Olivo, las centrales sindicales
(CGIL, CISL y UIL) mantuvieron un rígido Pacto Social
y permitieron al gobierno hacer pasar la flexibilidad laboral
en gran escala. Aprovechando una coyuntura de crecimiento
económico, se crearon en el norte del país
miles de nuevas pequeñas empresas (de servicios,
informática, pero también de industria pesada
y ligera) con empleos basura, precarizados,
sin derechos sindicales y en muchos casos sin horarios fijos.
Esto mejoró la tasa de ganancia de los capitalistas,
pero al mismo tiempo creó una nueva clase obrera
más joven, femenina, inmigrante, sin lazos orgánicos
directos con las burocracias sindicales tradicionales, ni
con el gran heredero del viejo PCI, la DS. Mientras existió
la onda de crecimiento, hasta 1999, la clase obrera dio
luchas parciales, atomizadas, por fábrica. Durante
este período, las luchas más duras las protagonizaron
los docentes, los trabajadores industriales del sur pobre,
la nueva clase obrera del nordeste, las organizaciones de
desocupados del sur, etc. Con la Guerra del Kosovo, apareció
en escena política lo que hoy se llama el movimiento
antiglobal, con grandes protestas antiimperialistas, enfrentándose
al gobierno de la Tercera Vía de DAlema,
con una incipiente participación del movimiento obrero
industrial.
A partir del año 2000, con la crisis económica,
comienzan a aparecer las primeras protestas de envergadura:
los ferroviarios, los controladores aéreos, los trabajadores
inmigrantes llevan adelante grandes manifestaciones, los
trabajadores de la educación, contra la reforma privatista,
y los desocupados del sur, que cortan rutas y sufren una
violenta represión y persecusión. En ese mismo
año, y estimulados por la manifestación de
Seattle, el movimiento antiglobal italiano comienza a salir
a la luz, y adquiere roles protagónicos en las manifestaciones
de Praga y Niza. La clase obrera industrial había
dado algunas muestras de radicalización en las luchas
de la fábrica Zanussi (electrodomésticos)
y en las refinerías de Sicilia. A fin de 2000 comienzan
las primeras negociaciones por el contrato en la FIAT, que
dejan resultados insatisfactorios para los trabajadores.
En marzo de 2001, el gobierno olivista reprime salvajemante
una importante manifestación antiglobal en Nápoles,
en la que participaban los desocupados organizados y grandes
delegaciones de trabajadores (estatales y metalmecánicos,
particularmente).
El 13 de mayo Berlusconi gana las elecciones, manteniendo
el mismo porcentaje de votos que cuando perdió en
el 96, pero sumando en esta oportunidad a la Liga
Norte, que le da los votos que le faltaban para superar
al Olivo, y aún así no llegan al 50%. La centroizquierda,
más RC (por fuera) logran cerca del 46% de los votos,
con lo que el país queda prácticamente dividido
en dos.
A menos de una semana del triunfo de la derecha una enorme
huelga de los metalúrgicos con manifestaciones de
decenas de miles en las principales ciudades anuncia que
el gobierno de Berlusconi no será tranquilo. A fines
de junio, 50.000 trabajadores metalmecánicos en huelga
se movilizan por las calles de Turín (la ciudad de
la sede central de la FIAT). Esta se convierte en la manifestación
obrera más importante de esta ciudad desde 1980.
Desde el palco los jóvenes llaman a manifestarse
contra el G8 y los trabajadores responden Todos a
Génova.
La Batalla de Génova de la que participaron
más de 300.000 personas, representa la primera unión
a gran escala entre los trabajadores industriales y la juventud
antiglobal (por lo menos 50.000 metalmecánicos manifestaron).
El asesinato del joven Carlos Giuliani por la policía
y la feroz represión que se lanzó contra los
manifestantes mereció un repudio masivo que se expresó
también en las calles. Esto provoca una oleada de
politización entre los trabajadores y la juventud.
