DE LA MAGNIFICA ACCION DE LAS MASAS Y DEL CRETINISMO SINDICALISTA DEL "TROTSKISMO"
Silvia Novak
El
"trotskismo" francés no pasó la prueba
¿Una huelga del
"funcionariado"?
Subordinación
a la estrategia de presión de los sindicatos
Subordinación a la
burocracia traidora
Programas reformistas
Fortalecer
a las direcciones reformistas de los sindicatos
La
bancarrota política del "trotskismo" francés
La huelga general política de los trabajadores de servicios franceses
de noviembre-diciembre de 1995, que paralizó a Francia durante 22 días, y llenó
diariamente las calles de sus ciudades con imponentes manifestaciones, conmocionó a
Europa y al mundo. Fue una magnífica acción de masas a pesar de sus propios límites (no
todos los trabajadores de servicios pararon todo el tiempo) y de no haberse transformado
en una huelga general de todo el movimiento obrero (es decir, que incluyera a los obreros
industriales, a los trabajadores inmigrantes, etc). Pero por la masividad del movimiento y
por el rol fundamental que han tomado los servicios (la gran mayoría aún estatales en
Francia) en el funcionamiento de la economía capitalista, desde el punto de vista de los
efectos sobre la vida económica del país y sobre la vida cotidiana de la población, la
acción de los trabajadores de servicios tuvo efectos casi de huelga general total. La
paralización de los transportes afectó no sólo el traslado diario de millones de
personas a sus trabajos, con embotellamientos de horas, sino también la circulación de
mercancías. Las grandes fábricas del sector privado siguieron produciendo, pero no
pudieron prácticamente, durante la huelga, movilizar su producción, lo que produjo
enormes pérdidas al sector privado, cuyos obreros no participaban en la lucha.
Pese al caos creado por la falta de transporte, la huelga tuvo un amplísimo apoyo
popular; mientras que los intentos del gobierno de preparar manifestaciones de
"usuarios" en contra de la huelga terminaron en un verdadero fiasco. Este apoyo
se demostró en las enormes manifestaciones (que llegaron a poner 2.000.000 de personas en
las calles) en las que participaban también decenas de miles de trabajadores del sector
privado como muestra de solidaridad y apoyo.
Lo distintivo de la huelga fue el funcionamiento diario en asambleas generales de
sindicalizados y no sindicalizados, que votaban la continuación de la medida. Fue un
primer paso progresivo deauto organización de las masas, de desarrollo de su
espontaneidad, que tendía a superar los límites de los sindicatos reformistas. Frente a
esta posibilidad de ser desbordados por la presión de las masas, fue que las burocracias
sindicales se vieron obligadas a actuar en alianza, para frenar el movimiento desde
arriba, y a la vez, para fortalecerse para la negociación con el gobierno. Pero sólo en
algunos casos estas asambleas pudieron avanzar, comenzando a superar las maniobras y las
trabas de las direcciones sindicales, en crear comités de huelga o coordinadoras.
En Rouen, al tercer día de la huelga, se constituyó un comité de huelga por iniciativa
de los ferroviarios, vanguardia de la lucha, compuesto por representantes elegidos en las
asambleas generales de cada sector. Se reunía todas las tardes para preparar la Asamblea
general del día siguiente, que se llevaba a cabo en un enorme taller ferroviario llamado
la Fosse. Durante las tres semanas, más de mil huelguistas ferroviarios, de otros
sectores estatales y privados se reunieron diariamente en las asambleas de la Fosse. Este
Comité tomó de hecho la dirección de la huelga. Sus propuestas se discutían y se
votaban en las asambleas diarias. Imprimieron 80.000 volantes llamando a la huelga general
y varios cientos de huelguistas se movilizaron durante días a las puertas de las
fábricas para llamar a parar. En las pequeñas fábricas, grupos de cincuenta
ferroviarios entraban directamente durante la jornada de trabajo a discutir con los
obreros, delante de la propia cara de la patronal. Un millar de ferroviarios se dirigieron
a discutir con los obreros de Renault-Cléon, que pocos meses atrás habían realizado una
importantísima huelga, y lograron que participaran activamente en la huelga, los piquetes
y las manifestaciones.
