"El
comunismo -dijo Lenin en forma lapidaria- es el poder de
los soviets más la electrificación de todo
el país"1. En Francia, en lugar de comunismo
tenemos un gobierno de derecha deslegitimado electoralmente
pero todavía muy fuerte a nivel social y que pretende
mantener el rumbo de sus reformas antiobreras y antipopulares;
en lugar del poder de los soviets, tenemos un parlamento
mayoritariamente derechista que convalidó la contrarreforma
del estatuto de las dos empresas públicas de electricidad
y gas, EDF y GDF. Lo que sí tenemos últimamente
es la electrificación de las luchas sociales del
país, o más bien pudimos asistir a una oleada
electrizada de luchas radicales de las cuales fueron protagonistas
los trabajadores de EDF y GDF en defensa de sus conquistas
y del servicio público. Esto no basta para llegar
a la suma aritmética leninista, pero es suficiente
para que el combate radicalizado de las trabajadoras y de
los trabajadores de EDF y GDF y de una vanguardia en virtual
ruptura con sus direcciones sindicales oficiales merezca
toda la atención de los marxistas revolucionarios.
Francia conoció durante tres meses una importante
lucha de los trabajadores de EDF y GDF que se intensificó
y radicalizó a partir del 7 de junio. El mes de junio
de 2004 estuvo teñido por acciones durísimas
encabezadas por la vanguardia del movimiento, con cortes
de electricidad salvajes a las grandes empresas -sobre todo
las que despiden y deslocalizan- cortes en estaciones de
tren, ocupaciones de represas hidroeléctricas, plantas
térmicas, centrales nucleares, centros de almacenamiento
de gas. Mediante acciones bautizadas "Robin Hood"2,
que consistían en reconectar la electricidad en hogares
de familias que no habían podido pagar sus boletas,
en beneficiar a barrios populares u hospitales públicos
con tarifas más baratas, o directamente cortar la
electricidad en los domicilios de ministros, diputados o
patrones favorables a la ley, los trabajadores en lucha
y su vanguardia supieron ganarse el apoyo de amplias capas
de la población que veían con simpatía
su combate en defensa de las dos empresas públicas.
Todas aquellas acciones que rompen con el marco de la legalidad
burguesa fueron en parte impulsadas por la vanguardia radicalizada
de los trabajadores de EDF y GDF que no se contentaba con
las jornadas de acción aisladas convocadas por la
burocracia sindical, que pretendía de esta forma
negociar con el gobierno de Raffarin y el ministro de Economía
Nicolás Sarkozy. Sin embargo, la minoría radicalizada
por el conflicto no pudo sobrepasar a sus direcciones sindicales
-colaboracionistas en última instancia- e imponer
la huelga por tiempo indeterminado de, al menos, toda la
rama de la industria energética hasta el retiro del
proyecto gubernamental. Esta demanda fue rechazada por la
Interfederal burocrática3 que representaba oficialmente
a los trabajadores en lucha. A pesar de las duras acciones
llevadas a cabo, que debemos rescatar, el gobierno hizo
votar la ley de reforma del estatuto de ambas empresas públicas
el 29 de junio. Con más de 200 denuncias y 50 procesos
disciplinarios hechos por las direcciones de EDF y GDF contra
los huelguistas más radicalizados, el gobierno se
prepara para sacar provecho de esta victoria para golpear
despiadadamente a la vanguardia luchadora que fue, hay que
reconocerlo, derrotada. La derrota de los trabajadores de
EDF-GDF es una derrota para el conjunto del movimiento obrero
francés. Sin embargo, es menester analizar realmente
cuáles fueron los alcances del movimiento de lucha,
cuáles fueron sus límites, en qué medida
fue un combate sintomático de una incipiente recuperación
de la subjetividad obrera a nivel mundial, y en Europa en
particular, y qué queda del movimiento para poder
preparar mejor las futuras luchas que se darán en
Francia ya que, como lo recalca recurrentemente Daniel Bensaïd
en su último libro citando a Gilles Deleuze, "siempre
se vuelve a empezar a partir de la mitad"4, es decir
que los procesos dinámicos como la lucha de clases
vuelven a arrancar siempre a partir de una previa experiencia
acumulada, una subjetividad de clase dada, siempre y cuando
se hayan sacado las conclusiones más acertadas de
la relación de fuerzas entre las clases luego de
un conflicto.
Cuando la burguesía europea pretende liquidar
el pacto social y la estructura económica en los
cuales basó su dominio desde la Segunda Guerra Mundial
Los
ataques a los servicios públicos y la reforma de
EDF y GDF son representativos de los planes que está
llevando a cabo la burguesía europea desde hace más
de una década y que tiene que pasar para competir
con el resto de los bloques imperialistas. En el caso del
sector energético, monopolio estatal desde el final
de la Segunda Guerra Mundial en la mayoría de los
países europeos5, la UE pretende llevar adelante
una liberalización total del mercado, como lo hizo
en los otros sectores considerados hasta los años
ochenta como "monopolios naturales" de los Estados6.
Apoyándose en las directivas europeas, la burguesía
francesa pretende liquidar los principales servicios públicos
del país y las estructuras del Estado Bienestar,
ideados por el mismo Consejo Nacional de la Resistencia
en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial,
para canalizar en forma preventiva las futuras luchas obreras
y populares y asegurar el buen funcionamiento y reconstrucción
del capitalismo francés imperialista, mientras que
la mayoría de la patronal había colaborado
estrechamente con el nazismo y la economía francesa
estaba al borde del colapso, o del "año cero"
como hubiera dicho Rossellini7.
¿Pero por qué razón quiere la burguesía
francesa liquidar el pacto social y la estructura económica
en los cuales se basó su dominio desde la Segunda
Guerra Mundial? Por un lado porque la situación económica
mundial y las presiones interimperialistas no le permiten
otra salida y por otro porque piensa que la correlación
de fuerzas sigue estando a su favor luego de las grandes
desmoralizaciones y derrotas de los años ochenta.
Tanto aquellas derrotas y desmoralizaciones -que mermaron
la combatividad y la resistencia obrera y popular- como
el cambio profundo de ciclo económico -que no corresponde
más a los Treinta Gloriosos (boom de posguerra) luego
de las crisis de 1973 y 1979- obligaron y permitieron que
la burguesía europea en general, y francesa en particular,
entablara una modificación profunda de las estructuras
sociales y económicas en las cuales había
basado su dominio.
Hoy en día, la burguesía pretende valorizar
todos los sectores económicos que eran antaño
monopolios de regalías del Estado y lucha al mismo
tiempo por aumentar la rentabilidad relativa del trabajo
y bajar el costo laboral, mermando por todos los medios
necesarios el salario real de la clase trabajadora, tanto
del sector privado como del público8. Estas dos estrategias,
llamadas generalmente neoliberales, son centrales para que
la burguesía de la UE pueda competir contra sus rivales
imperialistas, en particular EE.UU. Pero para lidiar con
los bloques imperialistas antagónicos, tiene que
lidiar también con su propia clase obrera.
