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Estrategia Internacional N° 20
Septiembre 2003

Movimiento antiguerra en Italia, fortalezas y debilidades
Por Jean-Baptiste Clech y Lucas Pizzutti

 

Introducción

 

El movimiento pacifista-antiguerra que recorrió el mundo, finalmente no logró su objetivo: el de impedir la guerra. ¿Era posible pararla? Las únicas posibilidades de hacer parar la guerra desde fuera del teatro de conflicto, era parando la maquinaria que la hacía posible. La “maquinaria de guerra” se compone principalmente por los estados y gobiernos que la llevan adelante, más las burguesías imperialistas que la financian y esperan obtener beneficios de ella. Sólo con una gran lucha obrera contra los gobiernos de la guerra se podía parar la agresión imperialista, o aún darla vuelta y transformarla en una lucha social contra los gobiernos imperialistas. En el caso de Inglaterra y España estaban dadas las condiciones para un llamado a un paro general contra la guerra, que inclusive podía transformarse en una lucha contra los reaccionarios gobiernos de Blair y Aznar. Pero en el caso italiano, la prolongada movilización antiguerra, más la conflictividad social que recorrió la península1, bloquearon al gobierno de Berlusconi con su intención de enviar tropas a Irak y lo pusieron en una complicada situación internacional (al final no estuvo con el eje franco-alemán, y no pudo posicionarse con los EE.UU.). Precedidos por movilizaciones históricas en defensa del artículo 18 del estatuto de los trabajadores, los meses de septiembre de 2002 hasta marzo y abril de 2003 fueron esmaltados por una sucesión de paros y huelgas, manifestaciones callejeras y acciones directas contra los símbolos del aparato militar de la OTAN.

Las últimas movilizaciones, en las cuales los asalariados fueron un componente central, mostraron una fuerte disposición a la combatividad. La amplitud y la magnitud de estas expresiones dejaban entrever perspectivas nuevas para la clase trabajadora italiana, en términos de inversión de la relación de fuerza con su propia burguesía -sea esta “pacifista”, es decir europeísta o no- y el gobierno Berlusconi aliado de los guerreristas.

Al sacudir fuertemente los cimientos del gobierno Berlusconi, el movimiento antiguerra hubiera golpeado fuertemente la coalición imperialista. Existían potencialidades enormes para tratar de parar la maquinaria guerrerista. Trataremos de analizar las características, los alcances y los límites objetivos y subjetivos de las movilizaciones en la península para tratar de sacar lecciones revolucionarias y rescatar lo más valioso del combate que libró la vanguardia juvenil y obrera. Estudiaremos también cuales fueron los límites que las direcciones tradicionales y alternativas del movimiento obrero y juvenil impusieron al movimiento, impidiendo la metamorfosis del movimiento antiguerra en una lucha por la caída del gobierno de Berlusconi, la única forma inclusive para luchar por la paz reclamada por las grandes masas.

 

La etapa preparatoria en el marco de la crisis de Eurolandia y las divisiones de la burguesía italiana y su gobierno

 

La emergencia del movimiento antiglobalización en gran escala, sumado a la masiva intervención del movimiento obrero, de mitad de 2001 en adelante, ponía al movimiento de masas italiano a la vanguardia de la lucha en el viejo continente. Las luchas sociales italianas lograron colarse y aprovechar las brechas y las crisis internas generadas en el seno mismo de la burguesía y de la patronal italianas, cuyo ejemplo paradigmático fue la crisis que sacudió el símbolo mismo del capitalismo italiano y del imperio Agnelli: la crisis de Fiat Auto a fines de 2002. El mismo gobierno Berlusconi, electo a mediados de 2001, es un gabinete cruzado por fuertes contradicciones internas tanto a nivel político2 como a nivel institucional3.

Sobre el debate iraquí, como en el caso de la solución para rescatar a FIAT Auto, la mayoría gubernamental y la burguesía se encuentran profundamente fraccionados entre atlantistas y europeístas. El debate se cristaliza alrededor del unilateralismo norteamericano y el papel de la ONU. En realidad esconde dos alternativas divergentes y dos horizontes estratégicos distintos, es decir qué papel y qué futuro hay para la burguesía italiana en cuanto a burguesía imperialista de segunda categoría en el ajedrez europeo y mundial; qué papel respecto a los dos bloques incipientemente rivales, el franco-alemán y el norteamericano.

En este marco, la manifestación de Florencia de noviembre de 20024 se realizó con los obreros de la FIAT a la cabeza, ya que en ese momento protagonizaban una lucha contra el plan de despidos y suspensiones llevado adelante por esta multinacional. Más allá del rol que juegan en la producción y el papel de líderes sociales respecto de las clases subalternas en Italia, el sentimiento antiguerra de la clase trabajadora ya había forzado a los reaccionarios líderes sindicales de la CGIL a tomar las reivindicaciones antiguerra e inscribirlas en el llamado a la huelga general del 18 de octubre. Estaba abierta la posibilidad de una combinación explosiva entre la lucha contra la guerra y la antigubernamental, que podría haberse expandido por Europa occidental. La derrota parcial de la lucha de la FIAT en diciembre del 2002 impidió objetivamente este escenario. La intervención de las direcciones sindicales, el Olivo y Rifondazione Comunista tuvo el objetivo de evitar que este escenario se reabra.