En algunos barrios de París también comenzaron a crearse coordinadoras. En el 20º Arrondissement
(circunscripción) los maestros en huelga de una pequeña escuela decidieron en
asamblea dirigirse a la oficina postal de la zona. Allí, junto con 100 huelguistas del
correo, decidieron organizar una manifestación local para pasar por las fábricas y
establecimientos de la zona llamando a la huelga. Pocos días después, 500 huelguistas de
distintos sectores reunidos en una asamblea conjunta, acordaron realizar actividades
comunes en la zona, y crear un comité de coordinación permanente entre los huelguistas
del "arrondissement".
En Dreux, una pequeña ciudad de 35.000 habitantes cercana a París, los ferroviarios
abrieron sus asambleas al conjunto de los huelguistas de otros sectores. En pocos días,
el pequeño local cercano a las vías se transformó en un verdadero centro de reunión
donde todo se debatía, desde la continuidad de la huelga, cómo ligarse a otros sectores,
hasta la organización de guarderías para los hijos de los huelguistas. "Los
ferroviarios fueron al encuentro de los trabajadores postales, de los hospitales, de los
del gas, de los maestros, de los empleados municipales, y luego todos juntos se
encontraron delante de las fábricas privadas, con megáfonos, canciones, banderas rojas,
y con volantes que hacían la ligazón con el sector privado gracias a la reivindicación
de los 37 años y medio para todos, pero también por el llamado a la huelga general del
sector público...y privado."1 Estos comités y también
las masivas asambleas dieron lugar a la formación de verdaderos piquetes de huelga.
Estos ejemplos embrionarios de autoorganización planteaban más que nunca la necesidad de
que los trotskistas intervinieran con una audaz política de acción y agitación para que
ésta se extendiera, para crear una alternativa de dirección frente a las burocracias
sindicales traidoras.
Por estas razones la huelga de diciembre no fue una simple huelga sectorial de los
trabajadores del estado, sino que se transformó en una huelga general política de los
trabajadores franceses, aunque no haya logrado incorporar a todas las fracciones de la
clase (como los obreros industriales del sector privado, los desocupados, etc.) Fue una
acción de envergadura que planteó la posibilidad de la extensión del movimiento a los
trabajadores del sector privado, es decir, el de convertirse en una verdadera huelga
general política que acorralara al gobierno de Juppé, lo obligara a retirar el conjunto
de su plan, debilitando profundamente al gobierno, y así terminara por tirarlo abajo
junto con su plan.
Esto hubiera planteado la perspectiva de la apertura de una situación revolucionaria en
Francia, o como mínimo, dejar sentadas las condiciones para la irrupción de una segunda
oleada de luchas obreras.
La traición de la burocracia sindical logró desarticular el movimiento, dilapidando toda
la energía que los trabajadores desplegaron durante los 22 días de huelga, en aras de la
negociación con el gobierno. Así le permitió al gobierno rearmarse y prepararse para
pasar nuevamente al ataque.
EL "TROTSKISMO" FRANCES NO PASÓ LA PRUEBA
D
espués de la huelga, la Confederación Patronal Francesa, sacó una conclusión correctísima, desde el punto de vista burgués, de los hechos de diciembre: "Subrayaron que el fortalecimiento (de los sindicatos - N. de R) de fines del año pasado escondía una fragilidad peligrosa, porque los responsables sindicales están separados de una base cada vez más reducida, que los percibe como aparatchikis. La patronal ve aquí una paradoja, porque está obligada a negociar, a nivel interprofesional, con las organizaciones sindicales, sabiendo que en caso de explosión social, a nivel nacional o de la empresa, corre el riesgo de encontrarse con colectivos, o coordinadoras...". Hablan de "nuevos actores, fuerzas transversales, susceptibles de inquietar y de sacudir organizaciones y métodos tradicionales" y de "la irrupción de los sindicatos autónomos reagrupados en el grupo de los diez, y el despertar de los trotskistas o de los anarquistas de la CNT" . Y claman para que todas las centrales sindicales constituyan un "polo reformista, más allá de las diferencias de aparatos"2 . La patronal francesa reconoce el "peligro" que significa la posibilidad de que el movimiento obrero comience a autorganizarse, y, con un agudo instinto de clase, llama a fortalecer los sindicatos reformistas, como mal menor ante la amenaza del surgimiento de organismos independientes de las masas.¿UNA HUELGA DEL "FUNCIONARIADO"?