A nivel socioeconómico, los planes de la burguesía
francesa se basan en un eje fundamental: desmantelar el
viejo Estado Bienestar en el cual se basó -mediante
la colaboración sindical y partidaria de la socialdemocracia
y el estalinismo y concesiones preventivas a los sectores
obreros y populares- el dominio burgués francés
-y europeo- de la posguerra, sólo sacudido durante
los años del gran ciclo de lucha de clases internacional
que inició el Mayo Francés. Este desmantelamiento
pasa por la abolición del sistema de jubilación
por repartición, logrado en el sector privado sin
ninguna lucha de resistencia en agosto de 1993 bajo el gobierno
Balladur y en buena parte del sector público en junio
de 2003, por la reforma de la seguridad social que el gobierno
actual pretende imponer antes de fines de julio, y del conjunto
del Código del Trabajo, reforma reclamada por el
Medef, la patronal francesa, y que ningún gobierno
encaró hasta ahora9.
Es cierto, sin embargo, que luego de la derrota de Raffarin
en las últimas elecciones regionales y europeas que
deslegitimaron electoralmente al gobierno sin mermar su
fuerza social, Chirac no pudo hacer pasar el programa máximo
reclamado con bombos y platillos por la patronal. A pesar
de todo, tan sólo tres días después
de los resultados de las elecciones europeas, el presidente
del Medef destacaba que "la mayoría [parlamentaria],
puede llevar adelante su acción y puede obrar libremente.
¡Adelante!, ¡Adelante con la máxima velocidad
y la máxima fuerza!"10. Tomando como parámetro
los reclamos de los sectores más concentrados de
la patronal, es cierto que el ministro de Economía
no llevó a cabo el programa máximo exigido
por la burguesía, es decir, no pudo entablar la privatización
total de EDF y GDF. Lo mismo sucedió con la reforma
del Seguro Social11.
En el caso de la reforma de EDF-GDF, Sarkozy no pudo privatizar
las dos empresas, como por ejemplo sí se había
hecho con la mayoría del sector energético
de Gran Bretaña entre 1986 y 1989 (Electricity Act).
Sólo pudo modificar el estatuto jurídico de
ambas empresas, que pasaron de ser Establecimientos Públicos
de Carácter Industrial y Comercial (EPCI) a meras
Sociedades Anónimas. Sin embargo, el voto de la ley
es una victoria central para la burguesía. Como lo
subraya hipócritamente Jean-Claude Lenoir, el diputado
de la UMP que ideó el proyecto de ley, si bien "el
objetivo de la ley no consiste en la apertura del capital
[de las dos empresas, o sea una privatización larvada]
sino en la transformación jurídica de las
empresas (
), la ley debe permitir aquella apertura
sin que sea necesario volver a debatirlo ante el Parlamento"12.
En última instancia, el cambio de estatuto de estas
empresas garantiza su futura privatización, lo que
significará para los trabajadores un empeoramiento
de sus condiciones de trabajo y un cambio de su estatuto
laboral, y para los usuarios un aumento anunciado de las
tarifas13. Sin embargo, siendo Francia el tercer mercado
energético europeo en las condiciones actuales de
liberalización detrás de Alemania y Gran Bretaña,
serán pingües ganancias para los futuros inversores
privados y las empresas competidoras14.
Cómo terminó el ciclo ascendente de luchas
sociales de enero-junio de 2003
En
un contexto social muy tibio desde la derrota de los estatales
en junio del año pasado, la lucha de los trabajadores
de EDF y GDF hubiera podido mostrar cuál era el camino
para poner en corto circuito las pretensiones gubernamentales
y sus reformas y empezar a revertir duraderamente la relación
de fuerza entre las clases. En cierto sentido, con la dinámica
social abierta por las luchas industriales del verano de
1995 y las de los estatales del invierno (noviembre-diciembre)
del mismo año, canalizada luego del '97 por el gobierno
de la gauche plurielle (izquierda plural), la lucha de los
trabajadores de EDF y GDF fue uno de los movimientos nacionales
con mayores características obreras y mayor potencialidad
en los últimos años. Para entender mejor la
potencialidad que conllevaba el movimiento de los trabajadores
de EDF-GDF es menester remontarse al primer ciclo ascendente
de luchas bajo la segunda presidencia de Chirac.
Luego de la victoria aplastante de Chirac en mayo de 2002
gracias a la colaboración de la gauche plurielle,
las burocracias sindicales y una parte de la extrême
gauche (extrema izquierda), la conflictividad obrera, popular
y por el salario tardó casi un año en recomponerse.
Después de la victoria gubernamental contra los camioneros,
cuyos cortes no duraron siquiera un par de horas en noviembre
de 2002, Raffarin pretendió abrir varios frentes
sociales con la reforma del sistema de jubilación
del sector público y el de los trabajadores de EDF
y GDF, entre otros15. En enero de 2003, la burocracia sindical
de EDF y GDF16, favorable a la reforma, prefirió
sin embargo organizar un referéndum entre los 205.000
trabajadores de ambas empresas pensando que el "sí",
o sea el apoyo a la reforma, iba a vencer. Lejos de todos
los planes de Denis Cohen, líder de la FMNE CGT (CGT
Energía) en aquel entonces, ganó el "no".
Posteriormente, cuestionado por los delegados de la FMNE
durante el Congreso de Biarritz, tuvo que ceder su puesto
en octubre de 2003, desacreditado por su base. Pero volvamos
al referéndum del 9 de enero de 2003 en el cual ganó
el "no". Luego de la tormenta -tanto para el gobierno
como para los burócratas-, quedó suspendido
el proyecto de reforma del sistema de jubilación
de los trabajadores de EDF y GDF.
A partir de aquel momento, las burocracias sindicales17
empezaron a llamar a acciones mensuales a partir de febrero
de 2003 contra los proyectos gubernamentales de reforma
del sistema de jubilación del sector público
y contra la descentralización. Tenían por
objetivo controlar la bronca que estaba creciendo entre
los estatales y evitar que lo sucedido en enero en la FMNE
CGT se generalizara. Este primer ciclo de lucha de clases
culmina con las huelgas duras de mayo y junio encabezadas
por los jóvenes docentes que contribuyeron a sobrepasar
tendencialmente a las burocracias, impulsando localmente
coordinadoras y huelgas prolongadas. Es preciso destacar
dos elementos avanzados del movimiento de mayo y junio de
2003. Por una parte, las luchas fueron más duras
en la periferia social y colonial del país18. Por
otra parte, la burocracia sindical tendió a ser sobrepasada
localmente por las coordinadoras, sobre todo docentes y
en menor medida interprofesionales, que retomaron el camino
del '95 y de las luchas docentes del '98.
Sin embargo, el carácter conciliador de las burocracias
sindicales tanto como los aspectos más corporativos
del movimiento de mayo y junio19 llevaron a los trabajadores
estatales a la derrota. Por otra parte, es necesario señalar
que el papel sindicalista de las corrientes de extrema izquierda
no permitió que lo más avanzado del movimiento,
las coordinadoras, terminaran ejerciendo su hegemonía
de clase, agrupando a la vanguardia luchadora, convirtiéndose
en un polo de referencia constituyente y a la vez destituyente
de la burocracia traidora y conciliadora. En realidad, ambas
instancias -coordinadoras y las burocracias locales- coexistían
regionalmente y la extrema izquierda no hizo nada para sentar
bases duraderas de nuevas instituciones de clase. Después
de aquella derrota para los trabajadores, la conflictividad
social se trasladó a sectores periféricos
de los asalariados -artistas, universitarios, y desocupados-
que a veces lograron obtener ciertas victorias parciales
pero sin que éstas permitieran revertir tendencialmente
la relación de fuerzas muy favorable a la burguesía
y su gobierno20.