La actitud de la DS, que había convocado a la cumbre
del G8 mientras eran gobierno, de condenar al movimiento
antiglobal por violento, y alinearse con Berlusconi
en la guerra contra Afganistán, deja espacio para
el crecimiento del movimiento antiglobal, y la CGIL debe
hacer un giro a la izquierda para poder mantener
dentro del régimen la oleada de protestas.
Mientras que Berlusconi lanza un programa que apunta a los
despidos fáciles, la privatización de la educación,
la persecusión de los inmigrantes y la participación
en la cruzada antiterrorista de Bush, todos
los sectores oprimidos de la sociedad se manifiestan en
forma masiva. Los universitarios protagonizan largas ocupaciones
de universidades en todo el país, los secundarios
vuelven a ocupar escuelas después de largos años,
los inmigrantes protagonizan marchas enormes contra la Ley
racista Bossi-Fini y se producen huelgas en todas las ramas
de la industria y el comercio. En cada una de estas manifestaciones
la lucha contra la guerra en Afganistán estaba presente.
La clase obrera empezaba a ser influenciable por ideas de
extrema izquierda.
Gran
huelga general
Lo que
finalmente cambia la relación de fuerzas entre las
clases es la huelga general de abril de 2002. En marzo se
desarrolla una movilización de cerca de 3 millones
de personas en Roma en defensa del Artículo 18 (contra
los despidos fáciles) en la que Coferatti pasa de
ser un gris burórata sindical a ser un líder
de masas. El 80% de los trabajadores adhiere a esta huelga
y otra vez varios millones se movilizan en toda Italia.
Lo llamativo es que sólo el 40% de la clase obrera
se vería afectada por la derogación del Artículo
18, porque el resto está ya precarizada. Esto deja
claro que fue una huelga política, de hartazgo de
la precariedad y la explotación, y antigubernamental.
Todos los medios burgueses pusieron en evidencia el poder
de convocatoria de la burocracia sindical de la CGIL y un
crecimiento del consenso de la oposición burguesa
olivista, lo que es una verdad parcial. Los sindicatos alternativos,
como los COBAS, también movilizaron varios centenares
de miles. Pero lo que realmente cambió fue que la
clase obrera de conjunto dijo basta, y se plantó
frente al gobierno. Esta acción obrera contundente
fue un golpe contra las teorías de que la clase obrera
no era más sujeto o que las huelgas obreras
no servían más porque eran excluyentes
y hacía falta una huelga de ciudadanía,
como sostenían grupos antiglobal como los Desobedientes.
A partir de allí los trabajadores se convirtieron
en el centro de la política italiana, y todo movimiento
opositor al gobierno debía tenerlo en
cuenta como eje en su política. El imaginario de
buena parte de los antiglobal italianos, que eran anti urbanos,
pro campesinos, contrarios al desarrollo tecnológico
y favorables a una sociedad por fuera del capitalismo
y del mercado, recibía un duro impacto. No se puede
prescindir de la clase obrera en un proyecto de sociedad
alternativa al capitalismo.
A posteriori de la huelga general se desencadenó
una oleada de conflictos obreros de los que podemos destacar
dos muy significativos: la de los empleados de La
Rinascente y los empleados de la limpieza de la estación
de tren de Milán. La Rinascente es una
cadena comercial de extensión nacional, propiedad
de la familia Agnelli, donde nunca se había hecho
una huelga y las empleadas están siempre sonrientes
por contrato. La huelga en todas las sucursales del país
por dos días, reivindicando mejoras salariales y
de condiciones de trabajo, mostró que el ánimo
de lucha había llegado a todos los estratos del proletariado,
aun los que conviven con una patronal dura pero paternalista.