Si bien la lucha en la FIAT estaba congelada, la conflictividad social en Italia continuaba. Las huelgas de estatales, ferroviarios, maestros, etc., mostraban que el estado de ánimo de los trabajadores continuaba siendo hostil hacia el gobierno derechista. Las manifestaciones de centenares de miles contra las leyes racistas antiinmigratorias5 se transformaban en proclamas contra la guerra en Irak. El sentimiento contrario a la guerra había alcanzado una masividad impresionante. Para canalizar sus distintas expresiones, las instituciones burguesas que tienen algún vínculo con las clases populares se juegan todo. Por ejemplo, la bandera arco iris que dice “pace” fue colgada en la mayoría de los balcones de Italia retomando abiertamente los colores de la estola que llevaba el Papa durante las Jornadas Mundiales de la Juventud de París, en 19976. Los tres millones que se manifestaron el 15 de febrero provocaron una crisis a todos los partidos y sindicatos en Italia.

La fractura del Olivo se acentúa7 y la oposición se divide claramente en dos alas. La dirección de Fassino, D’Alema y Rutelli8 plantea en el Parlamento que apoya la guerra en Irak sólo si va la ONU, mientras que el ala minoritaria9  vota junto con los Verdes y Refundación Comunista (PRC). Esta fracción parlamentaria es contraria a la guerra, con o sin ONU. El ala cristiana del gobierno10 sostiene virtualmente la posición de la dirección del Olivo, que no es otra que la posición del Vaticano y de Chirac-Schroeder. El presidente de la República Ciampi se apoya en el famoso artículo 11 de la Constitución italiana de 1948 para presionar al gabinete de Berlusconi11. El gobierno se ve obligado a no enviar tropas a Irak, y de hecho queda afuera de la Cumbre de las Azores de Bush, Blair y Aznar. Su equilibrio internacional es muy precario ya que no está sostenido abiertamente por la coalición anglo-americana y es rechazado por el eje franco-alemán.

En los primeros meses de 2003, un verdadero paro general activo contra Berlusconi y la guerra estaba a la orden del día, y podía potencialmente revivir inclusive los conflictos sociales apagados, como el de la FIAT. De hacerse, se corría el riesgo de que se dirigiera inclusive contra la patronal “europeísta” y “pacifista” como los Debenedetti, Illy o inclusive Agnelli. Inmediatamente después se planteaba el problema de las bases norteamericanas en Italia. Los “Desobedientes”, los más conocidos no global en Italia12, empiezan a multiplicar las manifestaciones frente a las bases militares de la OTAN13. Pero lo más importante comienza a ser los llamados al bloqueo de transportes de armas que transitan en Italia hacia los puertos, con destino al Golfo. Se recuerdan en los medios las huelgas de los años 1970 para frenar los transportes de armas a Vietnam. Algunos miles de jóvenes bloquean las vías de los trenes especiales para impedir el paso de los convoy. Durante casi una semana en febrero, el transporte ferroviario estuvo semi-paralizado en el noreste del país, hasta que la policía reprime firmemente la protesta pacifista. Sin embargo, más allá del gran coraje personal demostrado por la juventud italiana, las personas más adecuadas para frenar el paso de trenes son los trabajadores ferroviarios. Ninguna central sindical (ni siquiera los COBAS que tienen un relativo peso) llamó a paros ferroviarios para bloquear el envío de armamento. Los trabajadores eran amenazados de despidos y, en forma individual, colaboraban con los jóvenes antiglobal avisándoles del recorrido que iban a hacer los trenes, pero no contaban con el sostén de las centrales obreras.

Las centrales sindicales, sobre todo la CGIL, se dedicaron a no llamar a la huelga, salvo cuando la presión de la base era tal que no se podía actuar de otra forma, como durante la huelga de los portuarios de Livorno (Toscana) de donde partían armas y medios. En estos casos, se combinaban llamados a paros parciales para descomprimir y declaraciones de Epifani14 que planteaban sobre todo, para no asustar a la burguesía europeísta, que “la CGIL tiene las mismas posiciones que el Papa y la acción de la Iglesia 15. Mientras tanto, Cofferatti se encarga de presionar a los opositores a la guerra para que “no caigan en la ilegalidad 16. Como deja en claro Epifani, miembro de uno de los mayores sindicatos afiliados a la CES17, “antes luchábamos para que la guerra no se hiciera, ahora debemos luchar para que la guerra se pare, impidiendo que millares de inocentes sean víctimas de una confrontación desastrosa, dando espacio al rol de la ONU y a la diplomacia (...). Es una guerra inútil, equivocada, sin razón y sin cobertura de la ONU, destinada a cambiar muchas cosas en el orden mundial” (reportaje en el sitio www.libereta.it). Ellos eran los combatientes de la causa del Papa, Chirac y la “Vieja Europa”, la de colonizar Irak a través de las Naciones Unidas, dándole un rol importante a los imperialistas europeos, haciendo fuerza para impedir que los yanquis rompan a su favor las relaciones de fuerza entre las potencias imperialistas.

 

Los paros semiespontáneos y masivos del 20 de marzo contra la guerra

 

Sin embargo, toda esta bronca contenida y afán de combatividad estalla, se extiende a todo el territorio y es retomado por todos los sectores del asalariado cuando las primeras bombas caen sobre Bagdad el 20 de marzo. Se puede hablar de huelga semi espontánea ya que coincide por el llamado al cese de las tareas de quince minutos de la CES el primer día de la guerra, retomado por las centrales italianas -dos horas de las 15 a las 17- articulado en función de la conflictividad de cada área por las Cámaras locales de trabajo18. Pero lo que golpea es la masividad de la huelga que abarca todos los sectores -desde los más combativos tradicionalmente a los más tibios-, y también su carácter activo.