Una oleada de luchas electrizadas recorre Francia
A
pesar del descrédito electoral -que no desembocó
mecánicamente, como vimos, en una debilidad social
del gobierno-, los ministros del gobierno Raffarin III,
en particular Douste-Blazy de Asuntos Sociales y Sarkozy
de Economía, hicieron alarde de llevar adelante las
reformas neoliberales previstas. En el caso de Sarkozy,
"aceleró la agenda de las reformas en el curso
de los últimos meses. A mitad de abril, Sarkozy,
nombrado ministro de Economía justo después
de las elecciones regionales, anunciaba que el proyecto
de ley [sobre la reforma de EDF-GDF] sería adoptado
antes de fines de junio"21. Frente a las dos reformas
centrales del gobierno, la burocracia sindical -en frente
único en el caso de EDF y GDF y sin la CFDT después
del 1° de mayo en el caso de la reforma de la Sécu
[sistema de seguridad social]- adoptó la misma actitud
que el año pasado. Pensaba poder contentarse con
anunciar jornadas de acción aisladas para canalizar
la bronca potencial hasta el inicio del verano (hemisferio
Norte) y permitir que el gobierno pudiera hacer votar las
reformas en el parlamento, luego de un diálogo mínimo
con las direcciones sindicales a fin de garantizar sus prebendas
y privilegios a pesar de los cambios económicos y
sociales que implicaban.
En el caso de la reforma del Seguro Social, no obstante
la conformación de coordinadoras locales ultra minoritarias
en defensa de la Sécu, compuestas en gran parte por
sindicalistas, Attac, el PC y una parte de la izquierda
-en parte por razones electoralistas-, las burocracias llevaron
las movilizaciones hacia un callejón sin salida,
organizando marchas importantes pero aisladas el 1°
de mayo y el 5 de junio de las cuales participaron unas
30.000 personas22. Las movilizaciones terminaron el 15 de
junio con una manifestación que tenía como
propósito ilustrar una nueva línea votada
por el 47° Congreso de la CGT en marzo de 2003: "proposición,
movilización, negociación y protesta".
En efecto, inmediatamente después, el 17 de junio,
el secretario de la CGT, Thibault, se entrevistaba con Raffarin
para entregarle un petitorio en defensa del sistema actual
de Seguro Social, contentándose con subrayar que
"no [era] normal que el gobierno no tomara en cuenta
las elecciones ni las manifestaciones"23.
La burocracia sindical pretendió negociar y convalidar
de la misma manera la reforma de EDF y GDF. A partir de
abril, empezó a llamar a jornadas de acción
aisladas a las cuales concurrió la mayoría
de los trabajadores de ambas empresas. Sin embargo con el
correr del tiempo, la escasez de perspectivas de lucha,
la demagogia gubernamental, las solapadas negociaciones
sindicales de la Interfederal y las divergencias internas
de las cúpulas cegetistas24, llevaron a cierta desmoralización
de la mayoría de los huelguistas25. Pero mientras
tanto, inesperadamente, una minoría luchadora se
iba radicalizando. A medida que se debilitaba el movimiento
se iba endureciendo la posición de la vanguardia,
determinada a que no pasara la reforma. Esto llevó
a que se radicalizara, por fuera de los planes predeterminados
de la burocracia, una verdadera vanguardia de lucha que
emergió mientras el movimiento de conjunto decaía
en términos numéricos. Como lo destaca el
mismo líder de la patronal francesa a propósito
de la reforma del Seguro Social, "la CFDT lleva a la
práctica un sindicalismo de negociación y
no un sindicalismo tipo bloqueo o pulseada. Una posición
que consiste en negociar, lo que contrasta con la actitud
de otros [sindicatos]. (
) Pero todo el mundo [las
direcciones sindicales oficiales] entendió lo que
había que hacer, hasta los que parecen ser los más
duros [es decir inclusive la CGT y FO]. El problema consiste
en hacer evolucionar a la base"26. Esa base radicalizada
de EDF y GDF fue justamente la que no permitió que
el plan privatizador de la burguesía, negociado con
la burocracia, se aplicara hasta el final sin resistencia.
Esta misma base radicalizada hubiera podido doblegar al
gobierno sobrepasando las burocracias si el conjunto de
los trabajadores de ambas empresas se hubiera unido a un
duro movimiento de huelga por tiempo indeterminado.
El papel de la burocracia sindical y las primeras acciones
radicalizadas
La
Interfederal, luego de haber expulsado de sus filas a los
delegados minoritarios del SUD ("Solidaires, unitaires,
democratiques", joven sindicato de base), dejaron correr
al inicio los primeros cortes eléctricos ilegales
en medio de la campaña electoral europea. Pero rápidamente,
sobre todo a partir del corte del 7 de junio, la CGT tuvo
que reivindicar las acciones ilegales a posteriori ya que
corría el riesgo de perder totalmente el control
de su propia base rebelde. Como lo resumía la secretaria
de la CFDT Energía Mireille Toux, "la CGT da
la impresión de correr detrás de su base mientras
prosiguen las discusiones con Sarkozy"27. En otras
palabras, un alto responsable de la CGT, Jean-Cristophe
Le Duigou, destacaba que "nuestro trabajo [el de la
burocracia] consiste en canalizar aquella tensión
social hacia objetivos realistas"28, es decir la negociación
de la reforma y no el retiro de la reforma por parte del
gobierno. Sin embargo, a partir del 7 de junio, esta tensión
incipiente se convirtió en radicalización
abierta cuando trabajadores de EDF cortaron la electricidad
en Saint Lazare, una de las principales estaciones de trenes
suburbanos de la capital, paralizando o perturbando el 35%
del tráfico de la región parisiense.
A partir de aquella fecha, empezaron a organizarse localmente
Asambleas Generales de huelguistas que decidían en
su conjunto las acciones a llevar adelante y sobre todo
planteaban abiertamente llamar a la huelga general por tiempo
indeterminado, sobrepasando las consignas federales de la
CGT. Fue el caso de los trabajadores que ocuparon a partir
del 15 de junio el Centro Ampère de Saint Ouen (periferia
parisiense norte) liderados por los trabajadores de RTE
y el secretario de la UFICT-CGT, Jean-Louis Maury, opositor
a la línea reformista del ex-secretario de la CGT
Energía, Denis Cohen. En otras zonas consideradas
como baluartes de SUD, como en Clamart (periferia parisiense
sur), llegó a votarse el principio de "huelga
por tiempo indeterminado". Esta también era
la posición opositora a la línea federal de
la CGT de los servicios centrales de París cuyos
trabajadores pretendían, por ejemplo, empezar a manifestarse
frente al Parlamento el día anterior a la apertura
de la discusión sobre la reforma. La vanguardia luchadora
llevó adelante acciones muy audaces, demostrando
su total manejo del aparato productivo. Basta pensar en
la docena de centrales nucleares -sobre las 19 con las que
cuenta Francia- en las cuales fueron votadas varias huelgas
diarias por tiempo indeterminado de distinta duración,
en los piquetes que bloqueaban el ingreso de al menos cuatro
centrales, en los quince puestos de alta tensión
(entre los cuales el de Saint Ouen) que se encontraban ocupados
el 22 de junio. Sin embargo, tanto en la región parisiense
como en el interior, la vanguardia del movimiento quedó
aislada del conjunto de sus colegas29.