P
or la forma en que definieron la huelga, los partidos "trotskistas" demuestran una estrecha visión desde la aristocracia obrera, incapaces de comprender los cambios fundamentales en la clase. Huelga del "funcionariado", la llama Lutte Ouvrière, "huelga del sector público" dice la LCR. Esta división mecánica que establecen estas corrientes entre los trabajadores del sector "público" y el sector "privado" no es casual. Hay una subvaloración del alcance y los efectos de la huelga, como si los trabajadores de los servicios no hubieran demostrado que son capaces de paralizar el país, como si se tratara de empleados públicos de los ministerios o la administración central o comunal sin ningún peso en la estructura de la producción. Los "trotskistas" franceses quedan anclados en una estrecha visión "obrerista", sin reconocer la nueva realidad del proletariado: la huelga francesa muestra que los trabajadores de los servicios, sean de propiedad estatal o privada, son un sector clave y con peso decisivo de la clase obrera.SUBORDINACIÓN A LA ESTRATEGIA DE PRESIÓN DE LOS SINDICATOS
L
a huelga general política de los trabajadores de los servicios franceses, más allá de los límites que le impusieron las direcciones burocráticas traidoras, abrió una situación prerrevolucionaria y la perspectiva de la caída de Juppé. Es decir, abrió las condiciones para desencadenar una situación revolucionaria, que planteara la pregunta ¿Quién gobierna Francia? Como decía ya León Trotsky: " La importancia fundamental de la huelga general, independientemente de los éxitos parciales que pueda lograr (pero que también puede no lograr), radica en el hecho de que plantea el problema del poder de un modo revolucionario. Paralizando las fábricas, los transportes, todos los medios de comunicación en general, las usinas eléctricas, etc., el proletariado paraliza así no sólo la producción sino también al gobierno. El poder del estado queda suspendido en el aire. Debe, ya sea domar al proletariado mediante el hambre y la fuerza obligándolo a poner de nuevo en movimiento la maquinaria estatal burguesa, ya sea retroceder ante el proletariado"3. Claramente los acontecimientos de diciembre empujaban a esta perspectiva.SUBORDINACIÓN A LA BUROCRACIA TRAIDORA
C
uando las masas pusieron en las calles la necesidad de impulsar la autoorganización obrera y el frente único de las masas para la lucha mediante la construcción de comités de huelga que se coordinaran para tomar la huelga en sus manos, para extenderla al movimiento obrero industrial, para preparar una alternativa de dirección frente a la segura traición de la burocracia, el conjunto del movimiento trotskista francés se negó a plantear esta perspectiva. Por distintas vías, terminó subordinándose a la dirección de la burocracia sindical. Limitaron de antemano, contra todo lo que demostraron los trabajadores en las calles durante los veintidós días de huelga, la fuerza y capacidad revolucionaria de la espontaneidad de las masas, la posibilidad de ir más allá de las direcciones traidoras y de pasar a la contraofensiva contra el ataque del capital. A la vez, por esta vía, le otorgaron una fuerza casi invencible, que no tenían en absoluto el gobierno de Juppé y la burguesía francesa. Los propios trabajadores franceses lo demostraron en diciembre, poniendo al borde del colapso la vida económica francesa, al gobierno de Juppé al filo de la caída, y aterrorizando a la burguesía europea de conjunto con la posibilidad de la extensión del ejemplo francés.L