La huelga estalla al alba, y al paralizar el aparato productivo italiano, pone a la clase obrera y a la juventud en movimiento. Los primeros que cesan el trabajo son los 45 operarios del Tubefficio de Lecco (Lombardía), que trabajan de noche. A las cuatro de la madrugada, están todos afuera. “Si empieza esta noche, paramos todo de inmediato”, esto es lo que habían decidido en asamblea19. A partir del turno de la mañana las fábricas tradicionalmente combativas intervienen, sobre todo las que conocieron duros conflictos estos últimos meses, como Zanussi de Susegna (Veneto), que anticipa el paro de los astilleros de Monfalcone, el complejo petroquímico de Porto Marghera, mientras que la plaza mayor (Piazza Ferretto) de Mestre -polo industrial frente a Venecia- se llena de manifestantes todo el día. También participan las plantas del grupo FIAT que estuvieron en lucha. La fábrica Alfa Romeo de Pomigliano d’Arco (Campania) casi no funciona a la mañana. Ni siquiera es menester citar los altos acatamientos al paro en el Norte del país, ya que en grandes empresas industriales de Brescia (Lombardía) el 80% de la OMIveco cesan el trabajo y el 90% de Mollifico Sidergarda también. La situación en Milán demuestra la masividad del paro. En la Plaza de la catedral, “todos están, obreros y empleados, las cajeras de la Rinascente20, jóvenes empleados de los call center21, los trabajadores municipales... 22.

La camisa de fuerza de las dos horas de paro articulada localmente no es respetada por los trabajadores. Frente a esa disposición a la lucha, algunos burócratas sindicales no vacilaron en transformar esta desaprobación demagógicamente. “La huelga se extendió durante todo el día, y es justo que cada lugar de trabajo haya reaccionado con sus propios ritmos”. Esta jornada también fue marcada por una voluntad de acción clara. Se podían ver banderolas de los Consejos de Fábrica23 y de Empresa. En Boloña, estudiantes manifiestan con la banderola “Stop the Bombs” que habían realizado en 1999. Pero el movimiento no tiene nada que ver con las movilizaciones de vanguardia de aquel entonces. En esta ciudad, a la mañana, se cuentan alrededor de 10.000 personas que se reúnen en la marcha estudiantil, del foro social local y del sindicalismo de base. Cuando los Desobedientes rompen la comuna y se dirigen hacia la estación, toda la marcha les sigue y bloquean el tráfico durante dos horas. A la tarde, 60.000 trabajadores desfilan en las calles detrás de las confederaciones, síntoma de los niveles altísimos del paro en esta provincia (Emilia Romaña), con un 80% en la metalurgia, 80 a 90% en el sector textil y 90% entre los estatales24.

Las primeras lecciones que podemos sacar de este momento inédito e inesperado de lucha, es por supuesto la extensión de la huelga, su carácter obrero masivo y la tendencia al desbordamiento de las burocracias en los hechos. Sin embargo, por los niveles de subjetividad obrera, por la falta de política alternativa por parte de RC y el sindicalismo de base respaldado por los Desobedientes, esto no desemboca en un cuestionamiento de la naturaleza crónicamente conciliadora, pro capitalista y pro imperialista de las direcciones sindicales. Además, la yuxtaposición o conjunción del movimiento obrero organizado con el movimiento juvenil no global no se traduce en una fusión y una radicalización mutua, a diferencia del ciclo de lucha 1969-1980. Más allá de que intervenga la clase obrera, por sus bajos niveles de subjetividad que sólo desde 2001 está en proceso de recomposición, esto no es suficiente para que tenga una efectividad clara sobre el movimiento no global y que éste rompa con sus direcciones neo autonomistas o neo reformistas. El problema de la lucha por la hegemonía obrera, es decir de la lucha por la intervención de la clase como tal y con sus métodos, recuperando sus organizaciones y creando nuevas instituciones, está más que nunca al orden del día. Pero luego de estas primeras consideraciones, analicemos el papel de las direcciones confederales durante el curso de la guerra.          

 

La combatividad obrera y el papel nefasto de la burocracia sindical en general, y de la CGIL en particular

 

Una de las características centrales de la burocracia sindical es tener que tomar en cuenta el pulso de la combatividad de su propia base y de la clase en general para mejor poder frenarla, canalizarla, o en caso extremo llevarla a un callejón sin salida cuando la situación está por escapársele de las manos. El ejemplo italiano es paradigmático en este caso. Los paros semi espontáneos y masivos del jueves 20 prosiguen en las calles bajo la forma de manifestaciones el sábado, como en toda Europa con un fuerte componente obrero y popular según los distintos países.

La CES lanza desde Bruselas un llamado a seguir con las acciones “hasta reconquistar la paz” y “contra la guerra ilegítima”25. Esta consigna significaría en el caso italiano intensificar un movimiento que cuestiona no solamente el control estricto del movimiento por las direcciones oficiales, sino sobre todo la estabilidad misma de uno de los gobierno centrales -aunque no hubiera mandado tropas- de la coalición bélica26. Estas son las razones por las cuales la burocracia italiana se niega a respetar las consignas de Bruselas y da un vuelco total en pocos días frente a la masividad inesperada del movimiento y sus potencialidades27. La marcha del sábado de Roma deja bien en claro la fractura que existe en el movimiento entre las viejas direcciones -Olivo, CGIL- y las nuevas mediaciones -neo autonomismo, RC, sindicalismo de base- que manifestaron a varias cuadras de distancia. En estas condiciones, es impensable darle más confianza a la juventud y al asalariado.