El paro de los empleados de limpieza de Milán se
destacó por su radicalidad. Ellos reciben una paga
inferior a la media italiana, y aún asi la patronal
había decidido despidos. Ellos bloquearon la salida
de trenes durante tres días, se enfrentaron incluso
físicamente con los burócratas de la CGIL,
que les pedían levantar sus medidas. La lucha terminó
con una derrota parcial (pasaron algunos despidos), pero
era el primer conflicto importante en este período
en el que se cuestionaba a la CGIL desde la base y el método
de cortes de vías férreas se extiende hacia
otros sectores de trabajadores. Durante estos meses el movimiento
antiglobal siguió llevando adelante manifestaciones
con centenares de miles de personas contra la guerra en
Irak, por Palestina y contra la ley anti-inmigración
Bossi-Fini. Berlusconi, asimismo despide de la televisión
estatal a dos famosos periodistas de centroizquierda (Biagi
y Santoro), abriendo aún más las brechas con
la clase media intelectual, irritada por el control casi
absoluto de los medios estatales y privados de parte del
Cavaliere.
En julio, la CISL y la UIL suscriben con Berlusconi el Pacto
por Italia, que contempla a cambio de algunas pequeñas
mejoras en los salarios y las jubilaciones, la derogación
del Artículo 18. Con esto se rompe la unidad sindical
con la CGIL. Mas, este intento de dividir al movimiento
obrero no frena la lucha de masas.
Segunda
huelga general y lucha de la FIAT
La FIAT
es el símbolo por excelencia del capitalismo italiano,
la imagen de la Italia empresaria en el mundo. La familia
Agnelli ha sido la gran mandante de los italianos durante
todo el siglo XX, ha gobernado desde bambalinas con el rey,
durante el fascismo y con la Democracia Cristiana. Las oleadas
de lucha revolucionarias, en los 20, los 40
y los 70 se definieron con los resultados de la lucha
de los trabajadores de la FIAT. Hoy la recesión golpea
a los fabricantes de auto en todo el mundo (y a la FIAT
en particular). El mito del desarrollo constante con la
FIAT como pivot llego a su fin. La dinastía Agnelli
ha entrado en crisis y los bancos italianos (entre ellos
los de Berlusconi) quieren quedarse con una parte del coloso
que abarca las marcas FIAT, Alfa Romeo, Lancia, Maserati
y Ferrari (son también propiedad del grupo: bancos,
aseguradoras, cadenas comerciales, los diarios La Stampa
y el Corriere della Sera, etc.). La compra del 20% de parte
de la General Motors mostraba la debilidad del imperio italiano.
En la planta de Turín se venía amenazando
con despidos y reestructuraciones en gran escala, producto
del acuerdo con la General Motors. Desde mayo de 2001 se
venían sucediendo huelgas parciales en todas las
fábricas del grupo, y desde el verano de 2002 con
las amenazas de despidos más concretas el malestar
de los trabajadores crecía. Al mismo tiempo la CGIL
daba un nuevo giro a izquierda, con el llamado
a un nuevo paro general el 18 de octubre, incluyendo en
su programa un pronunciamiento contra una eventual guerra
en Irak, para ganar las voluntades de los COBAS y los antiglobal,
para compensar la ruptura de la unidad de accion con la
CISL y la UIL.
A inicios de octubre, es público que la FIAT va a
despedir, pero sin decir la cantidad. El déficit
de la empresa llega a 6.000 millones de dólares.
La huelga general se centra en el tema de la FIAT. El nuevo
líder de la CGIL, Epifani hace el acto principal
en Torino. El paro general tiene un importante suceso y
da un nuevo golpe al gobierno de Berlusconi. En este caso
la centroizquierda se divide, el sector de la Margarita
condena el paro porque divide a los sindicatos,
y la mayoría de la DS no lo apoya claramente. La
movilización en todo el país supera largamente
el millón de personas, los trabajadores paran en
un 60% más allá del boicot de la CISL y la
UIL. El punto de repudio a la guerra en Irak, fue llamativamente
olvidado en casi todos los actos de la CGIL.