La centralidad obrera y los servicios públicos
¿Por
qué en este caso se le dio tanta importancia al movimiento
de los trabajadores de EDF-GDF? Lo que seguramente más
golpeó y asustó a la patronal francesa y la
prensa burguesa nacional e internacional, fue la potencialidad
del movimiento de los trabajadores de EDF y GDF. Pese al
carácter reducido de su dura vanguardia, puso de
relieve la vigencia de la centralidad social y política
de la clase obrera. A inicios de junio de 2003, varios miles
de escuelas, colegios e institutos secundarios a lo largo
y ancho del país estaban en huelga, así como
también sectores del transporte público (RATP,
SNCF, etc.). Sin embargo, a pesar de la determinación
de la joven vanguardia docente30, el movimiento, por sus
características intrínsecas, no paralizó
la maquinaria productiva nacional. Los huelguistas de EDF
y GDF y su vanguardia -que a lo sumo contó con 2.000
ó 3.000 trabajadores radicalizados en todo el país-
demostraron con su lucha cuál es la clase que maneja
los resortes de la producción y de los servicios
industriales. Cortando la electricidad a grandes empresas
que despiden, a políticos patronales o restableciendo
la electricidad en hogares populares, los trabajadores demostraron
también, qué tipo de servicio público
podrían hacer realidad: ya no un servicio público
organizado por el Estado burgués para administrar
las necesidades patronales en una época precisa -como
los Treinta Gloriosos-, sino un servicio para las clases
populares, hecho y manejado por los mismos trabajadores.
Esto es lo que más asustó al gobierno y a
la burguesía.
Características espontáneas del surgimiento
de la vanguardia luchadora de EDF-GDF
Podemos
preguntarnos también ¿cómo surgió
la vanguardia radicalizada que encabezó durante varias
semanas el movimiento de los trabajadores de EDF y GDF?
¿Cuáles son las características comunes
que tiene con la joven vanguardia docente que el año
pasado lideró el movimiento en defensa del sistema
de jubilación?
Entre abril y junio de 2003, el plan original de las burocracias
era canalizar hasta el verano la bronca latente entre los
estatales. Pero a partir de fines de abril e inicios de
mayo, las primeras coordinadoras docentes y en menor medida
ciertas coordinadoras interprofesionales como la de Rouen31
(Normandía) modificaron el juego del tira y afloje
de la burocracia negociadora, sobrepasándola localmente
-aunque sin ponerla en tela de juicio- y forzándola
a acelerar los llamados a jornadas de acción sin
que se plantee, a pesar de todo, la convocatoria a la huelga
general interprofesional por tiempo indeterminado, única
manera de doblegar al gobierno32. Lejos de ser un movimiento
totalmente espontáneo desde sus inicios, los militantes
de las corrientes de extrême gauche -que tienen un
peso relativo entre los docentes y no docentes- habían
desempeñado un papel detonante en la conformación
de aquellas coordinadoras, contribuyendo a la radicalización
de la situación. Podemos decir en este sentido que
la base de la extrema izquierda y las tendencias minoritarias
en el seno de las dos grandes corrientes, la LCR y LO, sirvieron
de palanca del movimiento33.
En el caso de la lucha de EDF y GDF, si bien la vanguardia
se organizó sobre todo alrededor de baluartes contestatarios34,
la militancia de extrema izquierda jugó un rol detonante
mucho menor que el año pasado. En este sentido, podemos
decir que la radicalización de la vanguardia de EDF-GDF
fue un elemento mucho más espontáneo y en
cierto sentido más profundo y genuino que el del
movimiento de mayo y junio de 2003. Este es un elemento
que nos permite pensar que la vanguardia de los trabajadores
de EDF y GDF, pese a su derrota, podría haber abierto
una nueva etapa de incipiente recuperación de la
subjetividad obrera en el país.
Cortes eléctricos y burocracia sindical
De
paso, notemos cómo la burocracia sindical logró
pasivizar a los ojos de la mayoría de la clase trabajadora
los llamados a las acciones radicalizadas hechos por la
vanguardia y castrarlos de su contenido subversivo. Como
vimos, para mantener en la medida de lo posible su control
del movimiento, las federaciones y las confederaciones sindicales
-sobre todo la CGT- tuvieron que justificar las acciones
radicalizadas cuando éstas ya eran hechos consumados.
Sin embargo, los burócratas cegetistas se las ingeniaron
para castrar la potencialidad de tales acciones atenuando
el alcance de las medidas llevadas a cabo por la vanguardia
huelguística. Frente a los cortes de electricidad
salvajes, la CGT los reivindicó para reemplazar el
llamado a la huelga general. "Volviendo a la cuestión
de la huelga general [declaraba el líder de la FNME
CGT] (
) ¿por qué tendrían los
trabajadores que llevar adelante acciones costosas desde
un punto de vista salarial mientras que la semana anterior
demostraron que su determinación podía expresarse
mediante modalidades de acción mucho más desventajosas
para la patronal, mucho más visibles e interesantes
a nivel de popularidad y mucho más adaptadas al combate
actual?"35. En este sentido, mientras disminuía
el potencial impacto de las acciones llevadas a cabo por
la vanguardia, la CGT lograba hacer menos visible la perspectiva
y la necesidad de la huelga. "La CGT [subrayaba Le
Figaro el 16 de junio] sólo trata de salir de un
conflicto que no quería, pero del cual no podía
salir sin correr el peligro de perder su propia base".
Un incipiente sentimiento antiburocrático recorre
las luchas sociales en Europa
La
relación entre las burocracias sindicales, que históricamente
han dominado el movimiento obrero, y las vanguardias que
encabezaron las últimas luchas sociales, es una de
las características actuales de las luchas obreras
en Europa -y más genéricamente de la situación
social del Viejo Continente. En el último período,
un incipiente sentimiento antiburocrático, que se
expresó con distintas modalidades, caracterizó
estas luchas. Basta citar unos ejemplos. En Alemania, si
bien las estructuras dirigentes de la coordinadora anti-agenda
2010 están dirigidas por delegados intermedios de
la DGB, del SPD, del PDS y de Attac36, su base tiende a
expresar cierta ruptura con los tutores tradicionales de
la clase obrera alemana: la socialdemocracia gubernamental
y la DGB. En Gran Bretaña, varios sindicatos rompieron
formalmente sus lazos económicos y a veces políticos
con el laborismo. No significa mecánicamente que
esto no favorezca a burócratas ligados al viejo laborismo
en contraposición con el New Labour de Blair y Giddens.