Son las conclusiones a las cuales llega Epifani luego de las movilizaciones del fin de semana28. Cuando se le pregunta: “¿Ud se negó a llamar de nuevo a una huelga general. Cómo piensa seguir la línea de la CES que consiste en seguir con las movilizaciones hasta el restablecimiento de la paz?”, Epifani contesta descaradamente “excluimos volver a llamar a una huelga, porqué no podemos seguir así, parando todo el tiempo. No lo excluimos si pensamos que surge una situación [todavía más grave] que haga necesario convocar a otra huelga. Nuestro objetivo (y nos alegramos que sea el de la CES también) es el de reconquistar la paz. Para tal fin, es menester multiplicar las iniciativas. Claro que las manifestaciones centrales son importantes, pero todas las iniciativas que se toman todos los días en todas las ciudades también son importantes”29. La burocracia de la CGIL no excluye llamar de nuevo a la huelga si la situación empeora, mientras que Bagdad, Basora y las principales ciudades de Irak están sometidos días y noches a los bombardeos angloyanki. En cuanto al programa mínimo impulsado por las direcciones sindicales, la reivindicación de la paz, Epifani se esmera en no materializarlo a través de un movimiento unitario y centralizado del asalariado y de la juventud. Al contrario, llama a llevar el movimiento hacia los callejones sin salida e inofensivos de la atomización y el aislamiento.

Sin embargo, la situación sigue mostrando un gran afán de combatividad contra el gobierno derechista. Sólo tomaremos dos ejemplos.

El lunes 24 tenía que ser una jornada de acción sindical del sector de la Educación contra las reformas gubernamentales. El fin de semana la prensa de centroizquierda indica: “(...) si bien la huelga [llamada por la tres confederaciones, el sindicato autónomo Snals y el sindicalismo de base] nació para protestar contra la no renovación del convenio colectivo [del sector de la Educación] y la aprobación de la reforma [impulsada por la ministra de la Instrucción Pública] Moratti, hoy en día la reivindicación central es el ‘no a la guerra’. Es una señal muy importante. Junto con los maestros y profesores estarán también los no docentes y los estudiantes"30. La huelga con consignas anti gubernamentales y pacifistas es un verdadero éxito. Según las cifras sindicales, el 80% del personal acató la huelga y el 60% de las escuelas y colegios permanecieron cerrados. El gobierno tiene que reconocer un 40% de huelguistas. En la marcha de Milán se juntan 50.000 personas31.

El segundo ejemplo es todavía más llamativo. El sindicato portuario de la CGIL tuvo que llamar a paros puntuales contra la guerra para descomprimir. Pero la base está dispuesta a ir más lejos todavía y no quedarse a medio camino. Lo demuestran los operarios de los Astilleros Orlando, de Livorno. A pesar de la situación de la empresa que adeuda los salarios a los trabajadores, la RsU del astillero se niega durante tres días a reparar un buque de guerra yanqui, el Cape Horn. Frente a ese tipo de acción radical contra la agresión imperialista, la única realmente eficiente cuando la clase trabajadora para la maquinaria guerrerista, la burocracia sindical aísla el astillero y no se da como objetivo la generalización de estos métodos32.

 

La huelga del 2 de abril llamada por el sindicalismo de base, entre sectarismo y oportunismo

 

Frente a la negativa reiterada varias veces de la burocracia respecto a la necesidad de un paro general contra la guerra y en particular la de Epifani, el sindicalismo de base33 decide llamar a la huelga solo. El movimiento se convoca alrededor de la consigna “paremos el trabajo para parar la guerra”, levantada por los Cobas, RdB CuB, y otros sindicatos menores como los SlaiCobas, SinCobas y la UsiAit, con el respaldo local de los estudiantes en lucha dirigidos por los no global, los centros sociales, etc. Esta valiente huelga se organiza en un clima de extrema presión y ataques directos de la patronal y su gobierno que afirman reiteradamente que con la participación a una huelga política, los trabajadores firmarían sus propios telegramas de despido.

Las movilizaciones se desarrollan en unas quince ciudades, con un éxito relativo según las zonas, como lo muestran los niveles de acatamiento al paro. Para ilustrarlo sólo con un ejemplo, entre 10 y 15.000 trabajadores34 desfilan por las calles de Milán con columnas, entre otros, de bomberos, trabajadores de la salud, de los transportes de los RdB, detrás de una banderola que dice “contra la guerra del capital, huelga general”, junto con los trabajadores de la FIAT de Arese. También se puede leer en una banderola “grupo de trabajadoras y trabajadores libres de las televisiones del régimen”. Su portavoz subraya el alcance de la acción: “somos una delegación de trabajadores de Telepiù, Mediaset [grupo Berlusconi], pero también de la RAI, y trabajamos en un clima tenso, bajo la amenaza constante aunque solapada35. Al contrario, en Nápoles, sólo unos centenares de trabajadores bajan a la calle mientras que los trabajadores de la automotriz FIAT de Pomigliano d’Arco lograron paralizar el primer turno36.

Más allá del debate sobre las cifras37, el principal límite de este valiente movimiento fue en última instancia la política de sus dirigentes. Estos no llamaron a la unidad de clase contra la guerra al resto de los trabajadores, sindicalizados o no, a través de asambleas de base, inclusive sin el acuerdo de los burócratas sindicales si era necesario. Tienen una concepción totalmente opuesta del frente único. Durante las huelgas unitarias, llaman a manifestar aparte, con otras consignas -a veces más justas- pero sin confrontarlas a las de los burócratas, lo que en última instancia tiende a respetar el status quo de la influencia y del peso de las direcciones oficiales se niegan a unificar a los trabajadores con una línea combativa contra sus dirigentes conciliadores38.