Después de la huelga la empresa de los Agnelli anuncia
que va a despedir 8100 trabajadores, cerrando en su totalidad
la fábrica de Termini Imerese en Sicilia, y reduciendo
drásticamente en la Alfa Romeo de Arese (cerca de
Milán). La resistencia a los planes de la FIAT se
expande en todas las sedes de la empresa y el tema pasa
a primer plano en el país. Toda la clase política
se moviliza e intenta negociar con los accionistas para
que no explote una crisis social de magnitud. La causa de
los trabajadores de la FIAT se transforma en la causa de
la gran mayoría de los trabajadores.
El gobierno se divide rápidamente. Berlusconi interviene
directamente reuniéndose con los directivos de la
FIAT, y los critica públicamente. No puede efectuar
un salvataje directo a la empresa porque el país
viene de sufrir graves inundaciones y un terremoto, y sería
mal visto, un aporte de fondos a una empresa mientras hay
miles de personas que quedaron sin casa. Los postfascistas
de Alianza Nacional, no obstante, piden una intervención
del Estado. Los cristianos esbozan una crítica a
la gestión de la empresa y la acusan de irresponsablidad
social. La Liga Norte aprovecha la debilidad de Berlusconi
para relanzar su proyecto de federalismo, amenazando
con la ruptura con el gobierno si no se los apoya. La centroizquierda
se queda absorta y se limita a responsabilizar de la situación
a Berlusconi... y no a los Agnelli. Refundación Comunista
dice que hay que nacionalizar la FIAT.
Mientras tanto se desata una oleada de luchas en todas las
sedes de la FIAT y se extienden los métodos de corte
de rutas y de bloqueos de trenes en las estaciones. No hay
un solo día sin luchas. En Turín se hacen
dos paros generales en solidaridad con los trabajadores
de la FIAT con importante suceso. La causa de los trabajadores
de la FIAT es muy sentida a nivel nacional, se desarrollan
huelgas en solidaridad (en particular entre los metalmecánicos),
y miles de jovenes se movilizan junto con los trabajadores.
Los grupos antiglobal también golpeados por las detenciones,
hacen ocupaciones de museos y comercios de los Agnelli,
y visitan Termini Imerese. Una delegación de trabajadores
de la OPEL (de General Motors) de Alemania viene a solidarizarse
a Turín planteando que tienen que luchar juntos contra
el mismo enemigo. Bajo la presión de la base, la
burocracia lleva adelante medidas localizadas a cada fábrica
o a cada ciudad o región, no lleva adelante ninguna
lucha nacional, de todas las empresas del conglomerado.
La CGIL, junto con la CISL y la UIL que volvieron
a la lucha, van a negociar con la empresa y el gobierno
tratando solamente de limitar el daño, no ofrecen
a los trabajadores ninguna consigna por la cual luchar,
ni siquiera mínima. Hasta el día de hoy no
llamaron a ningún paro de todo el conglomerado ni
siquiera por 24 horas.
Los dos polos más combativos serán Termini
Imerese y Arese. El caso de Termini Imerese es el más
grave, ya que en la zona hay una gran desocupación,
y el cierre de la planta significaría la crisis total
de la ciudad. Es una zona sin tradición de lucha
obrera, más bien de clientelismo caudillístico-mafioso,
y la mayoría de los trabajadores de esta fábrica
votaban a Berlusconi. Allí se hace una huelga por
tiempo indeterminado, se organiza una comisión de
mujeres de trabajadores, viajan delegaciones por todo el
país en busca de solidaridad. Ellos protagonizaran
las acciones más radicales bloqueando en varias oportunidades
el único acceso a Sicilia desde el continente. Asimismo,
hicieron innumerables y masivas manifestaciones en Roma,
fueron a bloquear la sede de Melfi, etc. Berlusconi dice
que se compromete a salvar Termini Imerese e
intentan trasladar los despidos a Mirafiori (Turín).