Sin embargo, representa una tendencia inédita en
la historia de la clase obrera británica, sobre todo
en un momento en el cual no se están dando grandes
luchas, lo que deja entrever con qué magnitud podría
desarrollarse la situación de las luchas sociales
a mediano plazo. Tal vez sea Italia el ejemplo paradigmático
del período actual. Luego de una etapa de luchas
-que empezó con las primeras huelgas metalúrgicas
y las jornadas de Génova en junio y julio de 2001-
canalizada por la CGIL cofferatiana y la burocracia de la
FIOM como pata izquierda, las últimas luchas -telefónicos
(TIM), transportes públicos (sobre todo ATM), Alitalia
y en Fiat Melfi- empezaron a poner en tela de juicio el
chaleco de fuerza burocrático.
En Francia, estamos frente a un proceso mucho menos avanzado
pero en cierto sentido paralelo: lo podríamos llamar
proceso de "vasos comunicantes". El año
pasado, la bronca acumulada contra la burocracia abiertamente
conciliadora de la CFDT generó un fenómeno
importante de desafiliación de sectores militantes
que en algunos casos, como en transporte, se pasaron a la
CGT37. La política conciliadora de la CGT y de la
Interfederal durante el conflicto de EDF y GDF, que chocó
con la radicalidad de la vanguardia, hace que las cúpulas
cegetistas teman una desafiliación de la FMNE CGT
-cuya base ya desacreditó a su principal dirigente,
Denis Cohen, en el referéndum del 9 de enero de 2003
y en el congreso posterior, por sus posiciones progubernamentales-
en beneficio de su rival, el sindicato minoritario SUD Energía.
En efecto, a pesar de sus buenos resultados electorales
-en la mayoría de las instancias electivas de EDF
y GDF, la CGT saca generalmente más del 50% de los
votos- la CGT podría perder una parte de su audiencia.
"Para recomponer su unidad, la federación [cegetista]
de la energía tuvo que aprobar hace unos meses, durante
su último congreso, el rechazo a cualquier modificación
jurídica de EDF/GDF. En el corto plazo, esto retuvo
al ala más radical aunque la amenaza de un desarrollo
del SUD continúa siendo real"38, destaca un
periódico patronal. En este marco, tanto el endurecimiento
de las acciones encabezadas por la vanguardia, como su rechazo
a cualquier compromiso con el gobierno, son sintomáticos
de cierto sentimiento incipientemente antiburocrático
que caracterizó a las últimas luchas obreras
duras en Europa en las cuales el sindicalismo de base, como
los Cobas en Italia, desempeñó un papel importante.
Con el correr del tiempo, y a pesar de las derrotas puntuales
registradas por los trabajadores en Francia, podríamos
estar presenciando un proceso de "vasos comunicantes"
sindical que auguraría la posibilidad de una futura
radicalización de sectores asalariados que estarían
acumulando experiencia pese a los fracasos a los cuales
los lleva la burocracia sindical.
La necesidad de una coordinadora nacional de lucha antiburocrática
El
28 de junio, los trabajadores radicalizados del Centro R&D
de EDF Clamart votaron en Asamblea General un texto que
precisaba que "para no quedar aislados, pedimos a las
federaciones nacionales que nos ayuden, llamando claramente
a los trabajadores de EDF-GDF a la huelga total y nacional.
Pensamos que la ausencia de este llamado por parte de las
federaciones nacionales fue un enorme obstáculo para
la construcción de la victoria"39.
"La huelga total y nacional": esto es precisamente
lo que le faltó al movimiento ya que las acciones
más radicalizadas pero aisladas y minoritarias no
pueden reemplazar la masividad y la potencialidad que tiene
el arma de la huelga. Sin embargo, a pesar de la escasa
participación del conjunto de los trabajadores en
las acciones cuando no convocaban las federaciones sindicales,
la vanguardia hubiera podido organizarse en una gran coordinadora
nacional lo que hubiera dado más peso a la denuncia
hecha por la vanguardia de Clamart y hubiera permitido la
organización de un polo antiburocrático de
referencia40. Esto es lo que se negaron a hacer los principales
partidos de izquierda del país, en medio de la campaña
para las elecciones europeas, fieles a su política
trade-unionista y sindicalista41. "Las direcciones
sindicales [destaca Arlette Laguiller en la Editorial de
los boletines de empresa de Lutte Ouvrière del 14
de junio de 2004] no están realmente del lado de
los trabajadores. Cuando llaman a la lucha, es para imponer
una sesión de negociación con un ministro"42.
Prosigue la semana siguiente precisando que el papel de
las grandes organizaciones sindicales tendría que
ser el de "preparar la perspectiva [de una lucha general
intersectorial] y no el de contentarse con reclamar negociaciones
que, cuando el gobierno las acepta, no sirven más
que para justificar, gracias a las direcciones sindicales,
los golpes contra el mundo del trabajo"43. Lutte Ouvrière
destaca que es necesario "hacer retroceder el actual
gobierno. Hacerlo retroceder sin esperar tres años
[las futuras elecciones presidenciales], esto significa
organizar huelgas no corporativas, sin tener la espalda
contra la pared, es decir luchas ofensivas"44. Sin
embargo, Lutte Ouvrière no dice cómo concretizar
esta perspectiva ni propone alguna política para
llevar adelante este programa. Si bien en las últimas
semanas LO denunció formalmente la actuación
de las direcciones sindicales oficiales, no planteó
lo que tendría que ser una política obrera
revolucionaria en el seno de los sindicatos no sólo
a nivel local sino también a nivel de la vanguardia
nacional cuando se dan procesos de lucha45.
Sin que ambas posiciones se opongan, la LCR osciló
entre un trade-unionismo acrítico y una magnificación
de las acciones radicales, sin advertir los límites
de éstas durante el mes de junio, sin acoplarlas
a la fuerza de la huelga general. El gran problema, según
la LCR, es el "tous ensemble" (todos juntos) sindical,
es decir cómo armar un "frente sindical bueno"
y no la autorganización de los trabajadores para
imponer, o al menos propagandizar, la necesidad de la huelga
y que alguna institución de clase subsista más
allá de los vaivenes puntuales de la lucha de clases.
En su boletín de empresa de EDF y GDF de diciembre
de 2003, la LCR ya planteaba luego de los buenos resultados
de la CGT y FO durante comicios sindicales de fin de año
y la caída electoral de la CFDT, que "Raffarin
seguramente escuchó este mensaje mayoritario que
confirma que las fuerzas capaces de derrotarlo están
disponibles"46. En ningún momento la LCR despejó
la ambigüedad central de su análisis: las fuerzas
centrales para derrotar al gobierno son los trabajadores
y no la burocracia supuestamente antiprivatización
pero traidora en última instancia. En pleno auge
del movimiento de lucha, mientras las direcciones sindicales
negociaban descaradamente, negándose a llamar a la
huelga general, la LCR se contentaba con resaltar en los
boletines de empresa de EDF y GDF que "las direcciones
nacionales de los partidos de centro izquierda ["gauche"]
o inclusive de las grandes confederaciones sindicales parecen
ser todavía demasiado tímidas o silenciosas"47.
Mientras se radicalizaba la vanguardia, decrecía
el movimiento en términos numéricos y la burocracia
enterraba la lucha, la LCR sostenía que "lo
que necesitan [los trabajadores de EDF-GDF] es un frente
sindical que se comprometa hasta el final y abra la perspectiva
clara de una huelga total con el control de la producción"48.