El 2 de abril, al revés, hacen todo lo posible para que se sumen... los burócratas. Bernocchi declara: “[los organizadores] estamos insatisfechos ya que hubiéramos preferido una huelga general europea contra la guerra llamada por la CES a la cual volvemos a invitar” 39. Pero no se trata de una política de exigencia para desenmascarar a la CES y sobre todo la CGIL porqué no se acompaña de una política activa hacia la base que se manifestó casi diariamente desde el 20 de marzo. Los dirigentes regionales se hacen eco de las declaraciones de Bernocchi, subrayando que “la única amargura que nos deja [esta jornada] es que hoy no están con nosotros los sindicatos confederales [oficiales] para decir ‘basta’ al conflicto en Irak"40. Esta política se saldó con un rechazo -esperado- de los sindicatos confederales, mientras que en ciertas zonas como Florencia, participaron estatales de la CGIL41.

Pero, lejos de llamar a asambleas, de ir a la lucha política desde la base contra las distintas burocracias sindicales, tuvieron una política sectaria y oportunista al mismo tiempo. Los llamados “sindicatos de base” no confían... en la base obrera. Ellos son contrarios a la organización desde abajo (asambleas, consejos, etc.), no tratan de ganarle la base a los sindicatos confederales. Respetan los “espacios” con la burocracia, y por eso, no hicieron ninguna lucha que pueda ser considerada seria contra la guerra, ya que dejaron que la burocracia impusiera su política entre las masas obreras. Aún dentro de los ferroviarios (sector clave para el transporte de las armas) los Cobas tienen un peso importante, pero igualmente allí no hubo ninguna asamblea para hacer un intento serio de detener las cargas de armas que se dirigían hacia Irak. Los llamados “sindicatos de base” se comportaron como pequeñas burocracias que ocuparon el espacio político a la izquierda de las grandes burocracias sindicales.

 

Cómo Refundación Comunista se negó a dar una perspectiva alternativa al movimiento

 

Si el estado de ánimo de las masas era favorable a llevar una lucha más a fondo por la “paz” y contra Berlusconi, pero la decisión de la burocracia sindical era la de seguir la política del Papa y Chirac, ¿había alguien capaz de cambiar el curso de los acontecimientos?. Refundación Comunista, que tiene una gran importancia en la CGIL42, gran cantidad de miembros en las diversas comisiones directivas regionales y nacionales43, seguimiento entre la base obrera y dirigentes muy populares como Fausto Bertinotti, tenía la posibilidad de abrir otro camino. Si RC hubiera lanzado la consigna de asambleas en cada lugar de trabajo o de estudio, para exigirles a las centrales sindicales una huelga general contra Berlusconi y contra la guerra, apoyado en sus dirigentes más populares y con llamados públicos, hubiera puesto contra la pared a la burocracia sindical y al Olivo. La dinámica de la lucha era favorable a un  enfrentamiento de este tipo ya que la mayoría de los trabajadores quería paz y rechazaba a Berlusconi. Sin embargo, la estrategia de RC, que hoy cogobierna en municipios y provincias con la centroizquierda burguesa del Olivo, es crear una centroizquierda más hacia la izquierda -una estrategia frentepopulista- y de ninguna manera llevar la situación hacia un terreno revolucionario. RC al igual que el “sindicalismo de base” ocupa el “espacio” de izquierda en el espectro político pero siempre sin llevar la confrontación hacia los grandes aparatos reformistas, sea la DS como la CGIL.

RC sostenía una posición progresista de oposición tajante a la guerra bajo todas sus formas -”no alla guerra, senza se e senza ma”-, pero en ningún momento el PRC lo tradujo en un terreno de clase, la de la huelga general y la auto organización de los trabajadores y de la juventud contra los preparativos bélicos. Los carteles del PRC se contentaban con afirmar “¡Contra la guerra, desobedezcamos!”, pero sobre todo olvidándose decir cómo, de qué manera, con quiénes...

Una vez iniciada la guerra, el PRC reivindica el “artículo 11 de la Constitución que claramente repudia la guerra [y hace] ilegítimo la concesión del espacio aéreo y las bases italianas a los EE.UU.44. La unidad de acción tiene que hacerse para el PRC con todos aquellos que “dicen ‘no’ a la guerra de la misma forma, ‘no’ a la utilización de las bases por las fuerzas norteamericanas de la misma forma"45. Pero, Rutelli D’Alema y Fassino, que estaban a favor de la guerra si la ONU lo decidía, no tenían ninguna intención de parar la guerra. Querían tropas de la ONU. Nadie va a rechazar que los reformistas participen en una marcha antiguerra, pero RC nunca dio una pelea contra la política pro europea (imperialista), o sea de colonización de Irak.

Luego de la caída de Bagdad a mediados de abril se revela la política del PRC. Si era contrario a la guerra con o sin ONU, fue favorables después a la “paz” con la ONU -como lo quería Chirac-. Es decir que la dirección bertinottiana defendía en última instancia los intereses imperialistas de la burguesía europea frente a la rapacidad de los trusts apoyados por los halcones de la administración Bush.

Un ejemplo muy chocante es seguramente el de “R” -ex-Bandiera Rossa- corriente que pertenece al SUCI y participa de la mayoría bertinottiana. Una sola cita nos permite caracterizar su actitud que podría ser reivindicada por cualquier tendencia europeísta burguesa si no fuera de Salvatore Cannavò46. “No es una casualidad, dice el dirigente mandelista, si uno de los momentos más fuertes a nivel simbólico [de la marcha del 15 de febrero] haya sido la presencia en el palco de Oscar Luigi Saclafaro, demócrata cristiano y ex presidente de la República, y Pietro Ingrao, comunista y ex presidente de la Cámara, ambos miembros de la Asamblea Constituyente [de posguerra] y en los hechos ‘padres’ de la Constitución italiana que aboga a favor del ‘rechazo de la guerra’. Conmovidos, (...) demostraron con su presencia que la guerra ‘preventiva, permanente e infinita’ es un duro golpe para nuestro patrimonio colectivo, ideal y social, representado y ordenado por nuestra Constitución. Pero igualmente [mostraron] cómo la oposición a la guerra tiene que ser un elemento decisivo para la nueva Constitución europea en vía de definición. Por lo demás, como lo dijo Bertinotti, ‘con esta jornada, la otra Europa nació’ y su primera intervención no puede ser más que asegurar el terreno de la Convención [europea] como un terreno decisivo"47.