Sin embargo los trabajadores reaccionan, y en todas las
sedes de la FIAT rechazan los planes de dividir a los trabajadores
entre el norte rico y el sur pobre. Ellos se organizaban
en asamblea permanente, pero allí se hacían
presentes todas las mediaciones posibles para frenar el
proceso de radicalización de los trabajadores de
la planta siciliana. El presidente de la región Sicilia
(de Forza Italia) se solidariza con los trabajadores
y pasa allí todos los días y da discursos
antinordistas. La iglesia se hace presente,
artistas como Nanni Moretti (el líder de las rondas),
los antiglobal de Casarini, etc. La CISL y la CGIL, repetían
la lógica de sostener medidas locales pero no hicieron
ninguna medida nacional en defensa de Termini Imerese. En
el caso de Arese, al estar dirigidos por los Cobas, el ala
antiglobal del sindicalismo, y ser tocados por
gran cantidad de despidos o suspensiones, los trabajadores
hicieron una huelga casi permanente, innumerables bloqueos
de rutas, e incluso manifestaron frente a la casa de Berlusconi.
Sus medidas eran muy espectaculares y tenían
un discurso más radical, y por eso se transformaron
en un referente para los trabajadores más combativos.
Pero, no obstante, no jugaron un rol alternativo a la burocracia
como veremos mas adelante.
Al ver la potencia de la protesta, el gobierno cambia los
potenciales despidos por el pase a la Caja de integración
(suspensiones con el 80% del salario pagado por el estado)
por uno o dos años según los casos. Frente
a esto, la burocracia se limita a reclamar suspensiones
rotativas en todos los establecimientos para repartir
el peso de la crisis entre todos los trabajadores.
Los trabajadores de la FIAT sufren una derrota parcial
pero la situación sigue abierta
Cuando
la lucha de la FIAT parecía tomar caminos muy combativos
se abre una puja importante entre la burguesía. En
los últimos días de noviembre, se desencadenó
una pelea abierta entre la familia Agnelli y Berlusconi.
El primer ministro acusa de incompetentes al management
de la casa torinesa, que si fuera él los despediría,
y que la crisis de la empresa es culpa de la familia. Los
Agnelli responden que eso no es de su competencia. La centroizquierda
le hace coro a los Agnelli. Los partidos del gobierno acentúan
sus divisiones.
Con miles de trabajadores en las calles, el 6 de diciembre
la patronal da su última palabra: pase a la Caja
de integración de 5600 trabajadores por uno
o dos años según el caso, en algunas fábricas
las suspensiones serán rotativas. Termini Imerese
permanecerá cerrada hasta junio o setiembre. La reincorporación
de los suspendidos al trabajo dependerá del
mercado. El gobierno dice que hizo todo lo posible.
Después de decretadas las suspensiones, se abre la
telenovela de la dirigencia FIAT. El 9 de diciembre,
Umberto Agnelli cede a la presión de Berlusconi y
de algunos bancos (cercanos a los intereses del Cavaliere)
y despide al presidente de FIAT Auto (Fresco) y al Manager
general. Sin embargo, otros bancos, más ligados a
los EE.UU. y a la General Motors sostuvieron a Fresco, y
el patriarca Gianni Agnelli lo restituye en
su puesto, desacreditando a su hermano Umberto y, en cierta
medida, a Berlusconi.
Frente a esta resolución del conflicto,
la burocracia no llama ni siquiera a un paro general de
todo el conglomerado. En Termini Imerese, la CISL hace el
trabajo sucio de decir que no hay que ocupar la fábrica
y la CGIL llama a aceptar en aras de la unidad sindical.
La crisis entre Berlusconi y Agnelli, es obviada por ellos,
para que no se cuestione la gestión privada de la
hacienda. Los Cobas de Arese tampoco ocupan, ni se declaran
en favor de la expropiación. Ni ellos ni la burocracia
llaman a un congreso de delegados de base de todo el conglomerado
FIAT. Los sindicatos alternativos no presentaron
ninguna alternativa a la burocracia. Refundación
Comunista, que llamaba a la nacionalización
sin pago, se limita a presentarlo a votar... en el
Parlamento, donde son una ínfima minoría.