En ningún momento la LCR se atrevió a decir
siquiera cómo imponer la consigna huelguística
a las burocracias desde la autorganización misma
de la base luchadora. Obviamente, no planteó tampoco,
mediante la lucha por la conformación de una coordinadora
nacional, cómo preservar los frutos de estas semanas
de lucha que llevó adelante la vanguardia, es decir
las conquistas, en términos de subjetividad, que
surgieron de los trabajadores más avanzados.
La clave de la situación hoy en día no es
un "frente sindical bueno" con los burócratas
existentes u otros. No es tampoco la construcción
de pequeños sindicatos a la izquierda de las grandes
confederaciones que dejan a los grandes batallones de asalariados
bajo la influencia de los tutores tradicionales del movimiento
obrero. En efecto, si bien la ruptura de los trabajadores
más radicalizados con sus viejas direcciones y su
afiliación a un sindicato menor, pero con un discurso
más combativo puede expresar una potencial tendencia
hacia la radicalización, puede representar sin embargo
un callejón sin salida a largo plazo. Como lo demuestra
la política actual del SUD Rail49, en el actual estado
de cosas, SUD no representa una alternativa revolucionaria
frente a las viejas burocracias sindicales enquistadas.
Para cumplir con el famoso "Tous ensemble!" reclamado
por la vanguardia luchadora, LO y la LCR tendrían
que luchar por la unificación de la totalidad de
los sindicatos y contra la atomización gremial de
la cual saca provecho la patronal para firmar acuerdos y
convenios con organizaciones minoritarias e imponerlos al
conjunto de los trabajadores de una rama. La LCR y LO tendrían
que orientar este incipiente rechazo a las políticas
más conciliadoras de las direcciones sindicales hacia
una verdadera política nacional de luchas antiburocráticas,
para retomar el control de los sindicatos y echar a los
dirigentes traidores, los mejores aliados de la burguesía.
La vanguardia combativa de EDF y GDF demostró durante
varias semanas su determinación, su coraje, su profundo
conocimiento y manejo del aparato productivo y la alta potencialidad
de su movimiento, tanto desde el punto de vista social como
político. Pero más allá de las oscilaciones
coyunturales de la lucha de clases, para sentar las bases
de polos de referencia e instituciones de clase que sirvan
de punto de apoyo en las futuras luchas, es clave propagandizar
un programa que plantee revolucionar las conquistas obreras
y coordine desde la base a la vanguardia luchadora.
Levantar un programa que revolucione las conquistas obreras
heredadas de un período que desapareció, el
de los Treinta Gloriosos y sus correlatos sociales y políticos,
es central. Para movilizar el conjunto de la clase, hoy
en día profundamente distinta del asalariado del
período anterior, es preciso tener un programa que
no reivindique sólo la defensa de los viejos derechos
y conquistas del Estado Bienestar que hoy en día
no amparan más que a una minoría relativa
de trabajadores en Europa. La única forma de llevar
adelante luchas defensivas victoriosas es planteando un
programa que extienda y revolucione las conquistas obreras.
El ejemplo italiano de la lucha por la defensa -victoriosa-
y la extensión del artículo 18 del Estatuto
de los trabajadores lo atestigua50.
La única solución para sentar las bases de
polos de referencia que sepan unificar al conjunto del movimiento
obrero para los futuros embates de clase, entre sindicalizados
y no sindicalizados, ocupados, desocupados y estudiantes,
trabajadores y usuarios, franceses e inmigrantes, es coordinando
desde abajo a la vanguardia luchadora, no para coexistir
al lado de las burocracias sino para luchar por desplazarlas.
En el contexto actual, la tarea de los revolucionarios debería
ser la de unificar desde las bases a la vanguardia combativa
de EDF y GDF en una gran coordinadora nacional y vincularla
a los otros pocos sectores en lucha, no para movilizarla
en los resquicios y espacios libres dejados por la burocracia,
sino con la perspectiva de constituir un polo de clase que
represente una alternativa de lucha y sepa destituir a las
burocracias conciliadoras "para imponer, [pero realmente]
una verdadera política de defensa del mundo del trabajo"51.
París, 11/07/04.
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Notas:
1
Discurso ante el octavo Congreso panruso de los Soviets.
Ver "8th All-Russian Congress of Soviets, Dicember
29, 1920, Part II", http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1920/8thcong/ch02.htm
2 Las famosas y populares acciones "Robin des Bois",
por el nombre del legendario forajido inglés de la
Edad Media, quien robaba a los ricos y daba a los pobres.
3 La Interfederal era integrada por las federaciones de
la rama energía de la Confédération
Générale du Travail (FNME CGT, ligada a la
gauche plurielle -izquierda plural), Force Ouvrière
(FO), la CFDT (Sindicato más ligado al Partido Socialista
y a ciertos sectores patronales) y la CFTC (sindicato cristiano).
Expulsaron de sus filas al sindicato de base SUD Energie,
minoritario, porque defendía posiciones demasiado
intransigentes.
4 Bensaïd, Daniel, Une lente impatience, París,
Stock, 2004, p.19.
5 EDF y GDF fueron creados bajo la direción de Marcel
Paul, ministro comunista (PCF) del gobierno De Gaulle, en
1946.
6 Dicho sea de paso, si bien la liberalización del
mercado energético se decidió en Francia en
diciembre del '96 (gobierno Juppé), el gobierno que
llevó adelante este proyecto fue el de la gauche
plurielle (gobierno Jospin). No sólo firmó
los acuerdos de la Cumbre de la UE sobre energía
de Barcelona en marzo de 2002 sino que hizo votar en febrero
de 2000 una ley que posibilitaba la apertura del mercado
energético francés destinado a las grandes
empresas.
7 El Consejo Nacional de la Resistencia, creado en 1943,
estaba integrado por los partidos representantes de las
fracciones gaullistas y pro aliadas de la burguesía
francesa y por el PCF en virtud de los acuerdos Churchill-Roosevelt-Stalin.
8 En Italia por ejemplo, uno de los países europeos
en el cual la tasa de precarización y flexibilidad
laboral es de las más altas, las leyes votadas bajo
los gobiernos del Olivo permitieron que hoy en día
sólo un 15% de los empleos públicos siga dependiendo
directamente del Estado (magistrados, abogados, militares,
policías, diplomáticos, docentes universitarios),
algo inconcebible hace sólo algunos años.
La mayoría de los "empleados públicos"
italianos hoy en día depende en realidad de las provincias,
de las regiones y de las municipalidades y buena parte son
empleados precarizados por tiempo determinado. Ver Halimi,
Serge, "Dans l'étau des privatisations",
en Le Monde Diplomatique, París, junio de 2004.
9 Más allá de aquellas perspectivas estratégicas,
a nivel más específico, luego del voto de
la reforma del estatuto jurídico de EDF y GDF el
29 de junio, sectores de la derecha gubernamental subrayaron
que era menester reformar las 35 horas de Aubry -o sea quedarse
con la flexibilidad laboral que legaliza la ley votada por
la gauche plurielle pero aumentando el tiempo de trabajo-
y reducir en un 50% el número de funcionarios públicos,
lo que empezará a llevarse a cabo en 2004 con una
disminución de 17.000 puestos de estatales.
10 Declaración de Ernest-Antoine Seillère,
retomado en Les Echos, "Le Medef invite le gouvernement
à accélérer ses réformes d'ici
à 2007", París, 16/06/04.