a burguesía francesa tiene el objetivo de hacerle pagar los costos de la crisis y del proyecto de unidad burguesa de Europa a la clase obrera. Para impedir que el proletariado pueda enfrentar unido esta ofensiva, la clave de la política burguesa es mantener y profundizar la división de las filas obreras. Para eso tiene tres armas centrales: 1) un 12% de desocupación, lo que, sobre todo en el sector fabril privado, aterroriza a los trabajadores. Este altísimo desempleo fue, por ejemplo en diciembre, un elemento estructural de peso para que el proletariado fabril no entrara a la huelga; 2) mientras utiliza a los trabajadores inmigrantes como mano de obra barata, los acosa con la persecución policial y azuza los sentimientos xenófobos en la clase obrera, a través de sus agentes de extrema derecha como Le Pen y el Frente Nacional; 3) la utilización de su agente directo en las filas obreras, la burocracia sindical, para mantener la división corporativista entre los trabajadores e impedir su organización independiente.FORTALECER A LAS DIRECCIONES REFORMISTAS DE LOS SINDICATOS
D
espués de terminada la acción de diciembre, la clave de la estrategia del "trotskismo" francés pasa por fortalecer los sindicatos reformistas. La misma conclusión que saca la patronal francesa, correctísima desde el punto de vista burgués, se transforma, desde un punto de vista revolucionario, en una claudicación total a la burocracia sindical y a los aparatos reformistas, es decir, en el peor cretinismo sindicalista.LA BANCARROTA POLÍTICA DEL "TROTSKISMO" FRANCÉS
N
o es casual ni nueva esta política y estrategia de los "trotskistas" franceses, aunque los acontecimientos de 1995 la vuelvan a mostrar con toda crudeza.Notas:
1 Rouge, 4/01/96
2 Le Monde, 11/02/96
3 "¿ Adonde va Francia ?" - León Trotsky - Obras de León Trotsky - Tomo
22 - Juan Pablo Editor
4 Lutte de Classe Nº 17 - Enero/Febrero 1996
5 Idem.
6 "Un Programa de Acción para Francia" - León Trotsky - Junio de 1934
7 Lutte de Classe Nº 17 - Enero/Febrero 1996
8 Rouge, 25/01/96
9 Informations Ouvrières Nº 209, 6 al 12 de diciembre de 1995
10 Rouge, 21/12/95
11 Es interesante echar un vistazo a la psicología de estos militantes
trotskistas-cuadros sindicales: " El funcionario de SUD, Philippe Crottet, a cargo
del sindicato de trabajadores de Correos de París, comenzó como todos los militantes de
izquierda lo hicieron: uno no puede asegurar si los líderes sindicales traicionarán o
no, la presión de la base es muy fuerte, etc. Pero Crottet estaba más interesado en
contar - con cierto grado de honestidad - su propia evolución política y la de una capa
social entera. Se unió a la LCR en 1973 y fue miembro hasta 1988, cuando se transformó
en un dirigente full-time de SUD. Tuvo que hacer una elección entonces, dijo, entre
trabajar para el sindicato o para un partido revolucionario. Mira, siguió diciendo, uno
tiene que tener una vida, una familia. Su madre le dijo: querido muchacho, te estás
haciendo viejo". The International Workers Bulletin (28/03/96). Lamentablemente,
subordinándose a los sindicatos reformistas, las direcciones de estas organizaciones
empujan a esta perspectiva a los miles de militantes del trotskismo que no se han
quebrado, que siguen luchando honestamente por la construcción de un partido
revolucionario.
12 "Monatte cruza el Rubicón" - León Trotsky, diciembre de 1930.
13 ¿ Adonde va Francia ?" - León Trotsky - Obras de León Trotsky - Tomo 22 -
Juan Pablo Editor
14 "La Agonía mortal del capitalismo y las tareas de la Cuarta Internacional" -
Programa de Transición adoptado en 1938 por la Cuarta Internacional - León Trotsky
15 Lutte de Classe Nº 17 - Enero/Febrero 1996
16 Idem.
17 Informations Ouvrières Nº 221 - 6 al 12 de Marzo 1996