Asimismo se dedicaban a lavar la cara de la burocracia y
a hacerla pasar como progresista: El pedido de intervención
directa del estado en el capital de la FIAT, hecha propia
también por parte de la CGIL, CISL y UIL, es por
lo tanto, devenida la reivindicación central de todo
el movimiento sindical (Liberazione 24/11, Las razones
para nacionalizar la FIAT). Lo que hace RC es travestir
la posición de las centrales sindicales, que en realidad
levantaban, sin mucho entusiasmo, la posición de
los postfascistas de Alianza Nacional de salvataje
de la principal industria italiana. RC, que
tiene un gran predicamento entre los trabajadores, no llevó
adelante ningún combate contra la burocracia sindical.
Pese al duro golpe recibido, la lucha de los trabajadores
continúa. Las manifestaciones se prosiguen, se forman
comités de suspendidos. Participan en las marcha
por la liberación de los antiglobal detenidos. Pero
lo que mantiene vivo el conflicto, es la crisis de la empresa
FIAT y de Italia. El rojo en las cuentas de la FIAT sigue,
y nuevas suspensiones o despidos no están descartados
en los próximos meses. La perspectiva más
probable es el desmembramiento del imperio FIAT, lo que
acrecentaría el desprestigio de conjunto de los capitalistas
italianos. Cuando estaba al rojo vivo la crisis de los de
arriba, un buen momento para incrementar las luchas de los
de abajo, la burocracia se encargó de desmoralizar
y dividir llamando a un paro general de la industria sin
fecha precisa.
En los últimos días, se revitalizó
el conflicto de los docentes y empleados públicos,
aumentaron las luchas contra los despidos en las metalúrgicas
en el norte, y se realizó el 17/12 un importantísimo
paro de los transportes urbanos, que amenaza con continuar
en un plan de lucha. Los atentados de diciembre, de dudosa
procedencia aunque presuntamente realizados por anarquistas,
solamente juegan el rol de reforzar las medidas represivas
del gobierno, y no la lucha de los trabajadores. Berlusconi
no puede llevar adelante el gran ataque prometido, ya que
el movimiento obrero ha demostrado estar vivo y con ánimo
de pelea. Mientras existan presos políticos, como
los de Génova (en Italia todavía hay centenares
de detenidos políticos que vienen de los 70),
el proyecto de la centroizquierda de utilizar a la justicia
como regeneradora política, va a ser difícil
que haga pie en el conjunto de los opositores a Berlusconi.
Asimismo, el ataque a Irak mantiene en plena tensión
a la burguesía entre los pro europeos y los pro americanos,
con el movimiento antiglobal que plantea una huelga
general europea si se inicia el conflicto. La situación
italiana deja un importante margen para que la lucha de
la FIAT pueda resurgir, ya que todavía los despidos
no fueron llevados a cabo, los suspendidos están
organizados, su pelea cuenta con la simpatía de la
inmensa mayoría de los trabajadores y la juventud,
y grandes sectores de la clase obrera continúan en
lucha contra el odiado Berlusconi.
Una
primera conclusión
El conflicto
de la FIAT podía ganarse. Animo de combate había
(y aún hay) para llevar adelante una lucha en todo
el conglomerado. La huelga en esta gran concentración
obrera, sacudió a Italia y contó con la simpatía
y la solidariadad de trabajadores, de los jóvenes
del movimiento antiglobal y de amplias capas de la población.
Pero este ánimo de combate en los sectores más
de vanguardia no fue suficiente en este primer enfrentamiento
para imponer una alternativa a la dirección burocrática.
Aunque la ocupación de las plantas como método
y la expropiación estuvieron en discusión
entre los sectores más avanzados de los trabajadores,
las plantas no se ocuparon, y a pesar de haberse mantenido
la unidad de las distintas fábricas, no se logró
poner en pie una organización de coordinación
única de todo el conglomerado que superara las luchas
locales de la burocracia y empezara a marcar el camino de
la organización obrera democrática e independiente.
Esta experiencia con las direcciones oficiales y las variantes
alternativas será muy importante si se retoma el
conflicto.