11 La UDF, fuerza parlamentaria que integra el gobierno
encabezado por la UMP chiraquista, pretende que la reforma
del Seguro Social sea más radical todavía.
"Aparentemente -subraya Michèle Lecluse, editorialista
del periódico patronal Les Echos- después
de la reforma del sistema de jubilaciones del sector público
que le restó popularidad, el gobierno no quiso ir
muy lejos en [la ya ultra reaccionaria] reforma del Seguro
Social. Es una pena. El ejemplo alemán [agenda 2010
de Schröeder] demuestra que una valiente reforma permite
obtener velozmente buenos resultados. Con el mismo riesgo
de impopularidad" (ver "Assurance Maladie: pronostic
réservé", en Les Echos, París,
16/06/04).
12 Entrevista a Jean-Claude Lenoir, en Le Monde, París,
15/06/04.
13 Como lo reconoce descaradamente el mismo Lenoir, "para
los usuarios, los precios de la electricidad [y la energía
en general] van a aumentar" (Ver Entrevista a Jean-Claude
Lenoir, ibid.).
14 Señalemos que con sólo 295 TWh, Francia
abrió un 68% de su mercado interno el 1° de julio
de este año mientras que tanto Alemania (490 TWh)
como Gran Bretaña (335 TWh) abrieron la totalidad
de su mercado (ver "Libres de choisir leur fournisseur
d'énergie, les entreprises hésitent",
en Le Monde, París, 01/07/04). Tomemos el caso de
la Compañía Nacional del Ródano (Compagnie
Nationale du Rhône, CNR), cuyo capital está
49% en manos de la multinacional Suez: "constituye,
[según ciertos expertos] una verdadera renta hidráulica
(
): la construcción de las represas de la CNR
fue financiada por EDF (es decir por el Estado). Ya que
los costos de construcción fueron amortizados hace
ya mucho tiempo, basta cobrar los pingües beneficios"
(Ver Antoine Ernest, "Grande braderie de l'électricité
en Europe", en Le Monde Diplomatique, París,
junio de 2004).
15 La reforma del estatuto específico del sistema
de jubilación de los trabajadores de EDF y GDF proyectada
por Raffarin representaba en realidad un globo de ensayo
en pos del cambio del estatuto jurídico de las dos
empresas y su privatización larvada.
16 EDF y GDF son dos baluartes obreros históricos
con una larga tradición combativa -a veces comparados
con Renault o con el sector del carbón de los años
'60 y '70-, en los cuales las tasas de sindicalización
llegan a más de un 50% superando al promedio nacional
que apenas llega a un 8%. Este dato es importante para entender
contradictoriamente el margen de maniobra de la burocracia
sindical tanto como la tradición combativa de ambas
empresas.
17 En frente único al inicio y luego sin el sostén
de la CFDT que terminó apoyando abiertamente al gobierno
y su reforma del sistema de jubilación de buena parte
del sector público.
18 Llamamos "periferia social" a las zonas con
más problemas sociales (periferia parisiense o de
ciertas grandes urbes) o regiones en las cuales el empleo
público, por los altos niveles de desocupación,
es una fuente de actividad central, y "periferia colonial"
a los distintos Departamentos y Territorios de Ultra Mar
(DOM-TOM) franceses en los cuales los movimientos fueron
muy duros (Isla de la Reunión, Martinica, Guadalupe).
19 Lejos de plantear un programa que sepa revolucionar las
conquistas obreras heredadas del ciclo de los Treinta Gloriosos
y del viejo Estado Bienestar (que hubiera por ejemplo planteado
el derecho a la jubilación con un ingreso mínimo
de 1.500 euros para todos los trabajadores, franceses e
inmigrantes, ocupados y desocupados, hombres y mujeres,
sin tomar en cuenta los años trabajados, pago íntegro
de las jubilaciones por la patronal y ya no mediante la
tripartición asalariado/patronal/Estado, etc.) el
conjunto del movimiento y su vanguardia sólo planteaba
luchar por el retiro del proyecto gubernamental o en el
mejor de los casos por la abolición de los decretos
Balladur, lo que no permitió una posible extensión
del movimiento -inclusive propagandística- que abarcara
el conjunto de las clases subalternas y del asalariado -cuyas
estructuras cambiaron en los años ochenta y noventa-,
uniendo el sector público al privado, ocupados, desocupados
y estudiantes, franceses e inmigrantes.
20 Ver "Les élections régionales françaises.
Virages à gauche ou renforcement ponctuel du régime
de domination démocratique bourgeois bipartite et
de la bourgeoisie européiste?", en Stratégie
Internationale n°3, París, junio de 2004.
21 "EDF-GDF: projet de loi à haut risque pour
le gouvernement", en Le Monde, París, 15/06/04.
22 El 5 de junio, mientras estaba organizada una marcha
de repudio por la presencia de Bush, Blair y Putín
invitados por Chirac para conmemorar el 60° aniversario
del D-Day en Normandía, las grandes confederaciones
-que habían llamado a votar a Chirac en mayo de 2002
y lo habían elogiado cuando amenazó con poner
su veto en la ONU antes de la agresión contra Irak-
se negaron a unificar ambas marchas dándole un carácter
indirectamente chovinista a la marcha en defensa del Seguro
Social. Los sindicatos SUD y muchos sindicalistas de base
se juntaron sin embargo luego de la manifestación
en defensa del Seguro Social a la marcha antiguerra. A propósito
de la marcha del 5 de junio, ver la declaración de
la Fracción Trotskysta (Francia) del 05/06/04 (www.ft-europa.org).
23 Entrevista a Bernard Thibault, en Le Monde, París,
19/06/04.
24 En el seno de la CGT, una fracción burócrata
más ligada a la confederación en su conjunto
y liderada por Jean-Christophe Le Duigou cambió su
posición durante el período de negociaciones
con el gobierno. Hizo hincapié en la oposición
a la apertura del capital de EDF-GDF y ya no en el mantenimiento
del estatuto actual (EPCI) de ambas empresas como lo había
determinado el último congreso de la FNME CGT. Sarkozy
quiso apoyarse en ella para hacer pasar la reforma, prometiendo
que no se iba a abrir el capital de las dos empresas antes
de 2005 como si esto fuera una concesión. Por otra
parte estaba la burocracia más ligada a la FNME que
negociaba solapadamente también pero mantenía
formalmente una posición más combativa. Entre
ambas fracciones arbitraba Thibault, quien se lamentaba,
como lo vimos, que Raffarin no le prestara más atención
a las manifestaciones que él organizaba.
25 Las tasas de acatamiento a las huelgas son llamativas.
Si bien retomamos acá datos de los directorios de
EDF y GDF publicados por Le Monde y Les Echos, reflejan
en parte el debilitamiento numérico del movimiento
de los trabajadores. Según estos datos, las huelgas
y movilizaciones registraron un acatamiento del 46,6% el
8 de abril de 2004 (respecto al 63,7% de huelguistas el
3 de octubre de 2002 cuando el gobierno Raffarin discutió
por primera vez un cambio de estatuto de los trabajadores
de EDF y GDF); 41,3% el 27 de mayo; 30% el 15 de junio cuando
se presentó la ley ante el parlamento (ese día
los sindicatos esperaban 10.000 manifestantes en París
y sólo acudieron entre 5 y 6.000 personas según
los mismos convocantes -ver "En dépit d'actions
spectaculaires, le mouvement social s'essouffle", en
Les Echos, París, 16/06/04); y 12% el 29 de junio
durante la votación de la ley (la modesta marcha
sólo agrupó de 2 a 3.000 manifestantes -ver
"La poursuite du mouvement", en Lutte Ouvrière
n°1874, 02/07/04).