En vez de poner todo su peso en la balanza para luchar por su programa -inclusive si lo consideramos pacifista-, todas las vertientes de la mayoría bertinottiana se pone a la disposición del europeismo burgués, traicionando los intereses de la clase obrera y de la juventud que influencia, pero sobre todo su voluntad de lucha. Cubrió por izquierda, como durante el conflicto de la FIAT, al centro izquierda olivista, para descomprimir las potenciales explosiones proletarias. Esto pone a la izquierda del PRC frente a una encrucijada: mientras siguen criticando rutinariamente en cada congreso de RC la política de la dirección bertinottiana, día tras día esta dirección se ocupa de desviar las energías de la parte más combativa de la clase obrera y la juventud italiana. Los trabajadores y los jóvenes combativos italianos, que protagonizaron las jornadas de Nápoles, de Génova, tres huelgas generales y multitudinarias acciones y movilizaciones contra la guerra, necesitan y sobre todo merecen una dirección que esté a la altura de las circunstancias, en un terreno de clase, internacionalista y revolucionario.

Rifondazione, que cada vez es más “autonomista” ideológicamente, junto con los antiglobal no agrupados en partidos políticos, demostraron su impotencia, ya que pese a la audacia de los  jóvenes italianos que hacían lo posible por bloquear los trenes de la muerte, al no ser parte del aparato productivo, con solas acciones de desobediencia civil, no lograron sus objetivos principales: no pararon la guerra y no pudieron frenar el envío de armas al teatro de conflicto.

El denominador común de RC, los sindicatos de base y los antiglobal (que normalmente actúan en común) fue que ninguno de ellos tuvo una política antiimperialista, ninguno de ellos estaba a favor del triunfo de Irak en el conflicto. El llamado a una “paz” sin la derrota del imperialismo, sin el levantamiento del embargo, sin el fin de los bombardeos diarios sobre la población iraquí, o inclusive una ocupación del país por la ONU no podía ser más que una “pax colonial”. O sea la continuidad de la guerra contra las masas iraquíes. La “paz” sin la derrota de los gobiernos imperialistas guerreristas (o los colaboradores más estrechos, como el del Cavaliere) de parte de su propia población, se hace muy difícil debido a la enorme desproporción desde el punto de vista militar. Finalmente, la política que llevaron adelante terminó siendo una variante más “radical” del europeísmo. La crítica más importante que se les puede hacer es que no lucharon en forma consecuente por la paz. Porque la paz para el pueblo iraquí significa acabar con la opresión imperialista sea angloyanqui o de parte de la “Vieja Europa” (o con la ONU).

 

La lucha continúa

 

Una lucha que se transforme de marchas antiguerra en una lucha social que cuestione los gobiernos de la guerra (que podía cuestionar a los gobiernos “pacifistas” como los de Schroëder o Chirac-Raffarin) fue posible durante el periodo del 15 de febrero hasta el fin de la guerra. En Italia, las condiciones eran más favorables que en otro lugar, por el proceso de luchas que recorrió la península desde 2001 hasta la fecha. La crisis actual de la coalición de Berlusconi se da en el marco de una “tranquilidad social” relativa, en comparación a lo que vivimos en los últimos dos años. Las direcciones reformistas tradicionales, así como los reformismos de “izquierda” como RC o los autonomistas, demostraron no servir para lograr la paz solicitada por los millones de manifestantes, y por su culpa, hoy las masas están relativamente más débiles y desconcertadas para intervenir frente a la crisis en la reaccionaria “Casa de las Libertades”. Desde la FT aportamos esta contribución en el camino de la discusión sobre la herramienta a construir para acabar con este sistema inhumano que nos está llevando a los abismos de la barbarie. Esperamos que este aporte contribuya al balance necesario para la construcción de un gran partido trotskista en Italia, como sección de la IV Internacional.

 

1 Hoy por hoy, salvo pequeños casos de vanguardia, encontramos un sentimiento incipientemente internacionalista pero pacifista y no antiimperialista. Esto es una de las mayores diferencias para evaluar la subjetividad obrera y revolucionaria de clase si comparamos la situación actual italiana con el gran ciclo de lucha de clases abierto por el “otoño caliente” y que se cierra en 1980, o inclusive su periodo preparatorio. 

2   La coalición, la Casa de las Libertades, representa una suma de intereses burgueses no hegemonizados por una expresión clara de la gran patronal italiana.  

3   Se pudo constatar con la ley Macanico, votada por el Parlamento italiano antes que asumiera Berlusconi la presidencia de la Unión Europea en julio de 2003. Concede una impunidad total al jefe del ejecutivo y sus ministros frente a las acusaciones legales durante su mandato. Esto le permitirá a Berlusconi evitar responder ante el tribunal de Milán por corrupción de magistrados (entre otras cosas). En realidad, a pesar que hayan pegado “el grito al cielo” el resto de los gobiernos europeos, esta medida está inscripta en la constitución de los países imperialistas de primera categoría para maximizar la estabilidad del ejecutivo, como es el caso de Francia y su República. La ley Macanico no es más que la expresión de la debilidad institucional de la II° República italiana.