La reestructuración de FIAT está en sus comienzos,
y pasada esta primera fase del conflicto, el gobierno y
los eventuales nuevos inversores irán en busca de
recuperar la rentabilidad, lo que seguramente enfrente a
los trabajadores con nuevos ataques en el próximo
período. Esto pone en evidencia la contradicción
entre los intereses de los capitalistas italianos
y extranjeros- y de sus representantes políticos
por un lado y los de los trabajadores y la amplia mayoría
de la población por el otro. La única forma
de impedir la reestructuración de la
FIAT y la pérdida de miles de puestos de trabajo
será avanzar sobre lo que no se ha logrado hasta
ahora: atacar la sacrosanta propiedad privada
tan celosamente defendida por la burocracia sindical, ocupar
las plantas, luchar por la nacionalización sin pago
de FIAT y ponerla a producir bajo control obrero. Los trabajadores
demostrarían así su fuerza social y su capacidad
de dirigir una economía al servicio de los intereses
de la población y no en función de las ganacias
o las pérdidas de los capitalistas.
La clase obrera viene siendo el eje de la oposición
al gobierno de Berlusconi y sus acciones han profundizado
las divisiones en el gobierno y al interior de los partidos
opositores. Ha demostrado que es un actor central
a la hora de enfrentar al régimen burgués,
ganándose la simpatía de la vanguardia juvenil
del llamado movimiento antiglobal. En los procesos de lucha,
movilización y politización de los últimos
años, está surgiendo una nueva generacion
de jóvenes y trabajadores que está aprendiendo
con su experiencia, muchos de ellos buscan formas alternativas
de organización. Entre los centenares de miles de
obreros y jóvenes antiglobalización o que
se organizan en los COBAS ¿hay amplias franjas que
se orientan a una política muy radical e incluso
revolucionaria? Aunque todavía es prematuro definirlo
claramente y habrá que verlo en las próximas
acciones en el año que se abre, hay varios elementos
que hemos desarrollado en este artículo que apuntarían
en ese sentido.
Sin embargo, tomada de conjunto, esta vanguardia todavía
está influída por la ideología reformista
de izquierda de Refundación Comunista o por el anarquismo
y el autonomismo, que crean la ilusión de que pueden
subsistir experiencias alternativas sin necesidad
de luchar por el poder del estado. Para que la energía
desplegada no termine en la impotencia hace falta un nuevo
partido obrero revolucionario, que dé la batalla
ideológica y política para regenerar un marxismo
creativo que sea atractivo para los miles de trabajadores
y los miles de jóvenes que con una ideología
confusa cuestionan al capitalismo y que reinstale en su
horizonte la perspectiva estratégica de una revolución
obrera. Que enfrente a la burocracia, y que luche por la
creación de consejos obreros, muy caros a la tradición
del país, que sean la base de una nueva sociedad.
Estos serán los que propongan expropiar a los capitalistas
y organizar racionalmente el enorme aparato industrial italiano,
que podría satisfacer con creces las necesidades
de la mayorías obreras y populares, y mejorar el
medio ambiente. Por ejemplo, los ingeniosos trabajadores
y técnicos de la FIAT podrían desarrollar
sin problemas los autos ecológicos y crear una nueva
red ferroviaria en el sur del país solamente con
la tecnología disponible actualmente. Si se expropian
los medios de comunicación y se los ponen bajo control
de los trabajadores, se recuperará y dará
pasos gigantes la cultura italiana, hoy bastardeada en manos
de pulpos como Berlusconi y su camarilla. Una nueva Italia
obrera, estimulará la revolución no sólo
en Europa, sino particularmente en todo el Mediterráneo,
de donde vienen millones de inmigrantes para escapar del
hambre y regímenes despóticos. Sería
un salto en la lucha contra el imperialismo, la explotación
y la opresión. Esa perspectiva es la que ponemos
en discusión a la vanguardia obrera y juvenil que
lucha día a día en las calles y que busca
una alternativa al capitalismo. |