26 "Réforme, la griffe Chérèque",
en Le Figaro Magazine, París, 26/06/04.
27 "Les syndicats s'interrogent sur les suites à
donner au mouvement", en Le Monde, París, 15/06/04.
28 "Assurance-maladie, EDF: la CGT entre isolement
et radicalisation", en Le Monde, París, 19/06/04.
29 Podemos citar el ejemplo paradigmático del centro
"Recherche et Développement" de Clamart
en el cual trabajan 2300 personas y que es considerado uno
de los baluartes del movimiento. Sólo 250 a 300 trabajadores
participaron de la importantísima Asamblea del 14
de junio y votaron la huelga por tiempo indeterminado.
30 Esa misma vanguardia que participaba de su primer gran
movimiento de huelga, llegó inclusive a enfrentarse
con el servicio de orden de la CGT y luego con la policía
frente al Parlamento el 10 de junio, hecho inédito
desde 1993 y 1995 en Francia.
31 La "Interpro" de Rouen se arraigaba en la experiencia
de características sovietistas del comité
de huelga de La Fosse en noviembre y diciembre del '95.
32 Blondel, secretario general de FO, lo planteó
al final del movimiento, en particular durante un mitin
común con la CGT en Marsella el 12 de junio, sin
ninguna voluntad de llevarlo hasta el final.
33 Sin embargo, la política que llevó adelante
LO es más que vergonzosa. En ningún momento
propagandizó la perspectiva de huelga general, inclusive
durante la fiesta de la organización que reúne
en mayo de cada año a varias decenas de miles de
jóvenes y trabajadores, y reunía en 2003 precisamente
a una parte de la vanguardia docente que cantaba "¡huelga
general!" antes del acto de Arlette Laguiller.
34 Zonas en las cuales el SUD tiene cierta influencia o
zonas dirigidas por direcciones cegetistas locales opuestas
a la línea conciliadora de Cohen e Imbrecht.
35 Declaración de Imbrecht, citado en "EDF-GDF,
grèves reconductibles et coupures", Lutte Ouvrière
n°1873, 25/06/04.
36 Con la complicidad de las corrientes que se reivindican
marxistas revolucionarias en Alemania, en particular Linsruck
(IST) y la SVO (CIO). Ver Torres, Marcelo y Lehmann, Anna,
"Alemania. Crisis de los mecanismos de representación
democráticos burgueses y movilización social",
publicado a fines de abril de 2004 en Panorama Internacional
(www.ft.org.ar) y en Stratégie Internationale n°3,
París, junio de 2004.
37 Como lo destaca Le Figaro Magazine, "mientras que
[Chérèque] se había planteado como
objetivo que el número de afiliados a la CFDT pasara
de 865.000 a 1.200.000, registró [oficialmente] 15.000
desafiliaciones", sobre todo después de mayo
y junio de 2003. La mayoría de estos militantes se
pasaron a la CGT. Ver "Réforme, la griffe Chérèque",
en Le Figaro Magazine, París, 26/06/04. En el sector
energético (electricidad y gas) las últimas
elecciones al consejo de administración de EDF y
GDF del pasado 6 de mayo -o sea antes de la radicalización
de la vanguardia del movimiento- sancionaron la CFDT que
registró una pérdida del 5,14% en EDF y del
5,43% en GDF en relación a los últimos comicios
del '99 (ver "Les élections des salariés
aux conseils d'administration. Résultats provisoires
des votes du 6 mai (variation par rapport aux élections
de 1999), source EDF-GDF", en Les Echos, París,
16/06/04).
38 "La CGT sauve la face", en Les Echos, París,
16/06/04.
39 Ver "La poursuite du mouvement", en Lutte Ouvrière
n°1874, 02/07/04.
40 Esto es lo que hizo por ejemplo la vanguardia de los
trabajadores italianos del transporte público organizándose
en una gran coordinadora nacional en Florencia en enero
de este año para coordinar todos los movimientos
de huelgas salvajes.
41 El conjunto de la izquierda (LO, LCR y PT) tiene cierto
auditorio entre los trabajadores y la juventud en Francia.
Sacó en las presidenciales de abril de 2002 más
de tres millones de votos, en las regionales de 2004 más
de un millón y en las europeas 400.000, lo cual no
es despreciable.
42 "C'est maintenant et par la lutte qu'il faut nous
défendre" (Editorial de los boletines de empresa
del 14/06/04), en Lutte Ouvrière n°1872, 18/06/04.
43 "Contre la privatisation d'EDF-GDF" (Editorial
de los boletines de empresa del 21/06/04), en Lutte Ouvrière
n°1873, 25/06/04.
44 "C'est maintenant et par la lutte qu'il faut nous
défendre" (Editorial de los boletines de empresa
del 14/06/04), en Lutte Ouvrière n°1872, 18/06/04.
45 Ver por ejemplo la denuncia formal y parcial que hace
LO de la actuación de la CGT sin plantear ninguna
política por la positiva para la vanguardia en unos
pocos renglones conclusivos en el único artículo
que consagra al tema en su última revista teórica:
"Les responsabilités de la gauche et des syndicats",
en "France. L'électricité et le gaz à
l'heure de la privatisation", Lutte de Classe n°82,
verano (hemisferio Norte) de 2003.
46 "Elections à EDF-GDF: Un vote contre la privatisation!",
en Rouge Energie n°17, 05/12/2002. La LCR distribuye
estos boletines políticos por rama industrial públicamente.
Reflejan la política que lleva adelante la organización
durante los conflictos.
47 "Le 27 mai, tous ensemble à París",
en Rouge Energie n°20, mayo de 2004.
48 "Contrôle ouvrier", en Rouge n°2070,
24/06/04. Concluye Dominique Mezzi recalcando que para "defender
las conquistas sociales atacadas (
) [es necesario]
construir verdaderas intersindicales regionales, por doquier,
como en mayo-junio de 2003". La LCR no sacó
ninguna lección de las intersindicales combativas
que existieron en ese año, cuyo principal defecto
fue precisamente no disputarle la dirección real
del movimiento a los burócratas sindicales que negociaban
con el gobierno entre cada jornada de acción y seguían
siendo mayoritariamente hegemónicas.
49 El sindicato SUD Rail, sindicato ferroviario, es uno
de los más grandes de los sindicatos SUD.
50 Si bien Berlusconi no pudo hacer pasar la reforma del
artículo 18, la lucha por la extensión del
artículo 18 no triunfó sin embargo por culpa
de la política referendaria y desmovilizadora tradicional
del viejo estalinismo italiano encarnado por la mayoría
bertinottiana del PRC.
51 "C'est maintenant et par la lutte qu'il faut nous
défendre" (Editorial de los boletines de empresa
del 14/06/04), en Lutte Ouvrière n°1872, 18/06/04.
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