4   Donde se movilizaron varios centenares de miles de personas, un millón según el Foro Social Europeo (FSE).

5   Conocidas como las leyes Bossi-Fini que tratan de articular la necesidad de controlar la inmigración para garantizar mano de obra barata para la pequeña y mediana patronal italiana en el contexto de crisis y escasa productividad de estas pymes, y al mismo tiempo satisfacer los delirios xenófobos y racistas de la base electoral de la Liga del Norte de Bossi y de la Alianza Nacional del vice-presidente Fini.

6   La estola arco iris de Juan Pablo II había sido concebida por el costurero francés de Castelbajac y retomaba en parte los colores de la bandera gay (rainbow flag). Fue un escándalo para la jerarquía católica más retrógrada, que no veía que las JMJ masivas de París correspondían a una política de apertura del Vaticano que coincidía en Europa con el auge de la Tercera Vía que albergaba las ilusiones de la mayoría de la juventud y de la clase obrera.

Obviamente, más allá de su alto contenido pacifista y reaccionario, las banderas que colgaban por doquier en Italia, desde las periferias populares hasta los cascos históricos de las ciudades representaban un vasto movimiento de protesta silenciosa contra el gobierno de Berlusconi; una clara expresión des los alcances y límites de la desobediencia civil.   

7   Ya había sido el caso del FSE a nivel de política interna, y a propósito del envío de militares italianos (del cuerpo semi-especial de los alpinos) para reforzar las fuerzas militares internacionales de ocupación de Afganistán, que con harta dificultad controlan Kabul.

8   Respectivos líderes (DS, DS y Margarita) del Olivo, coalición burguesa de centroizquierda que abarca principalmente a la Margarita, los Demócratas de Izquierda (DS) y los Verdes. 

9   Llamado Correntone de los DS cuyos principales voceros son Berlinguer y Sergio Cofferati, hasta hace poco figura más popular del electorado de centro izquierda y ex-líder de la CGIl, quien sigue controlando la central sindical más importante de Italia, vinculada a los DS.

10  La UDC de Butiglione y Cassini, quien es el presidente de la Cámara de diputados.

11  El artículo 11 de la Constitución italiana no tuvo ningún valor para el Olivo en los bombardeos a Yugoslavia.

12  Que cuentan con el apoyo de RC y la participación activa de los Jóvenes Comunistas.

13  Sobre todo las bases de Bagnoli (Campania), sede del Comando central de la OTAN para el mediterráneo, Camp Darby en Toscana frente a la cual el ala neo-autonomista del FSE y los sindicatos de base habían manifestado antes de la Cumbre antiglobalización de Florencia, Aviano y Vicencia (Noreste), de los cuales partieron los paracaidistas que abrieron el frente Norte en Irak luego de la negativa del Parlamento turco de dejar la coalición pasar por su territorio.  

14  Nuevo líder de la CGIL desde octubre de 2002.

15  Scioperi di portuali, di Epifani, en La Reppublica, Roma, 28/02/03. En ese mismo artículo, Epifani dice a propósito de la huelga de los portuarios que “[el conjunto] de la CGIL no eligió esta forma de lucha“ y se contenta con poner de relieve que la Constitución italiana rechaza la guerra para solucionar los problemas internacionales.

16  Después de la marcha de 60.000 trabajadores y jóvenes frente a la base de Camp Darby a inicios de marzo. Declaración publicada en La Reppublica, Roma, 10/03/03.

17  La Confederación Europea de los Sindicatos (CES) dirigida en aquel entonces por Emilio Gabaglio, planteó desde el inicio un apoyo acrítico al eje franco alemán.

18  Por ejemplo, en Milán, se votó parar el trabajo desde la mañana. En ciertas ramas como portuarios, se votó parar el trabajo todo el día. De esta forma, la burocracia intenta descomprimir en función de las zonas para controlar el movimiento y que no salga del marco impuesto por la burocracia.

19  Il Manifesto, Roma, 21/03/03.

20  Cadena de supermercados que pertenece en gran parte al grupo Agnelli y que conoció hace poco su primer gran lucha social, en un sector con un alto nivel de precarización y feminización del trabajo y sin tradición de conflicto social.

21  Empresas de servicios por teléfono.

22  Il Manifesto, Roma, 21/03/03.

23  Consigli di Fabbrica o RsU, representaciones de base institucionalizadas que existen en todos los lugares de trabajo, parecidas a las Comisiones Internas en la Argentina.

24  Il Manifesto, Roma, 21/03/03.

25  El parlamento europeo también calificó la guerra de ilegítima.

26  En este sentido, todos los gobiernos del “ eje de la paz “, encabezados por Chirac, abogan a favor de una salida rápida del conflicto. En ningún momento, considerando la estabilidad mundial, quieren que la coalición esté en dificultades, tanto militar como políticamente. La caída de uno de los gobiernos centrales de la UE tendría consecuencias imprevisibles para todos los países de la Unión. La CES y sus correas de transmisión italianas lo entienden perfectamente.

27  En este sentido, el jueves 20, los secretarios generales de la CISL Savino Pezzota y de la CGIL Guglielmo Epifani afirmaban respectivamente que “se reacciona frente a la guerra parando el trabajo, parando los trabajadores dicen que quieren la paz“ y “los trabajadores que dejan las fábricas y las oficinas manifiestan sus sentimientos de paz y el rechazo de la guerra que siempre caracterizó el mundo del trabajo“ (Il Manifesto, Roma, 21/03/03). Luigi Angeletti, secretario general de la UIL precisará más brutalmente su punto de vista en una nota editorial del cotidiano conservador Il Corriere de la Sera del 03/04/03: “Es inútil limitarse a criticar a Bush. Al contrario, hay que crear las condiciones para convencerle de un cese el fuego“. La burocracia sindical se reparte las tareas y cubre todo el espectro del pacifismo reformista filo europeísta.

28  El domingo 25, las movilizaciones siguen a lo largo y ancho del país. Van desde el tradicional maratón de Roma del cual la gente participa con banderas de la paz y una banderola “el deporte contra la guerra“ hasta las marchas contra las bases militares, como la de Aviano, cuna del movimiento no global y antiguerra italiano en 1999,  frente a la cual se concentran 20.000 personas.

29  Entrevista con G. Epifani, “La pace non accetta diktat“, Il Manifesto, Roma, 24/03/03, edición especial. 

30  Il lunedì della scuola, Il Manifesto, Roma, 22/03/03.

31  Fermate guerra e Moratti, Il Manifesto,Roma, 25/03/03.

Pocos días después, el 3 de abril, varios centenares de miles de personas manifestarán por las calles de París en contra de la reforma del sistema de pensiones impulsada por el gobierno Raffarin. No se ve ninguna consigna o banderola contra la guerra o pacifista. Esta diferencia permite evaluar con suma claridad el abismo existente, hoy por hoy, entre la subjetividad obrera e internacionalista entre los asalariados de estos dos países limítrofes. Por lo demás, permite evaluar también la excepcionalidad de la situación italiana.

32  US Navy in bacino, Livorno sciopera, Liberazione, Roma, 25/03/03.

33  El sindicalismo de base en Italia es un vasto espectro de organizaciones sindicales alternativas combativas que nacen a partir de los años ochenta, y agrupan a los trabajadores de una empresa, fábrica o administración sobre bases más ideológicas que sindicales. Suelen tener una actitud generalmente sectaria no solamente hacia las direcciones burocráticas oficiales, sino también respecto a los otros trabajadores organizados en los sindicatos mayoritarios. En este sentido, organizan por ejemplo sistemáticamente columnas y marchas aparte durante las huelgas generales, con mucho apoyo entre los no global, en vez de luchar por una verdadera alternativa clasista y combativa que abarque al conjunto de la clase en defensa de sus intereses. Los más conocidos son la Confederación Unitaria de Base (CUB) y la Confederación de los Comités de Base (COBAS), con cierto peso entre los estatales, pero también en algunos sectores fabriles.

34  Según las estimaciones de Il Manifesto (10.000) y Liberazione (15.000) del 03/04/03.

35  Liberazione, Roma, 03/04/03.

Respecto a los trabajadores de la televisión y de los medios de comunicación, afirmábamos en este sentido en la segunda declaración conjunta del 20/03/03 frente a la guerra, firmada por la Liga por una Internacional Comunista Revolucionaria (LICR) y la Fracción Trotskysta Estrategia Internacional, que “los militantes antiguerra deben llevar la guerra hasta los estudios de los medios globales, la BBC, la CNN, Sky y los principales periódicos. Debemos desafiar las mentiras en nuestros lugares de trabajo y de estudio. Los trabajadores de la información tienen que desenchufar los micrófonos cuando los profesionales de la mentira no informen la verdad “.

36  Idem.

37  Según las cifras dadas por el sindicalismo de base, y retomadas por Il Manifesto y Liberazione del día 03/04/03 -ya que esa jornada de huelga fue casi boicoteada por completo por la prensa burguesa- un millón de trabajadores habrían parado y 300.000 habrían bajado a la calle en 20 ciudades donde estaban organizados actos. Localmente, se habla de 20-10.000 en Roma, 15-10.000 en Milán, 5-3.000 en Florencia, 3.000 en Turín, 1.000 en Pisa, 1.000 en Palermo, 1.000 en Génova, y otros actos menores en Reggio Emilia, Boloña, Venecia, Vicencia, Grosseto, Nápoles, Taranto. Las cifras, a pesar de que sean contradictorias, indican sin embargo una franca oposición a la guerra y disposición a luchar en este sentido desde los lugares de trabajo por parte de una vanguardia de varios decenas de miles de trabajadores y jóvenes.   

38  Para dar un ejemplo, durante el paro contra la reforma Moratti y la guerra del 24/03/03, o sea una semana antes de la huelga del 2 de abril, los sindicatos confederales y el Snals convocan a un acto frente a la dirección provincial de la Pública Instrucción. Los sindicatos de base organizan otro, frente al ministerio. Roma va a scuola. Di pace, Il Manifesto, Roma, 25/03/03.

39  Declaración de Bernocchi Piero, dirigente nacional de la Confederación Cobas, Il Manifesto, Roma, 03/04/03.

40  Declaración de Casali Luigi, dirigente turinés de los Cobas, idem.

41  Idem.

42  En el último congreso de la CGIL, la Izquierda de la CGIL representó el 17% del principal sindicato italiano. La izquierda de la CGIL está sobre todo dirigida por RC.

43  Son públicas por ejemplo las afinidades entre Bruno Cremaschi, líder de la rama metalúrgica (FIOM) de la CGIL con la mayoría bertinottiana de RC.

44  Declaración del vocero del grupo PRC en la Cámara, Il Manifesto, Roma, 26/03/03.

45  Declaración de Bertinotti Fausto para reunificar a los opositores luego de la marcha separada de Roma del sábado 22 de marzo, con la juventud y los trabajadores combativos en la Piazza Venezia, y la derecha de los DS y el Olivo en la Piazza del Popolo. Il Manifesto, Roma, 23/03/03.

46  Cannavò, dirigente de “R“, forma parte del Comité Político Nacional del PRC y es vice director de Liberazione, cotidiano nacional del PRC.

47 Declaración del 28/02/03. Publicada por Inprecor n°480-481, París, marzo-abril de 2003, p.17.

 

 

   

 

   
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